Jason despertó riendo.
Decía que se había despertado porque una enfermera que estaba buena había entrado por la puerta, y aunque por el accidente le costaba hablar con fluidez parecía no notarlo.
Me dejaron visitarlo ya que en ese momento me habían dado permiso para andar en silla de ruedas.
Le contamos todo lo que había pasado a Jason aunque con Millie habíamos decidido jugarle una pequeña broma y contárselo con lujo de detalles sangrientos.
Le dijimos que salió disparado por la ventanilla, pero que se levantó y nos sacó del auto a todos antes de que explotara; después ayudó a los paramédicos a curarnos y la enfermera que estaba buena le dio su número de teléfono, aunque lo perdió en una de las neurocirugías que había tenido.
Ahora ya no se acuerda de eso que le contamos.
Cuando los dos nos pusimos a llorar al verlo, Jason se burló de nosotros.
Pero si algo era cierto es que habíamos estado cerca del infierno.