Albus Potter y la maldición d...

By siriusblack33

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Todo Potter tiene su pelirroja. Eso creerías, si no conocieras a Albus Potter. Aunque, para su hermano James... More

Prólogo
1. Malditas pelirrojas.
2. Empezar de nuevo.
3. Entre dos sexos.
4. No te lo mereces.
5. ¡Hasta la eternidad!
6. Período de prueba.
7. ¿Qué carajos?
8. Sortilegios Weasley.
9. Amor y paz, hermano.
10. Mi mejor amiga.
11. Rompecorazones.
12. El Expreso de Hogwarts.
13. De brazos cruzados.
14. Sin gemelos irlandeses.
15. Crónicas no pronosticadas de una soltería inexistente.
16. Cuernos (1/3).
17. Coup de foudre (2/3).
18. Celos (3/3).
19. Inoportunos nupciales.
20. ¿Qué? ¿Quién cumple años?
21. No estoy seguro.
22. Día global del malhumor femenino.
23. Dulce, virgen e inocente.
24. ¿Qué es lo que hueles?
25. Mesiversario.
26. Gunhilda de Gorsemoor
27. Las McLaggen.
28. Patronus en pijamas.
29. OMM!
30. Un Albus, dos conciencias y tres peleas.
31. ¿Y Paris? (Parte 1)
31. ¿Y Paris? (Parte 2)
32. Yo siempre gano.
33. Ridículo.
34. Miradas reconciliadoras.
35. 4 de junio.
36. Me encantan las pelirrojas (Parte 1).
37. EXTASIS con los Chudley Cannons.
38. Siempge has sido un amaggado.
39. Albus un Potter es.
40. -A.
41. Cesita.
42. Bajando abajo.
43. Manifestaciones de afecto.
44. Tremendamente empalagoso (Parte 1).
44. Tremendamente empalagoso (Parte 2).
Epílogo.
One-Shots
Lumos Awards

36. Me encantan las pelirrojas (Parte 2)

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By siriusblack33

Dedicado a MinaOlaez2002 💜

Gracias a asleypotter por la canción en multimedia. Como ella dijo, describe muy bien a Albaris 🙌

OCHO CAPÍTULOS PARA EL FINAL. OMM!

**************

—Esto está riquísimo —murmuró Paris, chupándose los dedos uno por uno.

Al final, habíamos terminado yendo a Madame Tudipié y no se había quejado por ello porque mi plan desde un principio tenía a Molly como mi cuate. 

Esto de tener primos que son chef profesionales es únicamente Potter.

La cocina, detrás de toda la pared cubierta de rosas y chucherías, tenía una larga mesa gris y paredes blancas totalmente neutras. El unico color ahora mismo que llenaba la habitación era el rosa de la gigantesca torta que Molly esforzadamente le había preparado a Paris y del conjunto de muffins prolijamente decorados que había tenido la delicadeza de agregar... ah, y los litros de café.

—¿Te comerás todo tu sola? —inquirí, observando como ya estaba cortándose una nueva porción.

No es que me molestara que comiera tanto (todo lo contrario), sino que... ¡era una torta de tres pisos!

—No, solo una parte... compartiré. Le preguntaré a Molly si no me puede envolver un poco de esto para llevar al castillo.

—¿No quieres que llame a Ethan y Gaia o Rose y Scorpius?

—No, no, está bien así, quiero comerlo yo sola, luego les compartiré...

—¿Tú sola?

Alcé una ceja con una sonrisa de medio lado. Paris rodó los ojos mientras le daba otro bocado a la porción.

—Bueno... contigo, ¡sírvete, hombre!

Por detrás de Paris, sin que ella se percatara, se asomaron los mofletes pecosos de Molly, alzándome los pulgares en señal de aprobación. Se sentía tan feliz cada vez que nosotros le pedíamos un favor relacionado con la comida que casi me daba la impresión que luego aplastaría mis mejillas como por dos horas.

Agh. Lo sé. Soy tan solo un año más chico que ella y ama presionarme la cara como un nene chiquito.

Es que pareces un nene, James.

¿Con eso quieres decirme que soy tierno y adorable?

Con eso quiero decirte que tienes la mentalidad de un niño de pre-jardín.

Me mantuve pensativo mirando a Paris y caí en la cuenta que desde que se despertó no había visto a sus hermanos... seguramente tenía la necesidad de hablar con ellos.

—Puedo traer a Ives y Elliot si quieres.

—No, Albus, está bien —repitió.

—Si es por Molly, que sepas que ella no tiene problemas con la coci...

—¡No, Sevy! —me interrumpió—. ¡No es eso! Simplemente quiero pasar tiempo a solas contigo —sus mejillas se pusieron rojas y su voz se volvió tímida y vacilante—. Hace como más de una semana que no hablamos seriamente y... eres mi mejor amigo.

A veces pienso que la actividad favorita de Paris es enviarte a la friendzone.

—¡Y hoy es tu cumpleaños! —exclamé, tratando de borrar la incomodidad en su expresión.

—Lo sé, estoy más alta.

Se puso en pie y se paró junto a mí, tratando de compararse conmigo, pero en el momento que estiré mi brazo para mostrarle a dónde me llegaba, se puso en puntillas, posicionando su mentón sobre mi hombro. Se quedo allí, inmovil, como si de pronto hubiera recordado algo.

Los talones de Paris no volvieron a tocar el piso y, por esa razón, rodee su cintura con mis brazos, estrechándola y uniendo nuestros cuerpos. Se movió de lado a lado lentamente, como si estuviéramos bailando un vals. Tenía el olor a coco impregnado en mi nariz y nunca me había sentido tan aislado del mundo en sí.

Era un sentimiento... indescriptible.

Indescriptiblemente cursi.

Me sentía lleno.

¿Una porción de torta y ya te llenas?

—Estás haciendo trampa —murmuré sobre su oído.

Pude sentir sus músculos tensándose sobre mi hombro en una sonrisa.

—Gracias —susurró—. No sé qué haría sin ti.

—Serías Paris, la de siempre.

—No luego de lo de mamá —tomó un suspiro—. Sabes alegrarme y hacer que me olvide de ella aún cuando soy consciente de que en fechas como estas extraño que no esté con nosotros.

—Eres una chica fuerte, Cesita. No digas que no serías lo mismo, sabrías pararte y seguir adelante como lo estás haciendo ahora, tal vez yo te dé un pequeño empujoncito para que ese proceso sea más rápido, pero de todas formas lo lograrías.

Cerré los ojos y me dejé envolver con su esencia. El tumulto de tortas no combinaba con el ambiente melancólico, pero era el cumpleaños de Paris así que seguramente no quedarían olvidadas.

Escuché un carraspeo y antes de que mis párpados pudieran elevarse, Paris ya se había separado bruscamente de mí. En la puerta de entrada a las cocinas, estaba Tegan, el novio de Molly, con una sonrisa azuzadora. Era un chico de cabello morocho y ojos azules, con un cuerpo tan atlético que no parecía que trabajara alrededor de sabrosa comida todos los días de su vida.

—Lo siento mucho por interrumpir, pero Molly quiere que les avise que en una hora cerraran los Sortilegios.

Señaló hacia el salón de comida y, acto seguido, se apresuró a voltearse y cerrar la puerta, como si quisiera dejarnos un rato a solas, aunque parecía que ya no valía la pena: nuestro exclusivo momento había sido detenido.

Nos miramos entre ambos, sin saber muy bien que decir o hacer. Paris se mantuvo un momento paralizada y luego sus piernas se activaron como un resorte y prácticamente corrió hacia la puerta de camino al salón. Posiblemente quería pedirle a mi prima que envolviera su comida...

O, más posiblemente, quiere escapar de ti.

Por otro lado, yo suspiré frustradamente y refregué mi nuca tratando de poner en marcha la rapidez adormecida de mis neuronas. Tenía que tratar de dejar que todo pareciera tan incómodo, porque si no, las situaciones se volvían raras y ninguno de los dos era lo mismo. Aunque... no lo podía tratar con normalidad cuando no podía abandonar de mi memte el tema de cómo dejar a Alice por ella. Porque Paris era la única razón por la que lo hacía.

Tomé entre mis brazos todas las bolsas repletas de chucherías que habíamos ido comprando en nuestro recorrido por Hogsmeade: de Modas Tiros Largos, las Tres Escobas, HoneyDukes, Zonko y hasta de la Casa de Plumas. Todo había sido restado de mis ahorros, porque por más que Paris me daba su dinero, yo lo iba separando en otro de mis bolsillos para devolvérselo en cuanto tuviera oportunidad.

Mi regalo de cumpleaños para ella, era todo lo que había en las bolsas, no tan sólo la comida para llevar de Molly. La cual, por cierto, tuve que cargar a fuerza de un Winguardium Leviosa mientras caminábamos por las soleadas calles adoquinadas, ya que me negaba firmemente a que Paris lo lllevara.

La fila para Sortilegios Weasley era más larga que de costumbre. Todos los alumnos de séptimo estaban esperando pacientemente, todos querían hacer alguna que otra travesura ahora que ya terminarían la escuela y el arrepentimiento por no llegar a ser leyenda estaba torurandolos a todos.

—Pobres ilusos —murmuró Paris, observando como los alumnos de la cola se morían de calor.

—Le diré a Fred que deje pasar a los de séptimo.

Me adelanté a ella, caminanado rápidamente a las puertas de entrada, donde mi tío George, como siempre, observaba su registro de nombres.

—Tío —saludé, estirando una mano para que la estrechara.

—¿Tu nombre?

—No se puede hablar en serio con ustedes —refunfuñé, cruzándome de brazos.

Oh, espera, don seriedad.

—Oye,tengo que fingir que trabajo sin favoritismo, asi que finge conmigo y dame tu nombre, idiota.

Oh, vaya, si soy su favorito y me dice idiota entonces ni quiero imaginar que hay de ser su enemigo...

—¡Ni siquiera quería pasar! ¡No me ataques! —me defendí.

—Niñita —se burló entre dientes.

Suspiré profundo y repetí las palabras de mamá otra vez en mi cabeza como consuelo:

Con cuarenta y algo de años ya no madurará.

Oh, ahí estaba mamá-conciencia otra vez.

A que la habías extrañado...

—Quería pedirte que...

—¡Ah, no, no, no! —me interrumpió bruscamente, mientras su cada vez más escaso cabello pelirrojo se balanceaba al viento-. De los pedidos se encarga Fred, habla con él.

—¡Pero si tú eres el dueño! —insistí.

Fred no era exactamente la persona más madura para hacerle un pedido razonable... y, bueno, George tampoco, pero la edad debería conllevar alguna diferencia.

—Ahora será mi mano derecha si quiere ser un padre responsable. Aunque si se encarga de su trabajo como con sus condones...

Chasqueó la lengua, disgustado. Sabía que estaba contento de ser padre, pero tal vez no con la edad temprana de su hijo. Sí, George amaba a Fred, y a su nieto y a Hallie, aunque se notaba que le dolía muchisimo que su hijo haya tenido que abandonar su sueño de jugador de Quidditch en las fechas más importantes por un pequeño desliz que podría haber sido prevenido.

Según había escuchado a escondidas de las conversaciones entre Hermione y mamá, el tío George se sentía realmente mal al pensar que no le había instruido bien el significado de "protección" y que todos aún así trataban de consolarlo haciéndole entender que debía pensar que al menos Fred realmente amaba a la madre de su futuro hijo.

—Y espero que a ti también te enseñen lo que es un condón porque al parecer tu hermano tampoco lo sabía.

Con una mano, me hizo el gesto para darme permiso a pasar e instantáneamente esquivé la multitud de alumnos para poder llegar a los depósitos, donde seguramente estaba. Nada más mi nariz cruzó la habitación,  James saltó a la vista.

—¡Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz!

—¿Y Paris? —inquirió Hallie, mientras Amelie y Fred también asomaban de las demás estanterías.

Vaya, al parecer las parejas embarazadas habían venido para hacerle una sorpresa a Paris.

—Se quedó afuera —murmuré confundido, con James sin dejar de cantar como música de fondo.

—¿No quería verme? —preguntó Fred, haciendo un mohín con su labio inferior.

—¡PARIS NO ESTÁ, POTTER! —le chilló Amelie.

Ahora que estaba embarazada, parecía que su bebé la ayudaba a juntar aire para gritar... ¡Mi sobrinito!

Aun así, James no calló y, por eso, Amelie le dio con el puño en los bíceps.

—Solo estaba practicando —refunfuñó mi hermano, frotándose la zona golpeada.

Estaba algo inquieto porque, aunque eran tan solo unos segundos, había dejado a Paris sola en su cumpleaños.

Estás exagerando.

Oye, tengo a tu representación corporal en frente. No soporto a uno, menos a dos, así que silénciate por ahora.

—Fred, quería preguntarte si no te parecería emmm... provechoso para el negocio —sí, así lo convencería: tenía que obtener la aprobación de su padre—, permitirle el paso a todos los alumnos de séptimo. Ya sabes, es su última visita a Hogsmade y la mayoría quiere hacer alguna travesura en sus últimos días.

Se lo pensó un momento, seriamente, mientras yo aproveché para mirar la barriga ya notablemente visible de mi cuñada... por no hablar de la de Hallie, que parecía que en cualquier momento reventaría.

Y, si yo estaba orgulloso, mi hermano no cabía en felicidad. Cada vez que la miraba, sus ojos brillaban más que los de un bebé. ¿Es que toda la familia se veía así de estúpida cuando estaba enamorada? Porque Teddy había sido lo mismo y Fred también, solo que se daba cuenta que ponía cara de idiota y se corregía molestando a su novia.

Sí, bueno… él no era muy amoroso.

—Bien, pero, ¿podrías fingir que se me ha ocurrido a mí?

Touché. Lo sabía.

—¿Y qué obtendré a cambio?

—Serás el padrino de mi hijo —sentenció rápidamente.

Hallie abrió los ojos como platos y le dio un golpe en la cabeza, a la vez que James apartaba la mirada acosadora de la panza de su prometida y la volvía a su primo con expresión dolida.

—¡No puedes vender el puesto de padrino de nuestro hijo así como así!

—¡Me prometiste que sería yo!

—Albus será el padrino de Lyra —me defendió Amelie, acariciando su barriga.

—¿Lyra? —inquirí emocionado.

—Tengo el presentimiento de que será mujer —respondió con una sonrisa.

—¡OYE! —reaccionó Fred, acusando a mi hermano con un dedo—. ¡TRAICIÓN!

Okey… creo que este era el momento en que debía aprovechar para que pelearan entre ellos y salir ileso de la situación. Total, siempre y cuando James no quisiera poner a su hermano de sangre como padrino de ninguno de sus hijos, podría ir a acusarlo con mamá.

Nenito de mamá.

¿No te aguantaste ni un segundo más?

No sé qué serías sin mí.

Cuando mis ojos terminaron de parpadear en un intento de acostumbrarse a los rayos del sol, dieron con un espectáculo que no me agradaba lo suficiente… era asquerosamente indeseable. Y no me gustaba. No lo aprobaba. No lo quería. Y…

¡¿Por qué mierda Paris tenía que estar hablando con Spiegelman?! ¡No podía dejar a esa irresponsable ni dos segundos sola!

Sin embargo, cuando avancé dos pasos decididos a interrumpirlos, alguien me tomó del brazo para detenerme. Me hice un paso hacia atrás e inmeditamente me arrepentí, porque ahora mismo no sabía muy bien como fingir que deseaba pasar tiempo con mi novia.

—No me dijiste nada que vendrías a Hogsmeade —me reprochó con un mohín—. Quería verte.

—Sí, es que... es el cumpleaños de Paris.

—Lo sé. Recién la saludé y le dejé un regalito —sonrió, señalando con su cabeza como ella hablaba con Troy—. Estaba desesperado por saludarla, ni te imaginas.

Reí falsamente.

—Claro... bueno, ahora iré a...

Trate de zafarme de su agarre y encarar nuevamente la dirección a la cumplañera, pero su mano sobre mi brazo me detuvo de forma más insistente. Merlín Santo... estaba por actuar como novia celosa otra vez.

Bueno, no tienes mucho que reprochar.

—Espera, amor, la están pasando bien. ¿No crees que deberíamos dejarlos? Y vamos nosotros a dar una vuelta por allí.

Me sonrió encantadoramente en un intento porque aceptara su propuesta pero a mí no hacía más que molestarme. La razón no solo se debía a que odiaba cuando se comportaba celosa, sino también a que había estado pensando toda la mañana en como dejarla, así que no era justo hacerla muchas ilusiones. La quería lejos cuanto antes, para tratar de aclarar mis sentimientos. Quería que ambas estuvieran en una misma posición para saber, de una vez, a quién amaba realmente.

Tomé la mano que tenía sujetada a mi brazo y, suavemente, con una mirada casi amenazadora, la fui apartando. Se quedó allí, patidifusa, como si no pudiera creerlo.

—Es el cumpleaños de Paris —le repetí—. Es el cumpleaños de mi mejor amiga así que estaré con ella.

—Pasas todo tu tiempo con ella.

—¿Y?

—Que ella es tu amiga y yo soy tu novia.

Me miró de mala manera, esperando una respuesta de mi parte. Ni siquiera traté de pensar algo ingenioso para responderle, porque en caso de que lo hiciera, hubiera contestado que la dejaba... y tal vez hubiera sido el momento adecuado, no obstante, eso conllevaría a otra discusión interminable y lo único que yo quería era terminar de hacerle pasar un buen día a Paris: ¡el mejor de todos si era posible!

Así sin más, giré sobre mis talones sin darle ni una última mirada y caminé hacia donde mi pareja menos favorita reía apaciblemente. Ver como simpatizaban tanto, me inquietaba.

La primera en girar hacia mí fue Paris.

—¡Hey, Sevy! —me llamó con felicidad—. ¡Troy recordó que era mi cumpleaños!

El aludido frunció el ceño de forma divertida.

—¡Claro que sí! Te prometí que lo haría, nunca rompo mis promesas.

Paris le dio una sonrisa gigantesca que no me gustó en lo absolito. Este tipo le agradaba... y mucho. Ese era un problema.

—Pues, me alegro por ti y tus valores de hombre —felicité con sorna y brusquedad—. Pero Paris y yo nos vamos.

Entrelacé mi mano con la suya y comencé a andar a quién-sabe-dónde. Solo quería estar lo suficientemente lejos de Spiegelman y Alice y, suponiendo que ambos entrarían a Sortilegios Weasley por mi propuesta a Fred, lo lamentaba por mi hermano, pero tendría que cantarle el feliz cumpleaños por una vociferadora.

Tratando de seguirme el paso, Paris iba en silencio, sabiendo muy bien que mi mal humor no tenía tan solo por nombre Troy Spiegelman. Seguramente hasta me había visto hablando con Alice. No sé cómo, pero ella siempre lo veía todo... así como lo sabía (bueno, eso siempre era obra de Gaia).

Seguí jalándola hasta que llegamos a un lugar despoblado de alumnos, por la parte trasera de HoneyDukes. Allí se encontraban todas las casas familiares que casi carecían de vida cuando estaban nuestras visitas, porque todo el mundo se concentraba en la plaza de los comercios.

—¿Te peleaste con Alice?

Asentí suavemente.

—Pero tenía razón. Solo quería escapar de ella porque si no, no terminaría hasta ganar la discusión.

—¿Qué fue esta vez?

—Lo de siempre: estaba celosa de que pasara más tiempo contigo.

Me sacudí el cabello de forma nerviosa. Notablemente, ya ni siquiera sabía si seguía queriendo a Alice, porque al pelearnos me alteraba muchísimo menos a lo que estaba acostumbrado anteriormente.

—Deberían haberlo charlado y…

—No —la corté, firmemente—. Es tu cumpleaños e intento alejarme lo más posible de ella.

La expresión de su rostro se tornó confundida. Observé como estaba algo nerviosa e inquieta, comenzando a desarmar su trenza.

—¿Y eso por qué?

Era el momento. Lo decía o seguía siendo un cobarde para toda mi vida. Era hora de que, una vez por todas, nuestra relación de amigos diera oficialmente el giro que desestabilizaría todo lo que habíamos sido hasta ahora para, finalmente, transformarlo en lo que habíamos estado rondando los últimos meses.

—Porque estoy confundido.

Se paralizó. Pareció que mi respuesta le dio un fuerte golpe de sorpresa en el rostro. Entonces, fingiendo que nada había ocurrido, bajo el tono de su voz como si no supiera qué responder:

—Confundido porque… ¿No sabes si no la sigues amando?

A eso ya lo sabía. Paris lo había notado visiblemente, no solo porque yo ya lo había puesto en duda en una de nuestras conversaciones, sino que mis formas de reaccionar ante las acciones de mi novia habían cambiado muchísimo. Además, también podía notar que sabía por la forma en que parecía tímida y miraba al piso, nunca la había visto de esa manera…

Era extraño y me hacía sentir miedo. Un montón de preguntas surgían con esa simple expresión: ¿Me estaba evitando porque quería rechazarme o simplemente le daba vergüenza?

Evidentemente, estás equivocado. Mírala bien.

Sus pómulos se elevaron tan solo por un segundo y finalmente volvió la vista hacia mí con los ojos iluminados y los dientes presionando su labio inferior. No quería que la viera sonreír.

—Ya sé que no la amo. Estoy… estoy confundido porque creo que amo a alguien más —me contagié de su sonrisa porque era inevitable no hacerlo.

De pronto ya no me importaba que los rayos del sol me golpearan la cara con molestia o que había dejado a todos mis familiares en Sortilegios y me hubiera robado a Paris para mí solo. Necesitaba este momento con ella, sentía que, ahora que ya estaba dicho, me sentía más seguro de mis palabras y con menos peso en los hombros.

Estaba dicho.

De forma sigilosa, Paris avanzó un paso, casi arrastrándose sobre el piso. Nuestros cuerpos quedaron a unos centímetros de distancia y, así, me besó. Más allá de nuestros labios, no nos tocábamos ni un pelo, por lo que casi podía sentir que estaba flotando. Se sentía diferente porque nunca un roce tan breve me había hecho sentir de esa forma.

—¿De esto estás confundido? —me preguntó, con una sonrisa traviesa y los hoyuelos en su mejilla. Me miro a través de sus pestañas y sus ojos almendrados y, aunque parecía despeinada porque un par de hebras se cruzaban en su rostro, me pareció que nunca la había visto más linda.

Me cansé de la distancia y, tomándola de la cintura, la apegué a mí. Nuestras bocas volvieron a fusionarse, esta vez de forma más urgente y ansiada.

Posiblemente, podríamos haber sido descubiertos, tanto por algún alumno, familiar, amigo, por Troy o Alice, o hasta por la mismísima Rita Skeeter. Sin embargo, no me importaba en lo absoluto, de cualquier forma no podría haberme detenido.

Si Paris también estaba sintiendo todas las emociones, sentimientos y sensaciones que cruzaban por mi cuerpo y cabeza, entonces estaba seguro de que le estaba dando el mejor cumpleaños de todos. Y no pensaba arruinarlo.

Pensándolo bien.. puede que sea cierto que ya no le tenía fobia las pelirrojas. Quién iba a decir que llegarían a encantarme.

***********

JIJIJIJIJIJI.

Yup. Alguien pasó un buen cumpleaños.

Más allá de eso... verán que dentro de todos los nombres, elegí  "Lyra" que dijo ArleDanae (otras también lo nombraron pero ella me dio las razones para elegirlo y fue la primera), pero también elegí nombre de hombre que diré más adelante, porque recuerden que Jamelie aún no sabe el sexo de su bebé  💜. Hay otros nombres que también me gustaron mucho y trataré de usarlos para nombrar a otros hijos de los demás personajes, ya iré viendo...

Y por otro lado... ¡¿VIERON EL TRÁILER DE TEEN WOLF?! ¡QUE PRECIOSIDAD! ¡VIVA STYDIA!

😍😗😻💑👫👰👄💋❤💙💚💛💜💓💔💕💖💗💘💝💞💟💄🎀🎈🎉🍭🍦🍰💌💒💐💍


Merlín #ILoveYou

No puedo estar más feliz. Al fin, querido Jeff 🙌

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