De Libros a SEXO: Entre el Am...

By SamStarElf

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El amor es un sentimiento tan puro, inocente y leal, capaz de hacer que las personas cambien por el simple he... More

EPÍLOGO
Capítulo 1 "Destinos separados"
Capítulo 2 "HERIDAS MORTALES"
CAPITULO 3 "EL EFECTO DE LA DISTANCIA"
CAPITULO 5 "DOLORES AJENOS"
CAPITULO 6 "VERDADES DESCONOCIDAS"
CAPITULO 7 "Revelaciones"
CAPITULO 8 "ASÍ COMIENZA EL AMOR"
CAPITULO 9 "NO TODO ES OSCURIDAD"
CAPITULO 10 "Reflejos"

CAPITULO 4 "FRACTURAS"

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By SamStarElf

Antes que lean el capítulo quiero comunicarles que tal vez no logre actualizar este fanfic por un tiempo (un mes quizá), no estoy muy segura. Estoy a unas semanas de rendir mi examen para obtener mi título y junto con el trabajo no creo tener mucho tiempo. Así que sí no ven actualización la siguiente semana ya saben porque es. 

PD: Eso no quiere decir que abandonaré el fanfic.


POV HyungJun


-tranquilo Baby.

Me aferro más a su cuerpo. No quiero que me deje, no deseo perderlo.

Todo está bien.

No. Nada está bien. Porque quieres alejarte, porque me apartas si te amo tanto. No se suponía que siempre estaríamos juntos. Porque ya no me amas... ámame por favor... solo dime nuevamente que me amas.

Baby.

-¡No! –grito incorporándome. Mirando en todas direcciones agitado. Las sabanas de mi cama se encuentran dispersas por todo el piso.

Por qué. Por qué soñé con él. Por qué me aferraba tanto a alguien que me lastimó tanto... y lo peor... acaso yo dije que lo amab...

Sacudo mi cabeza intentando borrar todos esos pensamientos, ni siquiera puedo atreverme a terminar esa palabra. Acaso estás loco Jun. Cómo pudiste decir algo así.

-Jun ¿Qué ocurrió? –Eli entra a mi cuarto preocupado. Es cierto esta es mi habitación.

-por qué estoy aquí. –susurro agitado. El sudor frío en mi cuerpo me hace temblar.

-Jun, viajamos a Londres. ¿Lo recuerdas? –Eli se acerca a mi cama sentándose en una esquina.

-eso lo sé. –quiero rodar los ojos por su respuesta. –porque estoy en este cuarto y no en el tuyo. –aun cuando Eli se fue por esa semana yo dormía en su habitación y no aquí. –tuve una horrible pesadilla porque tú no estabas. Eh estado pasando por esto cada día desde que decidiste irte.

Genial. Ahora estaba hiperventilando.

-Jun.

-lo siento. –me levanto algo mareado. –yo no tengo derecho a exigirte nada. –salgo corriendo de la habitación.

¿Qué me ocurre?

Eli es solo mi amigo. Alguien que me ayudó cuando estaba destruido en ese horrible hospital. Él me ha ayudado a curarme... pero aun así yo...

-¡Llamen a la policía! –varias mucamas corren por mi lado, dirigiéndose a la puerta principal.

-¿Qué ocurre? –las sigo aun sin comprender lo que ocurre. Una de ellas se detiene a mitad de la escalera y me mira.

-un hombre intenta ingresar a la fuerza. –me dice antes de volver a correr.

-un hombre. –salgo de la casa aun descalzo y las sigo hasta estar a unos metros del portón. Una suave brisa corre y me estremezco. Camino un poco más cerca intentando ver quién es.

-¡Abran la jodida puerta! –un grito estruendoso se escucha afuera de la propiedad. Varios de los guardias que custodian el perímetro estaban afuera deteniendo a alguien.

-¡Jun! –volteo a ver quién me llama y veo a Eli caminando hacia mí. –es peligroso que estés aquí. Está haciendo frío. –se detiene frente a mí tomando mis manos y llevándome dentro.

-¡Baby! –me detengo de golpe. Un escalofrío recorre mi cuerpo y no tiene nada que ver con el clima. Esa voz, la única persona que me llamaba así. Recuerdos del sueño anterior me persiguen.

No sé cómo me solté de Eli y corrí hasta el portón. Los pies me dolían por correr de esa forma por el camino de piedra. Aun no sé porque lo hice. Qué hice para apartar a los guardias y estar frente a él.

-JungMin.

Nauseas. Mi estómago se revolvió cuando me atreví a pronunciar su nombre en voz alta.

Esto debía ser otra pesadilla. Él no podía estar aquí. Pero no lo era, frente a mi estaba JungMin. No había cambiado. Tantos recuerdos se arremolinaron en mi cabeza que tentativamente me acerqué aún más a él, alzando mi mano para tocarlo.

-Baby... ¡Oh Dios! Al fin te encuentro. –él sonrió y yo me detuve. -¡Abran la jodida puerta! Baby...

-no. –retrocedí. –vete. –susurré cuando las fuerzas me faltaban. Mi pecho dolía. Había tantas emociones haciendo un caos en mi interior. Amor, cariño, anhelo... Odio.

Un sentimiento tan extraño para mí pero ahora tan conocido. Este era el sentimiento más grande, como una hierba mala que destruía todo rastro de vida.

-no quiero que estés aquí. ¡Largo! –grité furioso. Por un momento dejó de doler y solo una furia ciega me daba fuerza.

-Baby escucha... yo te amo. –esas palabras no hicieron nada para aminorar mi ira. En mi sueño deseaba que me las dijera, pero ahora se sentían tan incorrectas. Eran como ácido.

-¡Basta! –volví a acercarme. –alejate de mí. Te odio JungMin... te odio tanto que preferiría morir a volver a tu lado. –veo sorpresa y luego dolor pasar por su rostro. Extrañamente eso me hace sentir bien. Quiero que sufra.

-Jun. –no necesito girar para saber que es Eli quien está detrás de mí. –vete JungMin.

-¡Déjame entrar! –grita golpeando las rejas.

-Vete... ¡Alejate! –más nauseas. La fuerza que tenía antes se desvanece y mi cabeza comienza a palpitar. Doy un paso atrás.

-llama a la policía local. Este hombre tiene una orden de alejamiento.

-no te atrevas a alejarlo de mi Eli. Él es mío. Baby es mío.

-basta. –retrocedo. Mi respiración se acelera. De repente me percato de que todo el personal de la casa se encuentra mirándome, reunidos a mi alrededor.

Me asfixio.

-¡Baby!

Tapo los odios con mis manos. No quiero oírlo más. No quiero volverlo a ver.

Duele... me duele verlo y al mismo tiempo quiero lastimarlo.

Esto no está bien.

-baby... -alzo la mirada y lo veo. Ese hombre... ese hombre que ame y por el que pude haber dado hasta mi propia vida. Es el mismo hombre que me lastimó y engañó desde un principio. Mis sentimientos, mi amor fueron aplastados por él.

-no quiero verte nunca más mientras viva. –aquellas palabras salieron tan amargas y cargadas de odio que no las reconocí. Ácido. Nuevamente esa sensación, siento la bilis subir por mi garganta.

Sus ojos se abren desmesuradamente tan sorprendido por mis palabras como yo. Él me dice algo pero no escucho nada, salgo corriendo hacia la casa, esta vez no siento el dolor en mis pies.

En la entrada de la casa me descompongo, cayendo de rodillas frente a la puerta medio abierta.

Lágrimas.

Toco mi rostro y es verdad. Estoy llorando. Porque lloro... ¿Por él?

No. Esto es diferente, lloro por mí. Porque fui tan tonto por creer en sus palabras, le di mi corazón y este terminó roto, destruido. Porque yo terminé destruido por su causa.

A pesar de todo aun duele, mi corazón aun duele por verlo. Otra vez siento algo amargo subir por mi garganta y esta vez sí lo dejo salir. Vomito. Vomito todo el contenido de mi estómago.

Unas cálidas manos me sujetan los hombros y me ayudan a levantarme. A lo lejos puedo oír aun los gritos de él. Llamándome. Suplicándome que le escuche. Pidiéndome perdón por todo.

Pero ya no le creo. Ya no puedo creerle. Una pequeña voz en mi interior me reclama que debería oírle, pero una más fuerte, una voz que no reconozco me dice que lo lastime, que sea fuerte para conseguirlo y aunque no quiero escucharla al final quizá la acepte.

-Jun...

-Eli... porque no puedo ser feliz... porque siempre tengo que ser el que sufre...

-... Jun...

Eli me abraza sin importarle que seguramente he manchado mi ropa con mi propio vomito. Los gritos fueron aminorando hasta que un profundo silencio se instaló alrededor de nosotros. Mis lágrimas al parecer dejaron de caer. Me aparté un poco para poder levantarme pero mis piernas fallaron.

-dejame ayudarte. –una risa amarga sale de mis labios cuando Eli me carga en sus brazos.

-soy tan inútil que no puedo ni moverme solo.

-Jun. –el tono de Eli es condescendiente y lo detesto. No quiero que él me tenga lastima... pero que hago si eso es todo lo que le puedo inspirar ahora.

-solo dejame Eli. –el guarda silencio y me lleva a mi habitación. Con cuidado hace que me recueste en mi cama.

-tengo que irme. –él se aleja y el miedo se me instala en mi pecho.

-¡No! –grité sin pensarlo.

-solo voy a revisar la entrada y arreglar unos asuntos en la ciudad. Regresaré mañana. –me da una sonrisa tranquilizadora. Se acerca y acaricia mi rostro con vehemencia. –nunca te abandonaría Jun. –una mueca de dolor endurece sus gestos. -... a menos que tu desees alejarme.

-eso no pasará. –no sé porque, pero lo digo inmediatamente.

-entonces estaré junto a ti como una lapa.

-eso suena bien para mí. –me recuesto cerrando los ojos. Siento a Eli acariciar mi cabello hasta que el sueño me reclama.

Esta vez no sueño con JungMin. En su lugar me encuentro en una habitación llena de espejos. En todos ellos me veo reflejado. Camino sin saber cómo lograr salir. Un espejo llama mi atención, está algo roto y viejo, en él se ve a un niño. El niño se encuentra sentado mirando el piso. No sé por qué pero me siento triste por él también.

<Duele verlo así ¿Verdad?>

Un hombre está a mi lado, no puedo distinguir bien su rostro pero su voz es muy familiar.

< ¿Por qué está así?>

Pregunto intentando ver su rostro. El hombre a mi lado se acerca a mi oído y yo me tenso por el gesto.

<Porque él nos lastimó>

Él. De quién está hablando.

<Tú sabes lo que debes hacer Jun. Él debe pagar por lo que nos hizo. Tú debes hacerle pagar por lastimarnos tanto>

De repente el niño alza su rostro y me doy cuenta de que él soy yo. Me volteo para ver al otro hombre y... soy yo. Él está solo con un pantalón roto. Puedo ver todas las cicatrices de mi cuerpo en él. Pero hay algo que me asusta y me hace querer correr y alejarme.

Sus ojos. En sus ojos solo hay maldad y odio.

Me alejo y corro por todo el lugar viendo en el reflejo de los espejos a ese mismo hombre, ya no me veo a mí. Yo soy él.

<Fui creado por él, por él que nos hizo tanto daño. Tú eres yo... tú serás quien le destruya>


POV Eli

Dejo a Jun en su habitación y me dirijo a la mía. Me quito la ropa y tomo una ducha rápida. Me cambio de ropa y recojo mi celular.

No puedo creer que el idiota de JungMin se haya atrevido a venir y volver a lastimar a Jun. Fui un tonto al creer que se había ido.

Me despido de Adeline y pido a Alezandro que maneje. No creo poder concentrarme en este momento. Quizá antes fui un hijo de puta con Jun y no supe cómo manejar la atracción que sentía por él. Pero ahora he madurado y sé que lo amo. No puedo dejar de pensar que si hubiera hecho lo correcto y hubiera sido más valiente sin importarme lo que los idiotas de la universidad pensaran y me hubiera confesado con Jun... quizá pude haberle evitado todo ese dolor.

-es mi culpa. –dejo caer mi cabeza entre mis manos.

-Señor, dijo algo. –Alezandro me mira preocupado por el retrovisor.

-no... solo estoy... viste lo que pasó hoy.

-si. –él luce molesto y no lo culpo. –sí le soy sincero, quería matar a ese hombre. Aunque no conozco lo que ocurrió, por el miedo que vi reflejado en el joven Jun me hago una idea. Y no es una muy buena. El joven Jun no merecía pasar por ese escándalo de hoy.

-estoy de acuerdo.

-ese hombre seguirá viniendo.

-no si puedo evitarlo.

Luego de una hora llegamos a la cuidad. Alezandro me lleva al hotel y se retira. Subo a mi suite más calmado, no necesito que mi furia me domine, nunca sale nada bueno de eso. Necesito tener la mente fría. Uno de mis escoltas está en la entrada. Él abre la puerta y me da paso para seguir.

-Hola JungMin. –saludo cuando veo a Min en mi sala. Él está en una silla de madera con sus manos y pies sujetos con sogas y con un trozo de cinta adhesiva cubriendo su boca. Tomo otra silla y me siento frente a él. –Quítensela. –ordeno a uno de mis guardias.

-hijo de perra. ¡Suéltame ahora mismo! –grita apenas le quitan la cinta.

-Escuchame JungMin. –sonrío calmado. –te lo diré solo una vez así que espero que lo entiendas.

-seguro...

-alejate de nosotros.

-¿Nosotros? –JungMin se tensa intentando inútilmente se zafarse las sogas que lo mantienen sujeto.

-Min. –dijo cansado. – ¿amaste a Jun alguna vez?

-¡Lo amo! –gritó.

-entonces aléjate.

-porque... porque así lo tendrás cautivo para ti. –rio sarcástico.

-tienes acaso la más ligera idea del daño que le hiciste.

-¿Yo?

-él tiene una grave fobia al contacto humano, incluso sufre de ataques de pánico cuando hay mucha gente a su alrededor. Sufre una gran cantidad de dolor si alguien le toca.

-es mentira.

-porque crees que nos mudamos a un lugar tan alejado. No crees que al ser de otra forma estaríamos viviendo tranquilamente en Londres y no a 2 horas de la ciudad.

-mientes. –él me dice eso pero puedo ver las dudas formularse en su cabeza.

-te digo la verdad. Y si le amas como dices, le dejarás. JungMin sé que no somos amigos pero tenemos algo en común.

-¿Y según tu qué es?

-deseamos lo mejor para Jun... o me equivoco. –él aprieta los labios.

-no me alejaré... necesito explicarle que...

-entonces tendré que hacer esto por las malas. –le interrumpo levantándome y hago una señal a los dos guardaespaldas que están detrás de él. –tienes una orden de alejamiento de Jun. Si estás a más de 200 metros de él serás arrestado. Además no podrás ingresar nuevamente a Inglaterra.

-no puedes hacer eso.

-serás declarado como ciudadano no deseable por este gobierno. Ya hice las gestiones para que así sea. –Me alejo sin esperar alguna respuesta y camino a la salida.

-¡Él es mío! –me detengo al oírlo y regreso para verlo.

-no estés tan seguro de eso JungMin. –veo que su sonrisa desaparece. –él te odia... tu sola presencia le es dolorosa. Crees que él siquiera desea compartir el mismo aire que tú.

-Baby me ama. –su voz esta vez es insegura. Como si quisiera reafirmar esas palabras.

-... quizá. –admito. Sé que Jun lo ama y eso me duele. –... pero también te odia. –salgo del departamento abatido.

No quería que JungMin supiera lo mal que me dejo esa conversación. Estoy muy consciente del amor que Jun le tiene. Es algo que veo todos los días en Jun. Aun así...

-sé que nunca me llegarás a amar Jun. –camino sin rumbo. Aún falta 2 horas hasta que Alezandro pase por mí. Me dirijo a un nuevo hotel y me registro. Una vez en la habitación me tiro en la cama sin quitarme la ropa.

Me siento tan agotado.

Sé que para Jun soy solo un amigo, la única persona que él puede tocar. Por eso pienso respetar ese límite, es lo más que puedo tener de él. Una vez que logre recuperarse y pueda estar en contacto con el mundo... si me pide que me aleje de él lo haré sin protestar, pero hasta que ese momento llegue, disfrutaré de su compañía. Porque sé que es lo único que lograré obtener de él y esta vez no pienso arruinar eso también, aunque me destruya por dentro haré lo necesario para mantenerlo feliz.


.-.-.-.-.-.-.-.


Me remuevo entre las sábanas. Me siento relajado. Hace tanto tiempo que no dormía tan bien. Me incorporo de la cama restregando mis ojos. Reviso la habitación deteniéndome en el reloj de pared a un costado. Son apenas las seis de la tarde. Eso quiere decir que solo dormí cuatro horas.

Reviso mi teléfono y veo 32 llamadas perdidas. Repaso los registros y todas son del mismo contacto. Jun. La última llamada fue hace 3 minutos y es...

-¡Joder! Ha pasado todo un día.

Me levanto rápidamente y corro a la salida. Llamo a un taxi y voy directo a la casa. Cuando llego veo a Adele muy preocupada en la entrada. Maldición, todo esto es culpa de Gisselle, porque tuvo que dejar mi celular en silencio.

Le pago al taxista que me mira extraño. Me doy cuenta de que mi traje seguro está arrugado y desordenado. Olvido ese detalle y me aproximo a la entrada. Paso por todos los filtros de seguridad y entro. Cuando estoy frente a Adele ella solo me observa y suelta aire de sus pulmones.

-¿Qué ha pasado? –le pregunto antes de que me reproche por mi vestimenta.

-dijiste que vendrías pronto. –me dice ella agobiada.

-lo sé... pero... y Jun. Vi sus llamadas. –ella entra y yo la sigo. No me agrada la expresión que tiene.

-está en su habitación joven. No se ha movido desde que se fue y tampoco ha dejado entrar a nadie. Le dejamos comida afuera pero nunca abrió.

-¡Joder!

-vaya a verlo. –no espero más y salgo corriendo por las escalera hasta mi cuarto. Efectivamente varios platos de comida se encuentran frente a la puerta. Giro el pomo y está cerrada. Toco la puerta y nadie me contesta.

-¡Jun! –grito pero no hay respuesta. La ansiedad me recorre y temo lo peor. Se supone que lo cuidaría... nunca logro hacer nada bien.

Reviso en mis bolsillos rogando que no haya dejado la llave de mi habitación adentro y logro encontrarla tras unos minutos de búsqueda. Abro con cuidado la puerta. No quiero asustar a Jun. La habitación esta oscura y apenas diviso los objetos. Enciendo la luz y veo a Jun en medio de mi cama cubierto con una frazada mirando al vacío. Su rostro se ve muy pálido y unas ligeras sombras violáceas se ven debajo de sus ojos.

-Jun. –susurro acercándome. Él no reacciona, sigue en esa misma posición. –Jun. –esta vez hablo más fuerte. Me coloco frente a él y noto que está usando la misma ropa de ese día, el agrio olor a vomito emana de él. -¡Jun! –él parpadea un poco antes de lanzarse a mis brazos.

-dijiste que vendrías... yo tenía miedo de que él... yo...

-el no volverá. –froto su espalda cuando empieza a temblar.

-tú no sabes eso.

-dije que te protegería... y eso haré. –lo estrecho en mis brazos.

Sí. Esto es lo más cerca que estaré de Jun. Solo soy el único al que puede tocar. Este debe ser mi castigo por haberle causado daño en el pasado. Quería tanto protegerlo y amarlo que fui un estúpido por no hacer caso a lo que mi corazón me pedía y tratarlo de esa forma, pero de verdad hice todo lo posible para protegerlo.

Escondo mi rostro en su cuello sin importarme el desagradable olor. Soy únicamente el amigo y protector de Jun. Algún día no seré necesario y... no. Por ahora solo le ayudaré con todo lo que pueda.

<Él no te ama, solo eres su tabla salvavidas. Nunca lograras que te miré como alguna vez miró a JungMin> ese es mi mantra, eso me hará más fácil la despedida, porque muy en el fondo sé que es verdad. Jun jamás me amará y aunque me duela solo tendré que esconder mi dolor y ser fuerte para él.

-tengo que decirte algo.

-¿Qué es? –pregunto sin apartarme de él.

-quiero curarme.

-eso es bueno.

-lo digo en serio. –me aparta un poco mirándome fijamente. –quiero volver a estudiar farmacología y reconstruir el sueño de mi padre. Tenías razón Eli, quizá no los conocí pero sé que ellos me amaron y no dejaré que se destruya lo que con tanto esfuerzo lograron edificar.

-ese es el Jun que conozco.

-gracias.

-¿Por qué? –Jun se quedó en silencio. Iba a volver a preguntarlo cuando me respondió.

-por creer en mí aun cuando yo no logro hacerlo.

-eso hacen los amigos. –sonrío y el me devuelve la sonrisa.

Eso haces por la persona que amas, crees en ella porque es la razón por la que tu corazón late, eso deseaba decirle pero soporté el impulso. No iba a arruinar nuestra relación con mis tontos sentimientos, eso no es lo que necesitaba Jun, no iba a alejarlo únicamente por mis egoístas emociones. Por una vez en la vida la felicidad de otra persona estaba sobre la mía.


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