MONSTRUO ©

Av Itssamleon

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SECUELA DE BESTIA. "¿Vas a amarme aún si me convierto en un monstruo?" Mer

MONSTRUO
Aclaración
ADVERTENCIA
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 43
EPÍLOGO
Agradecimientos
¡Sigue leyendo!...

Capítulo 42

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Av Itssamleon



El silencio en el que se ha sumido el lugar donde me encuentro, es sólo interrumpido por el suave zumbido de los insectos que habitan en el bosque. Los pequeños ruidos provocados por los grillos, así como el sonido de mi respiración entrecortada y los suaves sollozos que brotan de mis labios por el llanto que no cesa, son lo único que puedo escuchar.

Hace unos minutos ya que Tyler volvió por su auto y se trepó en él para marcharse. Hace unos minutos ya que Harry me dejó aquí, en medio del bosque, para que escape mientras que él se sacrifica por mí una vez más.

Un extraño y poderoso dolor se ha apoderado de mi pecho y la sensación de que algo terrible está a punto de ocurrir, se ha instalado en mi sistema y ha hecho su hogar dentro de mí.


No sé qué hacer. No puedo dejar de llorar y tampoco puedo moverme. Aunque pudiese hacerlo, dudo mucho que alguna vez lo intentara. No puedo pensar en marcharme en busca de Jeremiah porque la sola idea de abandonar a Harry me parece inconcebible. Imperdonable...

Cierro los ojos con fuerza y recargo la cabeza contra el tronco a mis espaldas, mientras que un par de bocanadas profundas son inhaladas por mis labios. Entonces, limpio mis lágrimas con mis dedos fríos y temblorosos.

—Deja de llorar. Deja de llorar. Deja de llorar... —murmuro para mí misma, al tiempo que tomo el teléfono que Harry puso entre mis manos.

En el instante en el que presiono la tecla de desbloqueo, un teclado numérico aparece delante de mis ojos. Necesito insertar la contraseña.

Una maldición se escapa de mis labios en ese momento y niego con la cabeza, en un gesto cargado de frustración. ¿Cómo diablos se supone que voy a pedir ayuda cuando ni siquiera me sé la clave para desbloquear su teléfono?...


"Trata con alguna fecha." Digo para mis adentros y, a pesar de que sé que no voy a conseguirlo, lo hago.

Pruebo utilizando los dígitos de su fecha de cumpleaños, pero nada ocurre.

"Quizás el nombre de su madre. Son cuatro letras."

Y, sin esperar ni un segundo, tecleo los números que escriben la palabra 'Anne' en el teclado numérico. Nada ocurre.

—No puede ser... —susurro, al tiempo que presiono la palma de mi mano libre contra mi frente.

"Tu nombre también se escribe con cuatro letras..." Susurra la voz insidiosa de mi cabeza y un hueco se instala en mi estómago con la sola idea de que esa pueda ser la contraseña.

Niego con la cabeza.

Es imposible. Es ilógico pensar que Harry ha utilizado los dígitos que escriben mi nombre como clave para su teléfono... ¿o no?

Cierro los ojos con fuerza y otra palabrota se me escapa sólo porque me siento muy estúpida considerando el hecho de que quizás funcione.

—Qué demonios... —mascullo para mis adentros y, entonces, yendo en contra de todas las posibilidades, tecleo los números que digitan 'Maya'.


El menú del aparato se despliega delante de mis ojos en ese momento y un nuevo dolor sordo se apodera de mi pecho. El nudo que se había aflojado en mi garganta se aprieta una vez más, y tengo que tragar varias veces para deshacerlo.

Una nueva oleada de angustia me golpea, pero lucho contra el desasosiego que amenaza con destrozarme, antes de buscar el número de Jeremiah en la agenda de Harry. Entonces, presiono la tecla de llamada y coloco el aparato contra mi oreja.

Al cabo de unos instantes, un pequeño pitido se apodera de la línea y la llamada es finalizada. Mi atención completa se vuelca en dirección al teléfono que sostengo entre los dedos, y toda la sangre de mi cuerpo se agolpa a mis pies cuando veo que no hay cobertura en este lugar. El pequeño ícono que marca la cantidad de señal que hay en la zona, está muerto por completo.


Froto mi cara con mis manos y presiono las palmas en mis ojos, en un intento desesperado por aminorar la presión que siento detrás de ellos.

No sé qué diablos voy a hacer. No sé cómo demonios reaccionar. No sé si debo apresurarme para llegar a Jeremiah y buscar ayuda para Harry, o ir directamente hasta mi chico de las cicatrices sin importar las consecuencias que esto pueda llegar a traer.

"Busca a Jeremiah." Susurra la voz en mi cabeza. "Ve tras Jeremiah y busca ayuda después."

Mis párpados se aprietan con fuerza y una maldición más escapa de mis labios. No quiero marcharme. No quiero irme de aquí sabiendo que Harry está allá, en alguna parte, arriesgándose por mí una vez más.

"¡Muévete ahora, maldita sea!, ¡haz algo!, ¡se te acaba el tiempo, idiota!"

Y así lo hago. Me obligo a sostenerme del tronco a mis espaldas y me impulso con todas mis fuerzas hasta incorporarme.

Tengo que mantenerme aferrada al tronco del árbol para no caer. Tengo que tomar un par de inspiraciones profundas para no desfallecer debido al mareo intenso que se ha apoderado de mí; pero una vez que logro dominar la horrible sensación de desvanecimiento, comienzo a moverme.

Mis pasos son lentos y dolorosos, y el líquido tibio que emana de la herida de bala me pone cada vez más nerviosa; sin embargo, no me detengo. Tampoco permito que el ardor me venza. Mucho menos permito que el pánico me paralice.

Mis manos tiemblan, mi corazón late a toda velocidad, mi pierna se siente cada vez más entumecida y pesada, y el mareo es insoportable ahora, pero no dejo de caminar con firmeza.

"No pares, Maya. No te detengas..."

Entonces, el estallido de un disparo en la lejanía hace que me detenga en seco.


Se siente como si mi corazón hubiese caído en picada hasta mi estómago. Como si todo el aire de mis pulmones hubiese sido robado de golpe y me hubiesen sellado los pulmones para evitar que continúe respirando.

El terror se apodera de mi cuerpo de un segundo a otro y, de pronto, en lo único en lo que puedo pensar es en Harry. Lo único que me viene a la mente en este momento, es que el disparo sonó en dirección a la choza en la que estaba encerrada.

El sonido de otro disparo truena en mis oídos, de pronto, y un gemido aterrorizado se me escapa mientras que cubro mis oídos, en un débil intento por negarme a mí misma lo que acabo de escuchar.

Las lágrimas queman en la parte posterior de mi garganta y el terror se asienta en mis pulmones hasta hacerme imposible respirar.

—No —susurro, con un hilo de voz—. No, no, no, no. Por favor, no...

Mis manos temblorosas se aferran a mi cabello y tiro de él mientras que me acuclillo en el suelo hasta aovillarme en él.

El horror se apodera de cada una de las células de mi cuerpo y no puedo moverme. No puedo hacer otra cosa más que murmurar una y otra vez que Harry está vivo. Que Harry está bien...

"Estoy perdiendo la cabeza. Estoy perdiéndolo todo esta maldita noche."


De pronto, una melodía estalla en el bolsillo trasero de mis vaqueros y un grito ahogado se me escapa en ese momento. Me toma unos instantes percatarme de que es el teléfono de Harry el que suena, y me toma unos segundos más tomarlo y responder sin siquiera mirar la pantalla.

— ¿Dónde demonios estás?, dime, por favor, que ese disparo fue de ti hacia Tyler... —la voz de Jeremiah inunda el auricular y una punzada de alivio me recorre el cuerpo.

—S-Soy yo —mi voz suena ronca a mis oídos.

El silencio lo invade todo durante unos eternos instantes.


¿Maya?

Un sollozo se me escapa, pero me las arreglo para decir—: Si...

— ¡Mierda! —No me atrevo a apostar, pero creo que he logrado percibir la sonrisa en el tono de su voz—, ¡gracias a Dios que estás bien!, ¿dónde está Styles?

—No lo sé —digo, en un susurro tembloroso—. No lo sé, no lo sé, no lo sé...

— ¿Dónde estás, Maya? —La preocupación es palpable en la voz de Jeremiah ahora.

—Perdóname —susurro, con un hilo de voz—. Perdón, Jeremiah, pero tengo que ir.

— Maya, ¿dónde estás?

—L-Llama a la policía, ¿de acuerdo?, llámalos y diles que habrá una reunión de traficantes de drogas en una choza que se encuentra a unos kilómetros de dónde tú te encuentras. Llámalos y diles que deben venir lo antes posible.

— Maya, por favor, dime dónde diablos estás. No me hagas esto. Se lo prometí a Styles.

—Lo siento —otro sollozo se me escapa—. Lo siento mucho, Jeremiah. Lo siento...

— ¡Maya, no hagas una lo...! —Dice, pero no le doy tiempo de terminar y finalizo la llamada.

Mi vista se posa en el aparato entre mis dedos y observo cómo el ícono que marca la señal se ilumina con apenas un pequeño cuadrito. Este es el lugar donde la recepción comienza a ser buena y me pregunto si debo realizar la llamada a la policía yo misma.


Sé que no puedo llamar a alguno de los contactos de la lista de Harry. No tendría caso alguno si nos encontramos a un montón de horas de distancia de San Francisco. Lo que tengo que hacer, es llamar al 911 y rezarle al universo que sean capaces de llegar desde la ciudad más cercana antes de que la dichosa reunión termine.

"Hazlo." Digo para mí misma. "Llama ahora."

Y así lo hago. Marco el número de emergencia y espero apenas unos segundos, antes de que una operadora me responda—: 911, ¿cuál es su emergencia?

Entonces, comienzo a hablar.



~*~



Apenas puedo caminar. El dolor de mi pierna es tan intenso, que apenas puedo soportar estar de pie.

Cuando finalicé la llamada con la operadora del 911, me aseguré de romper la blusa que traigo puesta para hacerme un torniquete más firme en la pierna con el trozo de tela que rasgué. Entonces, y sólo entonces, empecé a moverme de nuevo.

No he dejado de caminar en lo que se siente como una eternidad. No he dejado de moverme en dirección a la choza que abandoné con Harry y, por más que mi subconsciente no ha dejado de gritar que si vuelvo voy a morir, no me detengo.

Sé que esto es una locura. Sé que no debería estar volviendo sobre mis pasos, pero no puedo concebir la idea de dejar a Harry a su suerte. No puedo soportar la idea de escapar sabiendo que Harry está ahí, en manos de Tyler, siendo torturado hasta la muerte.

Sé que no lo ha asesinado. Lo que ese hombre desea es entregarlo a los grandes mandos, así que no que vaya a sacrificar su gran venganza sólo por un momento de euforia y adrenalina.

Lo que Tyler desea es destruir a Harry antes de matarlo, así que es imposible que lo haya asesinado aún. Es lo único en lo que puedo pensar. Es lo único que quiero pensar ahora mismo...


Cada paso que doy es como una tortura. Cada movimiento se siente como el más grande de los tormentos, pero no me detengo. No puedo detenerme. Tengo que intentar hacer algo, así tenga que morir en el proceso. Tengo que hacer algo por Harry, así tenga que sacrificarlo todo.



~*~



En el instante en el que la cabaña aparece delante de mis ojos, mi pecho se llena de una sensación abrumadora e intensa. No sé exactamente cómo nombrarla, pero es tan poderosa, que mi corazón apenas puede contenerla. Apenas puede soportarla...

No tenía planeado llegar hasta aquí. Ni siquiera me pasó por la cabeza que volvería sobre mis pasos hasta llegar a este punto. Tenía la esperanza de encontrarme con Harry en el trayecto, pero no fue así. Ni siquiera hubo señales de su presencia en ningún lado.

Estuve a punto de huir muchas veces. A pesar de que la parte activa de mi cerebro me decía que no debía seguir avanzando y que debía escapar, no lo hice. Continué mi camino hasta llegar a este lugar. Seguí avanzando hasta este punto porque el sonido de esos disparos me trajo hasta aquí. Porque mi cuerpo entero no ha dejado de gritar que Harry se encuentra en manos de Tyler y que necesito salvarlo. Necesito hacer algo por él una maldita vez en mi vida...


Mi vista recorre el claro donde se encuentra la cabaña y, a pesar de la oscuridad que lo rodea todo, soy capaz de ver el auto de Tyler, el cual se encuentra aparcado justo frente a la choza.

No hay señal alguna de él por ningún lado. De todos modos, no me confío. Decido que debo rodear el perímetro de la cabaña antes de acercarme más, y así lo hago...

A paso lento y tortuoso, recorro -escondida entre los árboles- los alrededores.

No hay rastros de Tyler por ningún lado, así que sólo me queda pensar en las únicas dos posibilidades que se me ocurren: o se encuentra en la casa a medio construir que pasé hace unos minutos, o se encuentra dentro de la choza.

La segunda de mis suposiciones es la que más me aterroriza y al mismo tiempo, es la más probable de todas. No puedo ser tan ingenua como para pensar que Tyler disparó dos veces sólo porque sí. Si lo hizo, es porque, seguramente, descubrió a Harry y lo tomó para llevárselo.

Así que todo se reduce a esto: a la probabilidad de que ambos se encuentren dentro de esa cabaña a medio derribar. A la posibilidad de que esto esté perdido mucho antes de que trate de hacer un movimiento.


Estoy aterrorizada. El miedo se ha venido cocinando en mi interior desde que empecé a adentrarme en el bosque y ha tomado fuerza con cada uno de mis pasos. El monstruo de ansiedad, nerviosismo y pánico que se ha arraigado en mis entrañas es tan fuerte ahora, que apenas me permite sentir dolor en mi pierna lastimada. Estoy segura de que la adrenalina que siento es la que me ha ayudado un poco a sobrellevar el dolor. No le encuentro otra explicación.

"Vamos, Maya. No seas cobarde. Hazlo. Acércate."

Y así lo hago. Me obligo a renquear mi camino hasta el pórtico del lugar, cuidándome de ser vista sólo por si las dudas. Para el momento al que llego a la pequeña plataforma, estoy temblando. Mi cuerpo ha comenzado a resentir la caminata y pérdida de sangre, pero no dejo que eso me detenga. No dejo que eso me paralice, y me arrodillo en el suelo antes de avanzar a gatas sobre la escalinata para llegar a la puerta principal.

Le ruego al cielo que, si Tyler se encuentra ahí dentro, no haya sido capaz de escuchar el crujir de la madera bajo mi peso. Le ruego a Dios que todo esto sólo haya sido un maldito error mío que Harry y Tyler no se encuentren en este lugar.

Trato de incorporarme.

Trato de ponerme de pie con mucho cuidado de no hacer ruido, pero no puedo evitar que la madera podrida del pórtico se queje debajo de mí.

Entonces, algo en el interior del lugar, estalla. Un grito ahogado amenaza con abandonarme en ese instante, pero me las arreglo para reprimirlo, mientras que doy un par de pasos hacia atrás debido a la impresión.


Mi corazón se dispara en latidos irregulares, la tensión nerviosa acumulada en mi sistema, estalla de un segundo a otro y mi pecho se contrae con la emoción intensa que me trae el saber que de verdad hay alguien dentro de esa cabaña.

El monstruo de miedo que crece en mi interior ruge con fuerza y me encojo sobre mí misma, en un débil intento por evadir la retahíla de pensamientos oscuros que se apodera de mi cabeza.

De pronto, en lo único en lo que puedo pensar, es en Harry.

Harry siendo torturado, Harry desangrándose debido a una herida de bala, Harry con la mirada perdida en la nada y expresión vacía...

Niego con la cabeza una y otra vez, mientras que cubro mi boca con mis manos. Mi vista se nubla debido a las lágrimas que se apoderan de mis ojos, pero no aparto la mirada de la puerta de la entrada a la choza.

Apenas puedo respirar. Apenas puedo contener las ganas que tengo de echarme a gritar como histérica por todo el bosque.


No sé cuánto tiempo pasa antes de que sea capaz de percibir el sonido amortiguado de una voz del otro lado de la cabaña. Mucho menos sé cuánto tiempo pasa antes de que una serie de golpes sordos se cuele a través de la madera húmeda del lugar.

Un escalofrío de puro terror se apodera de mi cuerpo y los vellos de mi nuca se erizan cuando un sonido similar al de un gemido adolorido, resuena desde el interior.

"No, no, no, no, no..."

Me quedo sin aliento. Todo mi cuerpo se paraliza en ese instante porque que conozco esa voz. que conozco ese timbre ronco y profundo. a quién le pertenece...

Doy otro paso hacia atrás.


No puedo hacer esto. No puedo entrar a ese lugar. No puedo enfrentarme con lo que sea que hay del otro lado. No puedo, no puedo, no puedo...

Mis ojos se cierran con fuerza y un par de lágrimas traicioneras se me escapan en ese momento. Todo mi cuerpo se estremece con violencia y mi pecho duele. Mi corazón late cada vez más fuerte y no puedo hacer otra cosa más que reproducir ese sonido tortuoso una y otra vez en mi cabeza.


"¡DEJA DE SER UNA JODIDA COBARDE Y HAZ ALGO!, ¡TIENES UNA PUTA ARMA CONTIGO!, ¡ENTRA AHÍ Y DISPARA!, ¡ACABA CON TODA ESTA MIERDA DE UNA MALDITA VEZ!, ¡HAZLO YA!"

No puedo moverme.

"¡MAYA, VAN A MATARLO!, ¡VAN A ASESINAR AL AMOR DE TU VIDA Y TODO SERÁ POR TU MALDITA CULPA! ¡¿A QUÉ VINISTE ENTONCES?! ¡¿A VERLO MORIR?! ¡HAZ ALGO!, ¡CON UNA MIERDA, HAZ ALGO!"

Cubro mis oídos con mis manos y me acuclillo frente a la puerta de la cabaña.

"¡LEVÁNTATE, MALDITA SEA!, ¡MIEDOSA DE MIERDA, PONTE DE PIE AHORA MISMO!"

Sacudo la cabeza frenéticamente.

"¡NO MERECES TODO LO QUE HA HECHO POR TI!, ¡NO MERECES A ALGUIEN COMO ÉL EN TU VIDA SI NO ERES CAPAZ DE RETRIBUIRLE UN POCO DE LO QUE HA HECHO POR TI!"

Tomo un par de inspiraciones profundas, en un intento desesperado por respirar correctamente, pero apenas consigo jalar un poco de oxígeno.

"¡ERES LA ÚNICA QUE PUEDE HACER ALGO POR ÉL, ASÍ QUE HAZLO AHORA MISMO!, ¡MUÉVETE!, ¡DEJA DE TENER MIEDO!, ¡DEJA DE PENSAR QUE NO PUEDES HACERLO!"

Trato de incorporarme.

"¡ESO, MALDITA SEA!, ¡ASÍ SE HACE, MAYA BASSI!"


Apenas puedo mantenerme en pie, pero eso no impide que alargue mi mano y tome el arma que se encuentra acomodada en la cinturilla de mis vaqueros. Mi mano tiembla en el agarre de la misma, pero trato de controlarla como puedo.

Tomo una inspiración profunda y dejo escapar el aire con lentitud. Cierro los ojos y repito el proceso.

Ignoro el pánico. Ignoro el nerviosismo, la angustia y todo aquello que no hace más que torturarme. Ignoro el grito aterrador que se ha escuchado en el interior de la cabaña e ignoro el hecho de que hace rato ya que dejé de sentir la pierna derecha.

Me concentro en el peso del arma entre mis dedos y en repasar todas las instrucciones que Harry me dio cuando estuvimos en el campo de tiro del precinto de policías.

Entonces, abro los ojos y acorto la distancia que me separa de la puerta de la pequeña estancia.


Mi corazón late a toda velocidad mientras que mis dedos se aferran a la manija. Mis manos se sienten temblorosas y sudorosas, pero trato de no poner mucha atención a ello. Trato de mantener mi expresión serena mientras que empujo la puerta con lentitud.

El sonido que hace la madera es tan intenso, que la atención de uno de los hombres dentro de la cabaña, se posa en mí. Entonces, el mundo entero se ralentiza...


Tyler se encuentra con una rodilla colocada en el piso y el pie de la pierna contraria colocado firmemente en el suelo. Harry se encuentra ahí, justo delante de él, tumbado sobre su costado, con el rostro tan hinchado que apenas puedo reconocerlo.

Él ni siquiera parece haberse percatado de mi presencia. No se necesita ser un genio para saber que está bailando en el limbo de la inconsciencia debido a la golpiza que Tyler le ha propinado.

Ira cruda y densa se apodera de mi cuerpo en un abrir y cerrar de ojos, y clavo mi vista en el hombre de cabeza a rape y sonrisa aterradora que me observa por encima de su hombro.

Entonces, alzo la mano con la que llevo el arma y la apunto hacia él.


En el instante en el que su sonrisa se desvanece, una oleada de cruel satisfacción se apodera de mi cuerpo y no puedo evitar regocijarme un poco con su gesto sorprendido.

—Aléjate de él —siseo, con una voz que ni siquiera parece mía.

Tyler parece calcular la situación, ya que me mira a mí y al arma que llevo entre los dedos alternadamente. Entonces, de un movimiento rápido y brusco, se lleva una mano a la cinturilla de los vaqueros y yo tiro del gatillo.


El grito adolorido que brota de sus garganta causa tanto placer en mi sistema, que me siento enferma; sin embargo, no se lo hago notar. Mantengo mi expresión en blanco todo el tiempo, mientras que él se toma el brazo herido y lo aprieta contra su torso.

—Aléjate de él —repito y, esta vez, obedece.

Se aleja del cuerpo de Harry, al tiempo que se incorpora con lentitud, con aire cauteloso. Yo no aparto la mirada de él ni un instante. Ni siquiera cuando se aleja hasta quedar recargado contra una de las paredes. Ni siquiera cuando deja de mirarme e inspecciona la herida que acabo de hacerle.

Yo, sin perder el tiempo y sin apartar la vista de Tyler, me acerco a Harry. No bajo el arma ni un solo momento.


Estoy a punto de llegar a mi chico. Estoy a escasos pasos de distancia de él, cuando sucede...

Tyler corre. Corre en el pequeño espacio que es la cabaña y carga todo el peso de su cuerpo contra mí, tomándome fuera de balance. Entonces, caigo.

Se abalanza sobre mí con tanta fuerza, que todo el aire escapa de mis pulmones en el instante en el que impacto contra el suelo. Mi agarre en la pistola de Nikolai cede considerablemente y Tyler aprovecha ese momento para intentar arrebatármela. Yo no se lo permito y me aferro a ella con todas mis fuerzas, al tiempo que trato de recuperar el aliento.

Mi muñeca duele mientras que Tyler la dobla de una forma poco natural, pero no dejo de pelear. No dejo de luchar por recuperar el control de la situación. No dejo de dar guerra porque sé que de esto depende la vida del hombre que amo. De esto depende mi vida por completo...


El sonido de un disparo lo invade todo y el mundo entero se detiene. Mis ojos y los de Tyler se encuentran en el camino y, por un doloroso instante de confusión, nos mantenemos así mientras que la realización se asienta entre nosotros como un balde de agua helada.

Algo tibio me humedece la ropa y la certeza de que el arma entre nuestros cuerpos se ha disparado, cae sobre mis hombros con brutalidad.

"¿Me ha dado?, ¿me ha dado?, ¿por qué no puedo sentir nada? ¡¿Me ha dado?!"


Uno...

Dos...

Tres segundos pasan... y, entonces, el cuerpo de Tyler cae hacia un costado de donde me encuentro, al tiempo que comienza a toser con violencia.

De pronto, no puedo apartar la vista de la herida que hay en su estómago. No puedo apartar la mirada del charco inmenso que ha comenzado a formarse debajo de su cuerpo.

El hombre que se desangra delante de mis ojos balbucea algo inteligible y no puedo hacer otra cosa más que mirarle en estado de shock. No sé qué hacer. No sé cómo actuar. Ni siquiera sé si debo o no intentar parar la hemorragia que se ha llevado todo el color de su rostro.

Sus manos temblorosas se encuentran posicionadas sobre el agujero que la bala ha hecho en su cuerpo, pero la presión que ejercen no es suficiente para detener el torrente alarmante de líquido que brota de su interior. No es suficiente para mantener ahí la vida que se le escapa con cada segundo que pasa...

No me muevo. No hago ninguna especie de ruido...

Ni siquiera respiro mientras que miro como la vida se fuga del cuerpo de Tyler Lawson. 

Fortsätt läs

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