Elena.
Salí del baño muy enojada y mi mente en mi hermano y sus drogas; iba tan concentrada que choque con alguien.
—Perdóname— siento que se disculpa, cuando yo tendría que hacerlo por ser tan distraída. Levanté mi vista hacia el chico, encontrándome con un par de ojos color miel con un toque de verde en ellos.
Él dirige la vista hacia la entrada del baño con una expresión confundida.
«Genial, de seguro piensa que soy una cualquiera»
—Sí, yo sólo estaba— intenté pensar en algo —sólo estaba— no paraba de pronunciar esas tres palabras, pero no podía contarle la historia de mi hermano a alguien que acabó de conocer —es una larga historia— concluí, al verlo que no se encontraba muy convencido.
«Será mejor que salga de aquí.»
Di un paso hacia la izquierda para marcharme, pero él hizo lo mismo, luego a la derecha, izquierda de nuevo, hasta que se detuvo, dándome paso para marcharme primero. Sus ojos no se despegaban de los míos ni por un segundo. Este hombre me hechizo.
—Gracias— agradecí, caminando por el pasillo del Instituto; por curiosidad me giré a verlo y allí estaba, parado en el mismo lugar, viéndome.
Sonó la campana, eso significaba una cosa... Clase de historia con el profesor Tanner.
—Una vez que nuestro Estado de Virginia se unió a la Cofederación en 1861, creó mucha tensión dentro del mismo Estado— primer día de clases y el profesor hablaba como si estuviéramos en época de exámenes. Estaba sentada en los primeros bancos, sintiendo desde que entré a clases la mirada penetrante de Matt. Me giré para comprobarlo y así fue —Las personas de la región noroeste de Virginia, tenían diferentes ideas que las del tradicional sur— volví a voltear mi vista hacia los últimos bancos, encontrándome con una mirada familiar, que escuchaba atentamente la clase.
De pronto, su mirada de posa en mí, no pude resistirme y volví la vista al frente, dedicándole una sonrisa coqueta.
Mi celular comienza a vibrar en mi bolsillo, lo saqué encontrándome con un mensaje de Bonnie.
"ÉL LINDO TE ESTÁ MIRANDO"
Sonreí al saberlo, guardando el teléfono en su lugar.
°°°°
Las clases llegaron a su fin. Decidí ir a visitar a mis padres, así que tomé el camino más rápido al cementerio, adentrandome en él, y tomando asiento frente a sus lápidas.
«Querido diario: sobreviví al día de hoy. Debo haber dicho; "Estoy bien, gracias", al menos 37 veces. Y no lo dije en serio ni una sola vez. Pero nadie se dio cuenta. Cuando alguien te pregunta "¿Cómo estás?" En realidad no quiere una respuesta».
—De acuerdo. Hola pájaro— hablé a un cuervo que estaba arriba de la lápida de mis padres.
Intenté seguir con la escritura, pero cerré mi diario el notar como una niebla se esparce por todo el suelo del cementerio. Todo esto comenzaba a inquietarme, y más si el cuervo comenzaba a emitir sonidos cada vez más fuertes. No lo soporte más y me puse de pie para espantarlo.
—Eso pensé— me sentí victoriosa al ver que se había ido, me di la vuelta para juntar mis cosas, y allí estaba de nuevo, frente a mis narices.
Comencé a retroceder, tomé mi mochila y me largue de allí. Miré un par de veces hacia atrás y estoy segura de haber visto la silueta de un hombre observandome. Con más motivos para correr, lo hice con más rapidez, tratando de salir lo antes posible de este lugar.
Resbale por una bajada de tierra, aterrizando contra un árbol de frente, me levanté de inmediato y al girar para irme me encontré con el chico nuevo otra vez
—¿Estás bien?— preguntó viéndome con esa mirada tan peculiar. Todavía seguía tratando de encontrar la explicación a lo de hace unos minutos.
—¿Me estabas siguiendo?— respondí, todavía aturdida por todo.
—No, yo sólo vi que te caiste— aclara de inmediato.
—Y resulta que estabas pasando el rato en un cementerio— las palabras salieron de mi boca sin pensarlo ¿Qué rayos estás buscando Elena?
—Estoy visitando. Tengo familia aquí— quise golpearme la cabeza contra el árbol, al escuchar su respuesta. Que tonta que fui.
—Que poco tacto. Lo lamento— traté de disculparme, al notar que fui una desalmada. Claro que no me estaba siguiendo —Es la niebla, me confunde. Y por allí habia un pájaro... Y por un segundo fue todo muy al estilo Hitchcock. Es la película de pájaros ¿Cierto? ¿La de Hitchcock?— no podía parar de hablar, simplemente las palabras salían a su antojo y los nervios jugaron en mi contra. Él permanecía en silencio observandome —Soy Elena— solté más calmada, intentando comenzar de nuevo.
—Soy Stefan— respondió estrechando nuestras manos.
—Lo sé, cursamos historia juntos— comenté sin poder dejar de borrar mi sonrisa.
—Y literatura y francés— completa él, atrapandome en su mirada.
—Claro— acerca su mano a mi hombro, observando como saca una hoja de él —Gracias— un silencio incómodo se formó entre nosotros. No sabía que tema de conversación sacar hasta que vi su mano —Lindo anillo—
—Es un anillo de la familia. Como que estoy obligado a usarlo. Es raro— me explicó, mientras jugaba con él sin sacarselo.
—No, no. Es sólo que quiero decir, que hay anillos y también está eso— bromee sobre su joyería, aunque creo que pudo molestarle. De pronto comenzó a reír, ya no me sentía incómoda.
—¿Te lastimaste?— me pregunta, cambiando su expresión a una de preocupación.
—No lo sé— apoyé mi pierna sobre una piedra enorme a unos metros de donde estábamos y levanté mi pantalón con cuidado —Oh, mira eso. No es algo lindo— expresó, sin poder creer como no me di cuenta antes de mi enorme lastimadura llena de sangre —¿Estás bien?— pregunté preocupada al ver que no me veía y estaba algo tenso.
—Deberías irte y curarte eso— me sugiere, dándome la espalda. Tal vez la sangre lo descompone.
—En serio. No es nada— repito con calma, concentrada en bajarme la pierna del pantalón con cuidado para que no doliera. Me giró hacia Stefan para seguir hablando, pero ya no estaba. Lo busqué pero no había rastros de él por ninguna parte. Que chico raro.
°°°°
La herida ya estaba mucho mejor. Había quedado con Bonnie en un restaurante, corrí escaleras abajo, acercándome a la puerta principal.
—Me reuniré con Bonnie en el restaurante— le informé a mi tía para que no se peeocupara.
—De acuerdo, diviértete— tomé el pomo de la puerta pero me detuvo —Espera. Escucha esto— hizo una pausa para seguir —"No regreses tarde, mañana es día de escuela"— expresa con sus manos en la cintura, esforzándose día tras día por ser una mejor tutora. Auque no lo necesita, ella es perfecta así.
—Bien hecho, tía Jenna— le levanté mi pulgar en señal de aprobación, abriendo la puerta entre risas. Pero casi se me para el corazón al encontrarme con Stefan en frente de mí.
—Lo lamento, estaba por golpear— se removió incómodo en el lugar, con sus manos en los bolsillos —Quería disculparme por el acto de desaparición, se que fue raro— tragué saliva, estaba nerviosa. De nuevo.
—No hay problema. Lo entiendo, te impresiona la sangre— el sonríe, sin confirmar nada.
—¿Cómo esta tu pierna?— pregunta señalandola con el dedo.
—Esta bien. Apenas es un rasguño— aclare restandole importancia a mi herida —¿Cómo sabías donde vivo?— fue lo primero que pensé al verlo frente a mi puerta.
—Es una ciudad pequeña. Le pregunté a la primera persona que vi— cuanta razón tenía —Creí que tal vez quisieras que te devuelva esto— de su chaqueta saca mi diario, recibiendolo entre mis manos.
—Se me debe haber caído. Gracias— ¿Lo habrá leído?
—No te preocupes, no lo leí— me responde como si pudiera leer mi mente.
—¿No? ¿Porqué no? La mayoría de la gente lo hubiese hecho—
—Bueno, no querría que nadie lea el mío—se justifica, lo cual me sorprendió su respuesta.
—¿Escribes un diario?— solté sin poder creer lo que escuchaba.
—Sí, si no lo escribo, lo olvido. Los recuerdos son muy importantes— no tenía palabras para decirle. Nunca había conocido a un chico que escribiera un diario y pensará de esa forma.
—Si, sólo voy a...— le señale mi diario para que entendiera a donde iba —No tienes que quedarte ahí fuera— lo ánimo a entrar, mientras iba escaleras arriba.
—Estoy bien— siento que me grita desde la entrada.
Entró a mi habitación lo más rápido posible, dejando el diario arriba de mi cama y bajando a la velocidad de la luz para encontrarme con Stefan en el mismo lugar de hace minutos.
—Me reuniré con una amiga— le informé acercándome a él —¿Quiéres venir?—
°°°°
Jeremy
—Hola— saludé a Vicky, quién estaba en el restaurante de mesera.
—Estoy trabajando— me responde con dos platos en sus manos listos para entregar.
—Oye ¿Qué pasa contigo? Durante el verano actuaste de una forma y luego comenzaron las clases y no se te puede molestar— le persigo mientras ella hace las entregas.
—Mira Jeremy, realmente aprecio todo lo de las drogas, pero no puedes seguirme como un cachorro perdido— suelta sin mirarme, lavando unos vasos, para llevar a las mesas.
—¿Cuando fue la última vez que tuviste sexo con un cachorro?— elevo la voz molesto por tratarme de esa manera.
—Oye, habla más bajo. No quiero decirle al mundo que desfloré al hermano menor de Elena— es la primera vez que me mira desde que estamos hablando. Mirando hacia todos lados para asegurarse de que nadie nos escucha.
—Si, y desfloraste y desfloraste— elevé la voz para molestarla mientras repetía una y otra vez lo mismo.
—Tuvimos relaciones un par de veces mientras estábamos drogados. Se terminó. Tienes que alejarte antes de que arruines las cosas entre Tyler y yo— me advierte. Esto tiene que ser una jodida broma.
—Vamos, ese sujeto es un completo imbécil— grité elevando mis manos en el aire —sólo te quiere por tu trasero—
—¿Sí? ¿Y porqué me quieres tú?— soltó en un mismo tono, chocando mi hombro molesta para irse con los pedidos.
°°°°
Bonnie
Había acompañado a Caroline a ir por un trago.
—Se llama Stefan Salvatore— me cuenta la rubia ya con su trago en la mano —Vive con su tío en la antigua pensión Salvatore. No ha vivido aquí desde que era un niño. Familia militar, así que se mudaban mucho. Es de Géminis y su color preferido es el azul—
—¿Te enteraste de todo eso en un día?— pregunté aún procesando la información.
—Por favor, supe todo esto durante la tercera y cuarta hora. Estamos planeando la boda para junio— definitivamente Caroline está demente. Le dio un sorbo más a su trago, yéndose vaya a saber a donde.
Avanzó por el lugar, buscando una mesa disponible, hasta que divise una y me senté a esperar a mi amiga.
—¿Cómo esta Elena?— me pregunta Matt, uniéndose en la mesa, sin saludar.
—Su padre y su madre murieron ¿Como crees que está? Está poniendo buena cara, pero sólo pasaron cuatro meses— respondí firme, tratando de hacerlo caer en la realidad.
—¿Dijo algo sobre mí?— ahora entendí por donde iba la conversación.
—No. No estaré en el medio. Toma él teléfono y llámala—
—Me siento raro llamándola. Rompió conmigo— trata de poner como excusa.
—Dale un poco más de tiempo, Matt— negué con mi cabeza por tener esta conversación con él. Sus ojos celestes se dedicaron a observar las siluetas de las dos personas que entraban por la puerta.
—¿Más tiempo?— pregunta molesto al observar a Elena con Stefan juntos. Dicho esto se marchó del restaurante.
°°°°
Stefan
«Hoy perdí el control. Todo lo que mantuve enterrado adentro, salió rápidamente a la superficie. Simplemente no puedo resistirla.»
Luego de haber aceptado la propuesta de Elena, habíamos llegado al restaurante, estaba lleno y podía oír como murmuraban cosas al vernos juntos. Ella me dedica una sonrisa, mientras que un chico rubio se acerca hacia nosotros.
—Hola, soy Matt. Encantado de conocerte— me habla, estirando su mano en modo de presentación.
—Hola, soy Stefan— estreché su mano mientras Elena se pone tensa.
A lo lejos divisamos Bonnie y Caroline sentadas en una mesa. Salimos de la entrada para ir a sentarnos.
—Así que, ¿Naciste en Mystic Falls?— me pregunta Caroline sin rodeos.
—Sí, y me mudé cuando era joven— en mi otra vida pude haber sido más joven.
—¿Y padres?— sigue Bonnie. Ella me cae bien.
—Mis padres fallecieron— miré a Elena, su mirada estaba triste. Sabía que ella también los había perdido.
—Lo siento, ¿Algún hermano?— habla ella.
—Ninguno al que le hable. Vivo con mi tío— se veía interesada en querer saber de mí.
—Entonces Stefan, si eres nuevo, supongo que no sabes de la fiesta de mañana— me comenta, con ambas manos en su barbilla, mirándome fijamente.
—Es una fiesta de regreso a clases en las cascadas— me explica la morena.
—¿Tú irás?— le pregunté directo a Elena, quién la tomé por sorpresa y abría su boca para hablar pero no emitía palabras.
—Claro que irá— contesta por ella Bonnie. Elena se limitó a sonreír mientras se acomoda un mechón de pelo detrás de su oreja.
Llegué a mi casa, cerrando la puerta de entrada detrás de mí.
—Lo prometiste— Me saca de mis pensamientos mi tío, quién se acerca enojado con un periódico en la mano.
Lo tomé totalmente confundido, no entendía que había hecho.
"SE ENCONTRARON CADÁVERES MUTILADOS POR UN ANIMAL"
—Fue un ataque de un animal— expresé aún con el periódico entre mis manos.
—No me digas eso. Conozco el juego. Los haces pedazos para que sospechen que fue un animal. Dijiste que lo tenías bajo control— escupe molesto, pero era la verdad, yo no había hecho nada esta vez.
—Y así es— respondí con firmeza, dándome la vuelta para cambiarme la remera.
—Por favor Stefan, Mystic Falls ahora es un lugar diferente. Ha estado tranquilo durante años, pero hay gente que todavía se acuerda— trata de hacerme reflexionar sobre algo que era inocente —Y qué esté aquí lo empeorará—
—Esa no es mi intención— aclare con calma.
—¿Entonces cuál es?— pregunta perdiendo la paciencia —¿Porque regresaste? Después de todo este tiempo ¿Porque ahora?—
—No tengo que darte explicaciones— respondí firme. No le diré el motivo de mi regreso.
—Se que no puedes cambiar lo que eres. Pero ya no perteneces más aquí—
—¿A dónde pertenezco?— lo desafie esperando a que contestará.
—No puedo decirte que hacer— sabía que no sería capaz de decirlo —pero regresar aquí fue un error— me enfureció el que me dijera eso. Simplemente tiré el maldito periódico sobre la mesa. Largandome de allí.
Me dirigí a mi habitación derecho a la biblioteca donde guardaba mi diario. Al encontrarlo, lo abrí dejando a la vista la imagen de Katherine junto con el año 1864. Ella era igual a Elena, por eso regresé.
«Si Te ha gustado esta parte vota»
«Mañana subiré la última parte del primer capítulo»