Huellas en la Piel ©

By MileMoony

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La tragedia que marcó su vida y el casi perderlo todo, hizo de Pepper una chica fuerte e independiente, ademá... More

Prólogo
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41. Parte 1
41. Parte 2
41. Parte 3
41. Parte 4
41. Parte 5
41. Parte 6
Epílogo
Agradecimientos
Descargalo!!! :D
Primer borrador de Huellas en la Piel

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By MileMoony

Pepper 

Oigo que alguien llama a la puerta y yo sigo en la cama. Sé que es un poco tarde, pero es domingo, no hace daño levantarse tarde de vez en cuando. De nuevo oigo los golpes en la puerta y el timbre, y con todo el dolor de mi corazón decido que tengo que dejar la cama para ir a ver quién es. De nuevo llaman a la puerta. 

–¡Ya voy! –grité, mientras me acerco a la puerta, y cuando la abrí me llevé una grata sorpresa–. Kaa, ¿qué haces aquí? 

–¿Te desperté? 

–Ammm no, no. 

–¿Entonces por qué sigues en lo que creo es tu pijama y tu cabello parece un nido de pájaros y tienes baba seca en la boca? 

Noto que intenta no reírse. 

¡Mierda! Olvidé mirarme en el espejo antes de ver quién era.

–De acuerdo, sí, estaba dormida –contesto, mientras trato de quitarme la baba y alisarme el cabello. 

–¡Pero son las once de la mañana! 

–Pero llegué a casa a las cuatro de la madrugada y me dormí como a las cinco. 

–¿Ayer también trabajaste? –me pregunta, con su habitual mega sonrisa. 

–Sí. Voy al club los viernes y sábados. Aunque está abierto todos los días. Pasa, no te quedes ahí afuera. ¿Cómo supiste que vivo aquí? 

–Dastan me dijo –contesta, mientras se pasa. 

Obviamente. ¿Cómo no lo pensé? 

Kaa viene igual de arreglada que siempre, aunque un poco más casual–. Tu casa es muy bonita, también tienes una galería de arte aquí –dice, mientras mira a su alrededor. 

–Gracias. ¿Quieres algo de tomar? –le digo, mientras entramos a la cocina y me acerco al refrigerador. 

–No, gracias. De hecho vengo por ti. 

–¿Por mí? –le pregunto, mientras agarro el delicioso jugo de mango que tengo. 

–Te quería invitar a una comida que hacemos todos los domingos –dice, mientras tomo el jugo directo del envase–. Dastan va a estar ahí –. Y me atraganto. Sí, otra vez. 

–Ammm... 

–Anda, di que sí. 

–Pero es que... 

–Sólo vamos a estar familiares y amigos cercanos. 

–Pero yo no soy familiar. 

–Pero eres mi amiga –dice, mientras guardo el jugo y de nuevo siento un ligero dolor en mi pecho. Sólo la he conocido durante una semana y ya me considera parte de su vida. Como ve que no respondo, añade–. Te prometo que te la pasaras bien, y no es que seas una desconocida, ya conoces a Dastan y Lex –. Cuando menciona a Lex, noto que su tono de voz cambia y le brillan los ojos–. Y conocerás a mis padres. 

–Pero es que no puedo, tengo que estar con alguien. 

–Llámalo e invítalo, si te hace sentir más cómoda. Espera, ¿tienes novio y no me habías dicho? –. Pone cara como si estuviera dolida por no haberle contado algo así, pero sé que es broma. 

–No, no tengo novio. Pero no la puedo llamar, la tengo que ir a recoger. 

–¿La? ¿Tienes novia? –pregunta, sorprendida. 

–No. No soy lesbiana. 

–¿Entonces? Estoy confundida. 

–Soy soltera. ¿Segura que puedo llevar a alguien entonces? 

–¡Claro! ¿Pero me dirás quién es? No, espera. No me digas quién es. Mejor me espero hasta verla. No me arruines la sorpresa. 

–Está bien. 

–De acuerdo, vámonos entonces. 

–Espera, me tengo que arreglar. 

–¿Para qué? Así te vez bien. Además, les brindarás un nuevo hogar a algunos pajaritos en el camino –dice sonriendo. 

–Eso sería estupendo –. Le devuelvo la sonrisa–. Pero no creo que a tus papás les agrade que lleve un zoológico. 

Se echa a reír–. De acuerdo. ¿Puedo ver el resto de tu casa mientras te espero? 

–Puedes hacer lo que quieras. Ponte cómoda, esta es tu casa –contesto, mientras me dirijo a mi habitación para cambiarme.

≈ • ≈ • ≈ • ≈ • ≈ • ≈

Dastan 

–¿Que vendrá con alguien? ¿Por qué?

–¿Y qué tiene? ¿Acaso estás celoso? –dice Kaa en el teléfono. 

–Claro que no. 

–Sí, claro –. Noto que se esta burlando. 

Me tallo la cara con una mano y luego la paso por mi cabeza, exasperado–. ¿Está ahí contigo? 

–Ahora no. Se está arreglando. 

–¿Van a tardar mucho en venir? 

–La verdad no sé, pero no creo. Sólo tenemos que ir a recoger a esta otra persona y ya de ahí nos dirigimos a casa. 

–De acuerdo. Regrésense con cuidado. 

–Claro. Nos vemos al rato –. Y cuelga. 

Tuve que poner todo mi autocontrol para no arrojar el jodido teléfono y estrellarlo contra la pared. Desde entonces, siento que me llevan los mil demonios.

~ · ~ · ~ · ~ · ~ · ~ 

–Vamos, viejo, ¿qué te pasa? Desde que colgaste con Kaa, estás muy serio –me dice Lex, tomándome por el hombro. 

¿Por qué me molesta tanto que venga con alguien más? 

–No tengo nada –miento. 

–¿No va a venir? 

–¿Quién? 

–¿Cómo que quién? Pepper, idiota.

–Sí. 

–¿Entonces? 

–Vendrá con alguien. 

–¿Y? 

–¿Cómo que y

–Estás celoso 

Empieza a sonreír. No le encuentro la gracia. 

–No estoy celoso. 

–Creí que habías dicho que no querías nada con ella. 

–Y así es. 

–¿Entonces por qué estás celoso? 

–Que no estoy celoso. 

–Bueno, como sea. ¿Qué tal si sólo son amigos? 

–Se supone que es una comida familiar. ¿Cómo piensa venir con alguien que no es de la familia? 

–Ella tampoco es de la familia –dice, y cuando ve que lo miro con ojos asesinos, agrega–. Pero no lo digo por excluirla, si no que apenas nos conoce, Dastan. Tal vez no se sienta tan fuera de lugar trayendo a alguien que conozca un poco más –. Por más que me cueste aceptarlo, tiene razón. Lo único que hago es asentir con la cabeza–. De acuerdo, ¿vamos a cocinar la carne, o te vas a quedar aquí sentado con tu cara de amargado? 

Suelto un suspiro eh intento relajarme–. Está bien, vamos. 

–Ya quita esa cara, Dastan –dice mamá, que se acerca a nosotros mientras nos dirigimos al patio trasero de la casa–, o harás que la carne sepa igual de amarga a como estás tú. 

–Sabes que eso es mentira, Silvia –dice Derek–. Tu hijo hace la mejor carne del mundo, sin importar su humor.

–Bueno, pero de todas formas no quiero que estés de amargado. ¿Por qué estás amargado? 

–Porque le gusta vivir así –contesta Lex. 

–Vamos, Dastan. Deberías estar contento. ¿O no vendrá la chica por la que no dejas de hablar? –dice Derek, tomándome del hombro. 

–Sí vendrá –contesto. 

–¿Entonces? –pregunta mamá. 

–Vendrá con alguien –contesta Lex. 

–¿Y? –pregunta mamá. ¿Por qué todos preguntan que y? ¿Cómo que y? ¿Qué no ven cual es el jodido problema con el y?–. Oh, ya sé. Estás celoso. 

–¡Ya llegué! –se oye el grito de Kaa y cuando me giro, veo que se acerca a nosotros, pero viene sola. ¿Por qué viene sola?–. ¿Y la comida? ¿Todavía no está? 

–Tuvimos un pequeño problemita con tu hermano, pero ya la haremos –contesta Lex. 

–¿Dónde está? –le pregunto a Kaa, y ella señala hacia la puerta con la cabeza. 

Cuando volteo a ver, ahí está ella con una niña de unos cuatro o cinco años que la toma de la mano. Es exactamente igual a Pepper, pero sin todos los tatuajes, y en una versión más chica. ¿Pepper es mamá? 

–¿Ya se te quitaron los celos? –me dice Kaa, en un tono bajo para que sólo yo la escuche. 

–¿Quién es la pequeña? –pregunto, sorprendido. 

–¿Por qué no te acercas a recibirlas y le preguntas? –sugiere, sonriendo. 

Asiento con la cabeza y cuando me empiezo a dirigir hacia donde están Pepper y la niña, noto que está nerviosa, y extrañamente yo también lo estoy. 

–Hola –dice Pepper. 

–Me alegra que hayas venido –le digo. 

–Gracias por la invitación. 

–Pepper, ¿quién es él? –pregunta la niña, y se me hace extraño que llame a su mamá por su nombre. 

Entonces me pongo de cuclillas para estar a su altura– Hola, pequeña, me llamo Dastan. 

–¿Te llamas igual que el príncipe de Persia? –dice sorprendida y no puedo evitar sonreír.

–Conoces al príncipe de Persia, ¿eh? ¿Te gustan los video juegos? 

–Sí, y también hicieron una película de él. 

–Tienes razón, pero no la he visto. 

–Pues un día ven a mi casa y la vemos –dice. Esta nena es encantadora. 

–Me encantaría. 

–Pepper, ¿cuándo puede ir Dastan a casa para ver la película? 

–Cuando quieras, Nicole. Sólo hay que ver qué día puede ir él. Acuérdate que la gente grande tiene que trabajar. 

Entonces la pequeña se llama Nicole. Sacando mis conclusiones, creo que Pepper la tuvo alrededor de los dieciocho. 

–¿Cuándo puedes ir? –me pregunta Nicole.

–El día que quieras, Nicole. 

–¿Mañana? 

Asiento con la cabeza–. Mañana será entonces –le digo sonriendo. 

–¿Y jugamos videojuegos? –pregunta, emocionada. 

–Nicole... –empieza a decir Pepper. 

–No hay problema –la interrumpo–. Pero mañana es día de clases. ¿Qué te parece si los videojuegos lo dejamos para un fin de semana? –le digo a Nicole. 

–¡Va! –contesta, emocionada–. ¿Pero la película sí mañana? 

–¿Sí podemos? –le pregunto a Pepper. 

–Claro, pero después de que hagas tu tarea –le dice a Nicole. 

–Sí –le contesta la niña con determinación y luego me ve de nuevo–. Oye, tú también tienes tatuajes como mi tía –me dice, señalándome los brazos. 

Espera, ¿tía? ¿Pepper es su tía? ¿Por qué la cuida ella y no su papá o mamá? No mencionó que tuviera hermanos. 

–Sí –le contesto–. ¿Te gustan los tatuajes? 

–Sí. Cuando sea grande, voy a ser tatuadora como mi tía. 

–¿También eres tatuadora? –le pregunto a Pepper, sorprendido. 

Se encoje de hombros–. No a tiempo completo, pero sí. 

–¿Quiénes son estas encantadoras jovencitas? –oigo la voz de mamá detrás de mí y me pongo de pie de nuevo. 

–Mamá, ellas son Pepper y Nicole. Ella es mi madre, Sylvia. 

–Es un placer conocerla, señora –dice Pepper. 

–Oh, no. Nada de señora, dime Sylvia. Y el placer es todo mío, Dastan no ha dejado de hablar de ti. 

–¿Por qué tu hijo se llama como el príncipe de Persia? –le pregunta Nicole a mamá.

–¿Quién es el príncipe de Persia? –le pregunta mamá. 

–Pues Dastan –contesta Nicole, como si fuera la respuesta mas obvia del mundo y no puedo evitar sonreír. Noto que Pepper se sonroja. 

–Lo siento corazón, no lo conozco. Pero me encantaría saber quién es. ¿Qué te parece si nos vamos a sentar con los demás y me cuentas sobre este príncipe? –le dice mamá, extendiéndole la mano y se la lleva a donde están los otros. 

–¿Vamos con los demás? Hay ensalada para ti. Lastima que te perderás la deliciosa carne asada que hago –le digo a Pepper, que por cierto se ve hermosa, con un estilo más casual, vestida con unos shorts de mezclilla y una blusa holgada sin mangas y unas botas con agujetas, todo de negro, que hace resaltar más su pálida piel. Y su cabello está suelto y noto que es algo ondulado y muy largo, le llega más o menos hasta la cintura. Esta mujer es tan sexy. Extrañamente yo también estoy vestido todo de negro con mi pantalón de mezclilla, mis vans y mi camisa con las mangas dobladas hasta los codos. Mi cabello, bueno, es sólo cabello negro y alborotado.

–Supongo que sí será una lastima, pero no creo que sepa mejor que la carne que yo hago. 

–No lo creo. No comes carne, ¿y crees cocinarla mejor que yo? 

–¿Quieres apostar? 

–¿Apostar a qué? –pregunta Derek, cuando llegamos a donde están todos–, Tú debes ser Pepper. Dastan no deja de hablar de ti, es un placer conocerte al fin. Soy Derek, el padrastro de Dastan y Kaa. 

–Es un placer conocerlo, señor –lo saluda Pepper. 

–Dime Derek. ¿Entonces, apostar a qué? 

–Pepper decía que hace una mejor carne asada que yo –contesto. 

–No es por llevarte la contraria, Pepper, pero Dastan hace la mejor carne asada del mundo –le dice Lex.

–Ya sé. Dejemos que los dos cocinen y ya nosotros seremos el jurado y decimos a quién le queda mejor –dice Kaa. 

–Nadie le gana a mi tía. Lo siento Dastan, pero ya no serás el príncipe de la carne asada –dice Nicole. 

–Claro que no. Pepper es invitada y no la vamos a poner a cocinar –dice mamá–. Siéntate querida, y dejemos que los hombres nos consientan. 

–Déjenla. Así ya no tengo que hacerlo yo –dice Lex. 

–¡Holgazán! –lo regaña mamá. 

–Vamos, Sylvia. Veamos que tiene Pepper, para nosotros. Y cambio mi voto, yo también apuesto por ella –le dice Lex, mientras pone sus manos detrás de su estúpida cabezota y se recuesta en su silla. 

–¿Qué? –le pregunto, tratando de sonar traicionado, pero la verdad es que me encantaría cocinar con Pepper. 

–Vamos, idio... –se detiene cuando recuerda que está Nicole– viejo. Tu carne es genial, pero ya me aburrió. Quiero ver que tal le queda a Pepper. 

–¿Qué dices? –le pregunto a Pepper. 

–Que voy a ganar –contesta, mirándome con desafío. 

Esta mujer cada vez se mete más bajo mi piel. Si alguien me viera como ella lo hace simplemente lo alejo, pero a ella la quiero más cerca de mí. 

–Vamos a la parrilla entonces –le digo, y empezamos.

~ · ~ · ~ · ~ · ~ · ~ 

–¿Y entonces el veredicto es? –dice Derek. 

Ya todos terminamos de comer, y sinceramente, Pepper cocina delicioso. Pero lo que más me agradó es que mientras cocinábamos, parecíamos un equipo en vez de una competencia, estábamos perfectamente coordinados. Y el tenerla tan cerca me dificultaba un poco concentrarme en lo que hacía, pero la verdad es que no me importó. 

–Pepper –dicen todos al mismo tiempo, incluido yo. Veo que se sonroja de nuevo. Es tan hermosa cuando se sonroja. 

–Ves, Dastan. Te dije que mi tía te iba a ganar –dice la pequeña Nicole, llena de entusiasmo. 

–¡Pero eres vegetariana! –le digo a Pepper. 

–Antes no –contesta. 

–No seas mal perdedor, Dastan –me dice Lex.

–Mi tía es la reina de la carne asada –dice Nicole. 

–¿Cuántos hermanos tienes, Pepper? –le pregunta mamá. 

–Ammm –. Se pone nerviosa–. Una... gemela –contesta algo incomoda. 

­–Mi mamá se llamaba Emma –dice Nicole. 

–¿Se llamaba? –pregunta mamá. 

Pero yo no he apartado la vista de Pepper. Está empezando a sudar. 

–¿Puedo usar su baño? –pregunta Pepper, queriendo sonar lo más normal posible, y casi lo logra, o al menos yo me di cuenta que su voz está un poco entrecortada porque estoy sentado a lado de ella. 

–Claro, querida. Adentro al fo... 

–Yo la llevo –digo, interrumpiendo a mamá, mientras me levanto. Cuando pongo mi mano en la espalda de Pepper, noto que esta temblando–. Por aquí –le digo y me la llevo. 

Cuando le indico que cuarto es, ella entra rápidamente, cierra la puerta y oigo que abre la llave del grifo. 

–¿Estás bien? –le pregunto a través de la puerta. 

–Sí, lo siento. Salgo en un minuto. 

–Está bien. ¿Quieres que espere aquí? 

–No. Todo está bien, lo prometo –. Suena como si estuviera llorando. 

–No suenas bien, Pepper. 

–Dastan, sólo espera afuera ¿sí? ¿Puedes ver cómo está Nicole? 

¿Por qué me preocupo tanto? ¿Por qué me molesta que no me quiera decir qué tiene? ¿Por qué tengo esta necesidad de consolarla y protegerla? Dijo que está bien, ¿no? Entonces caigo en la cuenta que tengo que ir a decirle a los demás que Pepper no quiere hablar de su familia. Ya sé lo de sus papás, ¿también su hermana habrá muerto?

–De acuerdo –le digo y luego me dirijo afuera con los demás. 

–¿Y mi tía? –me pregunta Nicole, cuando me ve llegar. 

–Está en el baño, pequeña –le contesto.

–Nicole nos estaba contando que cuando sea grande quiere ser tatuadora como Pepper –me dice Kaa–. ¿Sabias qué Pepper es tatuadora? 

–También me acabo de enterar hace rato.

–¿Ya te hiciste tu pavo real? –le pregunta Lex a Kaa. 

–No. Ahora que regrese le preguntaré si me lo hace ella, así quedara perfectamente igual –dice Kaa. 

–Pero si ni sabe cual pavo real quieres –le dice Derek 

–Claro que sabe, ella lo hizo. 

–¡Vaya! Esta chica es muy talentosa –dice mamá.

–¡Pepper! Están hablando del pavo real que hiciste –dice Nicole, mientras se levanta y se va hacia donde apareció Pepper, que ya parece estar mejor. 

Entonces aprovecho que Nicole ya no está tan cerca para decirle a los demás–. Pepper no quiere... 

–Hablar de algunas cosas –me interrumpe Derek–. Lo sabemos, no la presionaremos. 

–Gracias –les digo. 

–Es una buena chica, y vemos que te importa –me dice mamá. 

–¡Hey, familia! –oigo que grita ella. 

No puedo creer que esté aquí.

¡Mierda!

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© Huellas en la Piel por Michelle Acero. Todos los derechos reservados.

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