Boca de Ambrosía.

By earlgreeey

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(OmegaHarry/AlfaLouis) HARRY-CENTRIC. Harry odia a su familia y quiere destruirla. Casarse con el hijo del en... More

Presentación.
Guía omegaverse
Una tumba en la que caben cuatro
Belleza moldeada a fuerza de misterios
Donde yacen besos apenas insinuados
Tu voz suave en el vacío
Tormento apasionado a deleite mortal
Un solo latido de pasión
Los ocultos manantiales de aguas violetas
El valiente con una espada
Sombras detrás de las cortinas
Una horrible marioneta
A la deriva en la tempestad.
Besos que sólo hicieran sangrar
Aguas negras de mi pasado torturado
La corona de mirto del amante
Dos jóvenes amantes yaciendo en la huerta
Cuando el viento e invierno endurezcan
E1. Bailotean los dedos delirantes
Las disonancias (de la vida)
Las sombras (de la noche)
Un océano (de frágiles prímulas)
Capullo en manos (del invierno)
El pecado (era mío)
(El hombre que contaba) historias
(Bailaban su majestuoso) desafío

El fuego de rubíes incrustados

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By earlgreeey

Capítulo 3.

El fuego de rubíes incrustados

Y sus dulces labios rojos sobre estos labios míos

Ardieron como el fuego de rubíes incrustados

En el candil inquieto de la camilla carmesí

.

.

Tan pronto como Anthony y él abren la puerta del despacho, sus tres hijos posan sus ojos en ellos. Puede ver el cansancio en el rostro de Liam, la curiosidad latente en los brillantes ojos de Perrie y la tranquilidad en los de Louis. No dice nada hasta que cruza la habitación, Anthony siguiéndolo en completo silencio como es de costumbre entre los dos; aún detrás, cerrando la puerta con tranquilidad y con el mismo porte de conocedor oculto.

Esta vez es Anthony quien toma asiento en la silla de cuero, él quedándose de pie a su lado en caso de que tenga que caminar hacia alguno de sus hijos. Si bien ellos son por completo ajenos a la problemática eterna que hay entre los Styles y ellos—en el sentido de que no les mencionan a menos que los otros lo hagan primero—, eso no quiere decir que sean incapaces de actuar por algo de... malicia en su interior.

Toma una bocanada de aire antes de empezar.

—Me alegra que hayan hecho caso a su padre sobre esperarnos a que llegáramos—les dice, mirándolos a los tres a los ojos—. De lo contrario me hubiese visto en la no tan penosa necesidad de levantarlos a la fuerza.

Perrie es la primera en hablar, como siempre.

—¿Tan importante es todo esto?

Cada uno de sus hijos cuenta con una personalidad por completo distinta, en ocasiones inclusive complementándose una con la otra. Perrie, la menor—quien le causó el menor de los problemas en los nueve meses que la llevó dentro de él—, tiende a ser, en ocasiones, demasiado impulsiva o curiosa.

En más de una ocasión esa misma curiosidad le ha metido en problemas, pero es tan buena al momento de salir de ellos también. Se podría decir que de los tres es la que más socializa, la que siempre consigue la información adecuada cuando se necesita, la que descubre qué es verdad y qué es mentira. La que no se queda callada. Es lo opuesto a Louis, quien es más observador que participante o inclusive que Liam, quien no tiende a decir más cosas de las que son necesarias.

Louis y Liam, en cambio, son un asunto por completo distinto, aunque si bien son los que se parecen más en realidad también se diferencian entre ellos. Liam podría tener algo de malicia de vez en cuando, pero su corazón es demasiado bondadoso como para siquiera vengarse o guardarle un mayor rencor a alguien. Louis es quien se parece más a ellos. En todos los sentidos, inclusive en los más... singulares.

—Sí, Perrie, es importante—le contesta. Carraspea antes de continuar, acostumbrado a no mantener secretos por demasiado tiempo entre ellos—. Hoy en la mañana nos visitó Harry Styles para hablar sobre algo interesante.

Esta vez es Liam el que reacciona.

—¿Qué? ¿Qué era lo que quería? —cuestiona.

Antes de que él pudiera hacer algo Anthony se adelanta, su voz acentuada tratando de tranquilizar la posible conmoción que se causaría. Will le echa un vistazo a Louis, dándose cuenta de que continúa en completo silencio, observándolos con cierto interés.

Frunce el ceño.

—Nos hizo la interesante oferta de ayudarnos a acabar con su familia—Anthony dice seguro de sí—. Es una oportunidad como pocas, como han de saber. Su papá y yo queremos hablarlo con ustedes primero.

Ahora los tres pares de ojos se posan sobre él. Se encoge de hombros.

—Debíamos de hacerlo porque el niño puso ciertas... condiciones para hacerlo. —Se espera a que Anthony les entregue el sobre que Michael les había llevado en la oficina, dándoselo primero a Liam para que lo viese—. Le comenté que la respuesta se la daríamos dentro de dos semanas pero eso ocurrió. Se publicará el día de mañana sin nada que se pueda hacer al respecto.

Liam frunce el ceño, los labios apretados en una mueca de inconformidad. Will sabe que odia que hablen de él cuando no brinda motivos para hacerlo, en especial porque se trata del que menos se mete en todo ese problema de familias. Después se lo pasa a Perrie, quien lee todo con rapidez pero no muestra otra reacción más que un bufido exasperado, como si ya no le sorprendiera que algo así sucediera.

Al final, como si fuese un movimiento en cámara lenta, el sobre llega a Louis. Sereno, con cierto brillo de furia en sus ojos—es el que más tiende a mostrar su enojo de alguna u otra forma a pesar de controlarse la mayoría del tiempo—, lee cada una de las líneas hasta que finaliza, colocando el sobre en su regazo y mirarlos de nuevo.

Él sonríe con cierta pesadez.

—Una gran casualidad que después de nuestra agradable reunión suceda algo como esto—suspira, pero continúa con voz tensa—. Se trató de algo muy inteligente el aprovecharse de una de las debilidades de los omegas.

Ninguno dice nada hasta que Liam habla, la curiosidad palpable en su voz.

—Tengo una duda—alza la mano como si estuviera en un salón de clases, pidiendo permiso al maestro para decir algo—. ¿Qué no se supone que Harry es el, eh, débil de la familia? El tímido que siempre está bajo el control de su hermano.

Perrie asiente con frenesí.

—¡Ah, es cierto! Recuerdo que cada que asistía a alguna reunión apenas se hacía conversación con él. De cierta forma era lindo—dice con toda seguridad.

Will no puede evitar reírse, escuchando la misma acción de parte de Anthony segundos después. Louis continúa en silencio, leyendo una y otra vez la noticia sin agregar nada más, aún sin encontrar tanto interés en el tema de conversación; es normal en él que se comporte de esa forma, en especial porque sigue sin saber que lo que sucede ahí le implica además de que podría interesarle.

Claro que si puede evitar que algo así suceda en un futuro lo haría con los ojos cerrados y sin rechistar. Quiere acabar con esa familia de una vez por todas pero no significa que sacrificaría a sus propios hijos para que sean partícipes de semejante tortura; sin embargo, si se lo comentan a Louis y, bajo su propio riesgo y decisión, decide hacerlo sin más – a él no le quedará de otra más que aceptarlo... para al final sacar la mayor ventaja de esa bochornosa situación.

—Esa timidez al parecer se trataba de una farsa. —Explica Anthony, sonriéndole a él de oreja a oreja cuando se gira para encararlo—. La persona frente a nosotros era lo opuesto a lo que pensamos. ¿O no, Will?

Mira a su alfa como si siquiera arrancarle la cabeza con algo filoso. Al final sonríe, burlón, sabiendo que Anthony lo único que hace es retarlo para demostrarle a sus hijos que él también se llevó una terrible sorpresa en cuanto a Harry. Porque sí – aunque no lo haya demostrado del todo, debe de admitir que se trató de la situación más inesperada que haya viso en los últimos días.

—Sí, sí, deja de repetirlo—responde—. Como su padre les mencionó antes, el niño Styles vino a nosotros más que decidido a deshacerse de su familia, y le pedimos un lapso de dos semanas para pensar sobre su respuesta y –

—Mismo lapso que se acortó de forma considerable—interfiere Anthony.

Will le mira con odio.

—Se acortó, sí—dice—. Gracias, alfa.

—De nada.

Aprieta los labios para evitar que de ellos se escape un vocabulario que no está del todo acostumbrado a utilizar. Sus hijos les observan en silencio, más que acostumbrados a ese tipo de comportamientos entre ellos, en donde uno se reta al otro hasta el cansancio – aunque claro, la forma de reaccionar es por completo distinta. Él apenas se contiene las muecas de desagrado, repudio u odio infinito. Anthony es más tranquilo y cortés en ese aspecto.

Al final, suelta un suspiro que parece ser el milésimo en sólo la media hora que llevan ahí, el estrés y la tensión acumulándose en sus hombros de nuevo.

—¿Por qué dos semanas? —Louis pregunta, sus hermanos mirándolo tan pronto como le oyen hablar—. Si esta es la oportunidad perfecta, ¿qué tipo de condiciones puso para que lo pensaran por tanto tiempo?

Ah, Louis. El nada despistado, ignorante o tonto Louis. Cansado de retrasar tanto el proceso y con la esperanza de ir a dormir más pronto de lo que desea, se adelanta antes de que Anthony salga con cualquier otro comentario para sacarlo de sus casillas.

—A ti—dice con simpleza.

Louis parpadea con cierta incredulidad.

—¿Qué? —pregunta.

Liam, a su lado, asiente conocedor.

—Al bebé de la familia—cuando Louis le mira como si quisiera matarlo, él se encoge de hombros con desinterés, sonriente—. ¿Qué? Te comportas como tal.

Carraspea a modo de advertencia tan pronto como ve que Louis intenta abrir la boca para protestar.

—Suficiente—les dice—. Deseo terminar esto rápido e irme a dormir, así que guarden silencio de una buena vez.

Liam y Louis se avergüenzan mientras que Perrie les observa más que divertida, siempre la menos propensa a que ya sea Anthony o él la regañen o le dediquen miradas amenazadoras.

—Michael nos confirmará mañana por la mañana si lo que Harry Styles nos dijo es cierto—dice más tranquilo, de nuevo todos los ojos en la habitación puestos sobre él—. Al parecer él no tiene control alguno sobre su propio dinero, sino que se trata de Zayn quien lo maneja en su totalidad. La única forma de liberarse de esa pequeña atadura es teniendo a un alfa a su lado para así empezar su tan ansiado plan. Fácil, a sus palabras.

Cuando posa sus ojos con los de Louis, se encuentra con una oscuridad como la que ve cada que observa a Anthony. Cada que recuerda a su padre antes de morir, porque Louis obtuvo esa misma tonalidad en su azul, ese brillo intenso de aburrimiento pero a la vez de deseo, de que algo despertara su interés para mostrar lo que es capaz de hacer.

Las feromonas alfa de Louis siempre son controladas por él mismo, todo gracias a que Anthony desde pequeños les enseño, tanto a Liam como a él, a controlarlas hasta el punto en que ni siquiera furiosos podrían estresar el sentido del olfato de los demás; Will se encargó de hacer lo mismo con Perrie, por supuesto, pero eso no se trató de algo complicado gracias a que su pequeña siempre fue alguien que aprendía con rapidez.

Liam y Louis, alfas—infantiles, tontos—eran otro asunto por completo distinto. Pero ahora ahí está el resultado, la demostración final de todo ese entrenamiento o clases, con Louis estoico mientras que su cerebro asimila de lleno lo que él le terminó de decir.

Si lo veía desde un punto de vista crítico, la posición del niño Styles es entendible. Es lógica, inclusive. Liam a pesar de ser alguien inteligente y astuto no cuenta con esa personalidad necesaria para los negocios, ni mucho menos la falta de moral suficiente como para desligarse de una que otra amistad a favor de salir victorioso en alguna venta mensual o anual. Louis, en cambio, tiene la preparación más que suficiente para llevarlo a cabo sin ningún problema. (Sin contar, por supuesto, que la parte omega del niño Styles se muere por la parte alfa de Louis. O de los dos. De eso se encargará después.)

—Pero ya saben cómo es su papá—Anthony lo saca de sus pensamientos, su voz aterciopelada una tentación más—, siempre tan protector con todos ustedes.

Él gruñe sin pensarlo.

—¿Cómo no hacerlo? Aún no sabemos si –

—De acuerdo. —Le interrumpen.

Por primera vez en mucho tiempo siente su corazón latir con fuerza, los latidos mandando punzones por todas sus venas sin ningún detenimiento. Observa a Anthony con cuidado, los ojos bien abiertos y sin saber qué hacer, porque escuchó—de verdad—las palabras que salieron de la boca de Louis.

Cuando alza la vista para mirar a Perrie y a Liam, ella observa a Louis con gran curiosidad y algo de sorpresa mientras que Liam parece que partirá su rostro en dos, su boca tan abierta que parece que llegará hasta el suelo. El aire se vuelve algo incómodo y él trata de tranquilizarse, en especial porque pensó que todo sería distinto. Quizá algo como que Louis—siempre independiente Louis—se negaría de inmediato a cualquier otra idea descabellada, pero sin duda alguna se equivocó.

La mano cálida de Anthony se coloca sobre la suya, apretándolo en completo silencio. Carraspea antes de hablar, sintiendo la pesada mirada azul de Louis sobre su rostro, siempre analizando inclusive a los miembros de su familia, su rostro sin mostrar expresión alguna más que algo de aburrimiento e, inclusive, hastío.

—¿Estás seguro de ello? —pregunta tratando de que su voz no salga temblorosa.

Sólo entonces, ahí, Louis se permite sonreír. Ladeado, travieso, algo de oscuridad y secretismo en su forma más pura.

—Por supuesto que sí, papá—le dice con cariño—. Todo sea por la familia.

Entonces Perrie, apresurada, cruza desde el lugar en donde estaba hacia Louis, colocándose a su lado y poniéndose de rodillas para poder hablar con él.

—Hermano—le llama—, creo que deberíamos escuchar un poco más de lo que tienen que decir. ¿Qué tal si es una trampa? Dijeron que dos semanas y –

—Podríamos pensarlo mejor—se aventura Liam—. Podrías pensarlo mejor.

Will siente una calidez en su pecho al ver a sus hijos en esa posición. A sus pequeños preocupados los unos por los otros, siempre brindándose apoyo cada que es necesario. Cuando observa a Anthony se da cuenta de que él también tiene esa mirada de orgullo, ese brillo de adoración, pero no comenta nada porque, además de que no desea romper tan bonito momento, no quiere desviarse mucho más del tema.

De pronto se siente cansado.

—Ya lo pensé—les dice Louis—, y mi respuesta es la misma.

Liam bufa.

—¿Lo pensaste en cuestión de segundos?

Louis se encoge de hombros.

—Mi cerebro es una maravilla.

—Su papá ya está agotado—Anthony les interrumpe, todos ahí sabiendo que el comentario de Louis llevaría a otra discusión—, así que Louis, responde por última vez. ¿Estás de acuerdo con ello?

Anthony, aunque en muchas ocasiones se mantenía al margen de la situación o controlaba el manejo de la casa desde las sombras, siempre se trató de quien tenía mayor autoridad sobre sus hijos en el sentido de que era él quien los castigaba con severidad. En ese punto Will se trata de alguien demasiado débil, esa parte omega de él actuando en su contra y diciéndole que no debería de alejarse de forma sentimental de sus hijos.

Es por eso que los tres obedecen de inmediato. Casi temerosos, tensos, porque a pesar de que son pequeños demonios, astutos por demás, Anthony desprende feromonas alfa demasiado fuertes como para no preocuparse por ello. Eso no quiere decir que a él no le obedezcan cuando les suelta algún sermón u otro comentario a modo de advertencia, pero Anthony es quien tiene en ellos un efecto más rápido.

Suelta un suspiro en el instante en que Louis vuelve a asentir con la cabeza.

—Está bien—dice él—. Si esa es la decisión que tomaste, mañana hablaremos más de ello. No hay nada que te haga cambiar de opinión, me imagino.

Louis le mira por largos segundos, para luego ponerse de pie en silencio. Liam y Perrie hacen lo mismo al instante.

—Estoy seguro de ello, papá.

Se masajea el puente de la nariz, el estrés cada vez más notorio en su rostro.

—Bien. Pueden retirarse.

Los tres se dirigen a él para abrazarlo y despedirse, uno por uno, haciendo lo mismo con Anthony luego de que éste les acompañase hacia la puerta, esperando a que se marcharan en silencio por el pasillo mientras él, agotado, se deja caer sobre la silla en la que antes se sentó su alfa.

La respuesta de Louis—su lenguaje corporal, sus expresiones, el empeño que puso en cada palabra que dijo—le terminó con cierta inquietud en su pecho. Guía sus ojos hacia Anthony, quien cierra la puerta antes de girarse hacia él con una sonrisa en su rostro, de oreja a oreja, mirándolo como si se estuviera burlando.

—Salió mejor de lo que esperaba—le dice.

Will mueve un poco la silla, rodando los ojos para luego parpadear y apretar un poco sus labios. Anthony ya está a su lado, sonriente, sabiendo de sobra que esas palabras son sólo para sacarlo de quicio de nuevo.

—Cierra la boca. —La risilla que Anthony suelta lo tranquiliza más de lo que se imaginaba—. Esto me tomó por sorpresa.

Deja escapar un suspiro en cuanto escucha a Anthony mover una de las sillas para colocarla a su lado, sentándose luego y permitir que sus propias feromonas le tranquilicen con más facilidad y rapidez. Después gira su rostro hacia él, los labios apretados en una mueca de desconfianza.

Nos tomó por sorpresa—le responde y Will asiente con la cabeza, sólo un poco—. Supongo que eso puede significar que el único interesado no es Harry. ¿O me equivoco?

Will sabe que tiene razón. Lo sabe porque no es Anthony quien habla sino su parte alfa, ese pedazo dentro de él que le dice a su mente que Louis no hace las cosas sólo por el bien de la familia, más bien porque sus propios intereses también están en juego. Así como él está tan seguro de que Harry siente atracción hacia Louis, Anthony habla con la misma sinceridad de que eso es algo recíproco.

Es normal en la biología de un alfa u omega sentir ese tipo de conexión hacia alguien aunque sólo se hayan visto cinco segundos. El cuerpo reacciona aún cuando eso no significa que estarán juntos para siempre o que ese deseo se convertirá en una relación. Pero ese deseo sigue ahí, latente, y si ninguno de los dos lo toman a consideración para sus planes futuros, todo se puede ir a la ruina en un abrir y cerrar de ojos.

—No—responde a duras penas—, no te equivocas.

Tiene tantas cosas que organizar y una venganza de la cual encargarse.

...

Dos días.

Han pasado dos malditos días desde que se soltó la noticia de su familia hablando mal de los Tomlinson y sigue sin recibir ninguna maldita respuesta de parte de Anthony o Will. Ni un mensaje, ni si quiera una negativa, ni el más mínimo rumor de que harán algo al respecto.

Harry siente que podría romper toda su ropa con sus meras manos, sin necesidad de tijeras. O con sus dientes. Quemarlo todo, verlo arder, por el simple placer de imaginarse que es el estrés o la ansiedad que le carcomen desde hace dos-malditos-días. En otros dos días será la junta financiera del mes de la empresa y para entonces ya debería de obtener una respuesta, pero al parecer jugó mal y la noticia no tuvo el efecto que deseaba que tuviera.

Si no llega con un alfa a esa junta entonces tendrá que esperar otro mes para poder reclamar su fortuna de alguna u otra manera, pero ya está lo suficiente cansado como para esperar. El quedarse callado ya no le es suficiente.

El hecho de que Zayn sea lo primero que ve al despertarse no cambia mucho las cosas.

—¿Qué? —pregunta sin controlarse un segundo o de tomar su papel de omega sumiso y estúpido.

Para su buena suerte Zayn es aún más estúpido, por lo que supone que pensó que su humor era más por el hecho a ser levantado—a pesar de que la televisión de su habitación estaba prendida—que por ver su cara tan temprano en la mañana. Los dos se miran por largo rato hasta que al fin su adorado hermano abre la boca, como siempre para decir cosas sin sentido.

O cosas que no le interesan en lo absoluto.

—Sólo vine a decirte que mi novia y su familia están abajo—Zayn le comenta—, así que espero que te veas presentable.

Ah, maravilloso.

—De... acuerdo—contesta cambiando su tono de voz a una más dulce—. De todos modos ya... me iba al departamento así que...

Zayn suelta un suspiro exasperado, acomodándose un poco su saco mientras niega con la cabeza, para después girarse sobre sus talones y salir de la habitación sin más. Existían días en donde él no se ponía tan insoportable, pero esos momentos son tan escasos que desde que era pequeño dejaron de importarle o emocionarse al respecto, la vaga esperanza de que pudiera sentirse en confianza con alguno de ellos.

Harry cuenta con un departamento que consiguió gracias a que convenció a su padre que sería bueno, para su propia carrera, tener toda una habitación para él en el momento en que requiera hacer alguna sesión fotográfica. Claro que ese tipo de situaciones no han sido requeridas—aunque no puede negar que el tener una cámara en mano le produce cierta sensación agradable—, pero eso no es algo que le diga a algún miembro de su familia.

Sólo utiliza ese departamento cuando desea estar solo o cada que desea pasar todo el día jugando en la consola o publicando cosas sin sentido, sin que su familia le moleste. Se levanta de la cama con pesadez, caminando sólo en bóxers hacia el espejo para tratar de eliminar su rostro de furia con alguna mueca de timidez; cuando lo consigue, toma la ropa que desea ponerse para proseguir a vestirse, tomando su celular y apagando la televisión antes de salir de la habitación.

Desde el pasillo se escuchan las pláticas huecas de su familia con la de la novia de Zayn, y en verdad desea que no sean tan insoportables como los recuerda, al menos no al nivel en que los recuerda. O que por lo menos la novia de Zayn no lo lastime con su olor de omega.

No tiene nada en contra de ella, de verdad. Gigi Hadid es hermosa, modelo y todo el paquete completo—en ocasiones demasiado infantil o con una personalidad tan Zayn que sólo le mira con odio—, pero su esencia le causa escalofríos cada que la saluda, la abraza o está cerca de ella. Hay algo que le incomoda, que no le gusta – y eso que todos los olores de todos los omegas que ha conocido a lo largo de su vida son una delicia para su olfato.

Gigi es distinta.

Ningún omega, ya sea hombre o mujer, tiene una forma "definida" para su dinámica. En tiempos pasados, cuando la mente del hombre era cerrada y no se permitía ver más allá de lo que era diferente, creían que los omegas tenían cuerpos delicados, a simple vista más débiles que los alfas, así que cualquier persona con esa dinámica que luciera diferente era tratado como anormal.

Si no se tenía "cuerpo de omega", "rostro de omega" o "actitud de omega", pero se era declarado como omega, entonces algo estaba mal en esa persona. Por suerte en los últimos años los médicos especializados en el tema dejaron bien en claro que es imposible el relacionar la dinámica con la apariencia de alguien, por lo que a los omegas que eran más altos que los alfas, por ejemplo, dejaron de ser tratados como bichos raros.

Pero Gigi...

—¡Ah, hola, Harry! —ella le saluda, reluciente en un precioso vestido rojo, sus labios del mismo color—. Pensé que no estabas.

Cuando ella le abraza, Harry aspira su esencia por accidente y trata de no vomitarse ahí mismo, sonriéndole de forma tensa.

—Estaba por salir—responde sin mirarla a los ojos luego de que se separan—. Iba a, hum, a pasear. Sí.

Siente la mirada de todos los demás sobre la suya. El omega inseguro de sí que no se siente del todo cómodo con personas como ellos a su alrededor.

—Oh, de acuerdo—Gigi le dice, sonriente—. Gusto en saludarte, entonces.

Harry ríe con nerviosismo.

—Puedo decir lo mismo...—cuando se alejan por completo le dirige una mirada a los padres de Gigi, sonriéndoles con nerviosismo—. Buenos días. Y con permiso.

Hace un pequeño ademán para después girarse sobre sus talones, tratando de no cambiar su expresión antes de que salga por la puerta principal. De pronto la voz de Jack, siempre imponente y fría, le llama a su espalda. Él se detiene, pero ni siquiera trata de girarse cuando su padre le dice que no se le olvide ir a la junta financiera dentro de dos días.

Como si a él se le fuese olvidar algo así.

Tarda alrededor de cuarenta minutos en llegar al departamento todo gracias a que se encuentra un poco alejado de la zona centro de Londres. Es algo grande para una sola persona, con dos recámaras cada una con una cama matrimonial, un comedor de ocho sillas, la cocina equipada a la perfección junto con la sala que es demasiado grande como para dejar pasar la oportunidad de ver la televisión acostado en el sillón.

Es uno de los pocos caprichos que sus padres le han permitido en todo ese tiempo así que es algo así como su lugar sagrado, una parte de él en la que incluso Niall tiene conocimiento pero que jamás ha visitado aún a pesar de que es su amigo más cercano y en quien más confía. Cierra la puerta tras de sí para después abrir las cortinas que dan al ventanal (toda la parte trasera del edificio no son más que ventanas, algo que muchas veces es un problema si se desea pasear desnudo por el lugar), permitiendo que los rayos del sol iluminen el lugar.

Después de ello, lo que hace es encender el aire acondicionado al nivel más frío, conectarse al internet desde su celular y buscar. Coloca un simple Will Tomlinson en el buscador para tratar de encontrar, por más mínimo que sea, cualquier rastro de que de nuevo se han mantenido en silencio. Y así es, algo que le enfurece en demasía ya que no se encontraba entre sus planes que se mantuvieran tan al margen al respecto; sabe que Will es alguien inteligente y quizá traiga algo entre manos o que se esté controlando para no quedar como el malo en la historia, pero es imposible que no le haya si quiera una pista de su respuesta.

La última noticia que tiene de Will es del treinta de agosto, cuando los Tomlinson se fueron de viaje a Estados Unidos gracias a que lograron hacer un contrato con alguna empresa estadounidense. De ahí en fuera ni siquiera buscando Anthony Tomlinson, Louis Tomlinson, Liam Tomlinson, Perrie Tomlinson (quien subió a su red social una nueva foto de su perrito) o sólo Los Tomlinson se encontró con nada.

Aprieta los labios con fuerza, lanzando su celular al sillón para después encender la televisión y tratar de distraerse con cualquier cosa. Falla de forma considerable, en su mente sólo recordando a cada segundo que en menos de dos días será la junta financiera así como el extraño olor de Gigi impregnado en su ropa.

...

Despierta justo en el instante en que escucha algo de ruido en la sala, pero como no recuerda si dejó la televisión prendida no le presta demasiada atención. Sin embargo, a los diez minutos ya se encuentra poniéndose de pie y maldiciendo cuando toca el frío suelo, dándose cuenta de que su celular se quedó sin batería alguna y que no lo puso a cargar.

Deja escapar un gruñido en silencio, colocándose unas pantuflas que tenía ahí cerca y empezando a caminar hacia el baño, tallándose la cara con agua para sentirse más despierto y menos cansado. Se había desvelado hasta las tres de la mañana con la vaga esperanza de que Will le llamara, pero todo se trató de algo en vano y se quedó dormido en la cama sin ni siquiera subirle al clima del aire acondicionado, ahora la habitación demasiado fría para su gusto.

Se puso una simple camisa blanca para después dirigirse hacia la puerta de la habitación, bostezando y llevando su celular en mano para cargarlo. Maldición, piensa de pronto, sintiéndose cansado al darse cuenta de que eran apenas las siete de la mañana; hora a la que no está acostumbrado a levantarse ni aunque lo obliguen.

Luego cierra la puerta detrás de él, girándose hacia la sala y quedándose estático, congelado y sin saber para nada qué hacer al encontrarse con la imagen que se mostraba frente a sus ojos.

En el sillón, sentado como si se tratara de su propia casa mientras lee una revista de moda masculina—ataviado en un precioso abrigo gris, una bufanda de un color más profundo—, Will Tomlinson ya lo espera de forma tan casual que no puede evitar asustarse.

Harry apenas abre la boca para hablar cuando Will se le adelanta, sin apartar sus ojos azules de la revista mientras la sigue hojeando.

—Anthony se volvería loco al ver toda esta ropa por aquí—dice con un suspiro, cierto tono de burla en su voz—. A él le fascina siempre vestirse de traje, corbata incluida, mientras que yo prefiero la comodidad ante todo. —Después se detiene en una hoja, mirando con cuidado la ropa que se presenta en ella—. Aunque creo que este no vendría nada mal... Incluso combinaría a la perfección con mis ojos—sonríe—, ¿no lo crees? —finaliza.

Él reacciona casi de inmediato, parpadeando y caminando con rapidez para colocarse frente a él. Will le mira por encima de la revista, sonriendo de lado y con sólo un mechón rizado cayendo por su frente.

—¿Cómo es que entró aquí? —pregunta más tembloroso de lo que esperó.

En silencio, Will deja la revista de lado para después colocar ambas manos sobre su regazo, sonriéndole como si frente a él sólo estuviera un niño que hace preguntas idiotas para cosas muy simples, apenas descubriendo lo que es la vida. Harry se deja caer en el sillón, ahora casi frente a él sin apartar ni un milímetro sus ojos del rostro atractivo de Will; deja su celular a un lado, olvidándolo casi al instante.

—La gente entra por la puerta.

Harry se permite gruñir—el sonido que un omega suelta cuando se siente amenazado—pero eso lo único que causa en Will es mayor diversión. Como si esa es la reacción que esperaba de él, de encerrarlo en su propia inseguridad.

De nuevo se siente pequeño frente a Will Tomlinson.

—¿Cómo es que encontró esta dirección? —trata de sonar tranquilo pero falla—. Este lugar ni siquiera mi familia sabe de dónde es o en –

Will coloca una mueca de orgullo en su rostro.

—Mi hija es muy buena descubriendo cosas, ¿sabes? Una Tomlinson de pies a cabeza.

Perrie. Harry parpadea, admitiendo para sí que no la había tomado tan en serio como para preocuparse, pero ahora dándose cuenta de que se trató de otro error de su parte. Will sigue mirándolo como si se estuviera divirtiendo con sólo ver sus reacciones, el deleite en el brillo de su mirada.

Sólo entonces se da cuenta de que son ellos dos los que están sentados ahí, nadie más que los acompañe. Aspira para tratar de encontrar la esencia de otra persona a los alrededores, en la puerta, en el pasillo, pero no localiza nada en lo absoluto. Sólo son ellos dos y nadie más.

—Viene solo—dice y Will alza una ceja con fingida inocencia.

—Decidí que esto debería de ser una charla entre omegas. —responde con un tono sincero—. No te molesta, ¿verdad?

Tratando de conseguir algo de poder luego de semejante sorpresa, alza el mentón en un intento desesperado de lucha contra la autoridad de Will en la habitación, aún cuando se encuentra en su propia casa.

—No.

Will ensancha aún más su sonrisa.

—Maravilloso—él continúa—. Nuestro abogado nos confirmó hace unos cuantos días que todo lo que nos dijiste del trato era cierto, y que sólo tienes oportunidad de reclamar ese derecho en la junta financiera de tu empresa. De lo contrario tendrías que esperar al siguiente mes para llevar a cabo todo. ¿Estoy en lo correcto? —Harry apenas abre la boca para contestar—. Sí, estoy en lo correcto.

Frunce el ceño.

—¿Y cuál es su respuesta?

Will le observa por largos segundos antes de dejar escapar un suspiro, tomando de nuevo la revista que colocó al lado para llevarla a la mesilla frente al sillón, agarrando otra que captura su atención para después leerla con determinado interés desde la primera página. Harry espera con cierta emoción en su pecho, cierta arrogancia, porque muy en el fondo sabe la respuesta a lo que le preguntó, pero también algo de malestar e indignación por la actitud de Will.

Porque por sobre todo se sigue burlando de él, incluso sus ojos lo delatan.

—Aceptamos el trato—contesta él sin apartar sus ojos de la revista, frunciendo el ceño cuando al parecer llega a algo que captura su atención—, lo que significa que aceptaremos tu ayuda para deshacernos de tu familia. —Sus ojos azules viajan por toda la una página—. Ah, pero qué interesante sería vivir en Marte...

Se hace hacia adelante y, sin poder evitarlo, una sonrisa de triunfo se planta en sus labios. De seguridad, de arrogancia.

—¿Así que aceptaron?

Will continúa sin reaccionar.

—Louis también aceptó, por supuesto—responde—. No iba a meterlo en este plan sin su consentimiento.

Siente una corriente de placer por todo su cuerpo tan pronto como esas palabras abandonan los labios de Will. El hecho de que Louis haya aceptado a pesar de todo le causa cierta sensación de... intensidad. De ansias. Will parece notarlo, también, pero en lugar de enfurecerse o soltar algún comentario malintencionado, lo único que hace es sonreír de algo como si delante de él se hubiese presentado una oportunidad como pocas, algo que tiene que aprovechar al máximo antes de que se desvanezca.

Pero él no se preocupa por eso. Al contrario. Siente su orgullo volverse a formar en su interior, más ahora que sabe que Will llegará a tales niveles para inclusive unirse a él, al niño Styles, que confiará en él y que quizá se tragó su orgullo para estar ahí en donde estaba... sin contar que entró sin que se diera cuenta, por supuesto.

—Esto es excelente—dice.

Will le mira de nuevo por sobre la revista.

—Se trató de un movimiento muy inteligente de provocarme para obtener una reacción inmediata—Will confiesa, el rastro de su sonrisa ahora desvanecido—. Muy astuto de tu parte el usar la psicología del omega en mi contra. Te aplaudiría por ello pero me es más interesante la revista en mis manos, así que discúlpame por ello—no hay nada de arrepentimiento en su voz—. Supongo que te subestimé.

Él sonríe con arrogancia, y los ojos de Will brillan de oscuridad.

—Así como tú subestimaste mi propia reacción—continúa.

Harry congela la sonrisa en su rostro.

—¿Disculpe?

—Ah, nada—Will continúa leyendo la revista, esta vez sin mirarlo siquiera—, la edad hace que desvaríe. Esta revista es muy interesante, por cierto. Creo que haré la suscripción. A Liam le fascinará.

Él no sabe cómo reaccionar, no cuando Will parece hablar de cosas tan triviales y banales como el contenido o la revista en sí, aún cuando las últimas palabras que le dijo tenían cierto tinte amenazador. De pronto Harry ya no se siente tan seguro o tan arrogante, asombrándose por la gran facilidad que tiene el hombre frente a él para manejarlo de tal forma.

Aún cuando ya escuchó de sus labios que el trato es un hecho. Sigue teniendo esa sensación de incomodidad en su pecho; de abandono, de que algo más sucede ahí pero es incapaz de apreciar el panorama aún cuando al parecer es más que claro. Ahora tendrá que andar con mayor cuidado si quiere que todo salga a la perfección, de empezar a trazar su plan con lentitud para que no salga ningún error y, sobre todo, que él no salga implicado si las cosas salen mal o si las cosas salen bien. Todo tiene que salir a la perfección.

Entonces Will cierra la revista y la deja sobre la mesa, poniéndose de pie y él hace lo mismo al instante. Esta vez quedan frente a frente, de nuevo Harry apreciando el bello rostro del omega, cómo los reflejos del sol parecen adorarlo hasta el punto en que parece algún ser celestial, pacífico, encantador e inocente.

Hasta que abre de nuevo la boca.

—No te creas la gran cosa, niño—Will le ataca con voz tranquila. Si alguien les viese a la calle y sólo escuchara el tono con el que habla, pensarían que se trata de una conversación de lo más normal—. No está de más el recordarte de nuevo que, en realidad, quien más necesita de nuestra ayuda eres . Permitiré que Louis finja una unión contigo pero deberías de cuidar cualquier movimiento que hagas en su contra.

Harry deja escapar un bufido de burla sin controlarse, dándose cuenta de que no obtuvo ninguna reacción de parte del otro.

—¿De verdad? —se atreve a cuestionar.

Will da un paso hacia el frente quedando más cerca de él. Harry se da cuenta de que es sólo unos centímetros más alto, apenas notorio, pero de todos modos se siente más pequeño de forma psicológica. Desconoce si es por la forma en que Will le mira, por el tono de su voz, por el brillo en sus ojos o por todo lo anterior.

—Eres omega. —Will continúa a la vez que coloca las manos en los hombros de Harry—. Deberías de saber lo que somos capaces de hacer con tal de proteger a aquellos que consideramos importantes en nuestras vidas. Mi paciencia tiene un límite y poco a poco vas en aumento, en especial después de esa jugada sucia que hiciste. No me quedará de otra que devolverte el espléndido favor.

Harry le observa en silencio.

—Mira el lado positivo—continúa—, puedes tomarlo como una bienvenida de mi parte. ¿Te parece?

Cuando Will se da cuenta de que no tiene antojo alguno de responder, prosigue con su charla.

—Así que piensa muy bien y recuerda con quién te estás metiendo. —Su voz, que antes tenía un tono alegre, ahora es peligrosa y siniestra, apenas un susurro que le manda espasmos por todo su cuerpo—. Si te metes conmigo te arrepentirás el resto de tu vida, y si nos traicionas yo mismo me encargaré que tú termines peor que tu gente. ¿Entendido?

Harry, sin parpadear, una mueca de tensión en su rostro y los labios apretados, asiente. Will le observa con la misma expresión por largos segundos para después sonreír de oreja a oreja, burlón.

—¡Maravilloso! —le aprieta los hombros antes de alejarse de él—. Siempre he dicho que las pláticas entre omegas deberían de estar llenas de armonía y tranquilidad. ¿Lo ves? Es más fácil llegar a un acuerdo de esta forma.

De pronto Will ya no está frente a él, sino que camina con pasos decididos hacia la puerta, su abrigo gris cubriendo su figura con cuidado mientras él se gira para observarlo en completo silencio. Camina como si esa no fuese la primera vez que está ahí, como si se conocieran desde hace mucho tiempo o tuvieron una amistad o comunicación constante de muchos años, casi como si ese lugar le perteneciera. De cierta forma le recuerda a sus padres, a la forma de andar, pero hay algo distinto en Will Tomlinson que no le causa enojo ni mucho menos repudio.

Will abre la puerta a la vez que se gira hacia él, una sonrisa amistosa esparciéndose en sus labios.

—Bienvenido a la familia, niño—le dice. Después de ello prosigue a girarse para salir, él sin moverse un centímetro alguno; pero Will se detiene de nuevo, uno de sus dedos sobre sus labios como si hubiese olvidado algo—. Ah, por cierto—Harry le mira guiñarle un ojo, con su cabeza apuntando hacia él—. Lindo departamento.

Harry escuchar la puerta cerrarse en silencio, los rayos de sol brindándole calidez a su espalda.

...

Es a la mañana siguiente, el día de la junta financiera, en donde escucha el sonido de golpes en la puerta y, vestido sólo en una playera de tirantes algo holgada y pantalones negros—la junta será a la una, por lo que aún le quedan dos horas para hacer lo que sea—, la abre sin ni siquiera fijarse por la perilla para ver quién es.

Lo recibe la tentadora imagen de Louis Tomlinson hablando por teléfono, ataviado en un traje azul que combina a la perfección sus preciosos ojos y su tentadora piel, el rostro serio de alguien quien escucha con cuidado lo que le dicen del otro lado de la línea.

Entonces sus ojos azules, fríos y calculadores, se posan sobre los suyos y Harry se lame los labios sin ni siquiera dudarlo. Descarado. Excitado. Ansioso. Louis cuelga sin despegar sus ojos de él, metiendo su celular a uno de los bolsillos y con lo que parece ser una mueca leve de sonrisa en sus labios, quedándose así por unos cuantos segundos. Harry se siente de pronto en una guerra, una en donde el premio principal es el alfa frente a él. A pesar de que él es mayor en cuestión de estatura aún siente ese poder, esa dinámica de alfa desbordando en cada poro de la piel de Louis Tomlinson.

Y Harry anhela.

—¿Me permites pasar? —Louis le pregunta.

Oh, todo esto puede ser una completa sorpresa. Pero es algo que está más que dispuesto a aceptar.

Mirándolo de arriba abajo, Harry sonríe para después hacerse a un lado, acción que Louis toma como afirmativa para después caminar hacia el interior del departamento, él mirando el pasillo por largo rato como idiota, una sonrisa en su rostro antes de cerrar la puerta con cuidado.

Cuando se gira hacia Louis éste le mira con curiosidad bien oculta, en silencio, un legajo en una de sus manos y la posición de un hombre de negocios que sabe muy bien lo que hace. Harry le sonríe de nuevo y Louis le devuelve el gesto, él lamiendo sus labios y permitiendo que el tirante de su playera caiga sobre su hombro con delicadeza, disfrutando cómo Louis sigue ese movimiento de la forma más discreta posible.

Y sus mundos colisionan. 

.

.

.

.

* La altura de Hugh Dancy está entre 1.77 cm y 1.80, pero por distintas razones (entre ellas los fans que dicen que es más pequeño de lo que se imaginaban) me decidí por 1.77. So.

** No soy fan de Gigi, así que pido disculpas por el seguro OoC que se encontrarán aquí. Sus apariciones serán breves, pero no está de más aclarar que no conozco nada de ella más allá de lo que cualquier persona que no es su fan sabría. Así que si les gusta cuidado, que puede o no atravesarse en el camino de Harry.

.

(Expresión de Will cuando Anthony le dice que la "reunión" salió mejor de lo que esperaba.)

(Cuando Harry le pregunta cómo es que entró a su departamento.)

.

Sí, esto es lo que haré en varios capítulos.

Los primeros caps son medio simples, en especial porque aún se están marcando las personalidades de los personajes y de alguna u otra forma plantan su rutina (en serio, hay personas que se quejan por leer sobre la vida diaria de los personajes. ¿Quieren personajes reales, humanos, y con quienes se sientan identificados - más allá de lo que suceda o piensen - o cómo? Ugh.)

Pero en el siguiente ya empieza lo bueno :D Y Will ha tomado por sorpresa a Harry en más de una ocasión, y lo seguirá haciendo, pero él no se quedará atrás. Tampoco los demás personajes.

So. Si ven cualquier error no duden en escribirlo.

(Algunos capítulos serán cortos, otros largos, pero jamás tendrán menos de 6000 palabras. Para que lo tomen en cuenta.)

¡Que disfruten el capítulo!



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