Albus Potter y la maldición d...

By siriusblack33

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Todo Potter tiene su pelirroja. Eso creerías, si no conocieras a Albus Potter. Aunque, para su hermano James... More

Prólogo
1. Malditas pelirrojas.
2. Empezar de nuevo.
3. Entre dos sexos.
4. No te lo mereces.
5. ¡Hasta la eternidad!
6. Período de prueba.
7. ¿Qué carajos?
8. Sortilegios Weasley.
9. Amor y paz, hermano.
10. Mi mejor amiga.
11. Rompecorazones.
12. El Expreso de Hogwarts.
13. De brazos cruzados.
14. Sin gemelos irlandeses.
15. Crónicas no pronosticadas de una soltería inexistente.
16. Cuernos (1/3).
17. Coup de foudre (2/3).
18. Celos (3/3).
19. Inoportunos nupciales.
20. ¿Qué? ¿Quién cumple años?
21. No estoy seguro.
22. Día global del malhumor femenino.
23. Dulce, virgen e inocente.
24. ¿Qué es lo que hueles?
25. Mesiversario.
26. Gunhilda de Gorsemoor
27. Las McLaggen.
28. Patronus en pijamas.
29. OMM!
31. ¿Y Paris? (Parte 1)
31. ¿Y Paris? (Parte 2)
32. Yo siempre gano.
33. Ridículo.
34. Miradas reconciliadoras.
35. 4 de junio.
36. Me encantan las pelirrojas (Parte 1).
36. Me encantan las pelirrojas (Parte 2)
37. EXTASIS con los Chudley Cannons.
38. Siempge has sido un amaggado.
39. Albus un Potter es.
40. -A.
41. Cesita.
42. Bajando abajo.
43. Manifestaciones de afecto.
44. Tremendamente empalagoso (Parte 1).
44. Tremendamente empalagoso (Parte 2).
Epílogo.
One-Shots
Lumos Awards

30. Un Albus, dos conciencias y tres peleas.

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By siriusblack33

Capitulo dedicado a saucepotterhead que estuvo comentando muchisimo durante toda la historia ❤

EL RETO SIGUE EN PIE.

Prohibido odiarme luego de leer este capítulo.

*******

–Gané –soltó, victoriosa.

Alcé una ceja, desafiándola, y ella sonrió de forma traviesa y me dejó un beso en la mejilla. Se escuchaba el eco de los libros siendo hojeados, el trazo de las plumas sobre el papel y el murmullo de un grupo de estudiantes debatiendo acerca de una tarea. Todo era tan tranquilo... y yo me sentía taaaaan sucio.

Existen los baños, idiota.

No me refiero a eso. Quería decir a sucio por dentro, sentimentalmente. Yo era una mierda... es decir, creo que hasta había sobrepasado a mi hermano en estúpido y eso era decir mucho.

Pero bueno, así es la vida y James Potter no podrá ser superado nunca en el nivel máximo de idiotez. Lamento hacerte ilusiones, conciencia.

Ja. Ahora habla tú solo.

–Dice el dicho que al que le va bien en el juego, le va mal en el amor.

–Bueno... veras que no es cierto –sonrió una vez más de forma insinuadora y depositó un casto beso sobre mis labios.

Créeme, querida, es mucho más que cierto.

¿No es que no ibas a hablarme?

Casi me sentí contaminado, como si tocar el papel en el que estábamos jugando a un estúpido juego muggle significaba quemarlo y llenarlo de barro y moco. Sentía que era la persona más asquerosa del universo por lo que estaba haciendo... ¡No podía estar ahí besando a Alice! Es decir, era mi novia, pero yo era todo un egoísta.

A final de cuentas, estaba seguro de que Paris me gustaba pero no era algo que me conviniera saber en estos momentos. Yo tenía que elegir sólo a una... y Alice ya era mi novia y yo había hecho de todo para conseguirla.

Lamentablemente, notar que tenía sentimientos amorosos por mi mejor amiga había empeorado inevitablemente las cosas. No sólo porque continuamente estoy pendiente de ello cada vez que me junto con Paris... ¡También es porque no puedo apartarlo de mi mente ni cuando estoy con Alice!

Es como si mi cerebro me castigara... bueno, después de todo, con la consciencia que tenía, parecía ser exactamente eso.

Oye, pensé que éramos amigos.

Mientras Paris no se enterara de mis pequeños sentimientos (ojalá y se fueran desvaneciendo rápido) todo estaría más que tranquilo. Únicamente tenía que procurar no pensar en ella cuando charlaba con Alice, así dejaría de tener el firme vacío en el pecho que me afirmaba que algo necesitaba.

–¿Cómo está Paris?

Plan fallido.

Oh, Merlín. Debía ser una jodida broma.

En serio, comenzaba a preguntarme seriamente si no era cierto eso que había dicho James a si existían cámaras ocultas de Rita Skeeter para un programa de risas. Con lo cotilla que era esa mujer y lo obsesionada que estaba por encontrar algo malo acerca de mis hermanos y yo por ser hijos de Harry Potter, creía que esa psicótica acosadora era capaz de cualquier cosa.

Ahora cargaría una poción contra escarabajos en el bolsillo de mi pantalón.

–Ella... emmm... bien, igual que siempre, ¿Por qué preguntas?

Sabía que la respuesta había sonado fuera de mi tono normal, tambaleante e insegura, pero traté de distraer a mi novia envolviéndola con uno de mis brazos alrededor del hombro y dejando que recostara la cabeza sobre mi pecho. Ese gesto solía convencerla de casi todo.

–Oh, por nada, sólo que me alegra verla con Troy –murmuró, acongojándose entre mis brazos y comenzando a juguetear con mi corbata–. Aquí entre nos, debo admitirte que siempre creí que ella estuvo enamorada secretamente de ti.

Mi cuerpo se tensó y seguramente ella lo sintió. Solté un "pff" burlón para tratar de disimular y para que creyera que la reacción involuntaria de mi cuerpo había sido solo por sorpresa y conmoción ante su inesperada confesión y no, en realidad, alguna emoción similar a la esperanza.

Vamos, tampoco tenía que emocionarme con eso. Hacía menos de un segundo que me había prometido olvidarme de Paris, y Alice no la conocía ni apenas así que obviamente ella no era quien para asegurar cosas como aquellas.

Atentaba a mis decisiones muy seriamente.

Entonces, supongamos que ambas están enamoradas de ti... ¿A quién elegirías realmente?

Merlín. Esas cosas no se preguntan. El dolor de cabeza y la duda perduran para todo el día.

–Oh, mira, hablando de ello –giré a ver a Alice con el ceño fruncido justo cuando ella levantaba su mano llamando a alguien–. ¡Troy!

Lo vi acercarse con una sonrisa de medio lado mientras se sacudía el cabello... ¡SE ESTABA SACUDIENDO EL CABELLO! ¡Eso era marca Potter registrada! ¡No tenía el permiso! ¡Todos los derechos reservados! ¡ESTABA HACIENDO PLAGIO A TODA UNA GENERACIÓN DE SACUDIDORES DE CABELLO!

¿Quién se creía?

Me diviertes mucho. A veces siento que ni siquiera es necesario hacer mi trabajo para que te veas humillado.

Y, lo peor de todo, es que aceptó la propuesta de Alice con confianza, sentándose frente a nosotros. Ahora que lo recordaba, este sinvergüenza no estaba robando solo a mi mejor amiga... ¡Pasaba casi todas las clases con mi novia y eran compañeros de secretos!

Carajo. Ojalá solo se juntara con Paris como viejas chismosas a intercambiar los secretos de nuestro noviazgo. Lo prefería antes de que intentara conquistarla.

Pero... no, Paris era Paris. Era demasiado atractiva como para que no la vieran de esa estúpida forma. Yo debía ser el único que se acercó a ella con intenciones de amistad...

Ja. Y mira como estás ahora.

¡Por eso! ¡Ella no debería relacionarse con nadie!

–Hola, Alice –saludó–. Hola, Albus.

Cuando vi su mano estirada hacia mí, dudé un par de segundos si estrecharla o no. Spiegelman lo notó, por su cara de confusión, que se transformó en una sonrisa en cuanto sacudí su mano de arriba a abajo tal vez en un apretón algo exagerado.

Diu. Seguramente su mano olía a cebolla. O a perro hambriento, ya que después de todo seguramente robaba comida como mejores amigas.

Idiota.

No tenía sentido armar una escena ahora, en primer lugar y más importante porque mi novia estaba presente, en segundo lugar porque estábamos en la biblioteca, y en tercero porque no tenía derecho a celar a Paris, es más, debería estar olvidándola.

Aun así, era una suerte que la última razón fuera la menos importante. Digo... aún no era muy experto en eso de los Obliviates.

¡Mentiroso! La semana pasada hiciste que Shawn olvidara que había salido con Paris.

¡Eso fue bajo presión! Ella me lo había pedido.

Sigues mintiendo, dijo que lo desearía y en ningún momento te ordenó ni pidió que lo hicieras... Si vas a mentir, miente bien.

–Justo estábamos hablando de ti –le informó Alice, simpática–. Creo que sería bueno que conocieras a Albus, ya sabes, así tienes una aprobación.

Le guiñó un ojo divertida y yo bufé frustrado. Me encantaba la Alice carismática pero una persona como Troy ni siquiera merecía una sonrisa... ¡Era un ladrón! ¡Debería estar en Azkaban!

Aprobación mis pelotas.

¡Corrígete!

¿Pero qué...?

Le cedi el lugar a mamá un momentito. Tranquilo, ya se va, no volverá molestar.

Me hace falta una poción de tres litros. Parecía estar más loco que Gilderoy Lockhart. Ya tendría que ir a que Amelie me revise... ah, no, ella no. Estaba todo su tiempo con James, dudaba de que alguien así estuviera bien de la cabeza y, si no me creen... ¡Tan sólo véanme a mí!

–Hacía mucho que quería conocerte, Albus –me dijo Troy–. Paris habla todo el tiempo de ti.

Oh, pues... el chico no era tan malo después de todo.

Aunque... ¡Como podía hablar con Paris! Si me estaba contando esto, es porque seguramente Spiegelman era un idiota que no sabía guardar secretos, y si lo era lo más probable es que siendo novios él podría contarle a cualquier otro un secreto que Paris le confió y ese otro le contaría a otro, y ese otro a otro-otro, entonces ese otro-otro se lo diría a todos sus amigos y...

Ya basta. Métele los frenos a esa escoba y ve al punto principal.

En fin, lo que realmente pasaría es que... ¡Todos sabrían los secretos de Paris!

¿Eres consciente que no te ha dicho nada que no hubieras supuesto?

Como sea. Troy Spiegelman ya tiene un punto negativo.

–Claro que sí, pasamos todo el tiempo juntos –le dije de manera obvia.

Había sonado muy borde y pedante. Era consciente de eso, no podía evitarlo cuando realmente quería hacerlo adrede.

Alice se volteó hacia mí y me miró con los ojos abiertos, rogándome con la mirada que lo soportara.

–Bueno... por eso quería pedirte que me ayudaras. Yo... no quiero nada malo con ella: realmente me gusta -fijó sus ojos en mí, demostrándome sinceridad-. Es como mi amor platónico desde primer año.

Tenía el iris gris. Paris siempre alababa los ojos de Scorpius por su color... ¡A ella le encantaban esas rarezas tan asquerosas que no se merecían existir en alguien como Troy Spiegelman!

¡Eran ojos color caca de unicornio! ¡Y no, muggles, los unicornios no cagan arcoíris!

Además, ese chico tenía que aplicarse un Petrificus Totalus por un momento. Ya se había sabido que Kyle Wood había sido su crush, así que no podía venir y decir ahora que Paris también lo era. ¡Que se decidiera por una, señores!

¿Eso se lo dices a él o hablas contigo mismo?

No me importan tus comentarios. Troy Spiegelman ya tiene dos puntos en contra.

–Y creo que ella se merece lo mejor –siguió hablando–. Quiero algo realmente serio con Paris, luego de todo lo malo por lo que ha pasado. Quiero que sea feliz.

Ah, no, no, no, no, ¡que alguien lo bajara del hipogrifo con urgencia! Ese era mi trabajo. Yo era quien debía hacer feliz a Paris, ¡no él!

Tienes que entender que las intenciones del chico son buenas...

¡¿De qué lado estás, traidor?!

Pero sí. Lamentablemente en lo más profundo de mí ya lo había notado. Ya no valía la pena que siguiera concentrándome en lo negativo. Se notaba a leguas que este chico era mucho mejor que Ethan Corner y... supuestamente Paris era mi mejor amiga, no debería estar haciendo escenas de celos ni aunque me gustara: había prometido olvidarme de todo aquello y lo iba a hacer. Prolongarlo no servía.

Además, tenía a Alice, ella era lo que había querido desde los doce años y ahora que estaba junto a mí no tenía que desvalorarla.

Ladee la cabeza y asentí hacia Troy sin decir nada, sin expresión alguna. Así, me levanté y me dirigí hacia la salida con la mochila colgando de un hombro. A mis espaldas, escuché la voz de Alice:

–Creo que aceptó.

–¿Es así siempre?

–Cuando es acerca de Paris, sí. Es como su pequeña hermana.

Alice estaba convencida de que Paris y yo nos queríamos tanto porque vivíamos juntos. Hablaba acerca de "hermanos" para no decir "mejores amigos" y relacionarlo con todos las historias amorosas que existían. Era como su forma de consuelo para no tener que ser tan celosa.

Sentía lastima por ella. No se merecía todo lo que le estaba haciendo.

Elvendork...

Eso ya había pasado y realmente había cambiado. Sabía que me amaba, lo notaba. El problema es que me parecía que la palabra "AMAR" ya me sentaba demasiado grande para compararla con Alice.

Necesitaba un poco de distracción y sabía que si buscaba a Scorpius y Rose no iba a tenerla. Estaban tan insistentes con el tema de Paris que esperaba no cruzármelos. La idea era no pensar ahora, no necesitaba unos largos monólogos estilo "Albaris con todo mi corazón" o "Albaris yo te apoyo" de parte de Scorpius, ni una larga lista de regaños de parte de mi prima acerca de que no debía seguir con Alice.

Yo sabía lo que hacía.

Se nota que por eso estás tan confundido.

Y cuando llegué al muelle me di cuenta que no era el único en ese estado.

Elliot y Lily estaban sentados al borde, con los pies en el agua, charlando mientras reían. No me hubiera parecido extraño si no hubiera visto el pequeño picnic que habían abandonado a un lado... y entonces recordé aquella vez que mi hermana me había contado que el susodicho la había invitado a una cita.

Había pasado mucho de eso y según había entendido, Elliot no había vuelto a proponérsela, ¿Era obra de Lily?

No pude evitar pensar que así era. Mi hermana posiblemente le había propuesto esta cita y Elliot, entusiasmado, seguramente había preparado todos esos pastelillos y dulces que había en la canasta y sobre la pequeña manta a cuadros.

Pero... yo sabía perfectamente la verdadera razón de esto. No era difícil: se había peleado una vez más con Lorcan. Él se había conseguido una novia la semana pasada, una vez más para llamar la atención a quien más se debía ignorar...

Nunca pensé que Lily pudiera llegar tan lejos.

Me dispuse a aprovechar que no se habían percatado de mi presencia y me di vuelta silenciosamente sobre mis pasos... encontrándome frente a frente con un furibundo Lorcan.

Debo estar prendido a algún tipo de maldición de la mala suerte...

Que atraemos problemas debería ser un ítem más de la lista de la Maldición Potter.

–Ja. Tal cómo lo imaginé.

Vi como Lily y Elliot dieron un respingo ante las palabras de Lorcan y rápidamente se levantaron con gesto preocupado.

Había quedado literalmente en medio de la futura discusión del año. Me hice a un lado. En lo posible, desearía tener mi capa de invisibilidad y pasar desapercibido, pero ni siquiera era dueño de mis propias reliquias.

Por alguna razón, tenía ganas de cotillear en primera fila, para luego poder soltar un "te lo dije" a ni hermana.

Cuando en realidad no le habías dicho nada...

Porque no iba a aconsejarla cuando no estaba capacitado: todo lo contrario a ella. Además, si no atendía a los cotilleos, luego me pasaban cosas como el problema con Psique y las McLaggen.

Gracias, pero no. Paso de planes locos esta vez.

–No, Lorcan, te juro que...

Elliot trató de seguir hablando pero la mirada fulminadora y amenazadora del rubio lo hizo callar.

–¿Te piensas que no me di cuenta? Lo supe perfectamente desde un principio, pensé que tendrías códigos y tratarías de evitarlo por mí o que al menos me preguntarías que pensaba al respecto, pero evidentemente no te importa una mierda que seamos amigos.

La maldad y angustia con la que Lorcan escupía cada palabra me hacía sentir lástima. Sabía lo que era que te traicionaran, pero esto debería ser aun peor: era como una doble traición. No solo la chica de la que estás enamorado desde pequeño, también un amigo.

Son dos personas en las que se confía.

Lo lamentaba por Elliot, pero Lorcan tenía razón: él había llegado primero, no podía arrebatarle a Lily así como así... ¡Eso sería ser peor persona que Ethan Corner y Troy Spiegelman!

Si me ponía en los zapatos del rubio, aun así, con quien más me enojaría sería Lily. Ella sabía todo perfectamente, jugaba en ambos lugares. Al final de todo, después de tanta preocupación, aquí estaba teniendo una cita y burlándose de los sentimientos de ambos.

Mira, James. Nos superaron en estupidez.

¡No te burles de tu hermana!

Bien, esto da miedo...

Cuando Elliot trato de acercarse a Lorcan, recibió un fuerte empujón que lo hizo trastabillar hacia atrás.

–No, Lorcan, por favor -suplicó Lily. Parecía desesperada, posiblemente porque era consciente de que era su culpa.

Yo permanecía en mi lugar, sabiendo que no debía involucrarme. La discusión no había pasado a violencia agravada aun.

–¿Sabes que es lo peor de todo? Que fue Paris quien me contó a dónde estabas inocentemente, ¿hasta fuiste capaz de escondérselo a tu hermana para que yo no me enterara?

–No es así, Lorcan, sabes que si Lily no me gustara realmente no lo hubiera hecho.

Y así sin más, el puño de Lorcan impactó la mejilla de Elliot de un fuerte y limpio golpe. Avancé dispuesto a detenerlo y hacerlo entrar en razón en caso de que repitiera su acción, pero entonces observé como con el mismo brazo con el que le había golpeado, se refregó bruscamente la cara, dejándome observar unos llorosos y opacos ojos azules.

Impactante. ¿Dónde está Rita Skeeter cuando pasan estas cosas tan interesantes?

Silencio. Es un momento serio.

Me quede allí parado sin saber qué hacer. Nunca en mi vida me imaginé que vería a Lorcan Scamander llorar. No me importaba el hilillo de sangre que colgaba de la nariz de Elliot, él no podía compararse ni apenas con el derrotado rostro del rubio, que era mucho más desconsolador.

-Eres un cobarde, Peyton -Lorcan suspiró pesadamente y dio media vuelta sobre sus pies-. Realmente me alegro de haberlo notado, así no tengo que seguir rodeado de malas amistades.

Avanzó hacia la salida, con Lily reaccionando y caminando tras sus pasos, suplicante y sin dejar de rogar una y otra vez:

–Por favor, Lorcan... no puedes estar hablando en serio... yo puedo explicártelo... los dos solos, escúchame, por favor...

–Ya basta, Lily. No puedo explicarte cuán decepcionado estoy de ti –suspiró y la miró fijamente a los ojos–. Déjame estar solo, por favor.

Auch.

Lo sé, me dolió hasta a mí.

Pude ver a Lily con sus ojos desesperados, aún más que aquella vez en la que papá la había castigado sin celular por un mes.

Lorcan se marchó finalmente sin esperar respuesta. Yo me acerqué a Elliot, ofreciéndole una mano para que se pusiera en pie y, aunque la aceptó, no hacía más que mantener sus ojos en Lily, analizando sus acciones.

Recién ahora, el pequeño Peyton parecía entender que mi hermana era como un torbellino rojo cuando se trataba de Lorcan y arrasaba todo lo que estuviera en su paso.

El agua golpeaba contra el muelle con una tranquilidad apacible, para nada comparada con lo que había ocurrido hace un momento. Parecía contradictorio, todo se sentía raro, la tensión aumentaba entre las paredes de madera más y más, y una Lily caminando de un lado a otro con la cabeza gacha y revolviendo su cabello pelirrojo no servía de mucho.

Elliot parecía rendido. Se limpió la sangre con un poco de agua del Lago y comenzó a juntar lentamente la manta y la comida del mini picnic de la cita.

–Ve a hablar con él, Albus, por favor –me pidió Lily de repente, sin dejar de pensar en ello.

Yo no podía hacerlo. No porque no quisiera, no me gustaba ver a mi hermana así, pero a decir verdad creía que todo lo que había hecho Lorcan estaba bien, era cierto. No podía contradecir reacciones que eran correctas.

Mi hermana se lo merecía por no respetarlo como se lo merecía y Elliot por no pensar en su amigo. No decía que tuvieran la culpa de enamorarse de la misma persona... pero si el pequeño Peyton sabía lo que su amigo sentía por ella debería haber optado por contarle y tratar de llegar a un trato o simplemente preocuparse por su amistad.

Ambos se merecían el odio.

–No, Lily, creo que tanto tú como yo sabemos muy bien quien será la única persona capaz de calmarlo.

Y no me refería a Lysander. Me refería a ella. Mi hermana era literalmente todo para Lorcan aunque aún no pudiera entenderlo ni creerlo.

Salí de allí sin mirar atrás. Elliot y Lily tenían que hablar seriamente y yo tenía que dejarlos solos.

Mamá me dijo que te dijera que esta orgulloso de ti.

Oh, Merlín, gracias. ¿Ya se fue de mi cabeza?

Salió a hacer las compras.

¿Cómo una conciencia sale a hacer compras?

No lo sé. ¿Qué te piensas? ¿Qué por ser una conciencia debo ser experto en esto de las conciencias?

Otra vez sin rumbo, aunque agradeciendo un poco que hubiera pasado todo aquello para dejar de pensar en Paris y Alice, atravesé los jardines hacia los campos de Quidditch. Esperaba que entrenar un poco me sacara algo de peso de los hombros...

Pero la idea no hizo más que empeorarlo.

En medio de la cancha se encontraban Ethan y Paris. Él sostenía la mano de ella y ambos reían a carcajadas. La sangre me hirvió de la impotencia.

Hoy, Albus Potter ha sufrido dos poderosos ataques de celos en el día. Recientemente internado en la Friendzone.

Y una mierda. Cierra la boca... o el pensamiento, o lo que sea por lo que hables, conciencia de mierda.

–¡PARIS! –chillé, llamando su atención.

Animada, mi mejor amiga volteo su cabeza hacia mí y sonrió con diversión. Se alejó de Corner, quien no quería soltarle la mano, y dio brinquitos hasta llegar a mi lado. Llevaba una falda negra, dentro de esta una remera blanca con algunas perlitas de delicada combinación y una camisa a cuadros desabrochada que llegaba hasta por abajo de su falda. Tenía una trenza francesa, esa que se había desesperado por aprender a hacer.

Vaya, ¿qué serás ahora? ¿Diseñador de modas o peluquero?

A decir verdad, nunca antes me hubiera dado cuenta de que sabía todo esto de no ser por Paris...

Y no, mamá-conciencia, eso no significa que te regalaré ropa por tu cumpleaños.

–¿Qué mierda hacías con Ethan?

La había guiado hasta la pequeña sala que conectaba a todos los vestuarios de las diferentes casas. Allí, en el centro, estaba exhibida bajo un fuerte encantamiento la copa de Quidditch de este año.

–Chalábamos –respondió incrédula, con las cejas alzadas.

Al parecer, no podía creer que yo fuera tan celoso.

En serio, ni yo puedo entenderlo. Me superas.

–Te estaba tomando la mano –insistí.

–Estaba tratando de enseñarme una técnica para paralizar tocando un único punto de la mano.

La miré sin creerle. Era imposible que fuera tan solo por eso... sí, tal vez jugaban, pero eso no sacaba de vista el hecho de que estaban los dos solos cuando eran "algo" y ella también tenía a Troy.

No es que estuviera a favor de uno u otro. Quería que se decidiera.

Vuelvo a insistir: ¿Lo dices por ti o por ella?

Y, para colmo, también estaba conmigo cuando tiene oportunidad. Creo que estaba más que claro que yo no le importaba en ese sentido...

–Pero... ¡También estas con Troy! No puedes estar con ambos a la vez.

–¿Y qué te importa a ti?

–Que soy tu mejor amigo y no quiero que nadie vaya por ahí comentando que eres una "zorra" o algo como eso.

Me había pasado. Lo sabía. Pero tal vez era la única forma que entendiera.

–Me parece que ahora mismo el único que piensa eso, eres tú, mi mejor amigo -soltó en una risa mordaz y cínica, con un veneno en la voz.

Me sacudí el cabello, alterado. Mi mal humor de hoy sobrepasaba los límites, y las respuestas desafiantes de Paris no ayudaban demasiado para mantenerme sereno.

–Sé que no lo eres -repuse-. Pero estas con Spiegelman y Corner al mismo tiempo... ¡Y también conmigo!

Alzó una ceja, incrédula.

–Tú no eres muy bueno en esto de tgatar de hacegme entgar en razón. Verás: estás con Alice y conmigo.

Solté una carcajada irónica, carente de ánimo. Ya había tocado el punto débil.

Contrólate.

No obstante, ya era tarde...

-¡Y es bastante diferente! Yo no necesito elegir, Alice es mi novia.

El silencio se adueñó de la habitación. La mirada de Paris conectó inmediatamente con el piso y, demasiado tarde, me amargué con las palabras que había pronunciado.

Era una mentiroso de la peor calaña: estaba más que confundido entre ambas, pero no quería admitírselo a Paris para que no tuviera razón al decir que no podía aconsejarla al respecto.

-Avenir -la escuché murmurar-. Amitié. Famille.

-¿Qué te ocurre? -le pregunté, visiblemente preocupado.

Acorté la distancia entre ambos y alcé su mentón con una mano, descubriendo sus ojos almendrados llorosos y sus extensos labios apretados entre sí. Le acaricie la mejilla, con el corazón triturado, pero ella me apartó de un manotazo.

Ahora solamente no había herido a mi mejor amiga, sino también a la chica que me gustaba. Viéndola allí, toda deprimida y con odio en sus ojos lagrimosos al mirarme, sentía que una parte de mí se desprendía.

-Aléjate, apesto a zogga -sonrió quedamente con ironía.

Secó sus ojos con la manga de su camisa y me miró con altivez, antes de dar media vuelta sobre sus pies.

-Paris -rogué-. Paris, Cesita, por favor. Lo siento.

Deslicé mi mano por su muñeca hasta su palma, tratando de detenerla suavemente, pero ella volvió a quitarse, dirigiendo esa misma mano a mi mejilla, dándole un fuerte golpe. Estaba seguro de que me había dolido mucho más que las cachetadas de Psique, Alice y Samantha, esto era tanto dolor físico como emocional... me sentía derrotado.

-Ya basta -sentenció-. Déjame estar sola.

Mientras veía como salía casi corriendo hacia afuera, las mismas y exactas palabras de Lorcan resonaron en mi memoria.

Hoy no es un buen día para los Potter.

No sé Lily, pero lo único que podía pensar era en salir corriendo tras Paris y arrodillarme frente a ella hasta que me perdonara, hasta que viera que me sentía realmente desdichado. Aunque ni en palabras podría explicar el fuerte vacío que sentía en mi pecho, casi asfixiándome.

No obstante, ella me había pedido espacio y yo debía respetarla.

Perdóname, James, pero tenías razón. Yo merezco el Cáliz de Fuego al más idiota del año.

**********
¡Buenos días! SÍ, LO SÉ. ¡Que capítulo más deprimente!

A este lo hice por computadora porque me di cuenta que en los últimos estaba teniendo muchos errores de tipeo o tildes, que se me pasan al escribir por el celu. Queria darles un capitulo completo esta vez.

Los invito a pasarse al perfil de UnaChicaSinSuerte donde hay una excelente entrevista que me hizo, así que si quieren ser curiosos, los invito.

¿Que piensan de Albus?

¿Que piensan de Lily?

¿Y de Ethan y Troy?

¿Y Lorcan y Elliot?

Lo sé. Este capítulo es más frustrante que esto:

TEEN WOLF 15 DAY CHALLENGE.

Día once: foto favorita de Allison.

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