¿Quieres mi ayuda? ➳ Fred Wea...

By MarieWeasley

165K 13.4K 3.1K

El mundo mágico por fin había conseguido la paz que tanto ansiaba, que tanto anhelaba. Por desgracia, para co... More

¿QUIERES MI AYUDA?
i. Final de una vida.
ii. Un nuevo comienzo.
iii. Decisión tomada.
iv. ¿Quieres mi ayuda?
v. Nuevos sentimientos.
vi. Barrera.
vii. Duro pasado.
viii. Cero amor, cero debilidad.
ix. Confesión.
x. Amor correspondido.
xi. Deseo desenfrenado.
xii. Éxtasis y locura.
xiii. Te quiero aquí.
xiv. Despreciable jugadora.
xv. Promesa cumplida.
xvi. De vuelta a la vida.
xvii. Eterna condena.
xviii. Inesperado milagro.
Epílogo.
Extra i. Los que se quedaron.
Extra ii. La boda.
Extra iii. El dolor de George.
Extra v. Magia.
Agradecimientos.

Extra iv. Nuevo miembro.

4.1K 371 19
By MarieWeasley

┌───── ∘°❉°∘ ─────┐

EXTRA CUATRO

NUEVO MIEMBRO

└───── °∘❉∘° ─────┘

—Las tres brujas y el caballero bajaron juntos de la colina, agarrados del brazo, y los cuatro tuvieron una vida larga y feliz, y ninguno de ellos supo ni sospechó jamás que en las aguas de aquella fuente no había ningún sortilegio —narraba Zaira mientras leía—. Fin.

—¡Qué tontos! Nunca se dieron cuenta —dijo George mientras se reía.

—Pero es bonito que el caballero y la bruja Amata acabasen juntos —puntualizó Logan con una amplia sonrisa.

—¿Qué eres? ¿Una niña? ¿Por qué te fijas en esas cosas? —le reclamó su gemelo con el ceño fruncido, casi asqueado.

—¡¿Quién es la niña?! —exclamó Logan, enfadado.

En cuestión de segundos, ambos empezaron a pelearse mientras rodaban por la cama. Mientras tanto su madre no podía evitar reírse. Eran tan inquietos y traviesos que se le hacían adorables y a la vez, imposibles de controlar. De todas maneras, la pelea no le preocupaba. Los dos niños tenían pequeñas rencillas constantemente, sobre todo cuando su padre o su tío George no los estaban viendo, pues ellos los regañaban por pelearse siendo gemelos. Aunque bien sabía Zaira que Fred y George también se habían peleado en el pasado, en su niñez, y que incluso todavía lo hacían en la actualidad de vez en cuando.

Unos cinco minutos después, los inocentes insultos se convirtieron en risas. Y ahí estaba el motivo por el cual Zaira no estaba preocupada. Ella sabía que los dos gemelos no duraban más de cinco o diez minutos estando peleados y más cuando era por tonterías como aquella. Lo mismo pasaba con Fred y George. Después de todos, era la misma alma dividida en dos y era imposible que pudieran permanecer enfadados durante años.

—¿Ya habéis acabado? —preguntó mirando a los pequeños.

Logan gateó por la cama hasta echarse encima de la barriga de su madre, la cual había crecido enormemente en los últimos nueve meses debido al embarazo. Por un momento, la morena había creído que nuevamente tendría gemelos porque su barriga había alcanzado el mismo tamaño que cuando estaba embarazada de ellos. Pero no, gracias a sus poderes como ángel, rápidamente pudo averiguar que sólo había un bebé en su interior, aunque se había ahorrado el averiguar de qué género para llevarse una sorpresa al tenerlo.

—George es estúpido —se quejó el niño.

—Y tú también lo eres —dijo Zaira y Logan pareció sorprenderse de que su madre le dijese aquello, pues ella lo adoraba—. Estás aplastando a tu hermanito o hermanita ahora mismo —indicó señalando su estómago.

No sólo su cabeza estaba apoyada en la barriga, sino casi todo su cuerpo y con seis años recién cumplidos, ya tenía un peso considerable, así que estaba ejerciendo una enorme presión sobre el cuerpo de su madre.

—¡Ah! —apresurado se apartó—. ¡Lo siento, hermanito o hermanita!

—¡Idiota! ¿Qué pasaría si le haces daño a nuestro futuro compañero de travesuras? —inquirió George, quien se había acercado y había comenzado a acariciar la barriga de su madre, como asegurándose de que el bebé estuviera bien.

—No me he dado cuenta —se excusó y con mucho cuidado, depositó también una mano sobre la barriga—. Lo siento, pequeño.

Los ojos de ambos niños se abrieron de par en par cuando sintieron debajo de sus manos pequeños golpecitos. El futuro miembro de su familia se estaba moviendo y estaba dando patadas.

—¡Se ha movido! ¡Eso significa que está bien! —exclamó Logan aliviado.

—O que está enfadado por casi aplastarlo —comentó su gemelo.

Zaira no podía hacer otra cosa que reír y también terminó por llevar una mano hasta su propia barriga, sintiendo aquellos pequeños golpes. Era tan increíble y misterioso como una persona podría crecer en el interior de otra.

—Por cierto, ¿quién ha dicho que va a ser vuestro compañero de travesuras? —quiso saber, alzando una ceja.

—Porque así tendremos un sucesor para cuando nosotros nos graduemos de Hogwarts —contestó George y Logan asintió.

—También tenéis a todos vuestros primos para eso.

—¡Lo sé! Ya tenemos a Freddie y James maquinando travesuras —anunció Logan sonriendo, con orgullo y diversión.

Todavía les quedaban cinco años para entrar en Hogwarts, pero ya tenían cientos de cosas planeadas para hacer junto con sus primos.

—No me sorprende que Freddie haya salido travieso, después de todo, es el hijo de vuestro tío George —Zaira sonrió. El pequeño que recibía el mismo nombre que su marido había nacido un año después que los gemelos y desde el momento en que estos lo vieron en la cuna, decidieron que sería su mejor amigo—. Aunque lo de James sí que es una sorpresa... Oh, bueno, el padre de Harry también se metió en sus líos cuando era joven, según me contaron, así que quizás lo haya heredado de él.

—¡Los Merodeadores! El padre del tío Harry fue un merodeador —explicó George—. Ellos crearon ese mapa tan guay que el tío Harry guarda en su casa y del que papá nos ha hablado alguna vez.

—Ese mapa tiene que ser muy útil para gastar bromas —añadió Logan.

—¡Nosotros crearemos uno mejor! ¡Junto con James y Freddie seremos el mejor grupo de bromistas que haya pisado Hogwarts! —aseguró George.

—Seguro que lo seréis y, sobre todo vuestro padre y vuestro tío George, se sentirán muy orgullosos de vosotros. Quizás vuestro tío Charlie también —después de todo, eran esos tres los más traviesos de los hijos de Molly y Arthur.

—¿Mamá no? —preguntaron los dos al unísono, preocupados.

—¡Por supuesto que sí! ¿Cómo no iba a sentirme orgullosa de vosotros? —inquirió retóricamente antes de revolverles el cabello—. Y ahora si queréis que me sienta más orgullosa, ¿por qué no me traéis algo de comer? Tengo hambre.

Los dos niños rieron por lo bajo. Ya se habían acostumbrado a que en los últimos meses su madre tuviese repentinos antojos de comida que ellos o su padre tenían que saciar. Su tía Fleur, quien se encontraba embarazada de su tercer hijo, les había dicho que eso se debía a que ahora tenían que alimentar también a la personita en su interior.

Cuando los vio desaparecer por la puerta, la morena se levantó de la cama y depositó el libro de cuentos de Beedle el Bardo en la estantería que había en la habitación matrimonial. Pese a que el libro debería estar en la habitación de los gemelos, debido a que los gemelos siempre le pedían que les leyese allí, al final había pasado a ser parte de aquella habitación.

Todo sucedió muy rápido a partir de ahí. O al menos sucedió rápido para los gemelos. Justo cuando habían terminado de preparar un tazón de cereales y de haber servido un vaso con zumo de calabaza para su madre, su padre apareció por la chimenea con una sonrisa y segundos después, su madre llegó al salón sujetándose la barriga con el rostro consternado por el repentino dolor. Los gemelos no entendieron lo que sucedía, pero su padre sí y acabó poniéndose nervioso. El bebé estaba en camino. Zaira había roto aguas.

Sin más dilación, se acercó hasta su mujer para que ella se apoyase en él y después, le pidió a los gemelos que se acercasen. Unos instantes antes de utilizar la aparición para ir a San Mungo, Fred lanzó un patronus a través de la ventana del salón para que esta avisase a sus vecinos, es decir, a su hermano George y a su respectiva familia, su esposa Angelina y su hijo Fred.

Una vez en el hospital, Zaira fue rápidamente llevada a la sala de partos y separada de ellos. Fred se movía inquietamente dando círculos mientras que sus hijos seguían sin entender del todo que pasaba. Su tío George apareció unos minutos después, diciendo que ya había avisado al resto de la familia para que aparecieran rápidamente y trató de tranquilizar a su gemelo.

—Vamos, Fred, no es como si fuera la primera que vas a ser padre.

Ahí fue cuando los pequeños entendieron por fin lo que sucedía. ¡Su nuevo hermanito o hermanita estaba por nacer! ¡Pronto serían uno más en la familia! No podían estar más ilusionados por ello y comenzaron a correr y a gritar por los pasillos del hospital dando la noticia. George tuvo que perseguirlos para que se estuvieran quietos cuando una enfermera les reprendió. Mientras tanto Fred, ya parecía haberse calmado un poco y se había sentado en un pequeño banco azul que había a uno de los lados del pasillo.

—¿Por qué estás preocupado, papá? —preguntó Logan, sentándose a su lado.

—Cierto, deberías estar feliz, vamos a ser uno más —comentó el otro gemelo.

—Los partos no son fáciles —se limitó a contestar y los niños se preocuparon por unos segundos, aunque no lo entendían del todo.

—¡Pero mamá es muy fuerte! ¡Un bebé no va a poder con ella!

—El pequeño Georgie tiene razón—corroboró el gemelo de Fred, riendo.

—Lo sé —Fred revolvió la cabeza de su hijo George y luego los miró a ambos con una sonrisa—. Vuestra madre estará bien, seguro.

—¿Y qué va a ser? —quiso saber Logan—. ¿Niño o niña?

—No lo sabemos, pero me encantaría que fuera una niña.

—¿Es que ya no quieres más niños? ¿No te gustan? —preguntó su hijo, alarmado.

—Claro que no es eso, pero me gustaría que fuese una niña porque hay un nombre que tengo en mente —explicó para tranquilizarlo.

—¿Cuál?

—Layla —tanto sus hijos como su gemelo lo miraron extrañados—. Layla era el nombre de la madre de vuestra madre, es decir, de vuestra abuela.

—Oh... Mamá nunca ha hablado de ella... ¿Dónde está? —preguntó Logan, dubitativo; tenía la sensación de que no debía preguntar.

—Murió cuando vuestra madre era una niña —contestó con una sonrisa amarga.

—¿Lo has hablado con Zaira? Sobre el nombre —inquirió su gemelo.

—No, pero creo que le parecerá buena idea.

—Seguro.


Unas horas más tarde les indicaron que el parto había sido todo un éxito y que Zaira junto con el bebé ya habían sido trasladados a una habitación particular. Casi todos los miembros de las familias Weasley y Potter ya estaban en el hospital para ese entonces y se dirigieron animadamente hasta el lugar indicado, deseando conocer al nuevo miembro de la familia.

Victoire y Teddy quienes sujetaban cada uno, una mano de la pequeña Dominique estaban entusiasmados por tener un nuevo niño con quien jugar. James y Freddie se habían acercado a los gemelos para felicitarlos por su nuevo hermano o hermana. Ambos estaban deseando tener su propio hermano, pues era aburrido no tener a nadie con quien jugar en casa. Sin embargo, James no tendría que esperar mucho más ya que en los últimos meses la barriga de Ginny había ido creciendo, pues una nueva vida se estaba formando en su interior.

A medida que se acercaron a la habitación escucharon unos llantos y por el timbre vocal fue fácil darse cuenta de que se trataba de una niña o al menos eso les parecía a todos. Fred, obviamente, fue el primero en entrar, seguido de su gemelo y sus dos hijos. En la habitación, Zaira se encontraba ligeramente recostada en una cama mientras cargaba un bebé en brazos. Parecía exhausta, pero cualquier signo de cansancio, desaparecía según los minutos pasaban y a la familia le preocupó que el medimago, que había en la habitación atendiéndola, se diese cuenta de que ella no era humana. Sin embargo, el hombre ya lo sospechaba desde que había asistido al primer parto de la morena y había visto como el corte por cesárea que habían tenido que hacerle para sacar a uno de los gemelos, curaba rápidamente. Aun así, nunca había dicho nada, ni a la propia Zaira ni a nadie.

Los ojos de Fred y Zaira se encontraron y sonrieron automáticamente.

—Es una niña —anunció ella y él solo pudo sonreír más.

Se aproximó hasta la cama y se sentó en ella para después rodear a su mujer por los hombros. Su otra mano apartó un poco la suave tela que le impedía observar bien el rostro de su nuevo bebé, de su preciosa hija. Tenía el rostro cubierto de pecas y una pequeña, pero característica, marca se encontraba dibujada en su cuello; la marca que señalaba que tenía sangre de ángel. Un par de mechones pelirrojos adornaban su cabeza y unos ojos dorados lo miraban fijamente, mientras todavía sollozaba de vez en cuando. Era justo lo contrario a los gemelos. Mientras que ellos habían heredado el cabello de su madre y los ojos de su padre, la bebé había heredado el cabello de su padre y los ojos de su madre.

—Es preciosa —susurró, embobado—. Buen trabajo, Zaira.

—Hm, lo hemos hecho bien, ambos —murmuró ella, sonriendo.

Sus dos hijos mayores, prácticamente, escalaron por la cama hasta situarse al lado de sus padres y aun así, tuvieron que ponerse de pie sobre el colchón para poder observar a la pequeña recién nacida. Justo en el momento en que los ojos marrones de los gemelos y los ojos dorados del bebé se encontraron, ella dejó de llorar y comenzó a sonreír. Y eso sólo causó que los otros cuatro miembros de la familia comenzasen a sonreír también. Parecía que a la pequeña le habían gustado mucho sus dos hermanos mayores.

—¿Cómo vamos a llamarla? —preguntó Zaira, mirando a su marido.

—Layla —respondió sin duda Fred.

—¿Layla? —Zaira pareció sorprendida al principio, pero terminó por dedicarle una cálida sonrisa—. Layla suena bien —permaneció unos segundos calladas antes de añadir... —. ¿Layla Zaira? — rio ante la semejanza de los nombres, pero aún así le gustaba como sonaba.

—Me gusta, nuestra pequeña Layla Zaira Weasley —Fred sonrió.

Los gemelos también parecieron de acuerdo con la elección del nombre, porque asentían efusivamente con la cabeza y sonreían de oreja oreja.

—Pues bienvenida a la familia, Layla —dijo Zaira con un tono tierno y depositó un suave y delicado beso en la pequeña frente de su hija.

El tan esperado nuevo miembro de la familia, por fin había llegado y ninguno de los presentes podía estar más contentos por ellos. Todos radiaban felicidad y dicha. Era un momento maravilloso.


 ───❉───

Para los que no lo sepáis, el cuento que narra Zaira al principio es «La fuente de la buena fortuna» perteneciente a los cuentos de Beedle el Bardo.

Marie Weasley.

Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 110K 104
Desde que era niña, Skuld Weasley no entendía que había mal con ella. ¿Por qué la muerte y la guerra parecían estar siempre a su alrededor? La guerr...
4.6K 460 5
Que pasaría si un día viajas al pasado, renaces allí siendo otra persona diferente y no recuerdas nada de tu vida anterior? Eso le pasó a nuestros pr...
132K 6.6K 42
▬▬▬ ⊹∘◞ ⌛⁖ 𝐓𝐈𝐌𝐄 𝐓𝐔𝐑𝐍𝐄𝐑 | ❝ 𝖠𝗇 𝖺𝖼𝖼𝗂𝖽𝖾𝗇𝗍 𝗐𝗂𝗍𝗁 𝖺 𝗍𝗂𝗆𝖾 𝗍𝗎𝗋𝗇𝖾𝗋❞ ✫҉∞⁖ ┊𝒆𝒏 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒋𝒂𝒎𝒆𝒔 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒆 𝒖𝒏 𝒈𝒊�...
24.7K 3.1K 48
Heralto hizo una promesa hace diez años con el dios Apolo le daría la mano a una de sus dos hijas, si el dios le concedía un hijo varón. Diez años de...