"Bien, ¿qué fue todo eso?"- pregunté una vez que el pulso se me regulo y asimile todo ese extraño momento.
"Te dije que no te preocupes"- decía con una sonrisa el chico de negro que iba conduciendo.
"No mientas Thomas, y dime ¿qué paso?, mis padres no actuan asi... nunca, y menos conmigo, me estas ocultando algo"- me gire para ver que ahogaba una pequeña risa.
"No eres tan despistada como pensé"
"Dilo ya"
"Digamos que, tengo la fama de ser la causa directa de varios despidos en la empresa de mi padre"- giró en volante haciendo que mi cabeza golpeara con el cristal de la ventana. - "y...retiro lo dicho antes, eres despistada".
"¿Despedirán a mis padres?"- frote mi golpe con la palma de la mano.
"Quien sabe"- se burlaba
"Deja de hacer eso"- fruncí el ceño.
"¿Qué?"
"Eso, jugar con palabras, confundirme y ...."
"Y ¿que?"
"Sacarme de mis casillas todo el tiempo"- complete.
"Eres tu la que se enfada todo el tiempo y exageras las cosas"
"Debido a ti"
"Así soy la causa de tus cambios de humor"- no podía creer lo que estaba diciendo, ahora erayo la del humor cambiantes.
"¿Yo, cambios de humor?, Ja, el señor bipolaridad ha hablado"- mire al frente y vi que hace rato que habíamos pasado el instituto, abrí los ojos como platos. - "Thomas regresa, se nos hará tarde".
"Regresar a donde"
"Deja de hacerte el idiota, acabas de pasarte del instituto"- mire por el retrovisor.
"No me hago el idiota, Luna, más respeto para tu salvador"
"Bien, entonces deja de SER un idiota, y date vuelta ya!"- bufé, tomando el volante.
"No.. Luna, deja eso... vamos a chocar"- el tono de Thomas cambió y ahora estaba molesto.
"No dejare de hacerlo hasta que vuelvas"- yo tenía miedo, pero era la única forma de hacer que me regresa antes de que cierren las puertas.
"Luna!"- me gritó, y me quede estática - "Basta, si quieres que vuelva solo debes decirlo, no atentar con la vida de los dos".
"Pe.. pero"- definitivamente Thomas era un enigma que jamás entenderé.
"Nunca vuelvas hacer eso"- maniobró dándose la vuelta. Durante el regreso no dijo nada y había tensión entre ambos, pero no cabe duda que ahora si logre enfadarlo.
"Bajate"- me ordeno una vez en la entrada. Abrí la puerta y me disponía a salir, pero la conciencia me hablaba.
"Lo siento"- dije con cara de súplica, ¿como conseguía hacerme sentir culpable?
"Solo bajate"- dijo mirándome a los ojos.
"¿No piensas entrar?"- pregunté en hilo de voz.