-¡Para!, ¡regresa, llevame a casa!
Nathan siguió conduciendo, veía los árboles pasar, esto no me daba buena espina, lo sabía desde el principio.
-Nathan, no sé a que estas jugando, pero llevame a casa.
Nathan no respondía, solo soltaba risitas, esto me estaba desesperando
-¡Nathan, para!-grité.
Se detuvo, enfrenó de forma brusca y no llevaba cinturón así que mi cuerpo se hizo hacia delante, casi salgo por la ventana.
-Vaya, no te sabes divertir.
-¿Divertir?, estamos en medio de la nada y quieres diversión.-grité
Bajé del coche, el cielo estaba nublado, pero se alcanzaban a ver las estrellas, aún se sentía el aire fresco, solo estaba la careterra y el bosque al rededor.
¿Qué rayos estabamos haciendo aquí?
-¿A dónde vamos?
-Sube al coche.
-¿A dónde vamos?-repetí
-Sube al coche o te dejaré aquí.
-Haz lo que quieras.
Saque el movil (8:45) , no había señal, tenía que llamar a mis padres, no les avisé que llegaría tarde, estaría en problemas.
Escuché el motor encenderse, no le tomé importancia, Nathan no se atrevería a dejarme, ¿O sí?
Volteé hacía el coche, Nathan me sonrió perversamente y aceleró.
-Hijo de ....-grite.
Vi como se alejo unos kilómetros se detuvo y dio reversa, llegó hasta mi y me abrió la puerta.
-Ya decía yo que se me olvidaba algo, anda sube, ya estamos por llegar.
Lo mire mal, a donde iba todo esto.
-Confía en mi.
¿Debería confiar en él?, Digo no soy su persona favorita en el mundo, podría dejarme ahí abandonada.
Mi movil indicó que había señal, tenía dos opciones, opción uno, llamar a mis papás y decidir que todo estaba bien, o, opción dos, llamar a la policía y decir que me vecino me quiere secuestrar y dejar en el bosque hecha pedacitos.
-Espero no arrepentirme de esto.
Despues de 5 minutos Nathan estacionó su coche en una cola de más coches.
-¿Ahora me puedes decir en dónde estamos?
Bajamos del coche y entramos a una casa enorme, más bien una hacienda, en verdad era enorme, habían como 200 adolescentes bailando y bebiendo.
-Después de los partidos, Bill Sanders, organiza esta gran fiesta.
-Aja, ¿y que tengo que ver yo?
-Nunca sales, así que supuse que no te haría mal
-Ahora te preocupas porque viva mi adolescencia como se debe, ¿Nathan que estas tramando?
-Mira, estoy amable contigo, ¡disfruta!
Después de decir eso lo perdí de vista, de acuerdo aún había dudas sobre la "amabilidad" de Nathan y el por que me había traído a la fiesta, no podía irme a casa, así que no me quedaba que "disfrutar", pero antes tenía que llamar a mi madre para que no estuviera creando escenas en su cabeza de un posible secuestro.
-Sí mamá con Nathan, sí es una locura, lo sé, no mamá no tomaré, vale, no llegaré tarde, te quiero, chao.
Bueno, estaba rodeada de personas que en mi vida había tenido una conversación, estaba pérdida,
Así que estuve vagando, cuando vi a Makenzie a lo lejos.
-¡Kenzie!- grite.
-¿_____?, pensé que no vendrías, ¿como llegaste?
-Emm... Nathan, larga historia
-¿Nathan?, ¿te trajo él?, pero pensé que...
-Sisisi, larga historia, te cuento luego.
-Vale, vamos a bailar.
-No, yo no...
Y ya estaba en la pista, estaba llena, chicos y chicas moviéndose al ritmo de la música, era divertido.
Después de cinco canciones me faltaba aire, me dolían las piernas.
-Iré a buscar algo de tomar.
Había una barra, estaba rodeada de personas, y el que estaba sirviendo era el mismísimo Bill, lo supe porque todos lo llamaban así.
-Una sprite por favor.
-No quieres algo más fuerte, ¿una limonada?-rió
Chistososito el Bill
-No, gracias la sprite esta bien.-dije sin humor
Me la entregó y me bebí la mitad
-Te mueves bien, podrías ser reina de la pista.
Conocía esa voz, sí, era...