—Johanna ¡dame mi celular!—grite. Esta mujer tenía la especialidad para quitarme mi celular.
—Alcánzalo descerebrada.
—Ni es gracioso—dice enojada, esta vez—. Dos veces no es nada gracioso.
—Tómalo entonces—dice metiéndome el celular entre los pechos gigantes por el embarazo.
—Agh—exclamo, porque no lo voy a tomar. Me cruzo de brazos frustrada, ¿cuántas notificaciones tendré? Y no puedo verlas porque Johanna tiene mi celular entre sus pechotes.
Sin embargo, cuatro notas comienzan a sonar, un poco ahogado el sonido, a causa de donde se encuentra y está sonando, es gracioso y me reiría porque aparte se ven las vibraciones, pero estoy enojada.
—Es mi teléfono ¡está sonando!—digo, queriendo saber quién es.
Johanna lo saca y me señala con el índice para que espere un segundo mientras mira la pantalla, luego me lo ofrece.
—Es tu amorcito—Peeta, tomó el celular y contesto. Esta caliente el trasto, agh.
—Peeta—contesto
—Katniss—responde, se escucha algo de viento a través del auricular, tal vez esté en altavoz—.¿Podrías venir a las afueras del distrito?
—Esta bien, pero ¿ya? ¿Y a qué parte de las afueras?
—Las chicas saben, tú solo diles que te lleven.
—Peeta Mellark ¿qué están planeando todos aquí?—pregunto, pero en vez de contestarme, se ríe y cuelga.
Madge está manejando, mientras Annie y Johanna hablan sobre el viaje y a veces lo intercalan sobre datos sobre el embarazo de Johanna, miro por la ventana, la noche está bastante fresca y el cielo con muchas estrellas, casi y no se necesita luz para ver por dónde vas.
A unos cinco minutos de camino que llevamos, las casas van desapareciendo y la maleza ocupa su lugar.
—Listo—dice Annie, cuando entra por un camino, las tres se bajan del coche y yo las sigo.
—¿Listo? Aquí no hay nada.
—Desde aquí sigues sola descerebrada—informa Johanna—. Solo conduce, hasta que veas muchas luces.
Comienzan a caminar en dirección opuesta a mi —¿Y ustedes a donde van?
—Eso que te importa—grita Madge mientras ellas se ríen—. Tú solo conduce.
Y como no me dejan opción y la curiosidad es grande, tomó el volante del coche y comienzo a manejar, el camino de tierra es de un solo sentido, tal vez se dirija a uno de los pueblos que rodean el distrito, no lo sé.
Pero cuando ya me he cansado de ver puro cielo y maleza, estoy a punto de regresarme cuando veo muchas luces artificiales al frente. Luces que rodean y decoran una carpa.
Sale Peeta de la carpa, vestido de traje, bajo, dejando las puertas del carro abiertas.
—Peeta ¿puedes explicarme qué significa esto?
—Lo haré—contesta sonriendo, sus ojos brillan, está ansioso y nervioso—. Acompáñame Katniss.
Dice y eso hago.