Ya había pasado cerca de un mes, y la chica se percibía recuperada casi por completo.
Sus sentimientos se habían ido lejos, corriendo incluso, a alguna otra niña de la escuela, o eso solía pensar.
Aun con toda la tregua en medio, todavía no lograban arreglar su conflicto, pero todo eso realmente ya no importaba, porque en el preciso momento en que le puso pausa a la "historia" entre ellos, se comenzó a sentir espléndidamente, por fin estaba desatada de todo.
Desde el inicio ella estaba consciente del rotundo rechazo que recibiría, no había otra alternativa, ¿Quién estaría con alguien como yo?
Además, solo como extra, desde que se había enterado del tipo ideal de Jeon, decidió ser todo lo contrario. Había llegado a la escuela con una hermosa cabellera larga y castaña, tal como le gustaba a Jungkook, al saberlo, consciente y gustosa se cortó el cabello, dejándolo en una bella melena rubia. Se protegía como nadie del sol, no porque quería ser una chica extremadamente pálida, ni por la belleza que el país le encontraba a ello, si no para contradecir los gustos del chico; que está de más decir, le gustaban algo naturales. Y pensándolo de esa manera, lo que Hyoyeon deseaba era ser rechazada, rehusada al no ser estéticamente perfecta para él, era mejor eso que ser aceptada momentáneamente solo para cuando él se aburriera, la desechara, pero también buscaba que Jungkook se enamorara de ella, de su esencia, no de su exterior, pero por lo visto, no pudo lograrlo.
Y ahora que su mundo no giraba alrededor de aquel chico, se había comenzado a expandir, a conocer gente que ni sabía iban en su misma clase.
A Jungkook, sin embargo, parecía no gustarle mucho aquello.