Inaccesible ©

De Erikadcgm

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Es una ley, mundialmente reconocida, que absolutamente nadie puede ignorar a un Cleveland. Entonces, ¿cómo es... Mai multe

Inaccesible.
1. Yo no tengo ningún... ¡Espera! ¡¿Me está mirando?!
2. Creo que el destino me odia.
3. Mensajes y llamadas telefónicas.
4. Impulsividad.
5. Sorpresa, sorpresa, "pequeña ilusa".
6. Fiesta de pijamas y llamadas telefónicas.
7. Aclaraciones.
8. Momentos de impacto.
9. Noticias inesperadas.
10. Confesiones de medianoche.
11. Más claro que el agua.
12. No fue un beso de amor.
13. No dejaré que gane la batalla.
14. Nerviosismo y ansiedad.
15. Cita.
16. Descubrimientos que impactan.
17. Descubriendo nuevas emociones.
18. El dúo de los chicos abandonados.
19. Sinceridad a flor de piel.
20. Acabando con la tortura.
21. Perseguida por la mala suerte.
22. Confesiones por doquier.
23. Debe ser un sueño
25. Un poco de cliché no sienta nada mal.
26. Noche de sorpresas.
27. Imposible.
28. Día del desastre.
29. Juego Cruel.
30. Baile de graduación.
Epílogo.
Capítulo extra: Inaccesible.

24. Testosterona por doquier.

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De Erikadcgm

Capítulo veinticuatro: Testosterona por doquier.

—Señor Slerman, pase de una vez o quédese afuera. No puede quedarse allí parado todo lo que queda de clases —dijo la profesora de biología con tono cansino. Miró su reloj—. Sólo estamos a una hora de acabar este bloque, ¿trae su justificativo?

David finalmente apartó la mirada de Lyssandro para dirigirla hacia la profesora. Sin mediar palabra, buscó en el bolsillo delantero de su pantalón y sacó un papel con el sello de un establecimiento médico. Se acercó al escritorio de la profesora y lo dejó encima.

Ella lo revisó y asintió con la cabeza.

—Muy bien, busca otra silla y siéntate con tu compañera. Por el día de hoy, tendrás que trabajar en conjunto con un alumno que se nos ha integrado el día de hoy, su nombre es Lyssan...

—Lyssandro Sabbateli —La interrumpió David con tono severo.

Santa mierda.

Me olía a sangre... Mucha, muchísima sangre.

—Sí, exactamente —dijo la profesora con inocencia.

David tomó una silla del fondo y la asentó con fuerza en el suelo, justo frente a Lyssandro y yo.

Comencé a sudar frío debido a los nervios de que estos dos pudieran hacer una estupidez... Los conocía a ambos y tenía claro que eran aún menos compatibles que el agua y el aceite.

—¡Qué bueno que te nos unes, Dave, seis manos trabajan mejor que cuatro! —comentó Lyssandro con entusiasmo.

Estuve a punto de estampar mi mano contra mi cara. A David se le tensó el músculo de la mandíbula y sonrió con cinismo.

—Claro, aunque se veían tan... cómodos trabajando que no se me ocurre para qué podrían necesitarme. ¿En qué los ayudo? —Preguntó con los dientes apretados y los ojos llameantes de rabia.

—Pues, ahora que lo dices... —dijo Lyssandro pensante.

—Podrías ayudarnos a tomar notas —Decidí intervenir con voz ahogada.

Pero la mirada de David no se apartaba de Lyssandro... Aunque el músculo de su mandíbula se destensó considerablemente después de que hablase.

—¿Entonces? —preguntó al extranjero.

—Sí, sí, lo que dijo Claire; puedes ayudarnos a tomar notas —concordó.

—Bien —dijo mi novio sacando su libreta de apuntes.

Procedí a explicarle lo que habíamos estado haciendo y los últimos detalles que había observado con anterioridad.

Él asintió y comenzó a anotar todas las observaciones de importancia.

Llegó el momento de cambiar la muestra y acordamos que yo volvería a observar por el microscopio.

Me incliné sobre éste y esperé a que colocaran la nueva muestra.

—Tranquilo, amigo, yo lo haré —escuché decir a Lyssandro.

Luego pude percibir el ligero resoplar frustrado de David y el sonido que hacía para llenarse de aire cuando estaba realmente irritado.

La imagen se abrió pasó a través de los cristales y comencé a dar la descripción de lo que veía. Luego me alejé del aparato y di mis conclusiones.

—¡Joder, me había olvidado de lo inteligente que eras! —exclamó Lyssandro.

Me sonrojé ligeramente.

—Pues, gracias —dije un poco apenada e incómoda. Dios, realmente tenía que practicar bastante para reaccionar con naturalidad ante un cumplido.

De repente sentí el brazo de David rodeándome los hombros.

—Sí, la verdad es que mi chica es muy inteligente —dijo con un tono de voz bastante grave.

Lyssandro ni se inmutó por ese hecho y siguió sonriendo. David, al percatarse de ese hecho, miró el bisturí que se encontraba en la mesa, después a Lyssandro, nuevamente al bisturí y finalmente regresó su mirada al chico.

—Pues sí y además también es hermosa, te has sacado la lotería, hermano. Yo que tú no la dejaría ir jamás —dijo el extranjero.

David me apretó más junto a él.

—Oh, créeme que lo sé y jamás la dejaría ir —dijo con una seguridad arrolladora.

Mi corazón dio un vuelco.

Lyssandro asintió sin dejar de sonreír.

—Sabia decisión, Dave. Sabia decisión —dijo.

En ese momento, tocaron el timbre de salida.

Los tres recogimos nuestros materiales y los guardamos nuestras respectivas mochilas.

David y yo salimos del salón un poco antes.

—¿Qué demonios es todo esto, Claire? —Me preguntó en voz baja hecho una furia.

—No lo sé, todo pasó de manera repentina —respondí con sinceridad.

—Pues...

—¡Bueno, chicos, ¿nos vamos a la cafetería ya?! —Exclamó Lyssandro apareciendo a nuestras espaldas—. Muero de hambre.

—Claro, vamos —dije yo.

David se apresuró a posicionarse en medio de ambos.

Así que se imaginarán que la conversación no fue para nada fluida en el camino.

Una vez llegamos al lugar, nos fuimos a sentar en nuestra mesa habitual. Todos miraban a Lyssandro con estupefacción y luego nos miraban a David y a mí acompañándole con más estupefacción aún.

Dios, odiaba llamar tanto la atención.

Robert se puso de pie de un salto en cuanto vio al nuevo integrante. Su cara era una mezcla extraña de asombro, curiosidad y... ¿eso era rabia? Sí, también rabia.

Y por alguna extraña razón, Lyssandro también lo miraba con cierta tensión.

—¿Tú? —Interrogó Robert.

Lyssandro enarcó una ceja y dejó de sonreír.

—Como siempre, es un placer volverte a ver Robert —dijo el susodicho con tono diplomático.

Si ya de por sí el nivel de testosterona era poco sano, ahora era bastante tóxico.

—¡Bien! Sentémonos a comer —dijo yo para alivianar el ambiente.

Todos se sentaron sin poner peros.

—¿Y qué tal está Italia, Lyssandro? —preguntó Nathalia que era consciente de todo lo que estaba ocurriendo.

El chico volvió a sonreír animadamente.

—Está tan hermosa como siempre. Su belleza sólo es comparable a la belleza que tienen las mujeres: por naturaleza. Es un país que merece muchísimo la pena visitar... Sus paisajes, sus tierras, su tranquilidad... Aunque admito que esta última era a veces abrumadora, ya sabes, a veces solía aburrirme un poco y las personas son...

—¡Vuelve aquí, insolente maleducada, no te atrevas a dejarme con la palabra en la boca! —Unos reclamos familiares a nuestras espaldas, más unas pisadas muy fuertes a coro, se acercaban a nosotros—. ¡Eres de lo peor, Alice Parker!

Todos nos giramos un poco, justo a tiempo para ver cómo Alice le hacía un gesto obsceno a Calvin con su dedo corazón.

—¡¿Qué no tienes vergüenza?! —Exclamó el chico alterado a sólo un paso de distancia de ella.

—¿Acaso crees que me importa? —contraatacó ella en el preciso instante en el que llegaba a la mesa.

Soltó un suspiro, exhausta.

—Hola, chicos —saludó con pesadez.

—Maldita desvergonzada... —susurró Calvin por lo bajo, posicionándose a su lado y mirándola con rabia viva.

—Bellísima... —Susurró Lyssandro en voz audible, levantándose de su asiento y mirando a Alice embelesado.

Alice lo miró abriendo los ojos de par en par.

—¿Lyssandro? —preguntó anonadada.

—Permíteme decirte que estás bellísima, Alicia —dijo éste tomando su mano y depositando un beso en ella.

Alice se sonrojó con fuerza.

—¿Y este qué demonios hace aquí? —preguntó Calvin con altanería, posicionándose junto a Alice con los brazos cruzado y mirada dura.

—Pues, he regresado a finalizar mis estudios aquí —contestó Lyssandro sin darle importancia a la poca amabilidad de mi amigo—. Pero qué falta de educación... Ven Alice, aquí hay un asiento libre junto a mí.

El chico ya había tomado de la muñeca a Alice y la estaba guiando al asiento, cuando Calvin se metió por el medio.

—¡El asiento de Alice es junto a mí! —exclamó.

Lyssandro, desconcertado, miró a mi prima.

—Bueno, si tienes algún problema en sentarte junto a mí lo entenderé y...

—No, no tengo ningún problema, Lyssandro, no le hagas caso a Calvin —respondió mi prima, sonriéndole al chico con amabilidad.

Calvin la miró con indignación.

—¡¿Qué haces, estúpida?! ¡Tu puesto es junto a mí, no junto a ese tipejo! —chilló haciendo berrinche.

¡Dios mío, pobre Lyssandro! La indiscreción de Calvin seguro no le estaba sentando nada bien en su regreso... Aunque, se veía bastante contento mientras mantenía su mirada fija en Alice.

Alice lo miró enarcando una ceja.

—Bueno, ¿y a ti qué mosca te picó? Yo me siento donde a mí se me dé la regalada gana —replicó.

Lyssandro soltó un suspiro embelesado susurrando un "qué carácter" y Calvin respiró hondo y se sentó al otro lado de ella, lanzándole cada cierto tiempo miradas de odio tanto a la chica, como al nuevo integrante.

Mientras tanto, yo me asfixiaba en la testosterona.

—Oye, Claire, ¿podemos hablar en privado un momento? —me susurró David cautelosamente.

Asentí y me levanté de mi asiento con él en conjunto.

—Ya volvemos, chicos.

Todos, a excepción de Lyssandro que estaba concentrado en su comida y en mi prima, nos miraron con picardía.

—¡Usen protección! —exclamó Nathalia cuando ya habíamos dado unos cuantos pasos lejos.

—Dios, están obsesionados con la idea de que tuvimos sexo en la playa, ¿puedes creerlo? —dije yo intentando alivianar el ambiente cuando estuvimos lo suficientemente lejos.

David salió del comedor y se detuve en el pasillo. Me miró con seriedad.

—No te quiero volver a ver cerca de ese tipo —ordenó.

Yo enarqué una ceja.

Una cosa era que me dijera que le molestaba verme con una persona y que me dejara saber su disgusto al respecto... Y otra muy diferente era que me prohibiera mantener el contacto con esa persona.

¡Oh no, chico, yo no soy el tipo de chicas que se somete por ningún chico!

—¿Disculpa? —dije dándole una segunda oportunidad de entrar en razón y usar su sentido común para retirar lo que había dicho.

Sin embargo, siguió con el porte de seriedad.

—Me escuchaste perfectamente bien —aseveró.

Me crucé de brazos.

—No puedes prohibirme hablar con alguien, David. Lyssandro y yo sólo somos amigos, nuestra relación terminó hace mucho tiempo. Además, ¿no te fijaste en cómo mira a Alice?

Soltó un suspiro frustrado.

—Cariño, la idea de verte cerca de él me hace un nudo en el estómago, ¿no has visto cómo te miraba y te halagaba hoy? —preguntó con tono alterado.

Rodé los ojos.

—Es su cultura, David, a la chica a la que está mirando en este momento de manera especial es a Alice. Además, ¿no confías en mí?

Me miró callado por un buen rato.

—¿Y bien? —pregunté yo con impaciencia.

—No confío en él —dijo finalmente.

Lo miré con ternura y me acerqué a él para darle un corto beso en los labios.

—Sería incapaz de traicionarte, David —Le aseguré.

—¿Me lo prometes? —preguntó en voz baja como un niño pequeño que le pregunta a su mamá si algo irá bien.

—Te lo prometo —contesté yo.

Soltó un suspiro aliviado y me dio un beso en la mejilla.

—Hoy pasaré por ti a las siete, ponte ropa cómoda.

Sonreí de oreja a oreja.

—¿A dónde iremos? —pregunté emocionada.

Me miró con diversión.

—Es una sorpresa —contestó.









Nota de la autora:

Lo prometido es deuda y, como les dije hoy en es post que les dejé en mi perfil, aquí les traigo un nuevo capítulo. Espero que les haya gustado.

¿Qué piensan de Lyssandro?

¿Calvin huele a celos?

¿Por qué Robert y Lyssandro se miran con tensión?

¿Habrá un Alissy o un Lyce por allí?

¿Les gustó el capítulo?

La verdad mis más sinceras disculpas por tardar tanto en actualizar, en mi perfil podrán encontrar la explicación de por qué lo hice.

Mi Twitter por si gustan pasarse por ahí: @erika_gomez_99

¡Los quiero muchísimo!

Xoxoxoxoxoxoxoxo.

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