*Narra ____*
Alonso dormía como un bebé.
Sonreí al verlo.
Era tan lindo, ese hombre merecía ser una de las maravillas del mundo.
Reí a mis adentros y me retiré de su lado cuidando que él no se percatara.
Fui a la cocina y preparé algo para desayunar, me asomaba de vez en cuando para cuidar que Alonso continuara durmiendo.
Y así era.
Cuando terminé quise salir a apreciar el amanecer, en el lugar en el que estábamos se veía hermoso cualquier paisaje.
Mis pies descalzos hicieron contacto con el pasto, la sensación era agradable.
Continúe caminando, hasta llegar a la orilla del pequeño lago que se encontraba ahí.
Me senté y coloqué mis pies dentro del agua.
Suspiré hondo.
Necesitaba saber que esto no era un sueño, que era real, que al fin podía ser feliz sin ningún obstáculo, sólo necesitaba saber eso.
Los rayos de sol comenzaron a asomarse detrás de las montañas, pronto amanecería por completo.
Sentía que alguien me observaba, pero por más que intenté no logré ver a la persona que lo hacía.
Seguramente Alonso ya había despertado.
Cerré mis párpados y llamé la imagen del ojiazul a mi mente.
Los recuerdos que teníamos juntos, los que habíamos creado, todos estaban ahí.
Las imágenes comenzaron a pasar por mi mente, recordando uno a uno esos momentos.
Y de algo estaba segura, de ser por mí vendrían muchos más.
Una mano se colocó sobre la mía y la apretó fuerte.
- Me asusté cuando no te vi adentro- murmuró aquel hombre.
Abrí los ojos y lo miré, lucía tan lindo.
- Sólo quería un poco de aire- contesté sonriéndole.
Observó brevemente el lago.
Ya había amanecido completamente.
Se sentó a mi lado, se quitó los zapatos y colocó sus pies en el agua.
- Nada me hace falta más ahora, tú eras todo lo que necesitaba- su mirada se fijaba en las montañas.
El comentario hizo que inevitablemente mis mejillas se tornaran rosadas.
Apreté su mano sonriente.
- Gracias por todo Alonso, por lo bueno y lo malo, por todos esos momentos que vivimos juntos, por los que vendrán, de verdad, gracias por todo- exclamé observando sus ojos, que lucían aún más lindos con los rayos del sol puestos en ellos.
Me miró.
Y por un momento volví a sentirme débil ante su mirada.
- No me gusta que me den las gracias, siento que cuando eso pasa es porque las personas se alejarán de mí.
- Yo no me alejaré de ti nunca más- afirmé.
Su mano rosó el agua, su rostro se llenó de picardía.
Me observó sonriendo malévolamente.
Y con su mano comenzó a arrojarme agua, mi cuerpo se cubrió rápidamente del líquido.
No me quedé atrás e imité su acción, le arrojé toda el agua que pude.
Ambos reímos.
Me puse de pie y comencé a correr alrededor del lago, escapando de las gotas que aún me arrojaba.
Me detuve unos segundos, y sin pensarlo dos veces me arrojé al lago, el agua estaba a una temperatura agradable, me sumergí y nadé por debajo, intentando que Alonso pensara que me había hundido.
Salí un poco a la superficie y pataleé co fuerza gritando.
- ¡Alonso! ¡Alonso! ¡Alonso!- lo alarmé.
Logré sentir cuando se arrojó al agua y nadó hacía mí, me tomó entre sus brazos y me llevó a la orilla.
- Dime por favor que estás bien- murmuró contra mi cuello.
Me quedé inmóvil.
El ojiazul colocó mi cuerpo sobre el pasto, su respiración chocaba con mi rostro.
- Por favor, por favor- murmuró preocupado.
Había guardado algo de agua en mi boca, así que la escupí el líquido y abrí mis ojos, Alonso había sido cubierto por el agua que arrojé.
Al verlo comencé a reír fuerte.
Limpió con sus manos su rostro y me fulminó.
Ambos estábamos aún empapados.
- Me asusté mucho, creí que te había pasado algo malo- me regañó.
- Tú fuiste quien comenzó el juego, quería hacerte una pequeña broma- me defendí.
- Me la vas a pagar- amenazó enarcando una ceja.
Le sonreí sin darle importancia.
Se acercó a mí y me abrazó.
- Ya me mojaste más- reclamé divertida.
De nuevo me fulminó.
Lo abracé con fuerza.
Mi rostro buscó el suyo, nuestras bocas se encontraron y los labios del ojiazul se adueñaron de los míos
Nos separamos y recargamos nuestras frentes juntas, sonreímos al vernos.
- Será mejor que entremos- propuso el ojiazul.
Asentí.
Me tomó entre sus brazos y me cargó dejándome recargar mi rostro en su hombro, él depositó besos en mis mejillas durante el camino.
Una vez entramos de nuevo en la cabaña me colocó en el sofá y se sentó a mi lado.
- Eres tan hermosa- murmuró retirando un mechón de cabello de mi rostro.
El calor subió a mis mejillas.
- Alooooooonso- chillé cubriendo mi rostro.
Su risa inundó el lugar.
- Me estoy congelando ¿Sabes?- le informé.
- Perdón, ahora mismo preparo el baño- sonrió.
Asentí enternecida.
Se dirigió al baño.
Tomé una cobija para cubrir del frío y me acurruqué en el sofá.
Minutos después apareció Alonso.
Me volvió a cargar hasta llegar al baño.
Dejó que mis pies tocarán una alfombra del piso, me mantuve sostenida de sus hombros.
Y lo miré.
Lograba escuchar las gotas que caían a la bañera.
Mordí mi labio inferior juguetona.
Él continuó mirándome, con esos ojos azules que me hacían soñar y delirar.
Mi cabello cubrió mi rostro.
El ojiazul lo retiró y tomó mi mentón entre sus manos, acarició mi rostro con delicadeza y me besó dulcemente.
Llevé mis manos a su cuello y lo acaricié tratando de traerlo más hacía mí.
Mis piernas tomaron vuelo y se sostuvieron de la cadera de Alonso.
El beso se tornó más apasionado.
Decidí bajar mis labios al cuello del ojiazul y comencé a besarlo dulcemente.
Él tomó entre sus manos mi cintura y bajo hasta el termino de mi blusa, para quitarla de una vez por todas.
Atrapé sus labios nuevamente.
Mis manos viajaron a los botones de su camisa, y juguetonas quitaron uno a uno, hasta que logré retirarla de su cuerpo.
Alonso besó mi cuello ferozmente.
Mis manos exploraron su abdomen, y recorrieron su espalda disfrutando el tacto suave de su piel.
Nuestros labios volvieron a encontrarse.
El ojiazul bajó sus manos hasta el inico de mi short, y de un movimiento lo retiró lejos.
Mis labios viajaron por su cuello y brazos, repartiendo besos en el camino.
Sus pantalones llegaron a mis manos, y de alguna manera logré deshacerme de ellos.
Y misteriosamente de alguna manera ambos quedamos desnudos.
Alonso me cargó besando mis labios, mis manos se aferraron a su espalda, y mis piernas a su cadera.
Con delicadeza me colocó dentro de la bañera, y se metió junto a mí.
Su espalda se recargó en el inicio de ésta y yo me acomodé delante de él dándole la espalda.
Tomó el jabón entre sus manos y comenzó a deslizarlo por mi piel, después retiraba el exceso con un poco de agua y repartía besos por donde antes había viajado dicho producto.
Con rapidez tomé una liga para atar mi cabello, acomodándolo en un chongo.
Me giré para quedar frente a él de nuevo.
Mis piernas sostuvieron su torso por debajo del agua.
Era yo quien ahora lo cubría de jabón, acariciaba con delicadeza su cuerpo, enjuagaba y después lo besaba.
- Eres demasiado guapo Alonso, a la vez tierno y sexy- mencioné divertida, mientras acariciaba sus tonificados brazos.
Rió con ganas.
- No sé que responderte, estás aquí, frente a mí, sin una prenda que cubra tu bello cuerpo... podría volverme loco teniéndote así.
El calor subió a mis mejillas al recordar que estaba desnuda.
Y por instinto me lancé a abrazarlo.
Me aferré a su cuello.
Él recorrió mi espalda con sus manos.
- Deberíamos salir ya hermosa, no quiero que te enfermes.
Asentí.
Me apartó de él y salió de la bañera.
Segundos después regresó con una toalla atada a su cintura y otra en sus manos, ofreciéndomela a mí.
Me puse de pie y cubrí mi cuerpo con ella, salí de la bañera y caminé detrás de él.
Llegamos a la recámara, él se acercó a un mueble y comenzó a sacar varias prendas.
Su cabello húmedo caía por su rostro.
Sus labios rosados e inchados le daban un toque encantadoramente sexy.
Y la mitad de su cuerpo al descubierto me hacían delirar.
Me acerqué a él y me coloqué frente a frente.
En mi rostro se reflejó una cara de perversión.
Él me miró atento.
Caminé meneando mis caderas hasta estar rosando su cuerpo.
Mis manos juguetearon en su abdomen y se toparon con la toalla.
Lo miré desafiante y retiré aquella tela.
Alonso se sorprendió un poco pero no se quedó atrás.
Comenzó a besarme apresuradamente.
Y logré percatarme cuando él también retiró la toalla de mi cuerpo.
Depósito mi cuerpo en la cama con delicadeza.
Sostuvo mis manos con las suyas y bajó a besar cada parte que sus labios desearan.
El tacto de estos hacía que mi cuerpo se llenara de placer y que me estremeciera a su tacto.
Besó nuevamente mis labios.
- ¿De verdad quieres hacerlo? No quiero presionarte- murmuró un poco sonrojado.
- Estoy segura de esto.
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Tenía un poco de inseguridad al subir éste capítulo, no sabía si me saldría escribir de este tipo de escenas 🌚 Ustedes me entenderán je.
Al final creo que no quedó tan mal 😂🌚.
Espero que les guste 🙈💖.
Las amooooo ❤.
Falta poco para el termino de esta historia 😭 entraré en depresión 🌚💔.
Hasta el próximo capítulo hermosas 💖