(Tráiler arriba)
Josh caminaba al frente de Diana: mirando hacia todos los lugares posibles, quería asegurarse que no había ningún caminante cerca, mantenía en alto su arma vigilando a su hermana menor que temblaba de miedo detrás suyo.
-Josh, Mira.
Su hermano dirigió su mirada hacia donde apuntaba el dedo de Diana. "Terminus" decía el cartel donde les prometían techo, alimentos, un grupo. En pocas palabras; sobrevivir.
-Iremos ahí. - afirmó con un tono firme e imponente.
Ambos hermanos fueron caminando por las vías del tren siguiendo el rastro de carteles para llegar a Terminus, no sabían lo que hallarían, pero creían que era mejor que nada.
Después de horas caminando los hermanos llegaron a su destino, pero se llevaron una gran sorpresa: Terminus terminó siendo todo lo contrario que prometía. Habían atrapado a ambos hermanos y ahora los estaban llevando hacia una vagón sucio y descuidado.
Josh no temía por su vida, temía por la de su hermana menor, tan débil y frágil; sería un blanco fácil para cualquiera que quisiera hacerle daño.
A los hermanos los metieron a un vagón oscuro, tan oscuro que no veían ni sus propias palmas, lo único se veía eran unas diminutos rayos de luz que pasaban a través de hoyos en las paredes de metal.
De repente, a Diana la empujaron haciendo que ésta se estampara contra el cuerpo de alguien, lo cual, por obvias razones, la asustó aún más de lo que ya estaba.
-¡Diana!
Su hermano empezó a buscarla con la mirada, pero se topo con unos ojos cafés que relucían ante el pequeño rayo de luz. Aquellos ojos no eran los de su hermana y él lo sabía bien. Su corazón empezó a latir con demasiada fuerza y se desesperó, no sabía si estaban con más personas o con unos caminantes hambrientos.
-¿¡Quien es usted?! ¿¡Diana, dónde estás?!
-Niño, cálmate. - una voz gruesa y apagada le llamó la atención, no podía ver a la persona proveniente de la misma, pero estaba seguro de que lo conocía.
Diana, en cuanto volvió a estar de pie, corrió y abrazó a su hermano en cuanto ambos estuvieron cerca. Ella estaba llorando silenciosamente mientras que su hermano se paralizada al reconocer aquella voz.
-¿Papá?
Esa era la voz de su padre.
Ya había pasado tiempo desde que habían escapado del vagón y dejaron en llamas Terminus, los hermanos se habían encontrado con su padre Daryl y Rick, el líder del supuesto grupo de personas sobrevivientes, había dejado que los chicos se quedaran en el grupo después de haberles hecho las preguntas; en las cuales se habían sorprendido, en particular con Diana.
Rick, Daryl y Josh se habían alejado del grupo para hacerle las preguntas correspondientes al primogénito de los Dixon.
-¿Cuántos caminantes has matado? - soltó de golpe y sin titubeos.
-No lo sé, ¿Se supone que los cuente?
-¿Cuántas personas has matado?
Josh hizo una mueca antes de responder. Sabía que su respuesta no les agradaría, y mucho menos estaba orgulloso de la misma.
-He perdido la cuenta.
-La última ¿Por qué?
-Querían matar a mi hermana.
Después de haberle hecho las preguntas procedieron con Diana.
-¿Cuántos caminantes has matado?
-Ninguno.
Daryl y Rick abrieron a más no poder sus ojos, no podían creer que ella, estando bagando solamente con su hermano, no hubiera acabado con ningún caminante.
-¿Cuántas personas has matado?
Y aunque era obvia la respuesta, Rick tenía que preguntarle.
-Ninguna.
-¿Por qué?
-Porque están vivos, y jamás mataré a algo que esté vivo.
Después de que el tiempo pasara Carl y Diana se habían hecho grandes amigos, hablaban de cualquier tema, se contaban sus secretos. Él era el único que no la presionaba para que aprendiera a defenderse, no la obligaba a comer carne. La dejaba ser ella y la protegía de la misma forma que su hermano lo hacía con ella.
Diana.
Caminábamos por las calles de una especie de pueblo fantasma, estábamos fuera de una casa grande y poco descuidada a diferencia de las demás. Los otros revisaban las casas restantes del lugar mientras que nosotros vigilabamos, pero unos gruñidos se empezaron a escuchar. Lo siguiente fue tan rápido que apenas tuve forma de procesarlo: Rick gritaba que todos corrieran, detrás suyo había una horda de caminantes que se acercaban rápidamente hacia nosotros y todos empezaron a correr hacia el campamento a excepción de mí. Los gruñidos aumentaban y ya estaban cerca mío. Estaba tan paralizada que mi propio cuerpo no reaccionaba ante el peligro.
El grupo se fue sin darse cuenta de que no estaba con ellos, no tenía armas y no sabía defenderme cuerpo a cuerpo, era bastante ágil para correr e intentar que no me atraparon, pero era demasiado tarde. Miré hacia todos lados buscando a alguien o algo, pero lo único que vi fueron casas y más casas. Por un momento creí que moriría, así que empecé a correr al sentido contrario de la horda de caminantes y de mi grupo. Pasaba corriendo a través de los árboles sintiendo como me cortaban la cara, los brazos y las piernas, pero estaba consciente de que si me detenía por un instante me matarían.
No sabía cuánto tiempo había pasado, ni cuánto me había alejado. Sólo estaba consciente de que aún se encontraban cerca mío y si paraba terminaría todo.
Mi distancia de ellos era lo suficiente como para escalar un árbol y esconderme en él, pero como la suerte estaba de mi lado una barda se encontraba en frente mío. No lo pensé ni por un segundo, así que me subí en ella y me tiré del otro lado sin ver qué era.
Caí de una mala forma, así que al ponerme de rodillas me limpié mis brazos llenos de tierra mientras sentía punzadas de dolor en mi cuerpo entero. En un momento subí la mirada encontrándome con unos pequeños ojos verdes pertenecientes a una niña pequeña y asustada.
-¿Quién eres tú?
-Soy Ana.
La pequeña Ana me contó su historia: sus padres se fueron un día y no regresaron, sobrevive con la comida que le quedaba, no sabe defenderse al igual que yo y está sola desde hace un tiempo.
Y aunque sea lo más difícil del mundo entero trataré de poner en marcha mi práctica con el arco y flecha. Haría lo que jamás he hecho durante estos cinco años; Sobrevivir. Mi hermano ya no estaba y tengo que mantener segura a Ana, cueste lo que cueste.
Si antes no había empezado el apocalipsis para mí, ahora lo hará.
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De ante mano pido disculpas si de repente la historia tiene faltas de ortografía e incoherencias, ya que tiene bastante tiempo que la escribí y no me he dado el tiempo para corregirla al 100. Prometo que algún día lo haré xD
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Aclararé que esta historia la escribí recién siendo una adolescente. Siguen habiendo demasiadas incoherencias, faltas ortográficas y de redacción. También se toparán con capítulos sumamente cortos.
Aviso sobre esto porque no pienso editarlo ni tratar de mejorarlo y quisiera que no tuvieran altas expectativas.
Aún así estoy agradecida por los votos y comentarios que siguen llegando a pesar de los años.