CAPÍTULO OCHO:
reunidos.
─Jesucristo, Bella—, exclamó Cassadee al sacar a su hermana del agua justo cuando Jacob llegó.
─ ¿Cómo supiste que ella estaba aquí?—, preguntó Jacob.
─Tuve un presentimiento—, simplificó Cassadee, sentando a su hermana y golpeando su espalda lo suficientemente fuerte para que ella escupiera el agua que había tragado.
─ ¿Jake? ¿Cass?—, jadeó Bella cuando entró en conciencia.
─ ¿Estás intentando matarte?—, chilló Cassadee cuando se aseguró que su hermana estaría bien.
─Justo ahora puede que no sea la mejor idea, Cassie—, murmuró Jacob, mirando a Bella preocupado.
─ ¡No lo es ni mierda!
─Estoy bien, Cass—, tembló Bella. Sus dientes no dejaban de golpearse a causa del frío.
─En serio estoy comenzando a creer que quieres matarte—, negó Cassadee y se levantó, sacando la arena de sus rodillas.
─Lo hacía por diversión.
─Si quieres hacer algo divertido, sal con tus amigos o, en tu caso, lee un libro, ¡no saltes de un risco! ¡Especialmente cuando no hay nadie contigo!—, gritó la vampira —. De no ser por mí, estarías muerta.
─Yo la hubiera encontrado—, interrumpió Jacob, ganándose una mirada de Cassadde.
─No es el punto, Jake.
─Sabía que ustedes me encontrarían—, se justificó Bella. Jacob la ayudó a pararse, asegurándose de mantenerla cerca de él para que entrara en calor.
─ ¿Y qué si llegábamos tarde?—, inquirió Cassadee —. ¿Tienes alguna idea de cómo papá, mamá o yo nos sentiríamos? Dios, eres tan estúpida, Bella. Te amo, pero realmente quiero golpearte. Varias veces.
─Lo entendió, Cassie—, intervino Jacob de repente —. Está bien. No hay necesidad de decirle esas cosas.
─Esto no te incluye, Jacob—, bufó la castaña antes de volver a caminar en dirección al bosque —. Te veo en casa, Bella. No tengas más "ideas divertidas", o te golpearé—, advirtió antes de entrar al bosque y utilizar su velocidad vampírica para llegar a casa. Se hubiera quedado con Bella y Jacob, si no fuera porque no quería lidiar con un cachorro enamorado con problemas de ira. Su día había sido tranquilo, mirando dibujos animados hasta que tuvo el sentimiento de que Bella estaba en problemas.
Cuando la castaña giró en la calle en dirección a su hogar, pudo sentir que había algo diferente. Sus ojos se posaron en el Mercedes negro estacionado en la calle de en frente, Cassadee frunció el ceño al percatarse que era el auto de Carlisle. No tenía idea por qué él, o cualquiera de los Cullen-Hale, vendrían a su hogar. Caminó hasta la puerta delantera, siendo cautelosa por si se tratara de alguna clase de truco (lo que no era tan paranoico considerando que Victoria había vuelto).
─ ¡Oh, por Dios!—, jadeó Cassadee cuando chocó contra un cuerpo apenas entró en la casa —. ¿Alice?—, preguntó antes de prender las luces —. ¿Qué diablos haces aquí? ¿Y por qué mierda estás parada justo frente a la puerta?
─ ¿Qué estoy haciendo aquí?—, repitió Alice, confundida —. ¿Qué estás tú haciendo aquí? ¡Te vi morir!—, exclamó, antes de abrazar fuertemente a la neófita —. ¡Estoy tan agradecida de que no estés muerta!
Cassadee estaba muy sorprendida por su revelación como para reaccionar inmediatamente. Le tomó un par de segundos el devolverle el abrazo a la vampira —. Bueno, obviamente no estoy muerta. No en ese sentido, por lo menos.
─ ¿Cómo no vi que te convertiste?—, mencionó Alice cuando se separaron.
─ ¿Cómo diablos voy a saber eso?—, recriminó Cassadee —. Sufrí un ataque de pánico y lo próximo que supe fue que era un vampiro.
La confusión del rostro de Alice no se fue mientras observaba a Cassadee —. Como sea, es bueno saber que convertirte en vampiro mejoró tu gusto de ropa—, sonrió, mirando su falda con aprobación —. Aunque parece que no puedes vivir sin una franela—, hizo una mueca ante la prenda gris.
─Oye, nunca he tenido mal gusto—, se defendió Cassadee —. ¡Y no insultes la franela!
─Solo digo que hay más remeras que franelas—, Alice se encogió de hombros. Cassadee cruzó los brazos sobre su pecho, la vampira acababa de ofender a su niña interior.
─ ¿Hay alguna razón en particular por la que estés insultando mis franelas?
─ ¿No sabes sobre Bella?—, cuestionó Alice, volviéndose seria de repente y sus ojos con pena.
─Sé que casi me dio un paro cardíaco hoy temprano, si es que es posible—, asintió Cassadee antes de escuchar una camioneta estacionar. Bella y Jacob bajaron de ella, y la neófita los ignoró.
─Lo siento tanto, ella--, comenzó cuando la puerta se abrió, dejando ver a la Swan menor.
─Oh, mira, la adicta a la adrenalina volvió—, saludó Cassadee a su hermana, lo que provocó que Bella rodara los ojos. Cuando ella terminó de entrar y vio a Alice, se sorprendió tanto como Cassadee lo había hecho en su momento.
─ ¿Te gustaría explicarme cómo estás viva?—, cuestionó Alice, sorprendida.
─ ¿Qué?—, hablaron las mellizas en unisono.
─Tuve una visión—, explicó Alice —. Saltaste de un acantilado, ¿por qué diablos intentarías suicidarte? Quiero decir, ¿qué pasa con Charlie? ¿Y qué con--?
─Exactamente lo que dije—, interrumpió Cassadee antes de sentarse en el sofá.
─No intenté suicidarme—, aseguró Bella —. Estaba haciendo salto de acantilado. Fue divertido.
─Hasta que casi mueres—, agregó la castaña, dándole a su hermana una mala mirada cuando ella se sentó a su lado.
─Nunca he conocido a alguien tan dispuesto a arriesgar su vida—, negó Alice, uniéndose a las hermanas y ocupando el único lugar libre del sofá.
─ ¿Acaso... tú--? ¿Le dijiste?—, preguntó Bella, y la expresión de Alice se suavizó.
─No. Él llama una vez al mes. Dijo que quiere estar solo—, arrugó su nariz —. Bella, ¿qué es ese horrible olor a perro mojado?
─Te acostumbras—, murmuró Cassadee —. Una vez que pasas el suficiente tiempo con ellos.
─Um, probablemente sea yo. O Jacob—, asintió Bella, quitándose la chaqueta.
─ ¿Jacob? ¿Quién es?
─Es... un hombre lobo.
─Bella, ¡los hombres lobos no son buena compañía!
─Habla por ti misma—, gruñó Jacob al ingresar a la habitación, causando que Alice se parara rápidamente —. Tenía que asegurarme que estuvieras a salvo—, le dijo a Bella.
─Pensé que no podías protegerme aquí.
─Supongo que no me importa.
─Bueno, yo no voy a lastimarla—, habló Alice, ofendida por la insinuación.
─Y sabes muy bien que nada le sucederá mientras yo esté aquí—, agregó Cassadee, algo molesta con Jacob. Parecía como si no confiara en nadie más que en él para mantener a Bella a salvo —. En serio, Jacob, vete.
─No—, Jacob ignoró a Cassadee, manteniendo su mirada sobre Alice —. Solo eres una Cullen inofensiva. Estaba hablando de la otra chupa–sangre que intentó matar a Bella por su culpa.
─Técnicamente, ella está detrás de mí, pero decidió que una humana sería más sencilla de matar—, señaló Cassadee.
─ ¿Victoria?
─Sí, Victoria ha pasado por aquí—, asintió Bella, y Alice la observó confundida.
─No la vi. Tampoco vi cuando te sacaron del agua—, hizo una pausa antes de mirar a Jacob —. ¡No pude verlo por ti y tu manada de cachorros!—, gritó, y Jacob se acercó.
─No me molestes.
─Oigan, ¡paren!—, Bella alzó la voz al mismo tiempo que Cassadee se levantó para alejar a Jacob de Alice.
─ ¡Las cosas se van a poner muy feas!
─Jake, necesitas calmarte o tomar una siesta—, advirtió Cassadee, empujándolo un poco muy fuerte contra la pared —. Sé que eres un hombre lobo, ¡pero eres peor que una chica en su período!
Un silencio se apoderó del momento. La tensión clara entre todos, antes de que Alice volviera a hablar —. Les daré un minuto.
─Oye, no vas a ir a ningún lado. Volverás, ¿no?—, preguntó Bella rápidamente cuando la vampira llegó a la puerta.
─Tan pronto como saques el perro fuera—, prometió Alice antes de salir acompañada por Cassadee, decidiendo que era mejor dejar a Bella y a Jacob a solas.
─Realmente no me había dado cuenta de qué tantos peligros atrae Bella hasta que cambié—, admitió Cassadee, intentando no escuchar lo que hablaban su mejor amigo y su hermana. Pero tampoco podía evitarlo, era una entrometida y no le importaba admitirlo.
─Tú también atraes el peligro, Cassie—, rió Alice, y Cassadee se sorprendió —. La camioneta, James, y no olvidemos esa vez que tú--.
─De acuerdo—, cortó Cassadee a su mejor amiga —. Lo entiendo. Las mellizas Swan atraen el peligro.
─Te extraña—, Alice cambió el tema radicalmente —. Cree que estás muerta. Todos lo creímos ya que no te vi despertar.
─ ¿Cómo está?—, preguntó Cassadee, mordiéndose el labio, algo que siempre había hecho. Algunos hábitos nunca mueren, incluso aunque fueras una vampiro.
─Está arruinado, para ser honesta—, admitió Alice, preocupada —. Quería volver para asegurarse que era cierto, pero Edward lo detuvo. Luego, él quería que uno de nosotros lo matáramos o ir con los Volturi, pero Carlisle y yo lo convencimos para que no lo haga.
─Alguien debería decirle que estoy viva—, Cassadee seguía mordiéndose su labio inferior.
─Quiere volver, definitivamente lo haría si supiera que estás bien.
─No sé si quiero eso—, murmuró Cassadee.
Alice estaba por responder cuando se congeló y miró a ningún punto fijo —. Oh, Dios—, balbuceó antes de volver rápido adentro.
─Alice, ¿qué sucede?—, inquirió Cassadee, siguiéndola dentro de la cocina.
─Bella. ¡Bella, es Edward!—, alzó la voz —. Cree que estás muerta. Rosalie le dijo por qué vine aquí.
─ ¿Por qué tú--? ¿Por qué no me dejaste hablarle?—, vociferó Bella.
─No preguntó por ti.
─ ¡No me importa!
─Jake, debiste al menos dejarlos hablar—, asintió Cassadee, llamando la atención de Bella.
─Bella, Bella, él está yendo con los Volturi. Quiere morir.
Cassadee y Bella se miraron la una a la otra, ya sabiendo lo que la otra pensaba. Edward no era el Cullen favorito de Cassadee, pero había sido el novio de Bella. Bella iba a ir a Italia a salvarlo, y Cassadee no iba a dejarla sola. Las mellizas subieron a sus respectivos cuartos y tomaron un cambio de ropas y sus pasaportes antes de volver a bajar.
─Él te dejo, Bella—, le recordó Jacob mientras ellas subían al auto —. Él ya no te quería, ¿lo recuerdas?
─Pero no dejaré que se mate por mi culpa.
─Cass—, Jacob miró a su mejor amiga —. Por favor, intenta que se dé cuenta.
─De acuerdo—, asintió Cassadee, decidiéndose a intervenir en la conversación —. Bells, entiendo completamente por qué lo haces pero, ¿estás segura que ir es una buena idea? ¿Qué tal si Alice y yo vamos, y tú te quedas aquí, a salvo?
─ ¿Qué si fuera Jasper?—, cuestionó Bella a su hermana, sabiendo perfectamente cuál sería la respuesta —. Si nuestros roles estuvieran invertidos, ¿qué harías?
Cassadee bufó antes de subirse al asiento del copiloto —. Está bien—, miró a su mejor amigo —. Lo siento, Jake. Pero haría lo mismo. Juro que nada nos pasará. Dile a mi papá que estaremos de vuelta en unos días.
Jacob pasó su cabeza por la ventana del conductor, sin importarle que Alice estaba allí —. No lo hagas, por favor, por mí—, rogó.
─Nos vemos, Jacob—, se despidió Bella, causando que Jacob se empujara a sí mismo fuera del auto —. No tienes que venir, Cass—, miró a su hermana.
─Sí, tengo que—, replicó Cassadee —. Eres mi hermana y tienes una habilidad para atraer el peligro. No vas a ir a ningún lado sin mí.
─Tal vez Jacob tiene razón—, habló Alice, mirando a las mellizas —. Los Volturi podrían verme como la cómplice de Edward, probablemente a Cassie también. Y tú eres humana, una que huele muy bien. Podrían matarnos.
Bella no respondió, se limitó a abrocharse el cinturón antes de que ambas miraran a Cassadee —. Acabo de decir que ella no va a ningún lado sin mí. Si muere, significa que yo morí intentando protegerla.
─Está bien—, asintió Alice antes de acelerar.
─Bueno, esta va a ser una divertida experiencia extranjera—, exclamó Cassadee, intentando alegrar la situación —. ¿Qué canciones deberíamos cantar?