HAUNTED ▸ SUPERNATURAL #FANDO...

By Eliathe92

132K 10.7K 1K

❝Tenías algo, teníamos algo, y no dudaste ni un segundo en mandarlo a la mierda.❞ [ SUPERNATUR... More

HAUNTED:
EPÍGRAFE:
CAPÍTULO UNO
CAPÍTULO TRES
CAPÍTULO CUATRO
CAPÍTULO CINCO
CAPÍTULO SEIS
CAPÍTULO SIETE
CAPÍTULO OCHO
CAPÍTULO NUEVE
CAPÍTULO DIEZ
CAPÍTULO ONCE
CAPÍTULO DOCE
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE
CAPÍTULO QUINCE
CAPÍTULO DIECISÉIS
CAPÍTULO DIECISIETE
CAPÍTULO DIECIOCHO
CAPÍTULO DIECINUEVE
CAPÍTULO VEINTE
CAPÍTULO VEINTIUNO
CAPÍTULO VEINTIDÓS
CAPÍTULO VEINTITRÉS
CAPÍTULO VEINTICUATRO
CAPÍTULO VEINTICINCO
CAPÍTULO VEINTISÉIS
CAPÍTULO VEINTISIETE
CAPÍTULO VEINTIOCHO
CAPÍTULO VEINTINUEVE
CAPÍTULO TREINTA
CAPÍTULO TREINTA Y UNO
CAPÍTULO TREINTA Y DOS
CAPÍTULO TREINTA Y TRES
CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO
CAPÍTULO TREINTA Y CINCO
CAPÍTULO TREINTA Y SEIS
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE
CAPÍTULO TREINTA Y OCHO
CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE
CAPÍTULO CUARENTA
CAPÍTULO CUARENTA Y UNO
CAPÍTULO CUARENTA Y DOS
CAPÍTULO CUARENTA Y TRES
CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO
CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO
CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS
CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE
CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO
CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE
CAPÍTULO CINCUENTA
CAPÍTULO CINCUENTA Y UNO
ESTOY EN ELLO
CAPÍTULO CINCUENTA Y DOS

CAPÍTULO DOS

5.2K 349 49
By Eliathe92

●◇●◇●◇●◇●◇●◇●

HAUNTED CAPÍTULO UNO ; PARTE DOS

Unos diez minutos después estaban entrando en el aparcamiento del hospital. Dean conducía un clásico Impala del 67 con su hermano de copiloto mientras Jenna y ella iban en los asientos traseros. Al menos debía concederles el buen gusto por los coches.

El parking estaba totalmente vacío, salvo por algún coche y un par de ambulancias. Una de ellas tenía las puertas traseras abiertas y al pasar junto a ella vieron a un guardia de seguridad, probablemente del hospital, tirado en el suelo.

—Que alentador...— comentó Dean aparcando en la entrada principal—. Esperad aquí— ordenó mientras ambos hermanos bajaban del coche. Savannah no hizo caso y se bajó junto a ellos con la escopeta en la mano—. ¿Acaso me has oído?— le preguntó sin mirarla mientras se acercaba con su hermano al maletero del coche.

—Pasa de mí— le dijo yendo a por la silla de ruedas que había en la misma puerta.

Había pensado en irse en cuanto encontrase un coche disponible, pero estaba comenzando a darse cuenta de que aquello iba a ser más difícil de lo que pensaba.

—¿Qué coño le pasa?— oyó que le preguntaba al castaño mientras ella se acercaba a las puertas traseras del coche con intención de sacar a Jenna y sentarla en la silla.

—Bueno, ya sabes. No sería la primera cazadora con la que nos encontramos que no tiene buena opinión de nosotros. De hecho dudo que haya muchos que sientan un mínimo de admiración.

—Bueno, que le den— dijo recibiendo una mirada asesina de Savannah y siendo consciente de que la chica le estaba escuchando.

—¿Qué piensas?— le preguntó su hermano menor ayudándole a coger las cosas.

—Realmente, no sé qué pensar—la cazadora estaba intentando poner el oído mientras le pasaba su escopeta a Jenna para poder llevar la silla de ruedas mientras tanto.

Se quedó esperando a ambos hermanos en la puerta. Si algo tenía claro es que, tal y como pintaban las cosas en aquel momento, no era buena idea entrar en el hospital sola.

— Y tampoco sé qué esperar ahí dentro, así que voy a coger de todo.

—Es la Oscuridad, ¿verdad?— Savannah les miró, curiosa por lo que acababa de oír. Parecía que podía obtener algún tipo de información de ellos después de todo—. Tiene que serlo— Dean paró por un momento de rebuscar en el maletero para contestar a su hermano.

—¿Y qué? ¿Aparece y todo el mundo enciende el modo "28 días después"?— inquirió algo molesto—. ¿Y nosotros no?

—Ya, pero yo estaba en el coche. Y tú... dijiste que te estaba protegiendo. Quizá no fue ella. Quizá fue el humo, ¿sabes? Y todos los que estaban fuera, como los obreros, quedaron expuestos. Lo has visto, no eran humanos.

—¿Y qué? ¿El humo los hizo transformarse?— contestó el rubio mirando a Sam que se encogía de hombros confuso.

Savannah no entendía nada, sólo sabía que se habían referido al humo y aquella única palabra le parecía una descripción totalmente adecuada para lo que ella había visto desde la casa de su hermana.

—Claro, por qué no. Hace un par de horas he matado a la Muerte. Estoy abierto a todo.

—Quédate aquí un segundo y no te muevas— le pidió Savannah a la morena lo más gentil que pudo y decidiéndose por acercarse a ambos hermanos.

—¿Pero transformarse en qué?— seguía preguntando el rubio mientras el castaño volvía a parecer un niño frustrado ante un problema de matemáticas—. Vale, sabes qué paso a paso. Vamos a ayudarlas y luego veremos qué surge.

—Perdona...— intervinó Savannah con una sonrisa irónica—. ¿Qué es eso del humo, la Oscuridad y qué has matado a la muerte?

—¿Nunca te han dicho que no te metas en conversaciones de mayores?— le replicó Dean mientras cerraba el maletero en el que Savannah vio todo aquel conjunto de armas.

—Pensaba que a los viejos les gustaba eso de que escuchasen sus historias de batallitas— contestó la chica recibiendo la misma mirada que ella le había echado momentos antes.

La dejo allí con la duda y comenzó a moverse mientras Sam le echaba un último vistazo de culpabilidad y salía andando tras el rubio.

Fue tras ellos y abrió las puertas mientras Sam cogía la silla de ruedas arrastrando a Jenna al interior del hospital. La primera imagen que obtuvo no fue mucho mejor que la que habían encontrado en la comarcal. Los cuerpos estaban esparcidos por el hall de la entrada, enfermeros, médicos, pacientes, incluidas las secretarías de la recepción, estaban tirados en el suelo, todos con restos de sangre y algunos con vestigios de un líquido negruzco saliendo de alguno de sus orificios.

—Tengo que reportar esto— oyó decir a Jenna desde la silla de ruedas mientras ella y Dean echaban un vistazo rápido con las pistolas en alto por los alrededores. Savannah no pudo evitar soltar otra pequeña sonrisa.

La oficial parecía no saber dónde estaba metida. Y prefería que siguiese así, en el momento que tomabas contacto con aquel tipo de cosas te era casi imposible mantenerte alejado, y cuanto menos supiera Jenna al respecto de todo aquello, mejor le sería para poder continuar con su propia vida al margen de lo sobrenatural.

—No, mala idea— intervino Dean.

—Más gente, más cuerpos— finalizó ella la frase. Sabía que en aquel momento los tres estaban pensando lo mismo.

—Nosotros nos encargaremos de esto— le djo Dean a la oficial apoyando una mano sobre su hombro mientras echaba un vistazo de advertencia a Savannah. Él también prefería que ella no se enterase de aquello.

—Dean, voy a echar un vistazo— informó el castaño pasando por alto a Savannah mientras los teléfonos del hall comenzaban a sonar.

La chica fue rápida y se apartó del mayor de los Winchester para ir con el otro. Al menos aquel parecía menos irritable y más fácil de sonsacar.

— Cósela— ordenó mientras Dean se hacia cargo de la silla de ruedas.

—Vale. ¿Te conoces el sitio?—le preguntó el rubio a Jenna.

—Por aquí— escuchó a la morena decir mientras ella comenzaba su avanzadilla por uno de los pasillos sabiendo que el castaño la seguía.

Apenas habían dado unos pasos cuando se encontraron con una puerta de emergencia que daba a otro pasillo. Ambos pudieron ver, a través del cristal, más cuerpos ensangrentados tirados por el suelo de azulejos blancos.

Sam fue el primero en pasar delante de ella, sujetando ligeramente la puerta. Le pareció asombroso lo que los tres llevaban en sus genes sobre la vida de cazadores. No se conocían, habían intercambiado apenas dos palabras, y se movían al compás los unos de los otros, sabiendo exactamente lo que tenían que hacer para guardarse las espaldas en caso de que algo ocurriese. Aunque en aquel momento más que guardarle las espaldas, Savannah quería saltar sobre la del castaño y comenzar a darle tortazos.

Años atrás había oído que ambos se habían metido en un lío que había acabado con la apertura de las puertas del infierno, cosa que había llevado a la muerte de Henry. Y aún seguían corriendo rumores que ella no se atrevía a desmentir sobre Lucifer, arcángeles y demás.

—Así que...— comenzó a decir la chica. Al momento obtuvo un "Shh" de Sam que la hizo contenerse de empezar a darle golpes—. Vosotros, Winchester y vuestras meteduras de pata— dijo en un tono de voz algo más bajo—. ¿Qué habéis hecho esta vez?— insistió. El castaño se quedó callado sin querer responder y entonces ella comenzó a hablar sin tapujos—. Sabes, hace años perdí a mi prometido por culpa de una de vuestras tonterías. Ya sabes, cuando abristeis las puertas del infierno.

—Nosotros no las abrimos— aquella fue la primera frase que oyó que el menor de los hermanos le dirigía y no pudo evitar que la sorprendiese.

Le dirigió una mirada rápida antes de continuar con la marcha, observando todos los pasillos que daban hacia donde ellos estaban y observando los cuerpos.

—Eso no es lo que he oído— continuó ella interesada en saber más.

—No tienes que creer todo lo que se dice por ahí. De hecho intentamos impedirlo. Y las cerramos instantes después.

—¿Lo de que sacasteis a Lucifer de ahí abajo tampoco debería creérmelo?— insistió la chica. El silenció volvió a hacerse y Savannah no pudo evitar soltar todo el aire que contenía en sus pulmones en una carcajada seca.

—Es alucinante. ¿Y lo del humo negro?— nada, silencio.

Se dio la vuelta en dirección a él y le empotró contra la pared furiosa. Aunque de poco le sirvió, el chico era bastante más grande que ella y pronto la situación se había invertido mientras ella luchaba contra su agarre tratando de asestarle un mínimo golpe que le diese aunque fuese una décima parte del dolor que Savannah tenía en aquel momento en su pecho por haber perdido a su hermana y a su sobrina.

—¡Hijo de puta!— gritó notando como las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos. Le dio golpes en el pecho tratando de librarse de su agarre mientras Sam la miraba confuso sin entender que era lo que estaba ocurriendo—. ¡Están muertas! ¡Están muertas por vuestra culpa!— siguió gritando con la voz comenzando a partírsele.

Los ojos de Sam se abrieron en comprensión y la soltó rápidamente quedándose estático. Savannah se dobló por la mitad con las manos en su cara, tratando de calmarse mientras las lágrimas salían a borbotones.

—Lo siento, lo siento mucho— se disculpó el menor de los Winchester.

No sabía a quién había perdido, pero sabía que había sido por su culpa. ¿Con cuántas personas podría haber acabado aquella situación del humo y de la Oscuridad? ¿Cuánta gente estaría ahora en la misma situación en la que se encontraba la cazadora que ahora tenía delante de él?

—No, no lo sientes— dijo Savannah sin levantar la vista—. ¿Cuántas veces habéis hecho este tipo de cosas? La cantidad de familias que pueden haberse jodido, como la mía, por vosotros— siguió haciendo mención a la fama que ambos tenían.

—Yo...— un golpe hizo a ambos callarse.

Sam levantó su arma apuntando al mostrador que se extendía delante de ellos. Savannah trató de ponerse en guardia y se agachó junto con el menor de los Winchester detrás del soporte que hacía esquina con otro pasillo.

Otro obrero como el de la comarcal estaba en aquel hospital. Estrellaba una y otra vez una mesa de material quirúrgico contra una puerta de un almacén intentando echarla abajo. Sam extendió un brazo empujándola hacia atrás justo cuando el hombre se giró hacia donde ellos estaban. Savannah trató de aguantarse la respiración cuando escuchó los pasos extenderse hacia ellos. Y al momento oyó el llanto de un bebé. Abrió los ojos con miedo y se encontró con la mirada de Sam que parecía estar pensando en lo mismo que ella.

Savannah se incorporó con rapidez, no iba a dejar que aquel tío se cargase a un bebé. Y justo cuando estaba de pie y apuntándole, el obrero se desplomó sobre el suelo. Sam se levantó situándose junto a ella, ambos avanzando lentamente en dirección al hombre con las armas en alto.

—¿Qué cojones?— dijo la chica bajando la escopeta una vez que llegó hasta el cuerpo. Sam siguió andando, apuntando a una puerta en la que rezaba el letrero "Portería".

—¿Hola?— inquirió el chico después de llamar a la puerta.

—¿Esta muerto?— se oyó desde dentro.

—Sí...— respondió Sam mirando dubitativamente al cuerpo, a Savannah y a la puerta—. Sí, esta muerto. Puede salir, somos del FBI.

—¿En serio?—susurró Savannah.

No tenían ninguna necesidad de sacar las identidades falsas en aquel momento. Sam se puso el dedo delante de la boca indicándola que se callase y la chica volvió a tensar la mandíbula, otra vez furiosa con él. Sam sacó su placa del FBI y se agachó con la intención de pasarla por el espacio entre la puerta y el suelo.

—Miré. Voy a pasarle mi placa por debajo de la puerta ¿vale?

La puerta se abrió y Sam se quedó pasmado ante el hombre que apareció de ella con un bebé recién nacido en los brazos. Savannah supuso que era una niña por el gorrito y pijama rosas que llevaba puestos.

—Ayúdennos, por favor— pidió el hombre mirándolos a ambos.

...

La noche se había cerrado en el hospital cuando Sam y ella habían llegado a la sala de curas con aquel hombre y la niña en brazos. Dean y Jenna se habían quedado tan perplejos como ellos al haberle encontrado y el hombre no había tardado demasiado en empezar a hablar.

Hablaba de toda la historia del humo como un tornado que les había alcanzado cuando su esposa se había puesto de parto. Todo mientras miraba a la niña como un enamorado. Como su hermana miraba a Charlotte cada vez que la veía.

Se sorprendió más al ver que Jenna también conocía a aquel hombre. Mike, había dicho que se llamaba, y no paraba de deambular nervioso por la habitación, acunando a la niña como si tuviese un tick nervioso.

Los obreros habían llegado y sin decir nada habían comenzado a atacar a toda la gente del hospital. Mike había entrado en busca de la pequeña y se había encerrado con ella en el armario de la portería hasta que Sam y ella habían aparecido.

Y entonces, mientras lo explicaba todo, Savannah lo había visto, y supo que Sam también cuando miró a ambos hermanos. El cuello de Mike comenzaba a llenarse de manchas negruzcas que seguían el camino de sus venas y arterias. Sam le pregunto si habían sangrado sobre él y cuando Mike dijo que sí, Savannah suspiró.

—No entiendo, ¿a qué te refieres?— preguntó Jenna.

—Se refiere a que sea lo que sea esto, puede contagiarse— respondió Savannah sabiendo lo que estaba pasando por la mente de Sam en aquel momento.

El menor de los Winchester le hizo un gesto a su hermano para que se fijase en el cuello de Mike, y Dean rápidamente entendió lo que estaba ocurriendo.

—¿Qué? Ni si quiera sabemos qué es. ¿Y ahora dices que nos podemos contagiar?

—Tiene razón— corroboró Mike—. Puedo sentirlo, por dentro. Algo me esta pasando.

—¿Cuánto hace que te atacaron?— reguntó Dean mirándole con tristeza.

La cazadora quiso golpearle la cara, parecía mentira que no reaccionasen ante todo lo que habían causado. Al menos ella ahora había conseguido calmarse.

—Tres, cuatro horas— vio a Dean agachar la cabeza antes de que Mike siguiese hablando.

"Bien, jódete Winchester. Sé consciente de la que habéis liado".

—La verdadera pregunta es, ¿cuánto tardaré en convertirme en uno de ellos?

...

—Ya sabéis lo que pienso— dijo Dean una vez que los tres cazadores se habían quedado solos mientras Mike y Jenna estaban en la sala de al lado charlando, la oficial vigilando que el hombre no se volviese loco y echándole un ojo a la niña.

—No, no puedes... No puedes estar hablando en serio— hasta cierto punto sabía que lo que Dean quería hacer tenía cierto punto.

Ella misma se había cargado a unos cuantos de camino allí, pero Mike tenía a su hija recién nacida en sus brazos. No podían hacerle eso.

— Y si sale ahí fuera, le van a matar— el rubio la miraba sorprendido ante su reacción.

Savannah no había tenido ningún problema en disparar a sus pies cuando les había apuntado con la escopeta, dos veces. Y ahora tenía aquella reacción.

—¿Entonces esperamos aquí hasta que él nos mate a nosotros?— preguntó irónico y andando en dirección opuesta a ella—. Oh, sí, es un buen plan.

—O simplemente esperamos a que muera— comentó Sam observándolos a ambos—. Había un... como quieras llamar a esto...

—Rabioso—lo nombró Savannah por decir algo.

—Un "rabioso" atacando la puerta cerrada, y de repente se murió— continuó Sam. La castaña comprendió por donde iba.

—¿Quieres decir que estas cosas tienen una vida útil?—Sam asintió.

—No me lo puedo creer— musitó Dean, incrédulo.

—No, puede tener razón. Le encerramos, encontramos una cura— siguió el hilo Savannah.

—Aunque sea un hospital, llámalo corazonada, pero no creo que vayas a encontrar esto en los libros de medicina— Savannah rodó los ojos antes de escuchar la voz de Mike saliendo del cuarto junto con Jenna.

—No abrí esa puerta de la portería para encontrar una cura.

—Mike, lo siento, pero esto es insostenible— explicó Dean.

—Lo sé. Por eso he pensado que podríamos hacer un trato— las miradas de confusión se hicieron presentes en los tres cazadores mientras Mike comenzaba a explicarse—. Encontraré un sitio tranquilo y me esconderé hasta que esto acabe. Y tú salvas a mi pequeña— musitó mientras la voz comenzaba a rompérsele.

Savannah vio la misma mirada de tristeza en Jenna que la que ella debía tener, y agachó la cabeza.

—Tienes un trato— contestó Dean. La cazadora le echó una mirada de sorpresa, asombrada de que estuviese dispuesto a hacerse cargo de aquella niña.

—Te lo agradezco, de verás. Pero no me refería a ti— su mirada se dirigió a Jenna a la cual se le abrieron los ojos como platos al entender lo que le estaba sugiriendo—. Te conozco. Te he visto en la Iglesia desde que eras una cría.

La oficial extendió los brazos sin ningún problema, con una media sonrisa. Savannah sonrió tristemente por la amabilidad que surgía de aquella chica. Apenas aparentaba un par de años menos que ella, y estaba dispuesta a dar mucho más de lo que Savannah se creía capaz a sí misma.

—Ni si quiera sé cómo cuidar a un conejillo de indias— comentó la chica incómoda.

—Gracias...- comentó Mike mientras Sam era consciente de los pequeños espasmos que comenzaban a recorrerle. Estaba empezando con los síntomas—. Gracias a todos— dijo saliendo de la habitación.

—¿Por qué tengo la sensación de que esto nos va a traer carrera?—preguntó Dean observando al padre de la niña alejarse y Sam acercándose a una de las ventanas—. ¿Estás bien?— pregutó a Jenna.

—¡Oh, sí! ¡Genial!— soltó la chica tratando de ser irónica.

—Vale, preparémonos— comentó Savannah separándose de la camilla en la que había estado apoyada.

—Esto está a punto de complicarse— les informó el menor de los Winchester.

Dean se acercó a la ventana, apartando los filamentos de las persianas y mirando a través de ellos mientras la castaña le imitaba.

—Oh... mierda— susurró la chica.

Se dio la vuelta y se dirigió a la bolsa que los otros dos habían traído consigo, sabiendo que estaba repleta de armas. En dos segundos Dean estaba junto a ella, recargándolas y montándolas mientras Jenna y Sam les miraban.

—¿Qué están haciendo?— inquirió la morena aún con el bebé entre sus brazos.

—Chicos...

—Hemos hecho una promesa— le paró Savannah sabiendo lo que venía a continuación—. Ya podríais tener más conciencia antes de traer toda esta mierda— murmuró por lo bajo aunque sin poder evitar que el rubio la oyese.

—Vale, ya está bien ¿se puede saber qué te hemos hecho?—el mayor de los Winchester no se había enterado aún de la bronca que ella y Sam habían tenido instantes antes de encontrarse a Mike en aquel pasillo,  algo que aún asombraba a la cazadora, ya que Sam no había mostrado intención de contárselo a su hermano en ningún momento.

Sam entendía completamente lo que sentía la castaña, y después de todo lo que había visto no iba a llevarla la contraria ni tratar de hacerle cambiar de opinión respecto a ellos. Habían metido la pata, otra vez.

—No podemos salir ahí fuera a la carga, blandiendo las armas. Ni si quiera sabemos cómo matarlos.

—Ella sí. Al pecho ¿verdad?— inquirió Savannah—. Supongo que al corazón.

—Esto es una locura— intervino Jenna.

—No— contestó Dean apuntando con un dedo a la ventana—. Eso es la locura, ¿vale? Esto es sentido común.

—Salvar al bebé de Mike pero disparar a Mike. Que alguien me diga dónde esta el sentido.

—Yo no pretendo disparar a Mike, pretendo disparar a los que acaban de llegar— puntualizó la cazadora mientras Sam miraba a ambos, a ella y a su hermano, que no paraban de sacar cosas de la bolsa.

—Podemos esperar a que mueran— repitió Sam otra vez, al igual que lo había sugerido con Mike.

—¿Y cuánto tardan? Y cuando infecten a otros ¿cuánto tardaran ellos?— le replicó Dean acercándose a él mientras observaba a la niña.

—Si nos quedamos aquí, el bebé muere— explicó Savannah tratando de hacerles entrar en razón acercándose a ellos mientras Dean se apartaba un poco dándoles la espalda.

—Nosotros hemos hecho esto, Sam— afirmó el rubio. Savannah contuvo la respiración al oírle decir aquello, sorprendiéndose de la culpabilidad que cargaban las palabras de Dean—. Si lo rompes, lo pagas. No hay más salidas—. Al momento un móvil comenzó a sonar y Dean rebuscó en los bolsillos de su chaqueta, reconociendo su timbre y sorprendiéndose al encontrarse el nombre de Cas en la pantalla. Savannah sintió como sus oídos comenzaban a pitarle y se tapó uno de ellos molesta—. ¿Dónde coño estas, Cas?

Estoy bien—Savannah saltó al oír la voz del otro hombre en el teléfono.

—¿Por qué tiene el volumen del altavoz tan alto?—preguntó la chica recibiendo una mirada de confusión por parte del menor de los hermanos.

—Suenas todo lo contrario a bien.

Dean, estoy bien. Además, no puedes hacer nada con lo que tengo.

—¿A qué te refieres con lo que tienes?

Por favor, dile a Sam que Rowena ha escapado con el Libro de los Condenados y el Códice.

—Olvídate de Rowena, ¿dónde estas?

¿Y la Marca?

-Oh, ¿en serio? Te estás preocupando por mí después de todo....

—¿Es su novio?— curioseó Savannah viendo la sonrisa extenderse en la cara de Sam.

—¿Por qué dices eso?— contestó el castaño.

—¿De verdad no les estas oyendo? Parecen un matrimonio— se justificó la chica.

—Yo no oigo nada más que lo que Dean le dice.

Dean, ¿ha desaparecido?

—Sí, estoy bien. A ver, no estoy genial.

—Ya somos dos— Sam se acercó a su hermano queriendo saber que decía el ángel al otro lado del teléfono.

Dean se apartó el móvil del oído y pulsó un botón, haciendo que la voz sonase incluso más alta que antes obligando a la cazadora a taparse los oídos—. Eso son buenas noticias.

—Hey, Cas.

¡Sam!

—Vale, es tu turno. Háblanos de la Oscuridad.

¿Por qué debería hablaros de la Oscuridad?

¡Joder, bajad el volumen!— se quejó la castaña sintiendo como el pitido de sus oídos aumentaba por momentos.

¿Con quién estáis?— contestó la voz de aquel hombre sorprendido.

Cas, céntrate—le reclamó Dean.

—La Oscuridad esta libre— explicó su hermano.

No, eso no puede ser— el ángel sonaba preocupado al otro lado del teléfono y de eso pudieron darse cuenta tanto los hermanos como Savannah mientras Jenna parecía seguir distraída con el bebé.

La castaña no entendía cómo podía permanecer tan impasible a lo que estaba oyendo, suponía que después de todo lo que había visto durante ese día, poco podía extrañarla.

—Quitando la Marca abrimos una especie de cerradura— explicó Sam—. Dean la vio.

¿La Oscuridad es una mujer?— se sorprendió Castiel.

—¿Qué qué?— inquirió Savannah sorprendida por aquella afirmación.

Por lo poco que sabía, el humo podía ser aquello a lo que ellos no paraban de llamar Oscuridad y, sin embargo, ahora estaban hablando de una mujer. Una mujer de carne y hueso.

—Eso es lo que te estamos preguntando— afirmó Dean—. Esperábamos que pudieras decirnos cómo de jodido es el problema que tenemos entre manos—. Una pausa se hizo al otro lado del teléfono y Savannah supo que había algo que no iba bien—. ¿Cas?— insistió Dean al ver lo que tardaba el ángel en contestar.

Aquello comenzaba a preocuparle, la situación estaba demasiado jodida y la voz del ángel no se escuchaba precisamente bien.

Sam, Dean... Adiós— Se despidió Castiel al otro lado de la línea—. Puede que pase algún tiempo antes de que volvamos a vernos.

La angustia se hizo presente en el pecho de la cazadora, preocupada sin saber por qué por el hombre que estaba al otro lado de la línea. No sonaba bien, sonaba enfermo, y aquella despedida no era precisamente esperanzadora.

—Espera, Cas. ¡Cas!— gritó Dean delante de ellos cuando Castiel colgó.

—¿Qué ha sido eso?— preguntó Savannah sin entender lo que estaba ocurriendo con el hombre que les había llamado.

Ambos cazadores la miraron sin querer contarle todo lo ocurrido, demasiado sabía habiéndose dado cuenta de que ellos eran los responsables de lo que estaba pasando a su alrededor.

—FBI, mis narices— afirmó Jenna junto a ella mirando a ambos chicos mientras acunaba al bebé.

●◇●◇●◇●◇●◇●◇●

Continue Reading

You'll Also Like

2.2M 226K 131
Dónde Jisung tiene personalidad y alma de niño, y Minho solo es un estudiante malhumorado. ❝ ━𝘔𝘪𝘯𝘩𝘰 𝘩𝘺𝘶𝘯𝘨, ¿𝘭𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘳𝘦𝘫...
369K 37.1K 94
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
85.8K 5.1K 27
Chiara, una farmacéutica profesional y dispuesta a la que el mundo se le pone patas arriba por una pelirroja sin receta. ⚠️ +18 (incluye contenido ex...
253K 25.2K 67
Freen, una CEO de renombre, se ve atrapada en una red de decisiones impuestas por su familia. Obligada a casarse con Rebecca, una joven que llegó a s...