Capítulo 08
Me levanté a las seis en punto, una rápida ducha, me arregle lo mejor que pude…pero bueno ¿Cuándo no lo hacía? Verme bien, lucir impecable, presentable, distinguida…me gustaba.
Mi bebe aún dormía tranquilo. Saque ropa limpia para mi niño. Volví a cerrar las maletas. Revise no olvidar nada. No volvería a quedarme cerca de Christian.
Jamás.
Si él quería estar cerca de mi hijo, no lo detendría. Pero de ninguna forma estaría cerca de mí. Hablaría con Charlotte, ella se encargaría de los trámites necesarios para que Teddy llevara el apellido Grey. Haríamos un maldito horario, dispondría los días que podía verlo. Regresaría a mi vida. Aceptaría el trabajo en Londres. Tal vez papá no querría marcharse con nosotros…pero… ¡Mierda! Tendré que convencerlo para que lo haga…pero…no me quedare otra vez esperando a que me rompan mi frío corazón.
No otra vez.
Llame a Charlotte temprano, iría a la oficina, continuaría con mi vida. Llame a Víctor para que me recogiera. Llame a Andrea para que llevara a Teddy a la pastelería y lo cuidara. Seguro que Christian se molestaría. Pero es mi hijo. Y yo tomo la última decisión. Si todo sale como lo planeado, le pediré al neurótico de Grey que me deje a Sawyer para vigilarlos en la pastelería. Pero de ninguna manera mi hijo se quedará solo. Al menos no con desconocidos. Y eso incluía a su padre.
Sabía que la prensa estaría esperando por mí. Y no les daría alpiste para alimentarse. Me arregle lo mejor que pude. Una falda azul marino, una blusa blanca con un escote en v. Mis louboutines altos. Tomé mi abrigo, mi maquillaje y mis lentes oscuros.
Mi bebe despertó y lo cambie. Solo me dio tiempo ponerle un zapato antes de que volviera a dormirse. Escuché voces en la sala. Tome mi maletín, me puse los lentes oscuros y cargue a mi bebe.
Mi vida continuaba.
-Sigue soñando…
-¡Kate suficiente! Esta decisión solo les compete a Christian y Ana. Y solo a ellos.
-Conozco a mi amiga Carrick, se exactamente lo que hará. Y estoy feliz por ello.
-¿Y según tú qué es lo que hará Ana? –Pregunto Christian.
-¿De verdad quieres saberlo?
-Basta Kate –Las miradas fueron hacia mí. Todos los Grey estaban sentados en el comedor. Charlotte y Víctor parados detrás de Kate junto a la puerta. Christian se levantó en cuanto me vio salir- Charlotte llama a Kevin necesito saber que ocurrió con la junta de hoy, Kate nos vamos…
Juro por dios que la sonrisa maquiavélica de Katherine es tenebrosa. Víctor caminó, desapareció por unos segundos y después volvió con las dos maletas. Kate se despidió de Elliot y tomo a Teddy en sus brazos. Saque mi celular. Tenía cientos de mensajes que responder y decenas de llamadas pérdidas.
-¿Qué significa esto Ana? ¿A dónde llevas a mi hijo?
-Charlotte se encargará de los trámites necesarios para que Teddy lleve el apellido Grey –Dije sin mirarlo, tenía que ser fuerte- Llama a tus abogados si es necesario o decídelo tú.
-¿Te vas? ¡No puedes llevarte a mi hijo!
-Te lo vuelvo a repetir, legalmente no lo es…pero pronto lo será y podrás tomar decisiones… ¿Charlotte que dijo Kevin?
-La junta con los editores empieza en treinta minutos, Scott Masey te espera al medio día. Se tiene que revisar los últimos manuscritos otra vez, al parecer hubo un error en la edición y Lisa te llamó para confirmar tu asistencia al desfile el próximo viernes… -Charlotte revisaba su Tablet mientras intentaba no parecer nerviosa, ¡Christian le daba miedo!- Por cierto, Michael quiere hablar contigo antes de la conferencia del Viernes…dice que es importante…y William te volvió a llamar…
-¿William Woodword? Pero que sorpresa Steel –Dijo Kate, su sonrisa creció. ¡Mierda!- Tu si sabes cómo moverte querida –Soltó una carcajada mientras se dirigía hacia el ascensor con mi hijo en brazos.
¡Maldita Kate!
-Ana…
-Christian –Levanté la mirada y lo vi directamente a los ojos para que pudiera ver mi decisión- No voy a quedarme escondidas detrás de ti, ya no soy una niña Grey y puedo solucionar esto por mi cuenta. Tarde o temprano todo el mundo se enterara de la verdad y prefiero decirla personalmente antes que tenga a todos los malditos paparazis del país tratando de conseguir una foto de mi hijo.
-¡NO PUEDES LLEVARTE A MI HIJO!
-Christian por favor –Dijo Grace. Carrick se levantó de su silla, conocía esa mirada muy bien.
-Anastasia no puedes llevarte al niño. Christian es su padre y tiene todo el derecho del mundo para retenerlo a su lado.
-Lo sé Carrick. Pero por el momento Teddy es solo mío. Y hasta que no lleve el apellido Grey no lo expondré a gente desconocida.
-¡A LA MIERDA! ¡SOY SU PADRE!
-Todo está listo Ana –Víctor apareció detrás de mí.
-Jamás te impediré ver a tu hijo Christian, pero por el momento se queda con su madre y la gente que conoce y confía. No voy a exponerlo a más problemas.
-¿Qué vas a hacer Ana? –La voz de Mía sonaba apagada y…triste.
-Lo que debí hacer desde un principio Mía. Me voy a encargar de apagar los medios y seguiré con mi vida. No me pienso esconder en un agujero el resto de mi vida. Vivo solo y para mi hijo. Cuando todo este arreglado Carrick, hasta entonces podrán acercase a Teddy. Así que les suplico que se mantengan al margen.
Di la vuelta con la frente en alto. Kate y Charlotte me esperaban en el vestíbulo. Una vez adentro, sentí la mirada de Kate.
-¡Eres una perra Steel!
-Aprendí de la mejor.
-Cierto, me siento como una madre orgullosa.
-Ana sabes que Carrick Grey…
-Lo sé Charlotte. Pero he investigado lo suficiente como para saber que no podrán quitarme a mí bebe a menos que haya cometido algo realmente malo. Y hasta donde recuerdo. Cuando me entere de mi embarazo, Christian y yo ya habíamos terminado.
-Perra.
-Gracias mamá.
Al llegar al estacionamiento, Sawyer ya estaba esperando.
¡Te conozco muy bien Christian!
-Buenos días señorita Steel.
-Luke, por favor. Solo Ana –Frunció el ceño- Está bien…escucha Luke, iremos primero a la oficina, después Víctor te llevará hasta la casa de Adriana y se marcharan hasta la pastelería.
-¿Pastelería?
-Sí. Teddy se quedará todo el día ahí. Te agradeceré si permaneces cerca de él ya que Víctor tiene que llevarme a varios lugares hoy. Por favor. Solo protege a mi bebe.
-Ese es mi trabajo Señorita Steel.
Después de dejarnos a Charlotte y a mí en la oficina, Víctor llevó a mi bebe a la pastelería. Absolutamente nadie lo buscaría ahí…solo el loco de su padre.
-¡Nuestra superestrella!
-Cierra la boca Kevin.
-Perdón querida, pero en estos momentos eres trending topic en Twitter y en tooooodas las redes sociales…escucha esto: ¿Qué otro misterios nos ocultará la destacada señorita Steel o deberíamos llamarla Señora Grey? Me gusta. Señora Grey. ¡Y mira este otro! El heredero de GEH. Eres famosa mi querida Ana.
-¿Te burlaste lo suficiente o tengo que seguir soportando tus estúpidos comentarios?
-¡JA! La verdad tengo cientos de comentarios ingeniosos, pero el más importante es –Moviendo sus manos aparentando tocar una batería…lo odio…pero es mi jefe y se lo que me dirá- Te lo dije.
-Basta Kevin.
-Te dije desde un principio que debías decir la verdad. Sabías que esto pasaría. No estamos hablando de un vago cualquiera. Estamos hablando del bastardo más importante y rico de tooooooodo el maldito país.
-¿Te he dicho que eres insoportable?
-Seeee. Pero no me importa. Por cierto, Vogue ha estado llamando. –rió- Quieren la exclusiva. ¡No puedo creer que nos estén llamando!
-No pienso exponer a mi hijo.
-¿Y qué piensas hacer? Esconderte con tu padre otra vez.
-Llame a William.
-Solo estas escapando. Tienes que afrontar este desastre, que por cierto. Tú provocaste.
-Te odio.
-No. Me amas. Y por eso tienes que saber que no importa cuanta tierra pongas de por medio y este caso, cuánta agua. Escucha un segundo. Redactaremos un comunicado de prensa para aclarar las cosas y será lo único que tendrán. Tendrás que facilitar alguna foto de tu hijo, ¡No me interrumpas! Es mejor que les des algo ahora, de otra forma, tendrás a cientos de paparazis siguiéndote.
-Muy bien.
-Yo me haré cargo de todo, por cierto. Será mejor que le digas lo que piensas hacer a Grey, no queremos más problemas. Por cierto, Lisa te quiere en el evento del próximo viernes. ¡Ni se te ocurra dejarme solo con ella!
-¿El gran Kevin Hills le tiene miedo a una diseñadora?
-No. El gran Kevin Hills le tiene miedo al marido de la diseñadora.
-Dramático.
-¡Es un maldito jugador de la NFL! Me asesinará si se llega a enterar de nuestro pequeño affair en la semana de la moda en Paris… ¡Dios! Ten piedad de mi…es enserio Steel. Si me dejas solo, te juro por dios que te hará pagarlo.
Una maldita cena. No estaba de humor pero sabía que era importante asistir. Aparecer en un evento tan importante sería una forma de probarle al mundo que mi vida sigue y no hay nada que me pueda detener.
El resto del día seguí recibiendo cientos de llamadas y mensajes. Tenía que hacer algo pronto. Llamé a Christian y le hable acerca del maldito comunicado a la prensa, al principio no estuvo de acuerdo, dijo que no quería que su hijo apareciera en las revistas, eso era lo mismo que yo pensaba pero teníamos que admitir que mientras más tiempo ocultáramos a nuestro hijo, mas sería el acoso de la prensa hacia nuestra disfuncional familia. En lo único que ambos acordábamos era la dichosa foto, eso significaba exponerlo al mundo entero. Decidimos que ambos escogeríamos una foto, una sencilla, simple pero sobre todo, una foto que ambos estuviéramos de acuerdo ya que en solo un par de horas todo el país conocería a nuestro bebe.
El resto del día seguí con mi vida. Gracias a Kevin y su amenaza sobre el personal de la oficina, tuve un día normal. Reuniones, llamadas, contestar correos electrónicos, entrevistas con autores, etc.
A las cuatro en punto salí hacia mi apartamento, tenía que prepararme para el evento de Lisa y además Christian estaría a las cinco para escoger la famosa fotografía. Charlotte tenía la tarea de escoger todas las fotos de mi bebe las cuales tenía guardadas en mi computadora además de algunas impresas esparcidas por toda mi sala y mi habitación.
A las cinco en punto sonó el timbre de la puerta. En ese momento, había olvidado por completo la visita de Christian.
-Adriana ¿Podrías abrir por favor?
Estaba tan concentrada limpiando la cocina, me había quedado sin reservas de sobornos. Cuando tienes un pequeño niño de tres años, que corre por todos lados con una máscara de Iron Man, brincando en la cama o la sala, escondiéndose en los lugares menos inesperados o molestando a tu asistente personal, un consejo. Ten sobornos a la mano o en este caso, galletas de chocolate.
-¿Qué cocinas? -La voz de Christian me asustó, cuando lo miré tenía esa sonrisa que tanto me gustaba.
-Sobornos.
-¿Disculpa?
-Sobornos. Cocino sobornos. O al menos estoy esperando para sacarlos del horno.
-No entiendo.
-Es una forma de mantener a ese niño tranquilo. Espera un segundo –Me puse los guantes y abrí el horno, el olor a chocolate invadía el lugar, con mucho cuidado lleve la chalora con varias galletas a la mesa, aún estaba caliente y tenía que esperar a que enfriara- Te presento mis sobornos.
Nunca había visto a Christian reír tanto en tan poco tiempo, su cara era de total diversión.
-¿Puedo tomar una?
-No. Aún están calientes, tienes que esperar… -Unos pequeños pasitos se acercaban a la cocina, vi a mi pequeño pirata corriendo hacia la mesa. Adriana lo había disfrazado de pirata y se escondía detrás del sofá.
-¿Escuchaste algo Christian?
-No. ¿De qué hablas? –¿Enserio? Por favor sígueme el juego. Le guiñe un ojo y le señale el sofá.- Creo que escuche algo, pero no estoy seguro.
-Qué raro. –Dije acercándome al sillón mientras me quitaba mi delantal, el cual me había regalado mi bebe y decía mami pintado con marcadores- Creí haber escuchado un pequeño pirata…no lo sé…creo que me equivoque… ¡Te atrape!
Sorprendí a mi bebe y lo levante. Lo abrace y lo llevé hasta el sofá e inicie mi famoso ataque de cosquillas.
-No mami. Coquillas no. Mami. Coquillas no. –Decía Teddy mientras lo besaba y jugaba con él, sus grandes ojos se llenaron de lágrimas por la risa, amaba eso. Su risa era hermosa, se parecía un poco a la risa de mi madre, mi niño se contorsionaba intentando escapar de mis manos, cuando se escapó corrió hacia el otro lado del sofá y saco su pequeña espada de cartón.- Soy un pilata –Corrió hacia su habitación mientras hacía ruidos raros con la boca, su lenguaje de pirata.
Cuando Teddy desapareció, regrese a la cocina. No podía parar de sonreír. Amaba jugar con mi bebe, en ocasiones me disfrazaba como él y jugábamos todo el día. Papá había tomado cientos de fotos de esos momentos e incluso llevaba en su cartera una foto del día que los tres fuimos piratas.
-¿Un pirata?
-Hace una hora era Iron Man. La próxima vez que entre por esa puerta será algo diferente. Aunque al final del día, regresa a ser dark vader.
-¿De verdad?
-Sí. El año pasado, mi madre le compró una de esas mascaras que imitan la voz de dark vader, tuve que comprarle una nueva tres meses después, la rompió cuando jugaba en Montesano con Ray. La última vez que papá lo llevo a pescar, se puso su máscara y estuvo todo el día hablando con los peces.
-¿Cuándo volverá Ray?
-No lo sé. Pero está intentando volver para navidad. Este año le toca a él.
-¿A qué te refieres con eso?
-El año pasado estuvimos con mi madre, como sabrás es muy incómodo que mis padres estén juntos. –Dije mientras ponía las galletas en un frasco transparente que tenía una etiqueta: Sobornos. Tomé una y se la di a Christian. Seguimos hablando, cuando me di cuenta, ambos reíamos y comíamos galletas.
-¡Mami! –Volteamos y dark vader nos veía- Yo quelo galletas. Hola papi.
Papi.
Christian se heló. Teddy lo saludaba con una mano mientras jugaba con su máscara y su capa negra. Pareció una eternidad hasta que Christian se acercó y cargó a nuestro hijo. Tratando de imitar la voz, le dijo: Yo soy tu padre. Teddy estalló en risas y empezaron a jugar. Mientras yo seguía observando la escena, recordé que tenía que limpiar la cocina, fue solo un instante en que me agache a recoger una cuchará cuando voltee y vi a Teddy estirando su pequeña manita para tomar una galleta. Me moví más rápido y puse una manzana en su lugar, cuando se dio cuenta saltó de la mesa y desapareció en el corredor.
Pasamos las dos horas siguientes riendo mientras veíamos las fotos de nuestro bebe. Christian estaba teniendo un ataque de risa cuando le mostré las foto de Hallowen, Teddy vestido de Dark vader persiguiendo a un gato. Admito que fue una de las mejores tardes de mi vida.
-¿Ana? –Adriana estaba parada cerca de nosotros, llevaba a Teddy en los brazos y seguía con su máscara- Me voy, se me hizo tarde.
-¿Quieres un poco más para un taxi?
-No gracias. Tomaré el tren.
-Taylor te llevará –dijo Christian- espera un segundo –Saco su celular y dio órdenes rápidas- listo, te espera abajo.
-Gracias señor Grey.
-Gracias a ti por cuidar a mi hijo –Adriana se acercó a mí y me entregó a Teddy, saque mi cartera para pagarle pero Christian no lo permitió y por la cara que puso la niñera, debió darle mucho más de su paga normal, después solo desapareció.
-¿Esta dormido? –Preguntó.
-Creo que sí. Jugó todo el día y no durmió su siesta. –Teddy se movía en mis brazos hasta que abrazó mi cuello y pude escuchar pequeños suspiros a través de su máscara, aún tenía activado el modulador de voz. Era gracioso- Vamos a la cama mi pequeño conquistador.
-¿Mami? –Me trague una risa, esa maldita máscara seguía funcionando-
-Dime bebe.
-Tengo ambe.
Después de una hora, Taylor apareció en la puerta con una caja de pizza y después de mucho insistir por parte de mí bebe, alguien tuvo que aceptar comer un pedazo de pizza. Pude ver como Christian estaba divertido por los gestos de Taylor. Pasamos el resto de la tarde sentados en la sala comiendo pizza y viendo por milésima vez Star Wars. Teddy se sabía los diálogos de memoria, para un niño de tres años es increíble. Nosotros solo nos reíamos con cada comentario por parte de mi bebe. Luego de una de las mejores cenas de mi vida, llevamos a Teddy a un baño, los dientes y a la cama. Mientras Christian lo vestía yo estaba refugiada en el baño con la excusa de lavarme la boca.
Había sido la mejor tarde de mi vida, mi día había empezado de la peor manera trayendo recuerdos incómodos a mi memoria, después de un enfrentamiento con los Grey y un día de locos en el trabajo, ahí estaba yo. Mirando mi reflejo en el espejo, había cenado, jugado y me había divertido con los dos hombres que más amo. Pero a pesar de todo, no podía sacar ese maldito recuerdo de mi cabeza. Tenía que ser honesta. Ya no se trataba de mí, era claro que mi bebe amaba a su padre y viceversa. No podía separarlos. Pero no podía estar cerca de él. ¿O sí podría?
Salí del baño y entre a la habitación, no podía creer lo que veía. Los dos estaban profundamente dormidos, Christian tenía a mi bebe en sus brazos y entre ellos estaba su muñeco favorito. Saque mi celular de la bolsa de mi pantalón y grabe ese recuerdo en mi memoria. Me acerque y los vi, sus respiraciones profundas y lentas. Estaban dormidos. Apague la luz y les di un beso en la frente a ambos. Salí sin hacer ruido, le informe a Taylor que Christian que quedaría esa noche en mi apartamento, y aunque lo intento, no pudo esconder una pequeña sonrisa. Se despidió y se marchó. Cuando había terminado de recoger todo el desastre de la sala me fui directo al baño, necesitaba una ducha urgente. Me bañe. Y caí rendida en la cama.
Mi cama era cálida, tranquila y en paz. Dormí como hacía años no lo hacía. No sé ustedes, pero cuando despierto nunca abro los ojos primero, primero asimilo que ya no puedo seguir durmiendo y después me levanto. Bueno pues en cuando empecé a asimilar mi perdida de sueño, sentí algo en mi cuello, era cálido, reconfortante y delicioso, un aroma perfecto.
Christian dormía a mi lado.