Confesiones En El Elevador

By Andy-Hunter

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Estar con la persona que te desagrada, solos, en la noche y en un elevador no es nada agradable. Pero tal vez... More

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By Andy-Hunter


Cuarenta y ocho horas habían pasado y todavía podía sentir la calidez de ese beso inesperado. El resto de ese día no pudo dejar de pensar en eso. Había dejado de ir al hospital y en esos dos días tuvo suerte de no haberlo visto en el edificio. Necesitaba no verlo para aclarar sus ideas. Las puertas del elevador se abrieron, soltó un chasquido, dio la vuelta y comenzó a caminar al lado opuesto. Su suerte había terminado.

- ¡Espera, espera! - Salió del elevador.

- ¡Aléjate de mí, pervertido! - Se dirigió a las escaleras.

- Vamos Tsukki. Sólo fue un beso - Lo siguió.

- No sólo fue un beso - Aceleró el paso.

- Claro que sí. Ni siquiera fue uno grande, espera... No me digas que fue tu primer beso.

Tsukki paró en seco, lo fulmino con la mirada y siguió subiendo las escaleras.

- Entonces sí lo era.

- Cla... claro que no - El rubor en sus mejillas lo delató.

- Por supuesto que sí - En su rostro se formó una sonrisa y comenzó a reír.

- Deja de reírte.

- Perdona. Pero... jaja... No creí que fuera tu primer beso.

- ¡Bien, sí lo era! ¿De acuerdo? Búrlate. Ya no me importa.

- Pero que dices. Ja, ja. No estoy riendo con burla. Rio de felicidad.

- Claro. Y yo le sonrío a todo mundo.

- Es verdad. Saber que fui el primero en sentir esos suaves labios tuyos me llena de regocijo.

- No digas esas cosas.

- Está bien, está bien. ¿Pero, por eso me has evitado?

- No te he evitado.

- Claro que sí. No has ido al hospital y Hana te echa de menos.

- He estado muy ocupado.

- Claro. Y yo soy un gruñón.

- Ah - Caminó por el pasillo - Olvidémoslo ¿Quieres?

- Vamos, yo sé que te gustó.

- ¿Estás loco?

- ¿Por ti? Sí - Tsukki rodó los ojos molesto y se dispuso a entrar a su departamento - Bien, lo siento - Se disculpó - Por cierto - Le entregó una hoja - Ten. Es para ti.

- No quiero una confesión escrita.

- No es una confesión escrita, que no es mala idea pero es una invitación de Hana.

- ¿Invitación?

Mientras Tsukki le prestaba atención a la hoja con dibujos y letras, Kuroo habló.

- Quiere invitarte al Tanabata que se hace en el hospital. Es muy divertido. Hay juegos, comida y talleres.

- Es dentro de una semana.

- Comienza en el atardecer, así que no llegues tarde - Tsukki siguió intentando descifrar los escritos coloridos de la pequeña - Di que iras.

- No me gustan los lugares donde hay mucha gente.

- Entonces no vayas. Ah... - Suspiró - pobre Hana. Estaba muy feliz de que su amigo iba a estar con ella. Bueno, tendré que romper su pequeño y frágil corazón.

- De acuerdo. Estaré allí - Se molestó por la forma en que se dejaba manipular - Pero sólo un rato - Entró a su departamento.

- Se pondrá feliz - Sonrió - Entonces... Tsukki - Su expresión se ensombreció - Necesito preguntarte algo importante.

- ¿Sí? - Se sorprendió. ¿Había pasado algo como para que pusiera esa expresión?

Suspiro - Si ese fue tu primer beso, significa que eres virgen y voy a ser el primero ¿Verdad? - La cara de enojo fue lo único que distinguió antes de sentir el golpe de la puerta en su rostro - ¿Eso es un sí?

- ¡Ya lárgate! - Se escuchó.

-----

- ¿Entonces vendrá? - Preguntó la pequeña esa misma tarde - Kuroo asintió. Hana dirigió su vista al florero donde todavía resplandecían las flores. Se quitó la mascarilla de oxígeno y sonrió - Eso es bueno - Susurró antes de volverse a dormir.

-----

- ¿Tsukki? ¿Qué haces tan temprano aquí? Kuroo viene hasta la tarde - Preguntó sorprendido mientras entraba al elevador.

- Bueno días Bokuto-san. Vine a visitar a Hana-chan pero... - Recordó la cama vacía.

- Ah... En estos momentos está en observación.

- ¿Pasó algo? - Se alarmó.

- Nada grave. Sólo chequeo de rutina.

- Ya veo.

- Kuroo me dijo que lo acompañarás al Tanabata.

- Lo hago por Hana-chan.

- Ah... Entonces me engañó. Que cruel eres Kuroo - Dijo - Bueno, ya que vendrás al Tanabata en mejor que no vengas hasta ese día - Las puertas del elevador se abrieron y salió - Kuroo no quiere que veas la decoración.

-----

Se dirigió a pasos apresurados al hospital. Tenía días de no haberla visto y las palabras de Bokuto no le dieron confianza. Kuroo, que siempre lo molestaba al menos una vez al día, no se había aparecido. Ni un toque en el timbre, ni un mensaje, ni una llamada. Eso tampoco ayudo a calmar su preocupación y cada vez que iba le informaban: que Kuroo estaba ocupado con los pacientes y Hana seguía en "chequeo de rutina"

Entró al hospital, subió al elevador, ignoró al guardia que le dijo que no caminara tan rápido y entró a la habitación de la pequeña. Al verla se tranquilizó.

- Tsukki-chan - La pequeña llevaba su pijama con estampados de estrellas y un suéter color crema. Al verlo se alegró - ¡Viniste! - Lo abrazó.

Soltó un largo suspiro - Estás bien - Siempre la veía alegre y fuerte, y era por eso que a veces olvidaba que se encontraba en un hospital.

- ¿Qué? Ah... Boku-chan me dijo que viniste a visitarme varios días. Estuve en chequeo de rutina.

- Nos dio un pequeño susto a todos - Habló Kuroo atrás de ellos - Tuvo una pequeña recaída. Nada grave pero no quisimos correr riesgo alguno.

- No le digas eso - La regañó Hana.

- Doctor Kuroo -Habló un pequeño. En ese momento Tsukki se percató de los pequeños acompañantes del doctor - Hana-chan ya está lista ¿Podemos salir ya? - Preguntó feliz mientras abrazaba su pingüino de peluche.

- Paciencia Nagisa. Solo falta Rei.

- Ya estoy aquí - Se quejó un pequeño de anteojos y con pijama con estampado de mariposas.

- Lo siento - Rio - Ya que estamos todos... ¡HORA DE DIVERTIRNOS! - Los pequeños gritaron de felicidad.

-----

- Waaaa.... Qué bonito - Se asombró Hana por las decoraciones en el jardín del hospital.

- ¡Mira! - Señalo una pequeña de cabello rubio - Hay muchos caramelos.

- Dulces especiales para ustedes - Aclaró Kuroo.

- Y juegos - Exclamó un pequeño.

Poco a poco los pequeños fueron a donde les llamaba más la atención, todos acompañados por un adulto.

Tsukki estuvo al cuidado de dos pequeños hermanos hiperactivos. Los gemelos Hiitachin lo traían de un lado a otro. Los llevó al taller de dibujo y origami. Visitaron todos los juegos. Estuvo al pendiente que no se pasaran con los alimentos y en más de una ocasión estuvo buscándolos como loco mientras a ellos les parecía divertido ocultarse de él. En esos momentos agradecía no tener hijos.

- Es hora de escribir sus deseos - Habló Kuroo.

- Sigo sin entender eso - Hablo un pequeño con acento extranjero.

- Veras - Se inclinó para quedar a su altura - El Tanabata es una celebración que se festeja normalmente en el séptimo mes. La gente escribe sus deseos en pequeñas tiras de papel o tanzaku y las cuelgan en las ramas de árboles de bambú. Todo proviene de una legenda.

- Una legenda de amor - Se animó una pequeña - La enfermera Kiyoko me la contó esta mañana.

- Si se portan bien y se van a la cama temprano - Hablo Kuroo - Le pediré que les cuente la historia a todos ¿De acuerdo? - Los pequeños asintieron - Entonces vayan a escribir sus deseos.

En una mesa se encontraban varias tiras de muchos colores y al lado crayones. Uno a uno los pequeños tomaron una hoja y en ella escribían sus deseo. La mayoría hacían dibujos, otros decoraban su hoja y muy pocos intentaban escribir como adultos. Al final, cada niño estaba satisfecho con su obra maestra. Cuando la luna se asomó, los arbustos de bambú estaban decorados con el deseo de los pequeños que comenzaban a dirigirse a sus camas.

- ¿Tengo que ir? - Se quejó Hana.

- Ya has tenido mucha acción el día de hoy - Habló su doctor.

La pequeña infló las mejillas y dio un golpe con su pie en el suelo.

- Hana-chan - Le habló Tsukki - Tu salud es importante. Ve a descansar.

Soltó un largo suspiro - Ah... Si tan solo tuviera algo que me motivara para desear el mañana - Negó con la cabeza - Pero que se puede esperar de un día más. Un día sin importancia - Se acostó en el pasto - Mi vida en el hospital es mi maldición - Volvió a dar otro suspiro.

Tsukki la observó: Tendida en el pasto, suspirando y lamentándose. ¿Y su doctor? Bien, gracias. Kuroo la veía con una sonrisa en el rostro ¿Por qué? Porque sabía que eso le beneficiaba. La miró unos segundos más, suspiró y finalmente habló.

- ¿Te parece bien tarta de manzana con canela?

- ¿Y gelatina de fresa?

- Sólo si te comportas.

La pequeña se levantó, sacudió su ropa y le dio una sonrisa - Es hora que las niñas lindas y buenas se marchen a la cama - Le dio un abrazo a Tsukki y se alejó a donde estaban sus amigos y la enfermera que la esperaba.

Era pequeña pero sabía muy bien aprovechar lo que tenía a la mano. Esa forma de manipular sólo podía haberla aprendido de alguien. Miró a su doctor que seguía junto a él y suspiro cansado. Kuroo era mala influencia para los niños.

- Entonces me voy.

- ¿Tan pronto? Pero si todavía no acaba.

- Hana-chan ya se fue y mañana debo trabajar. No tengo motivos para seguir aquí.

- Claro, pero antes - Señalo la mesa con las hojas - Debes escribir tu deseo.

- Eso es absurdo.

- No lo es.

- Como sea. Ya no soy un niño.

- Ellos tampoco.

Señaló y Tsukki se percató que todos escribían deseos. Enfermeras ayudaban a pacientes que no podían. Ancianos platicaban que deseo escribir. Una enfermera salía de edificio con los deseos de los pacientes que estaban en cama. Incluso los familiares de los enfermos se unían a esa actividad.

- ¿Sabes lo que piden? - Tsukki no contestó - Saeko-san - Señaló a una mujer que ayudaba a un hombre con un yeso en su pierna - Desea que su esposo regrese a casa, su hija lo extraña. El abuelo Han - Señaló a un anciano en sillas de ruedas y rio - De seguro pedirá pollo con puré de papas para la comida de mañana. Su esposa - Señalo a la anciana al lado de él - Tal vez pida que ya no sea tan obstinado. Él - Señaló a un joven - Quiere volver a jugar Voleibol. Ella - Señaló a una frágil anciana- Sólo desea vivir un mes más para estar en el nacimiento de su primer nieto - Suspiró - Para ti tal vez sea algo sin sentido pero para ellos, es una forma de aliviar su dolor. Gentiles o gruñones, buenos o malos, grandes o pequeños. Al final, todos tenemos un deseo, no importa si es absurdo o no.

- En realidad... - Susurró.

- ¿Tsukki?

- En realidad eres una mala influencia para Hana-chan - Se dirigió y tomó la tira de papel mientras escribía algo en él.

- Ja, ja - Fue a su lado e hizo lo mismo.

Un deseo. Escribir un simple deseo le estaba costando trabajo. Si quería algo y valía la pena entonces buscaba una forma de obtenerlo. No encontraba el beneficio de escribirlo en una hoja y colgarlo en un árbol. Era algo sin sentido. Dirigió la vista a los demás que pedían deseos, miró el arbusto y suspiró. Ya sabía que pedir.

- ¿Y? - Se acercó - ¿Qué vas a desear?

- Nada que te importe - Cubrió su hoja.

- Déjame ver.

- Que no - Se alejó.

- Ja, ja. Que infantil - Tsukki tronó la lengua - Listo. He acabado - Le mostró.

- Dios ¡No puedes escribir eso! - Se enojó.

- ¿Y por qué no? Es lo que deseo - Ambos se dirigieron a los arbustos - ¿Sabes lo que pidió Hana-chan? - Señaló una hoja colgada muy alto. La enfermera la había ayudado a ponerlo en ese lugar - Siempre pide lo mismo todos los años.

- ¿Recuperarse?

Kuroo negó - Desea algo para su padre.

- ¿Sus padres?

- Su padre - Corrigió - Su madre murió poco después de que naciera.

- ¿Qué? - Eso lo tomó por sorpresa.

- Ella siempre habla como si su madre estuviera viva porque dice que no quiere causar lástima. Por estar enferma y no tener madre la gente comienza a verla como si fuera la persona más desdichada del mundo. Se dio cuenta de eso a los cuatro años. Desde entonces comenzó a hablar como si su madre estuviera viva. Hana sufre pero siente que su padre sufre más por su culpa. Por eso Hana siempre pide el mismo deseo una y otra vez, cada que tiene oportunidad.

Tsukki miró el deseo de la pequeña. Un deseo nada egoísta. "Deseo que papá sea feliz" Tomó su hoja y amarró el listón al lado del de su pequeña amiga. "Deseo que Hana se recupere" Sin duda había elegido bien que pedir. Kuroo al ver lo que había escrito, sonrió. Se acercó y colgó su papel al lado del de Tsukki "Deseo que Tsukki me ame como yo lo amo a él"

- ¡Te dije que no puedes poner eso!

- Lo siento. Ya está escrito y puesto. No se puede deshacer mi deseo. JA, JA, JA.

-----

- Y entonces - Siguió Hinata - Kageyama tuvo que pagar por todos los recuerdos.

- Y por culpa de quien, torpe.

- Bueno - Habló Nishinoya - Al menos su casa tiene más decoraciones.

- ¿Verdad? - Preguntó Hinata - Es lo mismo que le dije pero sigue enojado.

- Es bueno que se hayan divertido - Se alegró Suga - Pero es hora de seguir trabajando. Ya tendremos tiempo para seguir.

Todos asintieron y dejaron sus anécdotas para después.

- ¿Y tú Tsukishima, te divertiste?

Dejó el molde para galleta en forma de flor - Fue... agradable - Habló sin pensar y sus ojos pasaron al molde en forma de gato. Inconscientemente sonrió - En realidad lo fue.

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