-No lo creo, Haru parece un buen chico. -dije riendo con cierto nerviosismo.
No creo que pueda ser un miembro de la mafia, para empezar no creo que la escuela acepte a alguien así. Haru es muy misterioso, indiferente y se podría decir que no es fácil saber lo que piensa, pero esa no es razón para especular tonterías sobre él. Quizás sólo es su forma de ser.
Asako me mira pensativa, sospecha algo, lo sé.
-¿De casualidad pasó algo después de que Sasayan y yo nos fuéramos?
-No, no pasó nada. Sólo hablamos un poco, nada más. -respondí.
-¡Vamos, tienes que contarlo todo! -dijo jalando mi brazo y llevándome hasta el salón de clases.
-¡Oye, ten cuidado! ¡Casi me tiras! -grité y fui a mi asiento.
La primera clase es física.
-Lo siento. Vamos, habla.
-¿Qué quieres saber?
-¡Todo! Oye... ¿Y Chizuru?
-¿Quién es Chizuru? -pregunté.
-La chica que venía conmigo. Es la presidenta de la clase, es muy callada, tanto que nadie la nota. ¡Pero también es muy simpática, deberías hablarle!
-Bien. Quizás le hable luego, se miraba que es callada. -dije recordando a la chica de gafas.
-En fin, no cambiemos el tema. ¿Qué te dijo?
-Bueno, hablamos sobre su pelea en la cafetería y sobre como se lo merecía Rolly. -dije, y después me arrepentí. Asako no sabía de la pelea ya que estuvo con Sasayan todo el tiempo.
-¿Cuál pelea? ¿Rolly? ¿De qué hablas? -preguntó confundida.
-Haru tuvo una pelea, no sé la razón por la cual comenzó todo, sólo sé que fue con Rolly. -me limité a contestar.
-¡Eso explica todo! Sus golpes, su mal humor, todo. Dios, enserio Haru lo puso en su lugar. -dijo riendo.
-Sí, Rolly está más irritante que de costumbre.
-Y más imbécil. -dijo.
Las dos primeras clases terminaron, y no he visto a Haru en el transcurso de la mañana. Este extraño sentimiento me invade de nuevo, algo falta y no sé que es. Me sorprende esta nueva faceta de mí misma, estoy impaciente por volver a ver a un chico que no conozco, al que sólo he visto una sola vez. Es una tontería.
Quizás debería sentirme molesta por el tonto apodo que me puso, Honey, aunque debo admitir que es lindo. Tonto, pero lindo. Tal vez deba desconfiar, como dije anteriormente no lo conozco y no sé si es una buena persona.
A pesar de todo, no puedo evitar sentirme como estúpida cada vez que recuerdo su rostro. Él es tan atractivo, mucho, no puedo negarlo. Yo soy una chica normal, aunque hubiera posibilidad, no creo llegar a gustarle, ni siquiera un poco.
Debo sacarme a este chico de la cabeza.
Intenté pensar en otras cosas, como en los exámenes que están por venir, o en mis hermanos y el gran problema que tendrán cuando mamá se de cuenta de que rompieron su jarrón favorito. Me hubiera gustado tener más cosas para pensar, pero no, digamos que no suelo prestarle mucha atención a todo.
-¡Oi, ________! Tenemos que ir a los vestidores, la clase de educación física está por comenzar. -me dijo Asako.
-Sí, tienes razón, hay que ir. -dije caminando con ella hasta los vestidores.
La clase comenzó, todo parecía estar normal, los chicos jugaban soccer como siempre y las chicas hacían cualquier otra cosa. Odiaba esta clase con todo mi corazón, y eso, ya es mucho odio. Nunca me ha gustado el deporte, nunca.
-Debemos tener cuidado, los chicos están siendo muy rudos en su juego, no querrás ser aplastada por uno de ellos o que te golpee la pelota, ¿o sí?
Asako, siempre preocupándose por mí.
-Creo que eso no sería algo muy bueno para mí. -dije riendo.
Caminamos hasta las bancas y nos sentamos. Comenzamos a hablar de cualquier tontería que se nos pasara por la cabeza. Hasta que un idiota lanzó la pelota, y esta golpeo a Asako en la cara haciendo que cayera al suelo. Me levanté rápidamente, y corrí hasta donde cayó.
-¿Estás bien?
-¿Enserio? ¿Vas a preguntarme eso? -dijo tocando su cara, que al parecer le dolía mucho.
Un chico castaño se acercó, tomó la pelota y se disculpó.
-¿Quieres qué te lleve a la enfermería?
-Sí, por favor. -contestó. -Joder, que hoy no es mi día de suerte.
-¡Asako! -gritó Sasayan mientras corría hacia nosotras. -¿Estás bien?
-Sí, perfecta. ¿Por qué? -dijo intentando escucharse normal.
Maldita, ¿acaso no pudo ser así de amable conmigo? Pensé.
-Tu nariz está sangrando. Vamos, te llevaré a la enfermería. -dijo y cargo a Asako en sus brazos, como un príncipe a su princesa.
-Mierda, ¿qué te pasó? -preguntó alguien desde detrás de mí.
Esa voz.
-No me pasó nada, no es tan grave ¿saben? -dijo Asako limpiando la sangre que salía de su nariz con la mano.
No quería darme la vuelta, no quería verlo, sólo lo arruinaría todo. Pero tuve qué.
-¿Quieres qué ponga en su lugar a esos imbéciles? -preguntó Haru apuntándolos con la cabeza. Todos miraban a nuestra dirección, todos miraban a Haru. Lo cual es estúpido, ya que a la que golpearon fue a Asako.
-No, no. Está bien. -dijo Asako, después Sasayan se la llevo a la enfermería.
Quise ir con ellos, pero la profesora no me lo permitió. Aún no sé que hacían Haru y Sasayan aquí.
-Que lástima, enserio quería golpearlos. -murmuró.
No podía darle más la espalda, sería grosero, además no creo que se vaya. Después de todo, yo quería verlo de nuevo, ¿no?
-¿Qué hacían aquí? -pregunté dándome la vuelta y mirándolo.
-Sasayan vino a entrenar, béisbol. Yo, sólo vine a mi clase de educación física. -dijo con toda la naturalidad posible.
¿Haru está en mi clase? ¿Qué demonios...?
-¿Estás en mi clase? ¿Cómo...?
-Sí. Lo estoy. -respondió serio.
Llevo su mano hasta su cabello y comenzó a alborotarlo un poco. No pude apartar mi mirada de él, luego el tonto pensamiento de que quizás me veía acosadora hizo que volteara a otra parte.
Todos murmuraban, realmente es molesto.
-¿En qué piensas? -me preguntó.
-¿Eh? ¿Qué?
-¿En qué estás pensando?
-Ah, bueno, en nada. -me apresuré a decir.
-Deberías manejar mejor eso, no es bueno incomodarte por pequeñeces. -dijo.
¿A qué se refiere con eso?
-¿Qué cosa?
-Lo que la gente piensa no debe afectarte. -dijo mirando de reojo a los chicos que estaban detrás de nosotros.
-No me afecta. -dije.
-Te incomoda, o molesta. Creeme que se nota demasiado.
-No es cierto.
-Sí, lo es. Eres muy insistente ¿sabías?
-Asako me lo dice seguido, aunque ella es peor. No sé porqué te cuento esto.
-Claro, ya lo creo. Deberíamos ir, ¿no crees? -dijo dándose la vuelta y yendo hasta donde estaban todos. De inmediato se quedaron callados. Es aterrador.
La clase terminó. Haru es realmente bueno en el soccer.
Me apresuré a ir hasta los vestidores, Haru caminaba tranquilamente detrás de mí, como si no le importara que yo supiera que venía detrás. Entré, y él se quedó afuera. Fue un gran alivio. Me cambié rápido, necesitaba saber si Asako ya se encontraba mejor, su nariz no se miraba nada bien.
Salí de los vestidores esperando que Haru ya se hubiera ido, pero no, allí seguía. Estaba hablando por teléfono con alguien.
-No, Todd, estoy bien. -dijo. -Sí, lo sé.
Haru me miró, y movió su cabeza, en señal de que lo siguiera. Quise suponer que iba a la enfermería, así que lo seguí sin chistar.
-No me importa. Dile a Kenji que lo arregle. Estoy algo ocupado, ¿sabes? Bien, le diré a Sasayan después. Adiós. -dijo, y después colgó.
Seguimos caminando después de que colgara el teléfono, ninguno de los dos habló. Era un silencio incómodo. Deseaba terminar con el, pero realmente no sabía que podía decirle, que valiera la pena.
Rolly, y su dúo de idiotas, entraron por el pasillo. Todos fulminaron con la mirada a Haru. Al parecer, Haru ya tiene unos cuantos enemigos aquí.
-Pero miren quien está aquí. Yoshida, que bueno volver a verte. -dijo Rolly con una sonrisa falsa.
-Realmente no tengo tiempo para estupideces, así que muevete. -se limitó a decir.
-¿Por qué abría de hacerlo? -dijo Rolly cruzándose de brazos.
-Sólo muevete. No quiero problemas.
-Pues ya los tienes, Yoshida. Ganaste una vez, pero te aseguro que no lo harás de nuevo. Tal vez, necesites ayuda de los tipos que estuvieron aquí en la mañana. -dijo Rolly con tono burlesco en la última parte.
-No necesito de ellos para romperte los huesos. -dijo Haru.
-Ya, a lo que veníamos. Hay muchas cosas que se hablan de ti aquí, ¿sabes? -dijo. Sus amigos estaban callados, sólo miraban.
-¿Enserio? Que bien. No me importa.
-Debería, quizás estén sacando tu secreto a la luz. Seré directo, la verdad, no creo que seas miembro de la mafia, eres muy estúpido para eso. Lo que si creo, es que seas un jodido niño rico, eso si lo creo.
Pude notar como Haru tenía sus manos cerradas en forma de puño, estaba conteniendo las ganas de golpearlo. Tenía la cabeza hacía abajo. De pronto, la levantó lentamente y sonrió, una sonrisa sádica.
-Ten cuidado, no vaya a ser que un día de estos te encuentren muerto, abandonado en algún lugar. -dijo Haru riendo.
La expresión burlesca de Rolly cambió a una asustada. Incluso a mí me aterró eso. Haru me tomó del brazo suavemente y tiró de el, caminamos junto a Rolly y sus amigos, algunos chicos se detuvieron a ver que era lo que pasaba pero después se fueron.
Cuando ya nos encontramos frente a la enfermería, Haru se detuvo.
-Me gustaría hablar contigo. Claro, si no te importa.
-Ah, claro. ¿De qué quieres hablar? -pregunté jugando con mis manos.
-Lamento que hayas visto eso, pero estoy harto de que ese imbécil trate de joderme, no lo tolero. -dijo.
-No te preocupes, tuviste tus razones, él comenzó todo.
-Tengo una duda, y quiero aclararla ahora.
-¿Qué duda?
-¿Tu crees lo que la gente está diciendo de mí? -preguntó mirando hacia otro lado.
Lo miré, sin saber que decir. Ni yo misma sé si lo creo o no.