—Pasajeros del vuelo 2459 con destino a Los Ángeles, USA, diríjanse a las puertas de embarque —ordena la voz a través de los altavoces justo en el momento en el que Liam llega con dos cafés, uno para mí y otro para él.
—Habrá que beberse esto rápido —dice, y asiento antes de empezar a beber. Afortunadamente no quema demasiado.
Alice bebe a sorbos cortos el té que se ha pedido ya hace un rato, absorta en su mundo. En cuanto lo termina, sin decir nada, tira el vaso a la basura y coge las maletas para empezar a ir hacia la puerta de embarque, así que Liam y yo la seguimos.
Una vez dentro del avión, me siento entre Alice y la ventana, y saco los auriculares para prepararme para el vuelo. Las azafatas dan las instrucciones de lo que hay que hacer en caso de emergencia, pero yo no las escucho demasiado, mi mirada está perdida en el exterior de la ventana del avión.
El avión despega y Liam y Alice discuten por qué serie van a ver en la pantalla del asiento del avión, hasta que al final Alice se enfada y decide ver una serie ella sola. Yo simplemente cierro los ojos y dejo que mi mente descanse por un rato.
Consigo dormir dos horas, quedando nueve de viaje cuando despierto. Alice está completamente dormida, con su cabeza apoyada en el hombro de Liam —quien también duerme—, y por un momento los miro y siento envidia. A mí también me gustaría tener la posibilidad de estar con alguien de esta manera. No, Alice y Liam no tienen una relación corriente, pero se aman y están ahí el uno para el otro, cosa que ha quedado más que demostrada con el apoyo que le ha dado Liam a Alice con todo el asunto de Noah. Realmente espero que se solucione y volvamos a tener al pequeño en Londres.
Suspiro e intento acomodarme en el incómodo asiento. Ya hace rato que es de noche pero no tengo nada de sueño, así que saco un libro de mi mochila y me pongo a leer. Espero que nos den algo de comer dentro de poco, porque tengo hambre y no quiero comprar nada de la tienda, ya que los precios son muy exagerados.
— o —
Cuando el avión por fin aterriza en Los Ángeles, esperamos durante quince minutos a que salga el equipaje y, cuando por fin lo hace, salimos del aeropuerto y cogemos un taxi hasta el hotel donde vamos a alojarnos. Al parecer yo tendré una habitación para mí sola, y aunque pueda parecer que estaré muy marginada, para mí es mucho mejor. Necesito pensar en muchas cosas, aunque es lo único que he estado haciendo últimamente. Además, Als y Liam necesitan su intimidad, no voy a meterme a dormir en la misma habitación que ellos.
Me doy una ducha rápida en lo que dejamos el equipaje en las habitaciones, y al terminar me visto y salgo al pasillo, donde la pareja ya me espera para ir a coger otro taxi que nos llevará al apartamento de los gemelos, Louis y Nate.
Durante el trayecto hasta allí lucho para que mis nervios no sean notables, y hablo con Alice sobre dónde vamos a cenar ésta noche. Alice sabe que me gusta o bueno, más bien quiero a alguien, pero no tuve valor para decirle quién es. Als siempre les dejó claro a sus hermanos que yo era intocable, y sería raro si ahora le dijera que estoy enamorada de Louis.
—¡Alice! —exclama Nate en cuanto abre la puerta, ya que es su hermana lo primero que ve. Liam y yo estamos detrás de la peliazul—. Si habéis venido y todo.
El rostro de Nate es completamente idéntico al de Louis, excepto porque Louis tiene una peca encima de la ceja y las voces son diferentes, pero ver a Nate no me provoca ni de lejos lo que me provoca ver a Louis, por muy iguales que sean.
—No he venido a veros, que os quede claro —gruñe Alice, mostrando su habitual mal humor y ese odio cariñoso hacia sus hermanos. En fin, supongo que si tuviera hermanos lo entendería.
En ese momento se oyen unos pasos, y la voz que viene a continuación hace que mi cuerpo se tense completamente, aunque intento que no se note. Mierda, sería tan ridículo si se notara lo nerviosa que me pone.
—Ah, ese gruñido solo puede provenir de una persona —dice Louis—. Mi hermana favorita, ¿qué tal? Hey, hola Liam. Y, ¿Deena? —pregunta, extrañado, cuando sus ojos se posan en mí.
Noto cómo el calor se apodera de mis mejillas, y quiero golpearme a mí misma. No puedo sonrojarme ahora, pareceré idiota.
—Sí, necesitaba un cambio de aires —es mi excusa de mierda, y él sonríe.
—Eso es genial —dice, y entramos en el espacioso apartamento.
La siguiente hora consiste en planear cómo van a "rescatar" a Noah de casa de su padre —yo sólo espero que lo hagan de forma legal, sin secuestros ni nada—, y en el momento en el que se menciona a Janelle en la conversación, ruedo los ojos casi involuntariamente.
Esa perra es como una de las hermanastras malas de la Cenicienta, se dedicó a joderle la vida a Alice durante todo el tiempo en el que sus padres estuvieron casados, y por ende también me jodió a mí cada vez que estuve por su casa.
Al parecer quieren a Janelle para que les explique la historia de su madre, Courtney, con el padre de Alice y los gemelos, Ian, para usarla en contra de éste último.
—Esa perra... —se me escapa.
Está bien, puede que no se me haya escapado del todo.
Alice sonríe al ver que sigo de su parte en el asunto Janelle, como siempre.
—Vale, entonces descartamos a Janelle —dice Liam, pero Louis niega con la cabeza.
—No, yo hablaré con ella —interviene Louis—. Alguna forma habrá de convencerla de que hable. Su madre debe estar muy resentida con Ian.
La sola idea de Janelle acercándose a Louis me da repelús. No es ningún secreto para nadie —excepto para Alice, que parece que no se enteraba de nada, para variar— que a Janelle le gustaba Louis. Ella siempre estaba intentando llamar su atención y era exageradamente cariñosa con él. Es por eso que me temo que Louis quiere usar esta atracción que Janelle sentía por él para hacer que hable, y eso me da miedo.
—Está bien —asiente Alice—. Pero tendrás que prostituírte o algo así, porque no sé de qué manera ella va a acceder a darte esa información.
Ouch, eso ha dolido.
—Ya se me ocurrirá algo —dice Louis, encogiéndose de hombros para quitarle hierro al asunto—. Entonces, ¿vamos mañana a ver a nuestro querido padre?
—Está claro —contesta Alice, sonriendo con malicia.
La verdad es que no me gustaría tener a Alice como enemiga.
Cuando ya hemos terminado, Nate se levanta.
—Bueno, si me disculpáis, tengo que irme, he quedado con un chico —dice, y Alice levanta una ceja.
—¿Vas a tener sexo esta noche? —pregunta, bromeando—. No, mejor no contestes, no quiero conocer tu vida sexual.
—Mejor para ti —contesta su hermano, sacándole la lengua, y se va a ponerse la chaqueta.
—¿Nate es gay? —pregunta Liam, y Alice se encoge de hombros.
—Nah, le gusta de todo —contesta la peliazul—. Supongo que es bisexual. Por cierto, Deena, yo creo que paso de cenar, iré directamente al hotel, quiero dormir por mil años.
—Pero si has dormido casi todo el vuelo —le recuerdo, levantando una ceja.
—Sigo teniendo sueño.
—Yo creo que me uniré a ir a dormir —dice Liam.
Lo que pensaba. Van a tener sexo. Serán calentones.
—Bueno, yo me iré a cenar por ahí, entonces —decido—. O pediré comida en el servicio de habitaciones.
—Puedes ir a cenar conmigo —dice Louis y le miro, sorprendida—. No me mires así, yo también tengo hambre y aquí no hay comida, así que podemos ir a cenar fuera.
—De acuerdo, pero pagas tú —contesto a modo de broma, intentando relajar la tensión que siento.
— o —
—Oye, cuando he dicho que pagabas tú iba en broma, no era ninguna indirecta de que te dejaras un dineral —digo, abrumada, cuando entramos en el restaurante.
Esto no parece barato, en absoluto. Yo estaba pensando en un local de comida rápida, no en esto. Que no me quejo eh, pero no quiero que pague todo él.
—Me gusta este lugar, y no es tan caro como parece —contesta.
No, claro que no, porque un restaurante con vistas al mar, en Los Ángeles, con camareros que te abren la puerta y te saludan con una sonrisa, debe tener el mismo precio que un McDonald's. Y yo en tejanos y jersey, qué simple me siento.
Nos sientan en una mesa que queda al lado de la ventana y al abrir el menú veo que, efectivamente, no es tan caro como parece. Qué curioso el mundo.
La cena pasa entre charlas banales y poca cosa más, reímos un rato e intento no pensar en lo raro que es que esté cenando en un restaurante con el hermano de mi mejor amiga, quien me gusta desde hace tiempo, y a él le parezca algo tan normal.
Justo cuando nos traen el postre, mi móvil vibra y lo miro, porque mamá dijo que me llamaría en cuanto pudiera y ella se emparanoia cuando no le cojo el teléfono, es capaz de llamar a la policía de Los Ángeles y denunciar mi desaparición si no lo hago. Pero cuando lo miro, veo que en realidad es un mensaje de Frank.
Frank: hey, ¿cómo va por LA? ¿ya tenéis al peque?
Suspiro y decido que no es el momento de contestar, no ahora que estoy con Louis. No porque no quiera contestarle a Frank ni nada de eso, quedamos en que seríamos amigos y pienso mantener mi palabra, simplemente quiero disfrutar del rato que estoy pasando con Louis, aunque él sólo esté aquí por la cena.
—¿Es Als? A lo mejor ya ha terminado de "dormir" con Liam —dice, haciendo comillas con los dedos en "dormir".
—Ugh, no me hagas pensar en eso —contesto, asqueada, y se echa a reír.
—Como si tú no lo hubieras hecho nunca.
Uh, ¿qué rumbo está tomando esto?
—Ya, pero no quiero pensar en mi mejor amiga, que es como mi hermana, haciéndolo con su novio, o lo que sea que sea Liam para ella —digo, intentando salir del tema de mi vida sexual.
—Si Alice es como tu hermana, entonces ¿yo soy como tu hermano también? —pregunta estúpidamente. Este hombre es tonto.
—No —contesto inmediatamente, negando con la cabeza, y Louis sonríe.
—Genial, entonces —dice, y parece pensar en algo unos segundos, pero luego me mira—. Creo que ya sería hora de ir tirando, mañana tenemos que ir a hacer lo de Noah.
—Sí, mejor —asiento, aunque si fuera por mí me quedaría mucho rato más con él.
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¡Hola!
Siento haber tardado tanto en publicar, tenía trabajos que hacer. Si alguna vez veis que es martes y no publico id a mi tablón, suelo dar información sobre cuándo publicaré allí. Pero bueno, prefería publicarlo más tarde y más bien escrito.
Claire