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Fallece Ian Smeed a la edad de cincuenta y dos años a causa de un cáncer de hígado. El actor y propietario de Smeed Industries ha sido trasladado hoy a las dos de la madrugada al Kindred Hospital de Los Ángeles, donde ha muerto tres horas más tarde.

Me quedo petrificada delante de la televisión mientras la reportera entra en detalles sobre la muerte del padre de Louis, Alice, Nate y Noah.

Cuando consigo recuperarme de la impresión, cojo mi móvil y marco el número de Alice, preocupada por si ya habrá recibido la noticia. Suena varias veces el pitido del teléfono, pero al sexto tono por fin contestan.

Deena —dice la voz alterada de Liam—. Alice no puede ponerse ahora mismo.

—¿Lo sabe? —pregunto.

—asiente—. En unas horas nos vamos a Los Ángeles con Noah.

—Mierda —suspiro, preocupada por Alice—. Gracias, Liam, cuida de ellos.

Termino la llamada, e inmediatamente después marco el número de Louis, pero no contesta. Seguramente estará oculado, así que es mejor que no lo agobie.

Hace solo tres días que Louis se fue de vuelta a Los Ángeles y hemos hablado cada día, pero lo de hoy ha sido inesperado. Según la televisión, ha muerto de cáncer, y a mí ni Louis ni Alice nunca me comentaron nada al respecto, lo que me hace pensar que quizás ni siquiera lo sabían.

Lavo los platos de mi comida para distraerme un poco de la preocupación y los nervios, y cuando termino me siento en el sofá. Me quedan solo diez minutos para tener que salir hacia el restaurante para trabajar, y al ser sábado me toca quedarme hasta medianoche. Hace solo media hora que he salido de mi trabajo en la librería y estoy agotada, pero no puedo permitirme dejar ninguno de los dos trabajos porque sino no podré mantener a mi bebé ni mudarme. Espero contar con el apoyo del padre cuando sepa quién es, pero me preparo para lo peor.

Levanto mi camiseta y acaricio mi barriga. La verdad es que no ha crecido mucho, pero me la noto más hinchada desde hace algunos días, aunque no sé si es real o es algo completamente psicológico. Tengo ganas de que crezca más, aunque eso significará más estrías en la barriga de las que ya tengo de por sí, pero tampoco me preocupa. Quiero poder notar patadas en mi barriga, quiero poder ver a mi bebé en una ecografía, y saber su sexo.

A las cuatro ya estoy entrando en el restaurante, vestida con pantalones y zapatos negros y una camisa blanca, tal y como requiere el trabajo.

Sigo sin saber nada de Louis, le he enviado un mensaje preguntándole si está bien, pero todavía no he recibido respuesta alguna. No quiero insistir, seguramente necesita espacio ahora, así que esperaré a que me contacte él.

Dejo mi bolso en la sala de empleados, guardo mi móvil en mi delantal de cintura, y cuando Duncan empieza a dar órdenes, empiezo a trabajar.

—Como Duncan me grite una sola vez más, le meto la libreta de tomar nota en la boca —dice Sasha cuando nos quedamos solas, cenando en la sala de empleados.

A las nueve tenemos un descanso de media hora para cenar algunas sobras de la comida del restaurante. Nos turnamos los descansos entre camareros para que nunca falte personal, y yo siempre coincido con Sasha, una chica rusa que estudia publicidad y odia a Duncan con todas sus fuerzas, aunque eso no es tan raro.

—Yo también le golpearía a veces —le digo, y sonríe antes de seguir comiendo.

Justo en ese momento mi móvil suena y lo saco del bolsillo del delantal. Cuando veo el nombre de Louis en la pantalla, respiro hondo.

Esperando a Louis [Saga Smeed 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora