La hija del General

By JanetBeMont

651K 37.1K 5.4K

Después de siete años Jade Asher regresa a Prince George Virginia a pasar el verano con su padre deseando que... More

Sinopsis y Booktrailer
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Mi agradecimiento
"Capítulo especial"

Capítulo 25

17K 1K 223
By JanetBeMont


Doce horas antes....

Megan.

En mañana llegó a hacerse la pedicure al Princess Beauty Salon, Sandy Lu Barker la recibió y atendió como siempre lo hacía. La llevó a la silla, colocó todos los utensilios a un lado: tijeras de pedicura, corta cutículas, lima de acero, palitos de naranjo, cepillo, aceites para cutículas; colocó agua caliente en el barreño, se sentó en un banco a los pies de Megan y comenzó su trabajo. 

Ellas se conocían desde la época del colegio  y Sandy Lu le conocía varios secretos, aunque no todos.

—Entonces ¿lo harás esta noche?— preguntó Sandy Lu sentada en el banco mientras le quitaba las cutículas de los dedos de los pies.

—Te lo dije antes, esa no se quedará con Rayder y después de esta noche todo entre ellos acabará— rió con malicia.

—¿Pero qué vas a hacer exactamente?

—Mis papás se fueron a las Vegas y tengo la casa para mi sola, es mi oportunidad ¡ya verás!— comenzó a reírse —esta vez Rayder no se va a negar a nada y si lo hace no importa, de todas maneras pienso arruinarle la fiesta a esos dos.

—Rayder es guapo pero a mí quien me gusta es Nathan Black. Lo he ido a ver los sábados al bar y me encanta como canta y toca la guitarra, se ve tan sexy. He estado pensando...¿Crees que tenga oportunidad con él?

Megan le dio una desdeñosa sonrisa —Seamos realistas Sandy Lu, ¿en serio crees que puedes tener oportunidad con un hombre como Nathan?

—He conversado con él y es lindo conmigo. ¿Por qué no se fijaría en mí?

—Seguro te ve como una chica más que va a verlo tocar los sábados, te trata bien solo por cortesía— se miró las uñas de las manos —te voy a contar algo que pasó en el colegio, confío que no dirás nada a nadie.

—¿Qué?

—Nathan y yo tenemos....historia.

—¿A qué te refieres?

Rodó los ojos —¡Me acosté con él! A Nathan le gustan mujeres como yo, sin ofender, pero no eres la clase que él voltearía a ver ¡auuuch!— gritó cuando sin querer le quitó un poco más de piel de la que debía —¡fíjate lo que haces tarada ya me lastimaste el dedo!

—Perdón pero es que no dejas de moverte— revisó que no sangrara el dedo —no exageres que no te pasó nada.

—¿Estás diciendo que invento que me lastimaste? No trates de echarme a mí la culpa.

—No estoy diciendo eso— se encogió de hombros —tendré más cuidado— respondió seria ocultando su coraje, sabía que Megan era una arpía pero decirle que se acostó con Nathan cuando le acababa de decir que le gustaba la cabreó.

—Más te vale. Debo estar más que perfecta para esta noche.

—¿Y cómo estas tan segura que va a pasar algo entre tú y Rayder? Por la forma que lo he visto portarse con Jade se nota que está muy enamorado de ella.

—Ay Sandy Lu, sé que eres media tonta pero a veces exageras— rodó los ojos —como crees que puede estar enamorado de esa loca. No te voy a decir que es, pero lo que yo sé de él es suficiente para que ésta noche todo esté a mi favor. Lo tengo en mis manos, esta vez no se va a negar a nada— como la última vez pensó.

—No soy tonta, los he visto juntos y él está enamorado de Jade aunque no te guste escucharlo. Y francamente no creo que Rayder sea del tipo de hombre que puedes mangonear a tu antojo como los otros— alzó una ceja —tienes hongos en los pies, deberías ser más cuidadosa en tu aseo personal, amiga.

—Has tu trabajo y cállate— dijo entre dientes —no te vayan a escuchar.

—¿También quieres que te retoque las raíces del cabello? Ya se te ven muy negras.

—Si. Una manita de gato para lucir perfecta.

No necesitas una manita de gato   pensó Sandy Lu   ¡te urge un zarpazo de tigre! ¡estúpida!   Le sonrió —Estarás guapísima querida.

**


Rayder.

Vivir en el complejo de departamento para soldados tenía sus reglas: la entrada de civiles a las habitaciones era una falta para cualquier rango militar y para Rayder ya no era factible seguir viviendo ahí. La idea de tener casa propia donde poder llevar a Jade era una idea que tenía pensada desde hace unos días y cuando Jade le comentó que estaba buscando departamento fuera de Fort Lee le animó a agilizar los trámites. Buscar casa en los complejos habitacionales dentro de la Base, no tener ningún problema si ella quería quedarse a pasar la noche, por su mente cruzó la idea de quizá poder vivir juntos.

Fue a las oficinas administrativas y solicitó información sobre las rentas de casas y documentación para solicitar vivienda.

Había varias casas en renta, se le ocurrió que Jade lo acompañara a elegirla y en un futuro sería el hogar de los dos. Después de llenar la solicitud de vivienda y la información de los documentos que necesitaría salió de la oficina con folletos de varias casas disponibles, entró a la camioneta y los puso en el asiento del copiloto, no podía creer cuanto había cambiado su vida desde que Jade regresó, de pasar a vivir años en el edificio de solteros ahora estaba buscando casa, pensando en vivir con ella. Se imaginó llegando a la casa después de un largo día de trabajo y a Jade recibiéndolo con un beso, él estrechándola entre sus brazos. Quizás hasta con un hijo, o dos.

Pensar en esa imagen le gustó más de lo que creía. Una familia con Jade. Si, lo deseaba y estaba en el camino correcto.

Arrancó su camioneta y condujo al cuartel principal a revisar los expedientes de los soldados que conformarían su compañía y que próximamente se encargaría de entrenar, pasó sentado detrás del escritorio hasta que terminó su trabajo, luego fue a su departamento a ducharse, descansar un rato e ir a casa de sus padres, Teresa había llamado y le dijo iría a verla, ya tenía días que no la visitaba. Rayder amaba a su madre, siempre fue ejemplar y aunque su carácter era fuerte sabía era buena persona.

—Hola madre— Teresa estaba en la sala viendo el televisor.

—Hijo, ven siéntate conmigo, haciendo limpieza en el desván encontré los vídeos de cuando eras niño.

Se sentó al lado de su madre, en la pantalla se veía una fiesta en el jardín trasero, globos de colores atados a un cordón colgados, mesas y sillas de plástico, al fondo un asador de carnes humeando, su padre revisando la comida, personas charlando mientras comen pastel, la mayoría en trajes militares, niños correteando de un lado al otro.

—Tu primera fiesta de cumpleaños que organicé en esta casa— le dijo Teresa —recuerdo no querías que la hiciéramos.

—Tenía trece, ya no era un niño. Y creía que las fiestas eran demasiado infantiles.

—Aun así te divertiste. Mira ahí está tu padre y Robert.

En el vídeo se ve a Robert entregando a Rayder su regalo, él lo recibe con una sonrisa y luego el General lo abraza, claramente se escucha cuando le dice <felicidades, hijo >.

Y recordó lo que Jade le contó la noche que caminaron en la playa en Virginia Beach < no soy lo que él quiere y tu si >  El General le había llamado hijo en múltiples ocasiones pero él nunca tomó en cuenta esa palabra, al contrario de Jade, para ella significaba algo más.

—¿Recuerdas que te regaló Robert?

Asintió —Un vehículo militar, un humvee a control remoto.

—Robert te ha tenido cariño, siempre has sido un buen niño— lo miró —ahora un hombre de bien. Estoy orgullosa de ti hijo. Todos lo estamos.

—Tengo unos padres que me educaron y soy lo que soy gracias a ustedes— le dio un beso en la frente —te quiero mamá.

—Te quiero hijo.

Estuvo con su madre viendo vídeos, recordando cuando era un pequeño que soñaba ser un militar y ahora era de los mejores.

Vio el reloj y ya era tarde, esa mañana había quedado con Jade en verse hasta la noche, pensaba en decirle lo del plan de conseguir una casa y mostrarle los folletos para que fuera a verlas con él. Se levantó del sillón y se puso su chamarra.

El teléfono comenzó a sonar, Teresa contestó.

—¿Si? ¿Diga?

—Teresa buenas noches, habla Megan.

—Buenas noches Megan, que sorpresa. ¿Cómo estás?

—No muy bien, extrañando a mis papás, se fueron a Las Vegas por el fin de semana y me dejaron solita.

—Me contó Úrsula que se iría unos días ¿todo bien linda?

—La verdad no, estaba leyendo un libro y de repente se fue la electricidad, me asomé por la ventana y mi casa es la única que está en penumbras, no es un apagón general.

—Tienes que revisar la caja de los fusibles, debió fundirse uno.

—¡Ay Teresa! no sé nada de electricidad y me da miedo, estoy sola y no hay nadie a quien pedir ayuda— hizo una pausa —mamá me dijo que cualquier problema que tuviera podía hablarte y me preguntaba si puedes decirle a Rayder que venga y me ayude, como hombre debe saber de eso, por favor.

—Por supuesto ahora le comento, él está aquí conmigo. No te preocupes Megan, en un momento llega a tu casa.

—Muchas gracias Teresa, eres un amor— rodó los ojos haciendo una mueca.

—No tienes nada que agradecer, le prometí a Úrsula estaría al pendiente de ti.

—Me despido para que hables con tu hijo, por favor convéncelo de que venga a ayudarme.

—No te preocupes, no se negará. Adiós linda.

—Que estés bien Teresa. Adiosito.

Teresa colgó el teléfono y miró a su hijo.

—Rayder, te quiero pedir un favor.

—Mamá escuché todo, que le hable a un electricista.

—Yo le dije a su madre le echaría un ojo y yo no sé mucho sobre electricidad, si voy yo no sería de gran ayuda. Me estarías haciendo el favor a mí. Por favor hijo, no tardarías más de diez minutos.

Cerró los ojos y maldijo en su pensamiento porque no podía negarse a hacerle el favor a su madre —Está bien.

—Te agradezco hijo.

—Me voy— se despidió con un beso en la mejilla —buenas noches madre.

—Cuídate mucho.

Salió rumbo a la casa de Megan, no le gustaba la idea de verla después de lo que pasó entre ellos, no confiaba en ella pero no tenía otra opción. Estaría ahí no más de lo necesario y luego iría a buscar a la mujer que lo tenía profundamente enamorado.

Quince minutos después estacionó frente a la residencia de los Wagner, estaba en total oscuridad, las farolas de la calle brindaban luz necesaria. Fue hasta la puerta y tocó.

—Rayder, hola— su voz escondía las intenciones mas no su lenguaje corporal ni su vestimenta, llevaba un camisón negro que le cubría arriba del muslo, en las manos sostenía una linterna e iluminó de arriba abajo el cuerpo de él —gracias por venir.

—¿Dónde está la caja de electricidad?— preguntó de forma seca.

—En el sótano, pasa— se hizo a un lado para que entrara, luego cerró la puerta —ven, por aquí hay otra linterna— caminó de forma sugestiva delante de él, Rayder estaba molesto pero decidió ignorarla. 

Entre más rápido termine con esto mejor, ya quiero largarme de aquí   pensó.

Megan buscó en el armario alzándose de puntas para alcanzar la linterna subiendo la tela de su camisón dejando ver una diminuta tanga apenas cubriéndole el trasero. Rayder iba preparado, sabía podría ser una trampa pero ni por un segundo pensó en ceder ante sus provocaciones. Tomó la linterna y se la dio. 

—Las escaleras del sótano están por aquí, sígueme— abrió la puerta —tu primero.

Rayder bajo la escalera alumbrando con la linterna, Megan venía detrás sosteniéndose de los hombros de él, el contacto le hizo hacer una mueca.

—Ahí está— alumbró ella a la caja de metal.

Fue a la caja y la abrió, revisó cada uno de los fusibles buscando el que no servía pero todo estaba en orden. Cerró la caja de golpe y vio la palanca, estaba hacia abajo. Maldijo en sus adentros, alumbró a Megan, luego jaló la palanca hacia arriba y en un momento toda la casa se iluminó.

—Alguien desactivó la energía— le dijo molesto.

Megan sonrió irónica y alzó los brazos —Ups, ¡culpable!

Negó con la cabeza y sin decir palabra caminó a la escalera, ella fue tras él.

—Tenía que hacerte venir de alguna manera, si te hablaba por teléfono no me ibas a contestar la llamada ¡Rayder!— él no le hizo caso —Tengo que hablar contigo de Jade— lo agarró por el codo para detenerlo pero no lo consiguió —¡se lo que hiciste!— gritó cuando agarró el pomo de la puerta —si ella se entera no va a perdonarte.

Se giró y la miró a los ojos con menosprecio —No sé de qué carajos hablas y no me interesa saberlo.

—Yo creo que si lo sabes— le dijo con mala intensión —si alguien le dijera lo que tú hiciste hace años no querrá verte nunca más.

—No sé de qué putas hablas pero te advierto, aléjate de ella— le respondió con la poca paciencia que le quedaba.

—Depende de ti que no lo haga— se cruzó de brazos —tengo que hacerte un proposición— lo miró de arriba abajo.

En ese momento el celular de Rayder comenzó a timbrar, era Jade. Alzó el brazo haciéndole una seña a Megan advirtiéndole que guardara silencio, luego contestó.

—Hola....escucha ahora estoy ocupado pero no tardaré mucho ¿de acuerdo? Espérame ahí.....Si, si. Debo colgar. Adiós.

—Era ella, no le dijiste donde estabas. Ven, vamos a la sala.

Apretó la mandíbula maldiciendo. No tuvo más remedio que quedarse y escucharla. Mientras ella le decía cuál era su proposición no podía dar crédito, estaba encolerizado. Megan no era una persona confiable, eso lo advertía desde que salió con ella por primera vez pero no tenía conocimiento de la clase de persona que era en realidad. Y le asqueaba.

—Piénsalo, te doy tres días— dijo ella.

—Debes estar mal de la cabeza para creer que voy a pensar en aceptar esta sandez.

—Oh pero lo harás, lo vas a pensar porque bien sabes el daño que puedes causarle a Jade si llega a sus oídos lo que tú y yo sabemos— se arrimó a él.

—¡No me amenaces! No me conoces y tampoco a ella.

Río con placer perverso —Pero es que yo si la conozco. Dime ¿De verdad crees que ella te perdonará? No lo creo— sonrió con satisfacción —no te pido demasiado. Solo te pido una noche para que yo calle. Ella jamás se enteraría. Te aseguro que lo vas a disfrutar tanto como yo— le acarició el pecho.

—No soy estúpido, lo que tú quieres no va a pasar nunca así que saca de tu cabeza que voy a acostarme contigo.

Comenzó a reír —Nunca digas nunca cariño— se sentó a horcajadas sobre él —vamos, no seas malo conmigo.

—¡Basta Megan!— la tomó de la cintura y la bajó de su regazo.

—¡Entonces atente a las consecuencias!

Un estruendo proveniente de la calle les hizo voltear a la ventana, los dos abrieron los ojos al ver a Jade.

—¡Maldición! ¡Tú orquestaste todo esto!

—No. ¡Pero no pudo haber llegado en mejor momento!

Megan siempre había creído que la suerte la acompañaba y ver a Jade frente a su casa sonrió con malicia.

**

Jade.

Estaba en casa de los Black cenando, veía a Nathan platicar con su madre mientras le pasaba el tazón del guisado, sintió nostalgia al recordar a Madeline, cuanta falta le había hecho durante todo este tiempo, a veces se imaginaba lo diferente que sería su vida si ella no hubiera muerto.

Robert no la hubiera mandado al internado, quizás los Hunter nunca se hubieran mudado a la casa de al lado, o tal vez si, y Rayder y ella hubieran sido amigos desde pequeños, nunca hubiera sido la niña que todos consideraban rebelde, Teresa no la odiaría y su padre todavía la querría. Se preguntaba si Madeline estaría orgullosa de la mujer que es ahora.

El hubiera no existe   se dijo a sí misma en su pensamiento.

—No he visto a Greta, ¿está bien?

La voz de Linda le regresó el pensamiento a la realidad.

—Si. Está de viaje, fue a Pensilvania a visitar a su prima, regresa el domingo.

—Cuando recién llegué la señora me miraba como si en cualquier momento fuera a robarla— contó Nathan —me la encontraba en la calle y se atravesaba al otro lado— comenzó a reírse.

—No te rías de Grettita, es solo que la gente decía cosas malas de ti. Pero hablé con ella y sabe que eres dulce como el pan— le sonrió burlona.

—Greta es una buena mujer, siempre te ha cuidado y se ha preocupado por tu padre y por ti— respondió Linda.

—Ella es mi familia y la quiero mucho, es lo más cercano que tengo a una madre.

—Y ella te quiere a ti como si fueras su hija. Cuando te fuiste al internado estuvo triste por mucho tiempo.

—No me fui por voluntad propia, yo no quería irme pero cuando el General ordena algo no hay poder que lo haga cambiar de opinión.

—¿Y cuánto tiempo tenía que no venías para acá?

—¡Uff! estuve fuera por siete largos años.

—Mucho tiempo.

Asintió —Demasiados, extrañé mucho estar aquí.

—Y ahora regresas como toda una joven mujer profesional, al igual que Nathan. Oh, hora del postre ¿les apetece galletas con helado? ¿Gustas Jade?

—Si, me encanta el helado. Gracias.

Después de cenar se despidió de Nathan y Linda, quedó en reunirse con Rayder en The bucket Trade. En el camino le pareció ver su camioneta estacionada frente a la casa de Megan y cuando los vio a través de la ventana sintió helarsele la piel.

Rayder estaba sentado en el sillón con las manos en la cintura de Megan, ella a horcajadas sobre las piernas de él, el coraje le nubló el raciocinio y cuando eso pasaba Jade no repara en sus acciones demasiado, solo hacía las cosas sin pensar en las consecuencias. Regresó a su auto y de la cajuela sacó un bate de béisbol, ignoraba de quien era y como había llegado ahí, nunca lo había tocado hasta ese momento.

Con el bate entre sus manos y la mente aturdida por los celos volteó hacia la camioneta de Rayder. De un solo golpe le rompió el espejo lateral. La puerta de la casa se abrió y los vio, él con el rostro perplejo, Megan con la mano en la boca tratando de esconder su sonrisa diabólica.

—¡Vaya! ¡vaya! Miren a quienes tenemos aquí, ¡al mentiroso del teniente zopenco y a la maldita enana! Perdón por el ruido ¡Espero no haberlos interrumpido!— giró el bate en el aire con una mano.

—Jade, no es lo que piensas, deja que te explique todo...

—¡Si!— interrumpió Megan —que te explique que estábamos haciendo, pero cuéntale todo.

—¡Tu cállate!— le gritó Jade —más te vale que tengas una buena explicación para lo que vi Rayder Hunter— lo miró furiosa.

—Sé que ahora estas molesta y te entiendo, pero me conoces Jade, no es lo que piensas.

—Ja ja ja No, no te conoce. No sabe todos tus secretitos ¿o sí?

—¡Quieres callarte!— le dijo Rayder con la poca paciencia que le quedaba.

—¡No! Ella merece saber la verdad, la has estado engañando todo este tiempo, burlándote de ella.

—Eso es mentira. No la escuches— dijo a Jade acercándose a ella.

Rodó los ojos —Con qué es mentira. Por qué no le dices quien fue el que le dio la idea a su papá para que la mandara fuera de Fort Lee. ¡Por qué no le has dicho que fuiste tú quien planeo deshacerte de ella diciéndole a su padre que la mandara a ese internado!

—¡Basta Megan! te lo advierto— sentenció él.

—No querido, yo te lo advertí a ti antes pero no quisiste hacerme caso— le hizo una mueca burlona y luego miró a Jade —hace años Rayder buscó en internet cientos de internados buscando el más alejado de aquí, ya lo tenías harto como a todos los demás y fue con la idea a tu papi que tampoco te soportaba. ¡ÉL!— señaló a Rayder —fue el culpable de que tu padre te refundiera en un internando ¡él le dio la idea de mandarte muy lejos! ¡Y tu padre aceptó gustoso porque quería deshacerte de ti!

Jade sintió agua helada recorriendo su cuerpo mientras Megan soltaba todo el veneno mirándola con incredulidad, no confiaba en ella para nada y no quería creerle, luego vio a Rayder, su entrecejo fruncido y su cuerpo tenso mostraban la verdad pero aun así le preguntó. 

—Dime que no es cierto lo que ésta acaba de decir ¡Dime que no tuviste nada que ver con que mi papá me mandara...!— se llevó ambas manos tapándose la boca.

—Jade, yo...— negaba con la cabeza desconcertado —deja que te explique...

—¡No puede!— soltó Megan —porque es la verdad y todo este tiempo te lo estuvo ocultando.

—¿Fuiste tú?— le preguntó a Rayder y él agachó la mirada —¡Contéstame!

—¡Fue hace años! Yo...¡lo siento! Cometí un error, ahora lo veo todo claro, yo...

—¿¡Un error!? ¿¡Eso es lo que piensas que hiciste!? ¡Me alejaste de mi papá, de Greta, de Nathan, Joe! Por tu culpa me refundió en un maldito internado. ¿Debiste sentirte liberado cuando me fui verdad?— pestañeo tratando de que las lágrimas no salieran.

—¡No! escúchame mi amor— quiso tomarla por los hombros pero ella no se lo permitió.

—No me toques ¡mentiroso! ¿qué otras cosas me has ocultado?

—Nada, ¡te lo juro!

—Su familia piensa que estás loca como tu mamá, por eso Teresa no te quiere, no está de acuerdo con que estés con Rayder— continuó despotricando Megan.

—¡Cállate estúpida! ¡No te atrevas a hablar de mi madre!— levantó el bate apuntando hacia ella —no sabes de lo que soy capaz.

—Todos saben que tu madre estaba mal de la cabeza y piensan que tú eres igual que ella de loca, siempre te has comportado como una desequilibrada mental, igualita que Madeline.

—Te lo advertí maldita pigmea— caminó hacia ella —¡ahora verás!

—¡Ahh! ¡La loca quiere matarme!— corrió a esconderse protegiéndose detrás de Rayder —¡ayúdame!

—¡Quítate de mi camino Rayder!— empuño con fuerza el bate con las dos manos.

—Jade, suelta el bate— alzó las manos tratando de calmarla —puedes lastimar a alguien con eso.

—¡Ay por favor! ¿Piensas que esto le haría daño? La estúpida tiene la cabeza tan dura que lo rompería, ahora hazte a un lado si no quieres salir lastimado.

—Te lo dije, está ¡loca! ¡loca!

—¡Cállate! Me vuelves a decir loca una vez más...— sentenció.

—¡ESTAS LOCAAAA!

—Hija de toda tu...a partir de ahora hablarás con provecho ¡maldita enana de mierda!

—Tranquilízate, ¡por favor Jade!— pidió Rayder frente a ella entre Megan y el bate de béisbol.

Ella no le hizo caso —¡Cobarde, estúpida! ¡Ven a decirme loca en la cara!

—¡Estás loca!— gritó escudándose detrás de Rayder.

—¡Cállate de una vez Megan!— respondió él encolerizado.

—¿¡No te vas a quitar!?— sentenció Jade.

El negó. —No.

—¿La defiendes a ella?— bajó el bate por un segundo, le dolía que aun después de lo que le había dicho se ponía del lado de Megan —¡Increíble! ¡Bien! tú así lo quisiste teniente zopenco— dio media vuelta.

—¿Qué vas a hacer? ¡Jade!

—¡Ahora verás cómo se comporta una loca!

Fue a la camioneta de Rayder y descargó toda su furia repartiendo golpes en todos lugares abollándola rompiendo el parabrisas, las luces traseras, dejando la defensa una hendidura, él lo único que hacía era agarrarse la cabeza observándola.

—¡Mi camioneta!

Jade se giró para verlos, Megan se estaba riendo y fue hacia ella —Te voy a quitar la puta sonrisa de un puñetazo.

—¡Voy a llamar a la policía!

—No, no lo harás— Rayder la agarró fuerte por el codo.

—¿Quieres el bate Hunter?— preguntó Jade cuando estaba frente a él —toma, ahí lo tienes— lo aventó a sus pies.

Cuando él se agachó para recogerlo Jade aprovecho para asestar un golpe en el rostro de Megan.

—¡¡Ahhh!!— fue lo último que dijo, luego cayó al piso quedando tendida —¡mi cara!— comenzó a lloriquear.

—A ver, quiero ver que te sigues riendo ¡perra!— se acercó a Megan, aun quería desquitarse un poco más.

Rayder la tomó de la cintura —Basta Jade por favor ¡cálmate!

—¡Suéltame que me haces daño!— se retorció para que la soltara —¡quita tus manos de mí!— le dio una mirada asesina —¡estoy calmada ya, puedes soltarme!

Cuando notó estaba más calmada la soltó, luego fue a ver como estaba Megan. Se hincó para verla, tenía un moretón saliéndole en la mejilla y se quejaba de dolor.

—Déjame ayudarte a levantar.

Jade lo miró con resentimiento y negó con la cabeza, no podía creer que estuviera preocupado por ella. Apretó los dientes, dio media vuelta y fue corriendo hasta su auto, Rayder alzó la mirada. 

—¡Jade! ¡Espera!

Hizo caso omiso, subió al Chevrolet y salió disparada rumbo a su casa, no podía quedarse más tiempo en ese lugar.

Hace siete años a Jade le tomó por sorpresa que su padre la mandara a ese internado, sabía que no era la hija que él deseaba pero jamás pensó que sería capaz de alejarla de Fort Lee y ahora todo tenía sentido para ella. Rayder le había dado la idea y fue el causante de que Robert la alejara de su vida, eso le dolió mucho, lo sintió como una traición por haberle ocultado algo tan importante y el resentimiento hacia él regresó.

¡Estúpida! ¡Estúpida!   Se repetía en su pensamiento recordando todo lo ocurrido en el verano con él.

Conduciendo a su casa iba decidida a enfrentar a su padre de una vez por todas, no podía más, aunque le doliera quería saber porque Robert no la quería. Llegó a su casa y entró temblorosa pero con valor, fue al estudio y abrió la puerta de un portazo, su padre estaba detrás del escritorio, alzó la mirada, Jade apretó las manos en puño enterrando las uñas en las palmas.

—¡Papá!

—Santo cristo Jade que manera de entrar— se quitó los lentes y los puso sobre el escritorio —¿Qué te pasa? ¿estás bien?— el rostro de ella tenía una ligera capa de sudor en la frente y los ojos rojos por aguantarse las ganas de llorar.

—Quiero que me contestes por qué, papá— le tembló en labio superior —¿¡Por qué!?— su voz era entrecortada.

—No te entiendo ¿Por qué, que?

—¿Por qué cuando mamá murió tu dejaste de quererme? ¿¡Por qué me abandonaste!?— se llevó las manos a la boca ahogando las palabras.

—Jade ¿qué te pasó? Estás alterada— se levantó del asiento— ¿alguien te hizo algo?

—Eso no importa ahora, quiero que me contestes porque dejaste de quererme. Yo...— bajó la mirada y tragó saliva, luego lo miró a los ojos —yo te quiero mucho pero nada de lo que he hecho desde que era pequeña parece ser suficiente para ti, incluso ahora, no te gusta lo que soy.

—Yo te quiero hija, no se que es o que te pasa pero necesitas calmarte.

—¡Mentira! Nunca he sido lo que tú quieres que sea, en cambio Rayder es el hijo que siempre deseaste tener y si mamá no se hubiera suicidado...

—¡Te prohíbo que hables de tu madre!

—¿Por qué? Ella se suicidó ¡se suicidó!— respiró profundo antes de continuar porque sabía no sería fácil —Esa noche, ella se despidió de mí y me hizo prometer....

—No sigas—  golpeó el escritorio con el puño.

—Me hizo prometer que no dijera nada a nadie. ¡Pero no cumplí mi promesa! ¡Yo confié en ti! Te lo dije todo y a partir de ahí tú me apartaste ¡tenía siete años! Yo no sabía lo que iba a hacer ¡no sabía! Tú crees que tengo la culpa ¿¡es por eso que no me quieres!?

—No ¡No! Necesitas calmarte estás histérica y no sabes lo que dices nunca he pensado eso eres mi hija y te quiero, Jade ¡yo te quiero!— la tomó por los brazos sacudiéndola ligeramente para hacerla reaccionar.

—No puedes negarme que me alejas de ti, lo hiciste cuando me enviaste al internado, lo haces ahora que regresé ¿por qué papá?

—¡Porque me la recuerdas todo el tiempo! Eres igual a ella, Madeline era alegre como tú, risueña, amigable con los demás dulce y libre, tienes el color de sus ojos, y era una luz, ¡mi luz! yo amaba a tu madre y— agachó la mirada —no fui capaz de salvarla, tú me recuerdas que no fui capaz de ayudarla por más que lo intenté— hizo una pausa —y no supe que hacer, ella era la que se ocupaba de ti, por eso dejé a Greta a tu cuidado.

—Amo a Greta, sin ella me habría perdido ¡pero yo era tu obligación y simplemente me dejaste a un lado! Luego llegaron los Hunter y a Rayder si le dabas la atención que a mí no me dabas. Él es el hijo que siempre quisiste tener, ¡él no era desobediente ni problemático como yo! la desobediente hija del General. ¿¡Cierto!?

—Te equivocas. No fue así. Yo solo lo trataba bien porque tú te comportabas grosera con él todo el tiempo sin motivo. Siempre lo metías en problemas y yo te disculpaba con sus padres. Siempre te he protegido.

—¿Y por eso me enviaste al internado? Hoy supe que fue él quien te dio la idea. ¡Rayder te dio la solución a tu problema y tu gustoso estuviste de acuerdo! Tanto así influye en ti.

—¡Lo hice porque estabas fuera de control! En la escuela, lo que le hiciste a ese chico, lo golpeaste frente a toda la escuela. Lo mandaste al hospital.

—Ah si, Tommy Connor. Lo volvería a hacer si lo tuviera frente a mi. Nadie se preguntó porque le pegué, bueno, él decía que había tenido relaciones con él, y luego trató de propasarse conmigo por eso lo golpee.

—¿¡Y por qué nunca me dijiste esto!?

Alzó los hombros —¿Para qué? Si todos incluido tu no creen en mí.

—Oh Jade...

—Eso ya no importa. Me alejaste pensando en lo que era mejor para los demás, no te importé. Todo lo que le hice, fue para que te dieras cuenta que soy tan buena como Rayder y me quisieras un poco pero nada fue suficiente para tí ni en ese entonces ni ahora— se limpió una lagrima y se tragó las que amenazaban con salir —me rindo, no soy ni seré lo que tú quieres que sea.

—Eso no es cierto. ¡Me importas! Siento que pienses de esa manera, lamento mucho no haber sabido ser un buen padre para ti, no saber demostrarte que te quiero Jade, fracasé como padre, lo sé y lo siento— se dejó caer en la silla.

El silencio era abrumador, tantos años callando para que en una noche todo saliera como una bomba explotando en un momento, Jade estaba devastada con los ojos cristalizados por lágrimas negando a derramarlas, quería ser fuerte, lo había prometido a su madre y eso si lo había cumplido siempre, pero no podía aguantar mucho más tiempo. 

Dio media vuelta y salió del estudio, subió las escaleras a su habitación y puso la maleta sobre la cama. De un lado al otro iba recogiendo sus pertenencias y las iba metiendo en la maleta sin querer pensar demasiado en lo que estaba sucediendo. Fue al baño y guardó en una bolsa sus objetos de aseo personal, los metió a la maleta y la cerró, luego salió de su habitación sin mirar atrás. Llevó la maleta a su auto, cuando cerró la cajuela miró a la casa, aún tenía una cosa más que decirle a su padre.

Regresó al estudio, Robert seguía sentado con la mirada perdida.

—Una de las razones por la que vine es porque quiero el dinero que me dejó mi mamá de herencia, lo necesito y voy a tomarlo.

—Es tu dinero, no tienes que rendirme cuentas. Puedes hacer con él lo que quieras.

Asintió —Me voy papá. Regreso a Carolina del Norte.

—Pensé que te quedarías...¿Necesitas algo?

Negó —Nada. Si, por favor dile a Greta que la quiero mucho y que lamento no haberme despedido de ella— se limpió una lágrima traicionera —Adiós papá.

Salió del despacho corriendo, al abrir la puerta de la casa Rayder estaba de pie en el porche, en su rostro la angustia por haber perdido el control de lo que sucedía.

—Podrías darme cinco minutos por favor Jade, hablemos— le pidió.

—No quiero hablar y no quiero escuchar más nada, ya tuve suficiente. Es tarde y tengo mucho camino por recorrer así que...

Pasó al dado de él y comenzó a bajar los escalones del porche, Rayder la tomó de la cintura por detrás deteniéndola, la acercó a su cuerpo y la abrazó fuerte enterrando el rostro en el cabello de ella. Jade puso al principio resistencia pero terminó cediendo, quería sentirlo también.

—Sé que cuando estás furiosa no piensas demasiado en lo que haces pero por favor te pido no te vayas, no quiero perderte.

—Todo este tiempo tu me lo ocultaste, me engañaste.

—Te lo juro por lo más sagrado que no fue mi intensión, cuando llegaste no sabía que iba a enamorarme de ti y no tenía planeado....fui un idiota, lo siento, perdóname.

Su cuerpo tembloroso la traicionaba, el corazón le palpitaba y lo sentía salírsele de su pecho, pero no dio marcha atrás.

—Fue un error, desde el principio: haber venido a Fort Lee, tú y yo.

—No digas eso mi amor— su voz era entrecortada.

—Si. Siempre lo supimos pero no quisimos hacer caso, fuimos tercos— respiró hondo dándose valor —te lo dije, somos la combinación perfecta para el desastre y parece que no me equivoqué. Si me hubieras dicho que tú fuiste quien le dio la idea a mi papá de enviarme a ese internado yo jamás...— sentía la boca seca y el nudo en la garganta le impidió terminar la oración.

Lo tomó de las manos y se obligó a si misma a separarse de él.

—No, por favor Jade, espera....— sintió que el mundo se venía a pedazos cuando se separó de él.

—Es lo mejor, adiós— bajó las escaleras del porche haciendo uso de sus fuerzas por no dar la vuelta y abrazarlo, y sin siquiera mirarlo fue hasta su auto.

Como habían cambiado todo desde que se despertó esa mañana, todos los proyectos que empezaban a hacerse realidad ahora sin posibilidad quedaban atrás mientras Jade se alejaba de su lado. 

Se sentía engañada y estaba enojada y triste por todo lo que había pasado, su cabeza era un tumulto de emociones por todo: Rayder, su padre, el veneno ponzoñoso de Megan. Tenía un dolor lacerante en la cabeza y sus ojos querían derramar lágrimas pero se obligó a no dejarlas salir.

Prendió el estéreo, la misma canción que escuchaba cuando venía a Virginia comenzó a sonar en los alto parlantes, giró la perilla del volumen al máximo tratando de acallar sus pensamientos. Apretó el volante con fuerza  y así sin más dejaba atrás lo que más quería.

*****

¡¡HOLA!! 

♥Antes que nada muchas gracias por estar aquí!  

♥Una disculpa, la semana pasada no pude publicar  :( el tiempo que antes disponía ya no es el mismo, pero tan ta ra rán! 

Aquí esta con mucho cariño para todas ustedes chicas guapas ☺

Les gustó el capítulo ¿si? ¿no?  ¿que opinan?

Mas de diez mil lecturas!! Todo gracias a ustedes, soy feliz!! yeah!! 

¡NUNCA ME CANSARÉ!

¡ GRACIAS POR TODO SU APOYO !

♥Se les quiere ♥

Janet.

Continue Reading

You'll Also Like

2.7K 164 18
Un mito dice que cada cien años se enamora un ángel y un demonio, uno sacrifica su paz y el otro renuncia a su odio, ¿que pasará? cuando dicho demoni...
1.3K 102 73
- he llegado al punto de que mataría a todo el que te mirará. - le confieso acercándome a ella. - no quiero que nadie más que yo te mire, ni te t...
32.2K 1.8K 19
Alex es una chica que se muda a nueva York para buscar una mejor vida y comenzar la universidad junto a sus dos mejores amigas. Es obvio que en sus p...
3.8K 627 7
Tres ruidosos niños comienzan a incomodar a su nueva vecina, la pobre mujer intenta concentrarse en su trabajo, pero el ruido y los gritos de la mole...