PRIMER ACTO • CAPÍTULO TRES:
¿POR QUÉ USAS GAFAS DENTRO DE LA HABITACIÓN?
Jean y Vanessa ingresaron dentro de una habitación en la que había otras cuatro personas. Logan, Ororo, Charles y un chico con gafas que Vanessa aún no conocía. La velocista tomó asiento en la punta, al lado de Logan, ya que era el único lugar vacío. Jean se paró frente a todos y, en una gran pantalla a su espalda, aparecieron las radiografías que le había tomado hace unos minutos.
—A juzgar por el estado de sus huesos y órganos, tiene unos veinte años—, comenzó a decir Jean —. Completamente todo en ella actúa más rápido de lo habitual. Los latidos en su corazón superan los 300 latidos por minuto lo que, para nosotros, sería mortal––. Bueno, menos para Logan, claro. Y sus células se reproducen mucho más rápido, inclusive puede que sea más rápido que las de Logan.
Jean continúo hablando, pero Vanessa ya estaba en su mundo. No era que le aburriera saber más sobre ella pero, simplemente, no podía prestarle atención cuando Jean decía palabras tan largas. Ella se distraía antes que la mujer terminará de hablar.
Logan desvió su mirada de Jean y observó a Vanessa. Ella tenía la vista fija en Scott mientras que su pie daba continuos repiques contra el suelo y sus manos jugaban entre ellas.
—Es impresionante—, murmuró Logan a su oído para no interrumpir a Jean y la castaña lo miró confundida, como si acabará de volver de otro lugar. Vanessa no intento fingir que estaba escuchando a Jean y se limitó a negar con la cabeza y hacer una mueca, demostrando que no estaba prestando atención —. No le prestas atención a Jean, pero si lo haces con Scott—, señaló y dirigió una mirada al chico de gafas para que ella entendiera que se refería a él.
Cuando Vanessa entendió lo que Logan insinuaba, ella frunció el ceño y negó con la cabeza. Logan levantó sus cejas y Vanessa rodó los ojos —. Sólo no entiendo por qué lleva unas gafas tan raras aquí dentro—, murmuró al oído de Logan y, cuando este estaba a punto de responder su duda, los demás les llamaron la atención.
—Yo pensé que te interesaría saber más de ti, Vanessa—, comenzó el profesor y la chica lo miró, tensa. Aún no se acostumbraba a la presencia de él, se sentía amenazada por su mutación.
Cuando Logan se dio cuenta de los nervios de la chica, aclaró la garganta —. Vanessa no entendía por qué Scott lleva sus gafitas de estrellita. ¿Podrías demostrarle, famosito?
Vanessa se sorprendió ante el repentino humor de Logan. ¿Acaso Scott era molesto? ¿O engreído? Pensando eso, ella se sorprendió cuando Scott se levantó de su asiento y se acercó a ella.
—Lo siento, no me presente. Soy Scott Summers, encantado—, saludó y alzó una mano para estrecharla. Vanessa observó con el ceño fruncido la mano pero, al final, la terminó estrechando.
—Vanessa, aunque eso ya lo sabes—, asintió ella y Scott sonrió.
—Entonces, ¿quieres saber por qué llevo estas?—, preguntó, llevándose la mano a las gafas y Vanessa asintió, algo cohibida debido a su actitud infantil.
Scott, sin perder la sonrisa de sus labios, manipuló sus gafas y dejó salir un rayo rojo que impacto contra la maceta que se encontraba al lado de Vanessa. Ella se asustó bastante y se alejó por acto reflejo pero, en cuanto se dio cuenta que no iba dirigido a ella, se detuvo y observó la planta que, ahora, no era más que una masa negra.
—Eso.., fue asombroso—, aclamó Vanessa y, con una sonrisa, volvió a mirar a Scott.
—Gracias—, hizo una mueca y Vanessa entendió. Scott, al igual que ella, no estaba del todo orgulloso de su mutación. Aunque, Vanessa sabía que todo eso era a causa de no ser capas de controlarlo. Entonces, ¿Scott no podía controlar su mutación? ¿Para eso eran las gafas?
—Te ayuda a controlarlo, ¿no?—, soltó sin pensar y Scott asintió lentamente —. Genial. Ojalá pudiera controlarme con unas gafas—, en cuanto dijo eso, se arrepintió de haberlo dicho. Sólo estaba mostrando su debilidad.
—Vanessa—, llamó Jean mientras ordenaba sus papeles —. ¿Te molestaría que te haga unas pruebas de sangre y orina? Es sólo que.., necesito un control completo—, explicó ella con temor a que Vanessa se negará.
—No, está bien—, aceptó de inmediato, para la sorpresa de Jean —. Puede ser ahora, la última vez que comí algo fue ayer en la noche.
Jean dudó un segundo pero, al final, aceptó con una sonrisa. Sabía que Vanessa era algo complicada, todos lo eran en cierto modo al principio.
Jean y Vanessa volvieron al laboratorio/enfermería en silencio. Mientras caminaban, Jean observó a Vanessa y no pudo evitar compararla con Logan. Cuando él había llegado también actuaba de ese modo, como si no pudiera confiar en nadie.
— ¿Cuál es tu historia?—, inquirió Jean al meter la aguja en el brazo de Vanessa. Ella sabia que tardaría un rato en sacarle sangre ya que tendría que hacer varios intentos para escanearla por completo. Vanessa observó la aguja en su brazo y, luego, miró a Jean. Ella, cuando sintió su mirada, la miró de vuelta —. No es necesario que me lo cuentes si no quieres—, agregó con calma.
—Mis padres se preocupaban mucho por la imagen, querían ser conocidos como la familia perfecta.., una hija mutante no va entre las características de la familia perfecta—, se mofó Vanessa. Jean sonrió internamente en cuanto la mutante comenzó a hablar pero, cuando escuchó su historia, hizo una mueca.
—Las personas no suelen tomarse a bien los cambios bruscos—, comentó Jean mientras retiraba la aguja.
—No es eso. Ellos comenzaron a repudiarme en cuanto se enteraron de mi hiperactividad.
— ¿Repudiarte? Vanessa, eran tus padres, no creo que––
—Jean—, la cortó Vanessa —. Ellos me lo dijeron. Muchas veces.
—Lo siento, Nessa. En serio.
Vanessa iba a decirle que no la llame por apodos cuando Ororo entró al lugar. No prestó atención mientras ellas hablaban cosas sobre la escuela pero, cuando vio que Ororo se iba, la llamó —. ¿Por qué me trajeron aquí?—, preguntó ya que la duda la consumía.
Ororo la miró confundida unos segundos antes de formular una respuesta —. El Profesor nos lo pidió. Él tiene a Cerebro, que lo ayuda a encontrar a los demás mutantes. Normalmente, vamos a buscar a los mutantes que necesitan ayuda o son muy poderosos.
Vanessa asintió y recordó a la mujer ágil y azul —. Fue por la mujer azul, ¿no?
—Tú eres muy poderosa, Vanessa—, intervino Jean.
— ¿Para jugar una carrera? Claro, muy servicial—, masculló Vanessa al levantarse.
—No te das cuenta de lo poderosa que realmente eres—, afirmó Ororo y, cuando Vanessa le iba a responder, la voz de Charles Xavier sonó en su cabeza.
—Te llama el Profesor—, explicó Jean al notar la expresión confusa de Vanessa —. Te acompaño, si quieres.
Vanessa negó y se dirigió al despacho de Charles, ya sabiendo el camino de memoria. Ella tenía una muy buena memoria. Lastima que no podía potenciarla del todo ya que le costaba mucho prestar atención. Cuando llegó, abrió la puerta sin tocar y se encontró con Charles y Logan.
—Oh, lo siento—, masculló apenada y se dio la vuelta, con intenciones de irse.
—No, yo ya me iba—, se excusó Logan, evitando que ella saliera y abrió la puerta —. ¿Nos vemos en el almuerzo?—, sugirió y Vanessa asintió al sentir su estómago vacío.
—No sé dónde está pero iré.
—Bueno, si nos volvemos a encontrar, te guiaré—, sonrió Logan sin mostrar los dientes.
—Gracias—, sonrió de vuelta la chica y, cuando el castaño salió por la puerta, ella encaró a Charles —. ¿Por qué me llamó?
—Ororo me dijo que no te valorabas.
—Pensé que no leías las mentes, Charles—, masculló Vanessa ya que era imposible que él se haya enterado sin haber leído su mente.
—Vanessa—, suspiró Charles y se acercó a ella —. No leo sus mentes sin permiso, pero si me dicen que lo haga, lo hago. Es algo complicado. Si tú me llamas en tu mente, como si fuera un grito, yo voy a escucharte. Eso es lo que hizo Ororo minutos atrás.
—No es que no me valore—, explicó Vanessa al darse cuenta que Charles no diría nada más —. Soy realista.
—No ves tu potencial, Vanessa. Mande a Logan y Ororo a buscarte porque eres muy poderosa. Puedes hacernos de mucha ayuda en nuestra guerra y me gustaría que te unieras a los X–Men.
— ¿Su guerra?—, interrumpió Vanessa.
—Nuestra—, corrigió él, ganándose el ceño fruncido de la castaña —. En mi juventud conocí a un hombre, Erik Lehnsherr, el cual puede controlar los metales. Al principio, fuimos buenos amigos y trabajamos juntos en contra de un hombre. Pero su odio en contra de los humanos lo consumió y, ahora, él tiene la idea de que los mutantes tienen que gobernar y que los humanos tienen que ser erradicados.
—Magneto—, interrumpió Vanessa, sorprendiendo a Charles —. Una vez lo conocí. Él me vino a buscar y me explicó todo eso, me había ofrecido unirme a él pero me negué. Le explique que no me importaba el continuo conflicto entre mutantes y humanos. Y esa volverá a ser mi respuesta en esta ocasión.
Charles asintió y no insistió con el tema de la guerra. Vanessa se vería obligada a tomar una decisión tarde o temprano debido a su gran poder y Xavier lo sabía.
—Erik te fue a buscar porque eres muy poderosa, Vanessa. Eres un Alpha, ¿lo sabías?
— ¿Qué se supone que es eso?—, preguntó Vanessa y Charles sonrió.
—Hay distintas clases de mutantes y nos dividimos dependiendo de nuestros poderes. Tú eres un Alpha, al igual que yo, Tormenta y Erik. Los Alpha son mutantes realmente poderosos. Tienen poderes únicos y controlables. Sólo el 10% de la población mutante es un Alpha.
— ¿Intentas decirme que soy rara hasta entre los raros?—, bromeó Vanessa y Charles rió. Ella repitió las palabras del profesor en su mente y frunció el ceño —. Dijiste que podían controlar sus poderes, yo no puedo.
—El control tiende a ser sobrevalorado, Vanessa. Controlas muy bien tus poderes como para nunca haber tenido alguien quien te ayudara. Además, no es nada fácil aprender cómo hacerlo, más uno como el tuyo. Si le pides a una persona hiperactiva que se quede quieta, le resultará imposible hacerlo. Imagínate lo complicado que es para ti, y aún así logras hacerlo.
Vanessa se quedó en silencio un momento, buscando una forma de cambiar de tema.
—Y, ¿qué otros tipos de mutantes existen?
—Los Omegas son los más poderosos y difíciles de encontrar. Luego, siguen los Alpha, los Beta, los Gamma, los Delta y los Epsilon. Todos con distintos niveles de poder y control. Los Beta no podrán controlar del todo sus poderes mientras que los Gamma directamente no pueden controlarlos. Los Delta y los Epsilon pueden controlar sus poderes pero no son tan poderosos y significativos como el de los demás.
—Scott es un Beta, ¿no es así?—, supuso Vanessa y Charles asintió con una sonrisa.
—También lo es Logan—, reveló Charles para la sorpresa de Vanessa.
—Nunca hubiera creído que a él le costara controlarse.
—Ya que hablamos de Logan, yo podría llamarle para que te dirija al comedor—, sugirió Charles y Vanessa, después de considerarlo, se negó —. ¿Estás segura? Logan me pidió que lo hiciera y él no estaría nada feliz de enterarse que te has negado.
Vanessa resopló y terminó aceptando su oferta. No quería quedar mal frente a los demás, más si tenían alguna clase de conexión con los dos lectores de mentes. Logan no tardó en tocar la puerta y Vanessa salió de allí sin decir nada más.