Capítulo dedicado a @carolina_stylinson
Hacía una semana desde el incidente.
Nuestro castigo fue no vernos durante dos semanas, es decir, teníamos totalmente prohibido estar juntos, hablarnos o hacer cualquier cosa los dos unidos.
Dormía con Rosita y mi padre. Las noches se me hacían largas gracias a los ronquidos de Abraham. No sé cómo su novia podía aguantarlo.
Me encontraba con Glenn, cortando trozos enormes de madera para el plan de Rick de alejar a la manada de zombies de la Comunidad.
-Creo que con esto será suficiente como para cubrir toda la valla de la carretera principal. -me habló el coreano quitándose el sudor de la frente. -Ve a llevar esto a Rick, si no te importa. -me alcanzó dos hachas y un rifle.
Bufé y las tomé rendida. Las coloqué en una carretilla y me dispuse a hacer mi recado.
Caminé entre las personas del pueblo, que también trabajaban por mantener este sitio a salvo. Vi a Carl a lo lejos acercándose a Rick. Nuestras miradas se cruzaron por un momento y me sonrió, haciendo el típico saludo hawaiano. Era un payaso.
Llegué junto padre e hijo. Grimes echó una mirada fugaz a Carl, el cual entendió perfectamente el mensaje y se dio media vuelta, yéndose con Michonne.
-¿Hasta cuándo vais a seguir así? -pregunté desafiante aparcando la carretilla.
-Tu padre y yo sabemos lo que hacemos. -respondió poniendo sus manos en la cintura.
-Esto es para ti. -cambié el tema.- Glenn me ha dicho que te diera esto. Aunque pensé que las armas estaban prohibidas aquí dentro.
-Vamos a salir ahora a organizarlo todo. Y no, -dijo al ver que abría la boca.- no puedes venir.
-Estoy hasta los cojones... -susurré.
-¿Has dicho algo?
-No, nada. -rasqué mi nuca.
-Hola, holita. -dijo Alejandro a mi espalda revolviéndome el pelo.
-Hola, Alex. -dije sin ganas.
-¿No vienes a ayudar fuera?
-¿Tú vas a ir? -pregunté estupefacta.
-Me han pedido que vaya. El señor Grimes quiere hablar conmigo. -sonrió.
-¡Alejandro! -gritó mi padre desde la puerta.- ¡Vamos!
-Me tengo que ir, luego nos vemos, ¿vale? -me dio un beso en la mejilla y se fue corriendo.
El odio y la rabia corrían por mis venas. ¡¿CÓMO COÑO ERA MI PADRE CAPAZ DE HACERME ESTO?!
Apreté mis puños y cerré los ojos. Respiré hondo.
Fui hacia la zona en la que se encontraban los vecinos aprendiendo a defenderse.
(...)
-¿Sabéis por qué estáis aquí? -decía Rosita en alto para los habitantes de la Comunidad.- Hoy os enseñaremos cómo sobrevivir. Matar o ser matado, ese es lema hoy en día.
-¿Y se supone que una niña nos va a enseñar a utilizar un cuchillo? -dijo un hombre calvo con tono superior.
Saqué el machete de su funda y con un movimiento rápido puse el filo en su cuello.
-No me infles más los cojones. -dije desafiante.- Y vigila tu boca.
Alejé el machete de su piel y volví junto a la latina.
-Os pido que seáis prudentes con lo que decís. Los vivos son más peligrosos que los muertos y si esto hubiera sido una situación real, tu cabeza estaría colgando. -dijo Rosita.
-Por parejas. -ordené apoyando mi arma en el hombro.
(...)
-Le vas cogiendo el truco. Muy bien, Eugene.
-Gracias. -me agradeció con una sonrisa.
Anduve entre mis 'alumnos'. (Oh sí, MIS alumnos.)
Iba felicitando a aquellos que conseguían el objetivo y echaba una mano a quien lo necesitara.
El ruido de unos coches llamó mi atención y la de muchos más. Después de una larga mañana, por fin habían vuelto y al parecer bastante contentos.
-Se acabó la clase por hoy. -comunicó mi compañera.- Mañana nos vemos de nuevo.
-Hola, princesa. -me saludó Daryl de buen humor.
-Hacía tiempo que no te veía. -dije abrazándole.
-Tengo algo para ti.
-¿Para mí? -pregunté curiosa.
-Bueno, aún no está listo del todo, pero confío en tenerlo para después de la comida.
-Estás rojo. -dije señalándole.
-... Es la emoción del momento. -contestó mirando al suelo y yéndose hacia casa.
(...)
-Tenemos colocados los vehículos. Sólo nos faltan algunas maderas que colocaremos esta tarde. -dijo Rick llevando un trozo de carne a su boca.- Creo que mañana podremos proseguir con el plan.
-¿Por qué no descansáis? -habló Carol.- No es bueno trabajar tanto, y menos a pleno sol.
-A mí me parece bien acabar todo el trabajo hoy. -opinó Maggie.- Nos quitaremos un peso de encima.
Removía las hojas de lechuga en mi plato. No tenía apetito y no había dirigido la palabra a Abraham desde la mañana. No prestaba atención a los demás, mi mente había sido ocupada por bebés obesos bailando tango.
-¿Eh, ____?
-¿Qué? -respondí tirando el tenedor.
-Preguntaba por las clases de defensa. -repitió Rick.
-Ah... Bien.
-Cambiando de tema. -dijo el jefe poniéndose en pie, cogiendo su vaso y alzándolo.- Alejandro ya es parte de la familia.
Todos aplaudimos.
-¿Pues sabes qué, papá? -interrumpió Carl.- Tengo los dedos llenos de astillas y parecen chorizos de lo hinchados que están.
Contení una carcajada como pude.
-¿Y las manos no las tienes llenas de callos por menearte... -empezó a decir Daryl hasta que un trozo de pan tirado por cierta belleza serena (osea yo) le dio en toda la cara.
-¿Por menear qué? -preguntó el vaquero inocentemente.
-Tu trompa. -concluyó Glenn.
-Es que siempre igual, macho.
-Pallaringas no, Coral. -dijo Mich sirviéndose agua.
-¿Pero qué os hecho yo para merecer esto?
Reíamos sin parar.
(...)
-¿Qué hacemos en el garaje, Daryl?
-Pues darte tu regalo.
Se acercó a una mesa llena de herramientas y un bulto debajo de una manta azul.
-¿Estás lista? -preguntó.
-Conociéndote...
-Te gustará, ya lo verás.
Levantó la manta con rapidez y una ballesta preciosa se encontraba debajo.
-Recuerdo que en el motel tu arco se rompió. Llevo haciéndola desde que llegamos aquí. Sé que no tiene sentido porque tú no estabas, pero tenía la ilusión. He reparado tus flechas y es toda tuya, pequeña.
No sabía reaccionar. Era el detalle más precioso que me habían hecho en mucho tiempo y me hacía feliz que aquel hombre me tuviera tanto aprecio.
-¿De verdad?
-Claro.
Me acerqué y la cogí. Pesaba lo justo y tenía una cinta para llevarla colgada.
La dejé de nuevo en su sitio y abracé a Daryl con fuerza.
Éste me devolvió el abrazo con gusto y me acarició el cabello.
-Nadie sabe de su existencia. Ni siquiera Deanna. ¿Será nuestro pequeño secreto? -sacó el dedo pequeño.
Asentí y saqué mi meñique para juntarlo con el suyo.
(...)
Llevaba unos bidones de agua encargados por Carol. Hacía calor y la carretera estaba ardiendo.
Pasaba por la casa de Ron cuando escuché unos gritos en la parte trasera.
Dudé por un segundo. Dejé mi recado a un lado y fui corriendo hacia la parte de atrás.
-¡No te acerques a Enid! ¡¿Escuchaste?!
-¡Tío, sólo somos amigos! ¡Relájate!
Carl y Ron discutían por una chica. Genial.
Hice el amago de irme, no merecía la pena ver a dos tíos peleando por una tontería, hasta que de reojo vi a Carl pegar un puñetazo en la cara al rubio.
-¡Eh! -grité acercándome separando a ambos que habían empezado una lucha.
Ron tenía sangre en el labio. Miré a Carl con desaprobación y le empujé.
-¿Eres retrasado?
-Empezó él, ____. -se defendió.
-Me da igual. Tu padre y los demás dan la vida por mantener esto a salvo, ¿y mientras tanto tú golpeas a la gente?
-¡¿Y tú por qué te metes?! ¡No es tu problema!
-¡Porque me sale del puto coño!
Estábamos cara a cara. Le di la espalda y me agaché junto a Ron.
-No tiene mala pinta. -le dije.- Toma. -saqué un pañuelo de mi bolsillo y se lo entregué.
-Gracias...
Miré hacia atrás, pero Carl ya no estaba.
Me levanté y me fui de allí. Siempre estaba metida en líos.
Dejé los bidones en una furgoneta blanca y volví a casa.
En el camino de regreso vi una figura con sombrero saltar la valla.
Quería saber a dónde se dirigía, así que, sin que nadie me viera, me acerqué y escalé.
Saqué el cuchillo que siempre llevaba en el zapato y rastreé sus huellas.
Andaba con cuidado para no delatarme. Las hojas crujían mucho.
Le divisé a lo lejos, pero no estaba solo. Hablaba con Enid, sentándose en un tronco.
Decidí acercarme más, para poder escucharles.
Me puse detrás de un árbol y afiné el oído.
-¿Por qué tan serio? -le preguntó.
-Es ____.
-¿Otra vez esa chica? No hace más que darte problemas y disgustos.
Me sentí mal. Tenía razón en eso. A veces era una gilipollas.
-Lo de las salsas fui yo, ella no tuvo la culpa.
-Ya bueno, ¿y lo demás?
-¿Qué más?
-De repente trae un chico y dicen ser los mejores amigos. -dijo con ironía.
-No la culpo. Yo también hubiera hecho lo mismo.
-Oh, venga, Carl. No la defiendas en eso.
No contestó. Yo estaba cabizbaja, no tendría que haberlo seguido.
-Dejemos ese tema a parte. -habló la castaña de nuevo.- Me gustaría saber una cosa.
-¿Cuál?
-Ese beso que tuvimos. ¿Significó algo?
Abrí los ojos como platos. ¿Se había besado con ella pero también conmigo? Era un zorro.
-No lo sé. -se limitó a responder.
Era la gota que colmó el vaso. No quería seguir escuchando, pero era peligroso salir porque me descubrirían, así que me senté en el suelo y me tapé las orejas.
Después de un rato, quité las manos de mis oídos y no escuché a nadie.
Me asomé un poco y comprobé que ya se habían ido.
Me levanté y caminé por el bosque camino a casa.
Tenía la sensación de que no me encontraba sola.
Cuando llegué al muro, miré hacia atrás y distinguí un hombre entre los árboles.
No dudé un momento y escalé con rapidez.
Cuando toqué el suelo de nuevo, no me sentí a salvo. Presentía algo. Algo malo.
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Muy buenas, pequeñas mías c':
Por fin estoy de vacaciones. YAAASS Tuve una semana horrible llena de exámenes y encima estuve liada con mi cumpleaños preparando fiestas y tal. ME HAN REGALADO EL BUSTO DE CORAL OK PARO YA C:
Sólo 300 votos más para que esta temporada llegue a los 1k OMFG
Me hacéis felissss
Al❤