Entre Bandas

Von mariamelaine

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Dos bandas, delitos, pasión y dolor. Una mezcla explosiva que te hará vibrar de emoción. Sigue a estos jóvene... Mehr

Entre Bandas
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34

Capítulo 35

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Von mariamelaine


      Viola trataba de descansar tras la visita de sus hermanos pero se sentía incómoda con la pierna escayolada. De repente tocaron en la puerta. Miró hacia allí y murmuró:

— Adelante.

Se abrió la puerta y ante sí vio a un gran oso de peluche.

— ¡Hola! Me he perdido, ¿me puedes decir si esta es la habitación de Viola?— dijeron detrás del oso con voz grave.

— Sí...— respondió ella confusa— soy yo— miró al gran oso impresionada— eso no será para mí ¿verdad?

— ¿Quieres acogerme?— preguntaron— estoy solito y soy muy cariñoso y calentito.

— ¿Héctor?— ella no daba crédito pero aún así extendió las manos.

El chico asomó la cabeza detrás del oso.

— Insistió en que quería verte— dijo acercándose.

Viola cogió al peluche y lo sentó en su regazo.

— ¡Me encanta!— sonrió acariciando al muñeco— pero ¿cómo es que lo has comprado? No tenías que haberte molestado.

— Estaba en la tienda que hay al lado de la cafetería y me llamó, me dijo que quería verte.

— Ya claro...— se abrazó al peluche.

— Vaya, al final voy a tener que competir con el oso para tenerte ¿eh?

Ella sonrió al mirarle.

— No seas bobo, anda ven aquí para poderte dar el beso que te mereces por el detallazo.

Él se acercó y dejó que lo besara.

— Te hará compañía cuando no esté... lo contrato de vigilante.

— Me gusta más lo de que me haga compañía.

—Tatiana estuvo aquí hace un rato.

— ¿Sí? ¿Qué es lo que quería?— frunció el ceño.

— Venía con su madre la cual insistía en que su hijo estaba aquí.

— ¿No sabía que había muerto?

— Más bien no quería aceptarlo. Estaba como poseída.

— ¿Y Tatiana como estaba ante eso?

— Estaba muy afectada.

— La verdad que está pagado duro por lo que hizo.

— Al menos siempre tendrá un recuerdo de él...

— Es raro porque era su propio hermano.

— Sí pero recuerda por qué lo hicieron— dijo mientras le daba un beso en la frente.

— No hacía falta que lo recordaras, créeme.

— Lo sé y lo siento.

— No pasa nada y bueno, ¿cómo está Sindy?

— Por lo que sé, se está formando una buena con los padres y Hayden.

— ¿Y eso? Pero ¿ella está bien?

— Sí, ella está bien.

— Eso es lo que importa ¿y los demás?

— Bien, acabo de ver a Hayley con JK.

— Parece que ese chico le ha cogido cariño.

— Y la está ayudando... me dijo que iba a ir a ver a un psicólogo.

— Me alegro tanto por ella.

— Es una buena noticia la verdad, si no nunca lo superará.

— Por lo menos ya es un paso.

— Sí, veo que tus hermanos te trajeron un pijama— dijo él observando el pijama corto.

— Sí, así me siento más cómoda la verdad.

— Y más sexy...

Ella se ruborizó.

— ¡Héctor!

Él sonrió.

— Es la verdad, princesa.

— Picarón— se hizo como pudo a un lado y le indicó el lado del colchón libre donde él se acostó— no es que sea el mejor momento ni el lugar indicado...— apartó un poco el peluche y colocó su mano libre sobre la camiseta del chico.

— La verdad es que no pero al igual que el oso también soy muy cariñoso.

Ella puso cara de estárselo pensando y sonrió.

— Eso tendré que comprobarlo.

Él la abrazó con dulzura.

— Te quiero, Viola.

— Y yo a ti, guapetón— ella lo besó una vez que se separaron— ay si no tuviera esta escayola lo que te haría.

Sindy estaba recostada en la cama y apenas se percató de la partida de su madre. Hayden había salido fuera para que le cambiaran el vendaje y en cuanto vio salir a la mujer, volvió dentro.

Rayner y Diana ya se habían marchado prometiendo volver al día siguiente.

Ella alargó su mano para coger la de él.

— ¿Cómo te sientes?— le cogió él la mano.

— Mal...

— ¿Mal? ¿Te duele?— se preocupó.

— Sí pero no es solo por eso...

— Supongo que te habrán dado un calmante pero ¿por qué más?

— Por nosotros...

— ¿Nosotros?— él enarcó una ceja.

— Lo que pasó antes... no puedo seguir fingiendo que no hay nada, que les haré caso, no puedo.

— Es tu vida, Sindy, debes escoger tú el camino sin miedo.

— Nunca he podido... aquel desmayo que sufrí... fue por culpa del estrés... estudio una carrera que no me gusta...

— No sabía que estudiaras y mucho menos una carrera.

— Nadie lo sabe... quería hacerlo todo a la vez porque el grupo me importa.

— Así que estudias lo que no te gusta por tus padres pero si es así, ¿qué es lo que te gusta que no les puedes decir?

— Estoy estudiando empresariales y a mí lo que más me gustan son los niños que no tienen nada, poder ofrecerles una casa o algo.

— Algo así como trabajar en una ONG.

— Sí, más o menos pero ya viste como se comportaron contigo.

— No tiene nada que ver, Sin, yo no tengo nada y casi mueres por mi culpa.

— Al menos evité que te mataran... no sé qué sería de mi vida sin verte... sin oír tu voz o tu risa...— se llevó una mano al abdomen con dolor.

— No digas esas cosas, Sindy, no las merezco.

— Sé que no sientes nada por mí pero no podía dejar que te mataran...

— Tú no sabes lo que siento.

Una pequeña mancha de sangre se extendía por el camisón de hospital que llevaba la joven.

— Me lo puedo imaginar...

— ¡Joder, estás sangrando!— se sobresaltó Hayden al darse cuenta y corrió a llamar a un enfermero.

— Hayden...— dijo Sindy con dolor.

— Otra vez no, Sindy, no me puedes hacer esto— repuso él volviendo a entrar cuando se acercaban para atenderla.

— Te amo, Hayden...— dijo antes de perder el conocimiento.

— No, no, no...— se alarmó él tratando de reanimarla. Los enfermeros en seguida lo sacaron de la habitación para poder trabajar. Por el pasillo se acercaron Evelyn y Danger— ¡maldición!— Hayden le dio patadas a la pared, frustrado.

— ¿Qué pasa?— preguntó Evelyn acercándose a él.

Danger lo apartó de la pared. Hayden apenas los veía con los ojos aguados.

— ¡Se le ha vuelto a abrir la herida, joder, ella no tenía que haberse metido delante!

— Tranquilízate, Hayden— le dijo Evelyn— así no harás nada.

— Me lo han vuelto a hacer esos cabrones. La historia se repite— se llevó las manos a la cabeza y se alborotó el pelo.

— ¿Hayden?— se oyó detrás de él.

Hayden apenas reparó en la voz de lo nervioso que estaba. La persona que lo llamó, le tocó el hombro con suavidad. Él se volvió como para enfrentarse pero al ver de quién se trataba, se quedó paralizado e incrédulo. La persona se abrazó a él con fuerza.

— ¿Ne... Neli?— no podía creerlo.

— Hola, Hayden.

— No lo entiendo...— meneó la cabeza— ¿qué haces tú aquí?

— Yo también te he echado de menos ehh.

— ¿Y papá y mamá?— miró él tras ella esperando verlos.

— No han venido... bueno, ni siquiera sé dónde está papá.

— ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? No me digas que te has escapado.

— Papá y mamá se han separado... y sí, me he escapado porque yo sé que nunca tuviste la culpa de nada.

— ¿La culpa? No quiero que tengas problemas por ello, Neli, tampoco puedo creer que se hayan separado— la miró fijamente estudiando su rostro, apenas había cambiado aunque ahora era toda una mujer a como la recordaba tan pequeñita. Seguía teniendo sus mismos ojos y el cabello castaño claro por los hombros ondulado.

— Por lo de nuestro hermano... tú lo querías más que a nadie.

— Y lo peor es que ahora está bajo tierra por ello, porque de tanto que lo quería confié en él y lo llevé a una muerte segura.

— No digas eso, Hayden, me duele verte así.

— Eso ya ha pasado, Neli, y por fin he podido vengar su muerte aunque no me sienta mejor con ello. Los resultados han sido desastrosos— se volvió hacia la puerta del cuarto de Sindy con el corazón en un puño.

Su hermana miró hacia la habitación por la ventana que había al lado de la puerta.

— ¿Tu novia?

— ¿Novia?— Hayden pensó un momento en la idea y meneó la cabeza— no, no, es solo una amiga.

— Te salvó de la muerte... oí cómo decías que la historia se repetía...

— No quiero que nadie más muera por mi culpa.

Neli lo abrazó.

— Todo saldrá bien.

— Eso espero...— correspondió a su abrazo y le acarició el pelo— eso espero...

Evelyn y Danger se dirigían a la cafetería para comer algo ya que era la hora de la cena cuando vieron a Marius salir de su habitación.

— Tío, ¿a dónde te crees que vas? ¿No tenías que guardar reposo?— le preguntó Danger.

— Sí pero hace bastante rato que no veo a Ami.

— Nosotros tampoco la hemos visto y eso que nos hemos encontrado con Hayden en el pasillo, al parecer Sindy se ha puesto mal de nuevo.

— Me dijo que iba a verla.

— ¿Las has llamado al móvil?

— Sí y me sale apagado o fuera de cobertura.

— Podríamos entrar, aunque no lo parezca no llevo muy bien esto de estar embarazada— dijo Evelyn. Los tres entraron en el cuarto del joven y este se sentó en el borde de la camilla. Danger dejó que Evelyn ocupara el sillón— si tuviera un cubo cerca estaría bien.

— Cubos no sé pero el baño lo tienes ahí— le indicó la puerta justo a la salida, Marius.

— Yo creo que lo mejor será que no pasemos la noche por aquí, necesitas descansar— le dijo Danger a Evelyn.

— Estoy preocupada por Sindy...

— Vamos por allí antes de irnos y a lo mejor vuelve a estar estable pero no es bueno que pases mucho tiempo por aquí y menos en tu estado.

— No va a pasar...— dijo antes de taparse la boca y correr hasta el baño.

— Lleva casi todo el día así— le dijo Danger a su amigo.

— No me gustaría estar en su pellejo— dijo Marius.

— Más que un embarazo parece una enfermedad del estómago.

— Pero ¿tiene algo que vomitar? ¿Ha comido algo?

Danger asintió.

— Porque la obligo que si no.

— Danger, ayúdame...— se oyó desde el baño.

— Voy... deja que te toque— le dijo a Marius antes de desaparecer por la puerta del baño, luego salió ayudando a una Evelyn pálida y sudorosa.

— Maldito seas, Danger...— dijo casi sin fuerzas.

— Nos vamos a ir lo quieras o no, dicen que como en casa no hay ningún sitio— la levantó en brazos— si nos encontramos a Ami por el camino, te la mandamos.

— Eres un imbécil, Danger— lo maldecía Evelyn.

— Uy, lo que me queda por aguantar— salió el chico suspirando.

— Gracias, amigo— dijo Marius.

Danger le hizo un gesto con la cabeza y desaparecieron tras la puerta. Marius volvió a recostarse.

Por el pasillo vieron a Hayden sentado junto a su hermana que al parecer todavía no sabían nada, más una vez que llegaban a la salida, Ami entraba muy ensimismada con un libro bien sujeto entre sus manos.

— Al fin te vemos— dijo Danger.

Evelyn tenía los ojos cerrados y la cabeza apoyada en su hombro.

Amanda salió de su ensimismamiento y los miró.

— ¿Se encuentra bien?

— Acaba de vomitar por lo del embarazo.

— Debería guardar reposo y mantenerse tranquila, con todo lo que ha pasado debe de estar rendida.

— Es lo que le llevo diciendo todo el día y solo he recibido maldiciones.

— Eso seguramente son los nervios, no se los tenga en cuenta.

— Lo sé, todos estamos muy nerviosos, Sindy ha vuelto a ponerse mal y estamos todos preocupados.

— ¿Ha recaído de nuevo? Pasaré a verla ahora ya que antes tuve que salir apresuradamente.

— Marius lleva llamándote bastante rato.

— Tenía que haberle avisado, es que mi madre está en un centro de desintoxicación y al parecer se enteró de la noticia, estaba histérica y como no la dejan salir tuve que ir a calmarla.

— Lo entenderá— dijo él sonriendo levemente.

— Te odio, Danger...

Los dos miraron a la joven.

— Mejor me doy prisa— dijo Danger.

— Sí, que tengáis buena noche— los despidió Ami.

Él asintió a modo de despedida y pidió un taxi. Ami entonces subió y vio como Hayden junto con otra joven hablaban con un enfermero.

— Ha perdido demasiada sangre, chaval, un poco más tarde y no la salvamos...

— ¿Se puede entrar a ver?— preguntó Ami al acercarse.

— Mientras no la despertéis sí.

Ellos asintieron y vieron cómo los enfermeros se alejaban.

— ¿Te encuentras bien, Hayden?— le preguntó Ami al verle tan pálido.

— Yo tengo la culpa de todo...

— Ella lo hizo porque quiso ¿o es que tú la obligaste?

— Antes formó un follón con los padres... se levantó estando recién operada.

— Su situación es difícil, ellos no sabían nada de lo que ella hacía y ella jamás los ha enfrentado.

— ¿Sabes que cuando despertaba solo me nombraba a mí? Y antes de perder el conocimiento me dijo que me amaba.

— Siempre lo ha hecho solo que antes guardaba las distancias porque estabas conmigo.

— Yo no soy lo bastante bueno para ella, sus padres me lo dejaron claro.

— Puedes serlo porque lo único que necesita es alguien que la quiera de verdad y dé todo por ella.

— Yo no sé si podría ser así...

— Claro que sí— dijo la chica que estaba a su lado.

— Oh, Ami, te presento a mi hermana, Nélida.

— Encantada, soy Amanda aunque mejor dime Ami— le dijo sonriendo con amabilidad.

— Lo mismo digo... yo creo que él haría buena pareja con esa chica.

— No puedes negar que te importa, Hayd, así que ¿por qué no intentarlo? Este día marcará un antes y un después, puedes ponerte a estudiar y buscar un trabajo en serio.

— Aún así no sería suficiente, ella está estudiando una carrera aunque no le guste...

— No tienes que igualarla, es más, la puedes animar para que alcance sus sueños y tú luchar por los tuyos.

— Mis sueños nunca podrán hacerse realidad...

— Confía en ti, Hayden.

— No tengo coco para estudiar, Ami, aunque quisiera nunca podría ser abogado...

— Lo dices porque temes enfrentarte a ello y fracasar pero nunca sabrás que pasará si no das el paso. Yo creo en ti, mira cómo has podido enfrentar a los Duendecillos, esto será pan comido y más si te gusta. Es más, no eres el único que va a dar un gran paso para dar un giro a su vida.

— ¿Por qué lo dices?

— He estado escribiendo un libro y quiero publicarlo. Con él cumpliré mi sueño de ser escritora aunque esté muerta de miedo esta vez no me echaré atrás.

— Nunca me contaste nada— dijo Hayden entrando en la habitación.

— Me sentía estúpida por ello, pensaba que ¿a dónde podría llegar una macarra como yo con una madre alcohólica y un curro del montón? Que apenas ha estudiado secundaria.

— Estoy seguro de que será un gran libro.

— También espero que lo leas, seguro que te interesará— se acercaron a la cama donde Sindy descansaba.

Tenía una bolsa de sangre conectada en uno de sus brazos.

— Sus padres me matarán...

— No pienses en ello, recuerda que lo importante es que Sindy salga de esta, ellos tendrán que entenderlo.

— No quieren verme cerca de ella.

— Pero ella te necesita a su lado— le dijo Ami mirándole fijamente cuando se oyeron pasos entrar.

— ¿Otra vez aquí?— se oyó una voz masculina.

Hayden miró al hombre.

— Sí, aquí estoy otra vez.

— Dijiste que se había marchado— miró él a su mujer.

— Sindy ha tenido una recaída— les explicó Ami.

— Oh no, mi niña— dijo la mujer acercándose.

— Necesita que tanto ustedes como nosotros, sus amigos, estemos con ella ahora— siguió hablando Ami— cualquier tema de discusión puede esperar por el bien de ella ¿no creéis?

La mujer miró a su marido.

— Tiene razón, cariño.

— Solo una tregua temporal, luego cuando ella esté mejor se pueden hablar las cosas que hagan falta— insistió Ami mirando al padre de su amiga.

El hombre no dijo nada pero dio a entender que lo aprobaba.

Ami entonces miró a los dos chicos.

— Me avisáis en cuanto esté mejor para venir a verla.

— Tranquila— dijo Hayden.

Ami asintió y tras acariciarle el brazo como apoyo salió de allí camino de la habitación de Marius que tenía la puerta entreabierta y se oían voces discutir en el interior.

— Si hubieras estado en casa, esto no habría pasado.

— Cierto, tenías que haber vuelto— se oyó a su vez. Ami tocó levemente y se asomó.

— ¿Se puede?

— Pasa, Ami— dijo Marius mirando a las dos personas que tenía ante sí.

Ella entró despacio, la pareja que vestía de forma extravagante la evaluó con la mirada.

— ¿Y esta quién es?

Ami se quedó boquiabierta ante el tono que había puesto en la pregunta la mujer maquillada en exceso a su modo de ver.

— Mi novia— dijo el chico.

— ¿Otra de esa banducha?— preguntó el tipo repeinado— tanto tiempo previniéndote, tratando de darte todo para que nos des la espalda de esa forma.

— ¿Y qué si lo es? ¿Darme el qué? Lo único que hacíais era manejarme como un maldito títere.

— Lo tenías todo en bandeja— repuso la mujer— qué desagradecido eres y mira cómo has estado a punto de matarte.

— Ella no te llega ni a la suela de los zapatos— le dijo el hombre.

Ami no paraba de mirar a uno y a otro.

— No me llega a la suela, me sobrepasa... es mucho mejor persona que vosotros.

— ¡Somos tus padres! Te dimos la vida y cuando nos preocupamos por ti mira como nos lo agradeces.

— ¿Habéis ejercido alguna vez como tal? Quien me cuidaba cuando estaba enfermo si no era la tata...

— Trabajamos para que lo tuvieras todo— le dijo la madre. Ami se acercó despacio a la camilla y se colocó junto a Marius.

— No me disteis lo más importante, que era cariño.

— ¿Y si es así por qué no hemos parado de intentar que vuelvas?— le dijo su madre.

— ¿Para qué? No iba a servir de nada, no sois capaces de dar cariño a nadie.

— Las cosas pueden cambiar si nos das una oportunidad.

— No sé si puedo confiar en vosotros.

— En algo nos debes apreciar ¿no?— preguntó su padre.

— Claro que os aprecio, sois mis padres.

— ¿Volverás a casa?— intentó su madre.

— No quiero separarme de mis amigos, mamá. Ellos también son mi familia.

Sus padres se miraron entre sí dubitativos.

— Supongo que ellos te habrán dado el cariño que nosotros no— dijo la madre.

— Al menos ellos no pasan de mí cuando tengo problemas.

— Nunca pretendimos hacerte daño— le dijo su padre calmando su tono.

— Quizás no os dabais cuenta pero a mí me dolía.

— ¿Es muy tarde para decir lo siento?— preguntó la madre.

— Nunca es tarde si de verdad estáis arrepentidos.

La mujer miró a su marido quien terminó asintiendo y ambos murmuraron:

— Lo sentimos mucho.

Déjanos ayudarte— le dijo su padre.

Marius se levantó y se acercó cojeando hasta su madre, la cual tenía lágrimas corriendo por sus mejillas.

— ¿De verdad os arrepentís?

La mujer asintió.

— Sí y aunque nos cueste cambiar, lo intentaremos, queremos lo mejor para ti— habló el padre. Ami sonrió al mirarles.

El chico sonrió levemente y abrazó a su madre.

— Puedo volver a casa pero con una serie de condiciones...

— Lo que sea, lo que sea...— dijo la madre sollozando.

— ¿Qué condiciones?— preguntó su padre.

— En principio dejar de manejar mi vida a vuestro antojo. Esa es la más importante por el momento.

— Mientras no la derroches.

— Podéis estar tranquilos en ese aspecto, he aprendido a valorar hasta la última gota de agua.

— De ahora en adelante entonces las cosas cambiarán— sonrió su madre besándole la frente. Su padre el palmeó la espalda algo menos cariñoso debido a su carácter.

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➡𝘭𝘢𝘴 𝘵𝘳𝘢𝘥𝘶𝘤𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘴𝘰𝘯 𝘥𝘦 𝘵𝘶𝘮𝘣𝘭𝘳 (𝙘𝙧𝙚𝙙𝙞𝙩𝙤𝙨 𝙨𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚 𝙙𝙖𝙙𝙤𝙨 𝙚𝙣 𝙘𝙖𝙙𝙖 𝙘𝙖𝙥) ➡𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴, 𝘳𝘦�...