- Dos y dos son cuatro, cuatro más cuatro ocho, ocho más ocho dieciséis, dieciséis más dieciséis...- se detuvo- ¿tienes calculadora?- preguntó.
- no- contesté molesto.
Lucí no había dejado de hablar desde que nos quedamos aquí encerrados y cada vez se volvía más irritante.
«pero no puedes negar que es linda.»
Qué.
- quiero dormirme pero dudo que lo haga aquí, no me gusta dormirme en lugares así- dijo recargándose en la pared.
La miré levantando una ceja.
- ¿qué ocurre?
Abrí la boca para hablar pero inmediatamente la cerré. No tenía sentido.
Lucí.
Se me acababan las ideas para hablar y se veía que Luke se estaba molestando. Ahora mismo era el momento perfecto para hablar con él pero mis nervios eran más fuertes que yo, lo cual hacían que hablara cosas sin sentido.
- ¿te gusta la pizza? - pregunté tratando de conversar con él.
- a quién no- contestó sin verme.
- cierto- reí nerviosa- ¿pedimos pizza?- pregunté sin pensar.
Me miró confundido.
- olvida lo que dije.
Suspiré. ¿Cuánto más podré aguantar estar a solas con él?
- creo que tengo una idea- dijo después de un silencio incómodo.
Lo miré sin decir nada y esperé a que hablara.
- espera- dijo y se acercó a la puerta.
Yo lo seguí observando.
Mi boca se abrió al ver que tan atractivo era.
Lo seguí observando hasta que me volteó a ver lo cual me tomó desprevenida y retiré la mirada avergonzada.
- deberíamos...- habló ignorando lo que había pasado - buscar algo pequeño y filoso para abrir la puerta, así cabría en el picaporte y no dañaría la puerta lo cual no dejaría pruebas de que estuvimos aquí.
Además de lindo, inteligente.
Madre santa.
Yo todavía estaba algo avergonzada por lo de antes, así que solo asentí con la cabeza.
Comenzamos a buscar y encontré una caja de bobby pins en un basurero y por suerte quedaban unas cuantas. ¿Cómo alguien podría tirarlas? Yo con suerte consigo.
(Yo les digo "pasadores" pero no estaba segura si le entenderían ya que no sé como ustedes les digan, así que las puse en inglés y YA
ENTENDIERON SIGAN LEYENDO.)
-¡hey, Luke!- dije tomando una de la caja y guardándola en mi bolsillo- ¡estas servirían!
Se acercó corriendo hacia mí y las tomó.
- buen trabajo, Lucía- dijo dándome palmaditas en la cabeza.
- ¿Lucía? Es Lucí - dije algo ofendida.
- oh si, lo siento - dice sin ponerme atención mientras abre la puerta- ¡boom!
- ¡Dios, que bueno! - caminé a la puerta- que alegría que encontré las bobby pins, gracias a mí pudimos salir.
- ¿disculpa? Yo fui el que nos sacó de aquí- se señaló a sí mismo.
- si yo no te hubiera dado las bobby pins no hubiéramos salido de aquí, de nada.
- ¿bubi pins? ¿Qué es una bubi pin? - dijo confundido- en fin, no discutiré con alguien que no tiene la razón. De todos modos fue tu culpa, si no te hubieras quedado dormida no estaríamos en esta situación, de nada.
Me di la vuelta haciendo que mi cabello golpeara su rostro y salí de allí como toda una diva.
- ¡aquí la diva soy yo!- gritó detrás de mí.
Bajé las escaleras con una sonrisa en la cara.
Al menos ya no está enojado conmigo.