Miedo. [#Wattys2016]

By LibrosAdicta

16.4M 816K 191K

Alice es una chica, ¿cómo decirlo? muy insegura. Es la típica chica buena, con un trabajo (casi mediocre), a... More

Adelanto:
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 33. (Parte 2)
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
¡Booktrailer!
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Grupo WhatsApp:
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 47 |Final|
¡Nueva novela!
Miedo.
Noah

Capítulo 46.

274K 13.3K 5.9K
By LibrosAdicta

-Y hasta que se te vio el pelo... nena, estás perdida. ¿Cuánto hace que no nos vemos? -pregunta Nora cerrando la puerta de su apartamento.

-Tengo un retraso.

-Lo sé, pero no debería importarte. Te queremos igual.

La fulmino con la mirada y me tapo los ojos con las manos.

-Que noooo -susurro -. Que hace cinco días que me tenía que haber venido.

-Oh, eso -ríe -. Estás paranoica. A mí también me pasa eso algunas veces. No te preocupes.

Nos sentamos en el sofá mientras ella enciende la televisión. Pone algún canal, mientras yo la miro con los ojos muy abiertos.

-Es que... -suspiro -. Estoy asustada. No quiero desperdiciar todo lo que tenemos. Estoy segura de que un bebé ahora sería una bomba, literalmente. Acabaría con todo a su paso.

-Alice, de verdad, tranquila -coloca una mano en mi hombro -. No tienes porqué ponerte así. Bebé o no, Stephen lo entenderá. Por si acaso, espera unos cuantos días más a ver que pasa.

Asiento y sonrío.

-Te he echado de menos -me lanzo contra ella pero hago una mueca de dolor.

El pinchado en el abdomen me deja un momento aturdida pero lo disimulo frotando mi mano en mi estómago.

-¡Yo también! -sonríe -. Después de enterarme de todo el lío en el que estabas metida me sentí culpable por no haber podido ayudar. Sé que lo has pasado mal y yo no he estado ahí para ti...

-No te preocupes. Para mí ha sido un alivio que no estés implicada. No quería que salieras herida en todo esto.

-Bueno, el que ha salido herido ha sido Stephen. ¿Cómo está?

-Gruñón -respondo de inmediato.

Está un poco insoportable.

-Vaya, ni lo has dudado -sonríe.

-Me trata como si fuera su esclava. Pone como excusa lo de su hombro, ¡pero las piernas bien que las puede mover!

Nora suelta una carcajada y niega con la cabeza divertida.

-Sois un caso perdido.

Pasamos el resto de la mañana poniéndonos al día. El haber estado casi un mes sin vernos hace que tengamos muchas más ganas de hablar y contar cotilleos y chismes de la semana.

-Pues ayer, conocí al nuevo novio de James. Y resulta que ya lo conocía. Coincidimos en el avión cuando venía de viaje con Stephen -comento bebiendo de mi bebida.

-¿Qué? Menuda coincidencia.

-Sí, se ven felices -digo recordando lo feliz que parecía James a su lado.

-Todos con pareja y yo aquí muerta del asco. Stephen no tendrá a un primo o hermano... ¿amigo?

Niego con la cabeza riendo.

-Tranquila, me tienes a mí.

-No me sirve.

-¡Oye! -replico golpeando su cabeza levemente.

-¡De acuerdo! Moriré sola y con gatos. ¿Sabes dónde puedo comprar muchos, muchos gatos?

-Déjalo ya -río mirando su expresión de fingido abatimiento.

-No, lo digo en serio.

-Sí sí, seguro -murmuro mirando la hora -. ¡Joder! Stephen me va a matar.

-Bueno vale, adiós. Tu amorcito te reclama -sonríe.

-Siento no poder quedarme más. Nos vemos otro día, ¿vale?

Nos abrazamos.

° ° °

-¡¿Dónde estabas?! -su grito hace que entre cierre los ojos.

Joder, si que está gruñón.

-He ido a ver a mi mejor amiga, ¿qué pasa?

Cierro la puerta de su casa, corrijo, casa de sus padres biológicos y miro el desorden en el salón.

-¿Qué has estado haciendo? -pregunto mirándolo con las manos en mi cadera.

-Mi hermana -dice simplemente y veo aparecer una cabeza rubia por la puerta.

-Hola Beth -saludo con precaución.

No sé cómo se ha tomado que Stephen y yo seamos novios.

-Hola Alice -contesta acercándose a Stephen. Se sube al sofá y se acurruca a su lado.

-¿Qué es lo que hemos hablado?

-Que trataré mejor a Alice. Alice es buena -contesta la niña en voz baja y con la cabeza gacha.

-Buena chica -Stephen acaricia su cabello mientras me mira con una sonrisa.

-Vaya... se te dan bien los niños. Quién lo hubiera pensado -camino hasta la mesa frente al sofá y dejo el vendaje sobre ella.

-Bueno... -se encoge de hombros con cuidado.

-Beth, necesito curar a tu hermano, ¿me ayudas?

La niña asiente y me muestra una sonrisa que haría derretir hasta el iceberg más frío de la Antártida.

-Quitale la camiseta -ordeno colocandome de rodillas frente al sofá.

-Eso deberías hacerlo tú -ronronea Stephen por lo bajo.

-Silencio -murmuro censurandolo con la mirada.

Beth le quita la camiseta a su hermano con la ayuda del mismo, mientras yo me divierto al ver como ambos se desesperan al hacerlo. La niña poco puede hacer con sus pequeñas manos, ante el gran cuerpo de Stephen. Cuando lo cosiguen, Beth se coloca a mi lado y me mira curiosa.

-¿Qué le vas a hacer?

-Simplemente cambiarle el vendaje.

-¿Puedo ayudar?

-Claro -le quito la venda del hombro a Stephen y le indico a Beth cómo tiene que colocarle la nueva.

-Me hacéis daño -musita Stephen pero lo ignoramos.

Con las tijeras corto el trozo perfecto; la venda cubre bien la zona afectada.

-Chicas, esto duele -murmura él de nuevo.

-¡Estate quieto! -gritamos Beth y yo al unísono. Nos miramos a los ojos sorprendidas y luego estallamos a carcajadas.

-Beth, no sé cómo lo soportabas -chocamos los cinco.

-Steph es tonto -zanja ella sonriendo.

-Ya os habéis aliado contra mí, malditas -masculla él haciendo un puchero.

-Sabes que no -lo beso y me separo.

-Vaya, ¿si qué cambias de humor no?

-Estoy cómo siempre, Step -replico poniéndome de pie.

-No sé, te noto más... -le tapa las orejas a Beth -. Hinchada.

-¿A qué te refieres? -pregunto confusa.

Él pone dos manos un poco curvadas simulando tocar dos pechos.

-¿Afirmas que antes no tenía pecho? -pregunto cruzandome de brazos.

-Pero menos que ahora -Beth retira sus manos y se sube encima de él.

-¿Jugamos, Steph?

-Pero sólo un poco -responde él todavía mirándome.

Me giro mordiéndome el labio inferior y camino hasta la cocina. Prepararé algo para comer y después me iré a casa.

Dejo el cuchillo en la encimera y me apoyo con la cadera en ella.

Por muchas cosas que hayan pasado, sigo siendo pésima en la cocina.

-Yo te ayudo -susurra una ronca voz en mi oído.

-¿Y Beth?

-Katherine se la ha llevado a casa. Ahora estamos tú y yo, solos
-recalca la última palabra, haciendo que los vellos de mis brazos se ericen.

-No puedes hacer movimientos, solo ha pasado una semana.

-No me duele. Llevo demasiado tiempo sin hacer nada y me aburro.

-Vale -lo dejo ponerse en mi lugar, y yo saco del frigorífico unas naranjas para hacer zumo. Es de las pocas cosas qué sé hacer en cocina. Cómo decía... un desastre.

-¿Cómo has estado? No hemos tenido mucho tiempo para hablar, tú estabas en la universidad y yo aquí tirado... Lo siento, tendría que estar ayudándote con las cosas de universitaria y no puedo. Entiendo que estés agobiada, si es así. A partir de ahora puedo decirle a otro que venga a cambiarme la venda, no tienes que hacerlo tú.

Lo miro sobre mi hombro y niego.

-No, tranquilo. No eres tú el problema. El problema aquí soy yo -reconozco amargamente -. Llevo una semana rarisima y para colmo creo que...

Me callo cuando estaba a punto de contarle mis sospechas sin querer.

-¿Qué crees? -pregunta mirándome y parando los movimientos del cuchillo.

-Que deberías cortar más tomate -respondo sonriendo tensa.

Resopla y vuelve a concentrarse en cortar suficiente tomate para la ensalada.

-Sí que estás rara. Pero descubriré que te pasa. Si no me lo cuentas tú, lo averiguaré yo mismo.

No contesto y comienzo a exprimir las naranjas con tranquilidad.

-¿Qué tal si salimos el sábado? ¿Tú, yo y un restaurante?

Esbozo una pequeña sonrisa y chasqueo la lengua

-Pero ponte un traje con corbata por favor, te ves sexy con él. ¿Lo sabías?

-¿Y con qué no me veo sexy yo?

-Mmm... Déjame pensar -murmuro girandome para mirarlo.

-Exacto, piensa porque no encontrarás respuesta.

-Creo que tienes razón -ruedo los ojos colocando los vasos de zumo sobre la mesa.

-

-¿Volverás a pelear? -pregunto dándole un mordisco a mi sándwich de jamón york y queso.

-No, llevo mucho tiempo sin hacerlo y no estoy por la labor de volver. ¿Sorprendida?

-Sí -respondo con sinceridad.

-Estoy intentando cambiar la mierda de vida que tenía antes. Porque en verdad, me has ayudado a darme cuenta de ello.

-Yo no he hecho nada lo has hecho tú solito -aseguro bebiendo de mi vaso.

Sonríe y acerca su dedo índice a mis labios. -Tienes algo aquí...

-¿Qué? ¿Y por qué no me lo has dicho antes? -gruño poniendo mi dedo sobre la zona donde Stephen tiene el suyo colocado.

-Porque estabas demasiado graciosa.

Y antes de que pueda contestar se inclina hacia delante y cubre sus labios con los míos. Su boca me sabe a gloria, dulce y ácida a la vez. Rodeo su cuello con mis brazos y lo acerco más a mí para profundizar el beso. Cuando su lengua hace acto de presencia, siento que me derretiria en sus brazos. Echaba tanto de menos estas muestras de cariño de su parte.

Cuando nos separamos, apoyo mi frente en la suya y me quedo observando sus ojos durante un rato, que me atrapan como si estuviera hechizada.

-¿Quieres qué mañana te lleve a la uni? Creo que ya puedo hacer vida normal...

Lo mando a callar posando mi dedo en sus labios. Siento su lengua rozar la yema de mi dedo, pero aún así no lo retiro.

-Debes reposar. Recibiste un balazo, Steph, no te caíste al suelo de la bici. Tienes que entender que es grave.

-Pro yome ciento bien -replica con dificultad.

-No. He dicho que no y es que no -retiro el dedo y lo miro sonriente.

-Sí, mamá -contesta con tono infantil, haciendome abrir los ojos un poco descolocada -. El nene quiere comer -señala mis pechos con sus dos índices.

-Stephen dejalo ya -digo con un nudo en la garganta.

Recordar lo de esta mañana me ha hecho quedarme un poco estupefacta ante sus palabras.

Pero la verdad, la idea de tener un hijo con él no me aterra realmente. Lo que me da miedo es que Stephen se retracte de ello y desaparezca dejándome embarazada. No quiero que mi hijo sufra sin tener a un padre al que admirar. Además de que ser madre a los dieciocho años no me emociona mucho. Dentro de unos años sí, sin duda. Pero si se da la oportunidad, no seré yo la que lo repudie. Haré que ese niño sienta ganas de vivir en este mundo de mierda.

-Ey, nena, ¿por qué lloras?

Muevo mi cabeza y trago saliva.

Ni siquiera tengo idea de por qué lo hago; no tengo respuesta para su pregunta por lo que me callo, mirando al suelo.

-No llores, por Dios. No me gusta verte así... -limpia las lágrimas con sus pulgares y me atrae hacía él para abrazarme.

Me siento agobiada y relajada a la misma vez. Agobiada por la situación de llorar frente a él y sentir que le afecta tanto y relajada porque, cada vez siento más ganas de dormir...

-Creo que solo tengo sueño -murmuro en su pecho.

Acaricia mi cabello y se mueve hasta tocar mi oreja con sus labios.

-Duerme, bebé -y con esas palabras hace que gimotee por la elección de las mismas.

A pesar de eso, me coloco a horcajadas y me abrazo a él muy fuerte. Me siento a salvo y en casa entre sus brazos.

° ° °

-Bien, esto es todo por hoy -dice el profesor y añade: -traedme mañana una redacción de lo que hemos dado hoy, no admitiré excusas.

He decidido estudiar periodismo al darme cuenta de que no había nada que me llenase más que las letras. Me gustaría especializarme en este campo para poder ser crítica en alguna revista o simplemente poder escribir algún artículo para el periódico.

Toda la clase se vuelve un caos cuando el hombre termina de hablar. Los alumnos se aglomeran en la salida para escapar de ese agobiante lugar. Yo entre ellos, pero me espero a que no haya mucha gente, para poder salir tranquilamente.

Me toco la frente con desesperación y barajo la idea de llamar a Nora para que me recoja. Normalmente me voy yo caminando, pero hoy con el horrible dolor de cabeza que tengo, me es imposible dar un paso sin que mi cabeza martillee.
-Alice, ¿te vienes con nosotras?
-pregunta Emma, una de mis compañeras de clase, y una reciente amiga mía.

Niego con la cabeza y me despido de ellas y de las demás.

Cuando llego a la esquina de la calle, dejando tras de mí unos cuantos metros ya avanzados, saco mi móvil y marco el número de mi amiga.

-Nora, ¿puedes hacer el favor de venir a por mí? Es que me siento mal y no he podido evitar llamarte por eso... Siento molestarte pero es que-que realmente me encuentro muy mal.

Tapo mi boca cuando siento como la bilis comienza a subir por mi garganta. Me la trago e intento hacer caso omiso a las miradas de la gente a mi alrededor.

Me siento en la acera y me toco la frente; algo va mal.

-Claro, no importa. ¿Dónde estás?

-En la Avenida Johnson.

-Voy enseguida.

Guardo mi teléfono en la mochila y entierro mi cabeza entre mis piernas. Así quizá puedo desaparecer de la vista de todos.
Odio las miradas de la gente.
Me tengo que ver realmente mal para que algunos se giren a verme así.

El claxon de un auto, hace que levante la vista pero para cuando me quiero dar cuenta, el dolor se vuelve insoportable y lo único que puedo hacer es cerrar los ojos y sumirme en la oscuridad que me rodea.

° ° °

Despertar en una habitación de hospital me hace pensar qué que mierda pasa conmigo. Literalmente pienso eso.

Observo mi cuerpo cubierto por la sábana blanca, luego las paredes blancas y por último el rostro ceñudo del chico de tatuajes en la silla continua a la camilla.

-¿Qué mierda pasa contigo? -pregunta en un susurro cuando ve que tengo los ojos abiertos.

«Ojalá pudiera responderte»

-Stephen no le hables así, deberías apoyarla en este momento -la voz de mi padre me reconforta.

Mis padres depositan un beso en mi mejilla y un abrazo y se colocan al lado de Stephen.

-Lo hago, pero no me puede dar estos sustos -suspira.

Me fijo en su rostro cubierto por una mueca en sus labios, leves ojeras bajo sus preciosos ojos y su oscuro cabello enmarcando su perfecta cara.

-No e-era mi inten...ción -murmuro mirando la escena con preocupación.

En ese momento llega una enfermera seguida por una energética Nora, que al verme alza los brazos y luego se los coloca en su cabeza.

-Menudo susto tía... ¿Te encuentras mejor?

-Sí.

-¿Y qué le ocurre, doctora? ¿Está enferma? -pregunta Stephen colocando una mano en mi frente, viendo la temperatura de mi cuerpo.

-No, nada de eso -ríe la mujer -. Cariño, estás embarazada.

Cuando las palabras salen de la boca de la mujer, la habitación se queda en un silencio absoluto. No puedo evitar observar las reacciones de todos: Papá se queda con la boca abierta y las manos puestas sobre la camilla formando puños, mamá sonríe con una expresión de notable alivio reflejada en su rostro, Nora cambia la mueca por una sonrisa radiante y por último, y para mí la más impotante, la de Stephen. Por su rostro pasan muchas impresiones, de las que no estoy muy segura cuál es cuál. Primero veo como aprieta la mandíbula y sus manos se hacen puños, después sus ojos se quedan fijos en mi estómago.

-¿Qué? ¿Pero cómo...? -masculla Stephen y yo tiemblo.
-Así que tenías razón, Al -dice Nora acariciandome el cabello.

-Espera... ¿lo sabías? -pregunta él mirándome intensamente. Mi estómago se remueve.

-No... sólo tenía ciertas sospechas -susurro sin mirarlo a los ojos.

-¿Y de cuántas semanas está? -inquiere mi madre cogiendome de la mano. Agradezco ese gesto dándole un apretón.

-De tres semanas. Está bien, Alice -contesta la mujer ante mi mirada -. El bebé no ha sufrido pero tú sí. Deberás cuidarte más si no quieres desmayarte en plena calle. Cómo eres primeriza te gustaría saber algunas cosas, ¿cierto? -asiento -. De acuerdo, para empezar los mareos serán constantes, necesitarás dormir más de lo que usualmente duermes y las náuseas serán repetitivas...

-Creo que la está asustando, doctora -dice Nora riendo.

-No, es normal, tranquila. La maternidad es preciosa y si la haces acompañada de tu pareja más todavía.

En ese instante me atrevo a mirarlo.

-Perdoname, pero necesito salir un momento -susurra Stephen trotando hasta la salida. Y desaparece.

Mi labio inferior tiembla y a punto estoy de soltar algún sollozo, cuando mi madre me alza la barbilla y me acaricia la mejilla, hace que me relaje mucho. Me hace sentir como una niña pequeña que necesita la atención de su mamá.

-Entiendelo, todo esto es nuevo para él. Es normal que esté nervioso y sin saber qué hacer. Te aseguro que pronto estará aquí apoyándote.

Sonrío agradecida.

-Duerme un poco, cariño -asiento colocandome de lado en la camilla.

Por lo menos, tener mucho sueño es normal porque sino hubiera pensado que me habían drogado.

° ° °

-Necesito estirar las piernas mamá.

-Bueno, estaré aquí por si te mareas.

-Qué estoy bien -repito por quinta vez en la mañana.

-Ya, pero mejor no arriesgarnos.

Ruedo los ojos.

Con el camisón blanco tan horrible de hospital me pongo en pie y me coloco unas zapatillas de andar por casa que mamá me ha traído unas horas antes.

El segundo día de hospital se me hace cuesta arriba, cuando aún no sé nada de Stephen.
Vale que todo esto sea nuevo para él pero para mí también. Debería ser más considerado teniendo en cuenta la situación.

-¿Cuándo me darán el alta?

-Esta misma tarde -dice una ronca voz apareciendo por la puerta. Me giro sorprendida y mi madre sin que yo se lo pida sale de la habitación, no sin antes enseñarle a Stephen una cara de advertencia rotunda.

-Hola -digo caminando hasta la ventana.

Observo el día nublado de enero y se me erizan los vellos de la nuca, al sentir el aire frío chocar en mi rostro.

-Deberías abrigarte, qué hace frío.

Me encojo de hombros sin darle importancia.

-Estoy bien.

-Puede que estés bien, pero no quiero arriesgarme a que te resfríes. En tu estado...

-¿Y en qué estado estoy, Stephen? - desafío cruzandome de brazos

-Embarazada.

-¿O sea que lo asumes? -pregunto casi en un susurro.

-¡Pues claro que lo asumo! ¿O acaso piensas que no me haría cargo de mi mujer y mi hijo?

-Por un momento lo creí.

-Pues te obligo a que retires de tu cabeza eso y que sonrías. Te ves muy guapa cuando lo haces.

Todas sus palabras hacen estragos en mi interior. Tengo que obligarme a mirarlo para cerciorarme de que todo esto no es un sueño. Y que es tan real como que ambos vamos a ser padres.

-Sonreiría si no desaparecieras y me dejaras sola -le digo con tono de reproche. No puedo evitarlo, sus palabras hacen que me derrita y que me ponga a la defensiva a la vez.

-Lo siento, pero tenía que pensar. No es cómo si me dijeran todos los días que voy a ser padre.

Sonrío pero me oculto dándole la espalda. Vuelvo a sentarme en la camilla y juego con mis manos nerviosa.

-¿Qué harás? -pregunto.

-¿No es obvio? -responde soltando un resoplido -. Alice cuando te digan que estás ciega, por favor, realmente creetelo.

Y con rapidez me encuentro con la cabeza en el colchón y los labios de Stephen sobre los míos moviéndose efusivamente y mordiendolos con sensualidad. Tardo unos segundos en darme cuenta de que su respuesta, la respuesta que me está mostrando con éste beso es clara. Quiere seguir con esto, quiere criar a nuestro hijo, juntos.

Respondo casi con tanta ferocidad hasta que se separa de mí. Se agacha y se apoya sobre sus rodillas en el suelo y delinea la parte inferior de mi vientre.

-Espero que no puedas sentir cómo se encuentra tu madre, porque en este momento tiene que estar bastante... caliente.

-Cómo si pudiera escucharte -replico sonrojada, golpeando su cabeza levemente.

-No puede escucharme porque llevas mucha ropa -sin previo aviso alza el camisón sin revelar mis pechos, solamente dejando a la vista mi estómago y unas bragas rosa chicle.

-¿Pero qué...?

-Déjame hablar con el pequeño, mujer -carraspea -. Tu madre está loca cariño. Espero que cuando vengas a este mundo y la veas por primera vez sientas el mismo amor que siento yo por ella o más. Te aseguro que es preciosa y muy buena con la gente, algo testaruda pero de todas formas es la mejor. Te esperamos con ansia.

-Stpeh-Stephen -tartamudeo emocionada.

-Será el o la mejor. De eso estoy seguro.

Me coloca bien el camisón, después de dar un beso cerca del ombligo.

Si me pagaran por todas las sorpresas que Stephen me ha dado durante estos meses, sería rica. Estoy segura.

-Esto es lo más bonito que han hecho por mí -susurro.

-Shh...

Me sube las piernas a la camilla y se coloca a mi lado. Me abrazo al chico de tatuajes con intensidad y dejo que me lleve a un mundo donde sólo existimos nosotros y nuestro hijo.

-

-¿Qué harás con la universidad?
-pregunta Stephen cerca de mis labios.

Me quedo estupefacta ante sus palabras; ni siquiera había pensado en ello.

-Eh... -cierro los ojos y arrugo con mi mano la camisa de Stephen.

-Tranquila, podrás seguir cuando el bebé tenga unos años...

-Sí, creo que sí. De todas formas para mí ahora lo más importante es el bebé.

-Así se habla -abro los ojos y miro la sonrisa orgullosa en su cara. Le doy un casto beso en los labios en agradecimiento.

-Alice, ya puedes... -cuando escuchamos una voz ambos nos incorporamos.

-¿Qué pasa, mamá?

-Te han dado el alta ya. Dicen que sigas tu vida normal con cuidado y que cuando te encuentres mal avises a alguien. No te preocupes por nada, veo que vas a tener mucha ayuda -echa un vistazo al cuerpo recostado de Stephen con picardia -. Cuando acabéis de darse el lote, podéis salir de esta habitación. Todo el mundo se ha enterado de tu embarazo Alice y quieren verte.

Sonrío enrojeciendo de la vergüenza y asiento. Me incorporo en la camilla y con la ayuda de Stephen me pongo de pie.

-Haces que me sienta inútil -murmuro mirando como me sostiene.

-Y tú haces que me sienta un caballero.

-De caballero no tienes nada -contesto entrelazando su mano con la mía.

-De acuerdo, de acuerdo -ríe acercándome a él -. Siempre podría ser tu príncipe.

-Tampoco -sonrío -. Eres mi chico de tatuajes.

* * *

¡¡Hola!!

¿Qué tal van?

Espero que bien.

Ojalá que les esté gustando estos capítulos finales. Y por si ha quedado alguna duda, no habrá segunda temporada.
Con ésta lo confirmo oficialmente.

Me preguntaba si tienen algún nombre en especial para el bebé de Stephen y Alice. Todavía no tengo ni idea de cómo llamarlo/a. Seríais de gran ayuda;)

Atte: Lucy.


Continue Reading

You'll Also Like

258K 20.3K 154
1-izuku es un villano 2-posee un quirk llamado Extracción:le permite extraer el quirk de las personas y convertirlos en pequeñas esferas comestibles...
2.6K 317 32
¿Que pasaría si mueres y te dan una segunda oportunidad para regresar a la vida? Eso es exactamente lo que le pasa Bambi; la chica ha muerto pero por...
493K 22.9K 42
Tener 16 años y un niñero es bastante vergonzoso. ¿Pero y si el niñero podría pasar por super modelo? Entonces todo es diferente . Para añadir proble...
9.9K 1.5K 71
La amistad es un lazo fuerte entre personas, en ocasiones es admirable como algunos se llegan a complementar tan bien que muchos piensan en una sola...