Han pasado dos días desde que le conté todo a Usagi-san. No he ido a la escuela ni mucho menos al trabajo. Usagi-san uso su poder en la empresa y dijo que no me iba a poder presentar hasta nuevo aviso, así que me he quedado en casa. Lo mismo hizo en la universidad.
Además, desde ese día, no he sido capaz de ver a Usagi a los ojos, trato pero solo duro unos segundos y vuelvo a bajar la mirada. Usagi-san solo me ve con tristeza.
Estoy agradecido de que Usagi me haya apoyado, pero de alguna manera, me siento un poco inquieto y preocupado.
También desde ese día se a comportado muy atento conmigo y busca hacerme reír. A veces lo consigue pero, al momento en que suelto una sonrisa la borro.
"No es momento de reír, además ¿Por qué debería hacerlo? No tengo derecho ni de sentirme feliz"
Pensamientos como esos vienen a mi cabeza. Siento que todo esto que paso es por mi culpa.
Quizás... Así sea.
***
—Oye Misaki ¿Qué comida se te antoja para después?
—¿Eh? ¿Me hablaste Usagi-san?
—Te estaba preguntando que comida quieres para más al rato.
Últimamente Usagi-san no quiere que limpie, incluso que ni cocine.
Sabes Usagi, no estoy enfermo. Te estas preocupando de más por mi, no creo que merezca tanto...
—Oye, Usagi-san.
—Dime.
—Lo que yo quiero es cocinar para ti. Ya no quiero más comida rápida.
—Pero, Misa...
—¡Ya se! –interrumpí. —Usagi-san cocinemos juntos, así sera mas divertido ¿Que te parece?
Asintió con una sonrisa y revolvio mi cabello.
—Esta bien.
Quizás si cambio de rutina puede que me sienta un poco feliz ¿No?
Además, me puede servir de distracción.
Me dirigí a la cocina con toda la actitud.
De verdad quiero sentirme mejor, quiero tener la misma felicidad de antes ¿Sere capaz de recuperarla?
Detrás mio venia Usagi-san, ambos nos pusimos un mandil para no ensuciarnos. Empecé a sacar miles de ingredientes. No tenia ni idea de que cocinar, ver tanta comida en el refrigerador me confunde un poco.
Empezamos a hacer bolas de arroz, algo fácil ya que Usagi no es muy buen cocinero que digamos.
El arroz es tradicional y algo fácil de hacer. Incluso alguien tan pésimo como él lo puede hacer ¿no?
Despues de un rato, me di cuenta de algo.
Usagi-san es sorprendente, no puede hacer ni una simple bola de arroz.
—Usagi-san, ¡así no! –dije mientras intentaba aguantarme la risa.
Era inevitable, en todo el rato me la pase riendo de su técnica de "cocina" el problema en él es que aplasta la comida en su desesperación por hacer un triangulo perfecto.
Al final termine haciendo toda la comida solo. Él se encargó de poner los platos y nos fuimos directo a la mesa.
Me siento feliz, al fin pude tener una conversación normal con Usagi-san. ¡Incluso pudimos cocinar juntos! Y lo mas importante, incluso yo, soy capaz de recuperar mi sonrisa.
***
El día paso muy rápido, eran alrededor de las 8:00 pm cuando mi celular empezó a sonar. Me encontraba con el en el sillón mientras buscaba algún buen programa en la televisión. Usagi por mientras tomaba un baño.
Por el identificador de llamadas me di cuenta que era Todō.
Apague la televisión para escuchar mejor.
—¿Alo?
—Takahashi, hola –se escuchó del otro lado.
—¡Todō! Hace mucho que no se de ti ¿Donde has estado?
—Lo siento... –su voz se oía triste.
—¿Por qué?
—Por todo.
Su voz suena quebrada, como si quisiera llorar. No entiendo.
—¿Estas bien Todō? –pregunte con preocupación.
—No, ¿Puedo verte mañana?
—¿Mañana?
—Por favor Takahashi, es muy urgente.
La verdad aun no me siento listo para salir, pero Todou es mi amigo y se escucha sumamente triste.
—Está bien. Dime el lugar y hora.
—¿Puedes venir a mi casa? Perdón por pedirte esto, yo soy él que quiere verte pero no puedo ni ser capaz de ir a tu casa.
—N-no te preocupes, esta bien, mañana iré. ¿Como a las 3:00 de la tarde está bien?
—Si. Gracias Takahashi.
—N-no hay de que... Creo.
—Nos vemos mañana.
—Si, nos vem... –no pude acabar la oración ya que la llamada fue cortada antes.
¿Por que Todou se comporta raro?
—¿Quien era Misaki? –preguntó Usagi mientras salia del baño.
Por suerte salió vestido.
—Era Todou.
—¿Que quería? –volvio a preguntar mientras bajaba las escaleras.
—Quiere verme mañana.
—¿Iras a verlo?
—Si, no tengo otra opción se escuchaba muy... No sé ¿triste quizás?
—Ah... Entonces yo te llevaré.
—Bien.
Una vez más empezó a sonar mi celular. Esta vez eran mensajes, lo supe de inmediato por el sonido que hacían.
—¿Que es eso Misaki?
—Mi celular, pareciera como si le hubiera caído un virus. Nunca habia sonado tan...
Al abrir los mensajes me quede petrificado. Eran miles y llegaban sin parar hasta que alfin pude abrir uno, al instante dejaron de llegar, como si esperara a que uno se abriera para callarse.
Era un número desconocido.
Empecé a leer el mensaje.
¡Hola Misaki! ¿Sabes? Eres muy cruel, bloqueaste mi otro número. ¿Puedes adivinar quien soy?
Se veia que habia mas escrito. Deslice el texto para llegar al final. Una expresión de sorpresa y tristeza se dibujo en mi rostro.
¿Sabes? Aún no acabo contigo. Toma, un regalo mientras esperas a que vaya por ti.
¡Te quiero mucho Takahashi-kun!
Ese desgraciado me envió las fotos. Aquellas fotos donde salgo yo, las que tomo el día en que me emborracho y me violó.
Salí de ese mensaje y comencé a revisar los demás, todos eran iguales. El mismo texto, los mismos emoticones que ponía de burla, las mismas fotos.
—Oye, ¿Que tienes Misaki? –preguntó preocupado Usagi, mientras se acercaba.
—¡N-no te acerques! –grite mientras escondía la pantalla del celular.
Me hice de delito y sin pensarlo dos veces Usagi arrebató mi teléfono. Intente quitárselo pero era imposible.
—Por favor no... no veas Usagi-san –con lágrimas en los ojos le rogue inútilmente.
De igual manera terminó viéndolo.
Una rabieta se dibujo en su rostro haciendo que lanzara con coraje el aparato contra el sillón. Después de eso se sobo la sien, cerrando por un momento los ojos.
Me limite solo a observar sus movimientos mientras secaba mis lágrimas
.
Dirigió de nuevo su mirada a mi.
—No sabes cuantas ganas tengo de matar a ese mangaka, pero por ti, me detengo.
¿Por que me dice esto? Me hace sentir pésimo.
—Te protegeré Misaki, no dejaré que te haga daño. –sus brazos me envolvieron en un cálido abrazo.
—Vamos a dormir, ya es tarde –despues de eso dio media vuelta y sin verme me tendió la mano. —Ven.
Asentí con la cabeza inutilmente ya que no me veia y tome su mano delicadamente. Ambos subimos las escaleras hacia el cuarto y directamente nos acostamos en la cama.
Nadie dijo nada y ambos nos dimos la espalda.
¿A quien engañamos? Por mas que finjamos dormir, los dos sabemos que no podemos. ¿Por que es muy temprano?, ¿Por qué estoy durmiendo en la misma cama que Usagi? ¿Por lo que paso hace un rato? Hay tantos motivos que hacen obvio nuestro insomnio. Quiero engañar a mi subconsciente e intentar dormir pero, con todas esas ideas no es posible.
Quisiera volver a aquellos tiempos donde éramos felices.
¿Podremos recuperarlos?
El silencio incómodo reinaba en el oscuro cuarto. Los ruidos que hacían los juguetes de Usagi se escuchaban de fondo.
No quería moverme.
Decidí cerrar los ojos solo por un momento, quería desaparecer de ahí, que me tragara la tierra. Que Usagi me viera de esa forma tan vergonzosa y humillante hace querer desear estar muerto.
¿Que pensara ahora de mi? Se que su amor y su apoyo incondicional es notable pero aun así la duda queda en mi. Digo, la verdad mi situación es muy delicada. Que tal si algún día, no muy lejano, llega a pensar que ya no tengo el mismo valor que antes por el simple hecho de que otro hombre me ha tocado y me deja a mi suerte. ¡Ahgg! La duda me esta matando.
¿Que pensara en estos momentos de mi?
Mientras esos pensamientos iban de allá para acá, sin saberlo, me quede dormido.
Quizá mañana sea un buen día.
Dormí con esa idea esperando a que se cumpliera.
***
—¿Mi Misaki no piensa levantarse hoy?
—¿Eh? –aún aturdido por el sueño que me cargaba intente abrir los ojos. Los frote con delicadeza mientras mi vista se acomodaba. Lo primero que vi fue el rostro de Usagi que por cierto se encontraba muy cercano al mio.
—Es la 1 de la tarde. Si que has dormido mucho –Usagi alejo su rostro del mio.
¡Que bien! esta actuando normal conmigo.
—¿En serio? –me senté en la cama mientras lanzaba un gran bostezo. —Se supone que debo estar con Todou a las tres.
—Aún tienes tiempo para ir. En mi deportivo llegaremos en 10 minutos máximo.
Después de eso salí de la cama y me dispuse a preparar la comida, cambiarme y todas esas cosas.
Quizás hoy sera un día largo.
Fue lo primero que se me vino a la mente.