¿Quieres mi ayuda? ➳ Fred Wea...

By MarieWeasley

165K 13.4K 3.1K

El mundo mágico por fin había conseguido la paz que tanto ansiaba, que tanto anhelaba. Por desgracia, para co... More

¿QUIERES MI AYUDA?
i. Final de una vida.
ii. Un nuevo comienzo.
iii. Decisión tomada.
iv. ¿Quieres mi ayuda?
vi. Barrera.
vii. Duro pasado.
viii. Cero amor, cero debilidad.
ix. Confesión.
x. Amor correspondido.
xi. Deseo desenfrenado.
xii. Éxtasis y locura.
xiii. Te quiero aquí.
xiv. Despreciable jugadora.
xv. Promesa cumplida.
xvi. De vuelta a la vida.
xvii. Eterna condena.
xviii. Inesperado milagro.
Epílogo.
Extra i. Los que se quedaron.
Extra ii. La boda.
Extra iii. El dolor de George.
Extra iv. Nuevo miembro.
Extra v. Magia.
Agradecimientos.

v. Nuevos sentimientos.

7.5K 600 68
By MarieWeasley

┌───── ∘°❉°∘ ─────┐

CAPÍTULO CINCO

NUEVOS SENTIMIENTOS

└───── °∘❉∘° ─────┘ 

Fred ya había contado a Leo, Sirius y todos los demás sobre el resultado de su búsqueda. Les había contado que había encontrado a un ángel dispuesto a ayudarlo. Les había contado prácticamente todo desde que había conocido a Zaira y de eso ya había hecho una semana. Lo único que se prefirió ahorrar y no les contó es que se sentía increíblemente atraído de ella; tanto que empezaba a preocuparse sobre lo que de verdad sentía. James le había dicho que se estaba metiendo en la boca del lobo y que acabaría muy mal si no se andaba con cuidado, pero él lo había ignorado. No quería escuchar esa clase de comentarios negativos.

No quería que nadie le arruinase la felicidad que sentía, por el hecho de que en cuanto ayudase un poco más a Zaira podría regresar con los suyos, pero también por estar pasando tiempo con ella. Sin embargo, cuanto más tiempo pasaban juntos, cuanto más la conocía, más atraído se sentía y más le costaba contenerse. Sus sentimientos crecían cada día sin control y sabía que eso era peligroso.

Hasta el momento, Zaira solo le había mandado a hacer recados que hasta un niño podría hacer, pero no había puesto pega alguna. Mientras tanto, según trascurrían los días, Fred había comenzado a notar como la gente que vivía en su barrio lo miraba mal por pasar tiempo junto a un ángel. Entonces, le había preguntado a Leo porque la gente los odiaba tanto, a lo que él había respondido «Porque ellos no los enviaron de vuelta aun pudiendo». Gracias a eso, Fred comprendió que todas las personas de allí habían intentado regresar al mundo de los vivos, pero ninguna de ellas lo había conseguido, los ángeles no les habían ayudado. Por eso, era que habían comenzado a odiar al pelirrojo, porque un hermoso ángel se había decidido a ayudarlo.


Llevaba dos días sin ver demasiado a Zaira y la echaba en falta. Según le había dicho, iba a estar muy ocupada con su trabajo los próximos días, fuera cual fuera, y las pocas veces que la había visto, parecía decaída y agotada; incluso tenía pequeñas ojeras. Así que Fred, con su característica alegría, había tratado de animarla, no le gustaba que ella estuviera mal. Le gustaba la chica que le sonreía y le miraba de tal manera que hacía que perdiese sus sentidos.

Zaira le había dicho que se encontrarían en la plaza norte esa misma noche durante el festival que llevaba varios días celebrándose en el reino. Estaba feliz de poder volver a verla. Además, siendo una fiesta seguro que se lo pasaban mucho mejor que simplemente paseando, como solían hacer. Sirius y los demás también le habían dicho que irían, al igual que Leo y otras personas a las que conocía. Era gracioso, pero por mucho que a la gente no le gustaran los ángeles –incluso los odiasen–, no había nadie que se perdiese una de sus fiestas.


Al caer la noche, Fred se marchó con Leo a la plaza norte. El castaño le contaba muchas de las actividades y eventos que había durante el festival, aunque ya se habían perdido algunos que se habían realizado días antes. El pelirrojo estaba entusiasmado y no solo por eso, si no también porque por fin volvería a ver a Zaira.


Por su parte, la morena se encontraba en el interior de un camerino, situado en uno de los edificios de la plaza. Estaba terminando de arreglarse, ya que en poco tiempo llegaría su turno de subir al escenario. No estaba nerviosa, ya había hecho aquello muchas veces, pero sí sentía cierto hormigueo en el estómago y no sabía porqué.

El rostro del pelirrojo sonriendo apareció en su mente de golpe, durante unos segundos. Ante eso, su confusión solo aumentó, ¿por qué le importaba tanto ese humano? ¿Por qué pensaba tanto en él desde que lo había conocido? Siempre aparecía en su mente cuando menos se lo esperaba, ¿qué le estaba pasando? Se sentía extraña cuando él estaba cerca. Y aún más extraña cuando intercambiaban leves contactos físicos. Por mucho que intentara seducirlo para hacerlo caer, era como si fuera ella la que estuviera cayendo y eso la frustraba -y la aterraba-, porque nunca antes había pasado. ¿Y si estaba empezando a sentir algo por él? No, eso no era posible. Ella nunca se había enamorado de verdad y había jurado que nunca lo haría, porque el amor solo traía dolor. Porque el amor solo llevaba a la destrucción de uno mismo y de la otra persona; es decir, porque amar es destruir y ser amado es ser destruido. Pero aun así, quisiera o no, seguía sintiendo una gran calidez en su corazón de la que Fred parecía ser el responsable.

De pronto, alguien entró en el camerino; una mujer rubia y con gafas que llevaba una especie de carpeta donde anotaba cosas sin parar.

—¿Estás lista? —le preguntó la mujer.

—Voy a cambiar la actuación —anunció Zaira, como si nada, mientras observaba su reflejo en el espejo y el peinado que le habían hecho.

—¿¡Qué estás diciendo!? No hemos preparado ninguna otra cosa —replicó la rubia, molesta.

—He dicho que voy a cambiarla y punto —la fulminó con la mirada, haciendo que ésta se estremeciera de pies a cabezas, de puro miedo—. Solo necesitaré un piano, nada más.

—E-Está bien, ahora mismo digo que lo preparen —su voz tembló. Obviamente tenía miedo de Zaira y ésta claramente lo sabía.

Resopló, soltando la pinza que sujetaba su cabello, deshaciendo así el peinado que llevaba. Definitivamente, odiaba llevarlo recogido. Se levantó y se observó de nuevo en el espejo, acomodando su cabello y comprobando si estaba totalmente lista. Y parecía que así era.

Un suave y elegante maquillaje cubría su rostro, haciéndolo ver aun más hermoso de lo que ya era; una sombra marrón, rímel sobre sus pestañas y un delineador negro acentuaban sus dorados ojos, un labial de un tono rosa claro cubría sus seductores labios y unos suaves coloretes daban color a su pálida piel. Un vestido marrón con pequeños adornos de encaje, que le llegaba hasta los tobillos y tenía la espalda aire, mostrando así el extraño y grande «tatuaje» que la recorría, se le pegaba al cuerpo y marcaba sus sexys curvas. Unos zapatos de un marrón más oscuro con unas pocas piezas de pedrería y de tacón de aguja completaban el conjunto y alargaba aun más sus piernas.


Fred se encontraba al lado de Leo entre la multitud en ese momento. Por pura suerte, había conseguido encontrar a Sirius y a los demás. Todo el mundo parecía esperar impaciente la primera actuación, aunque él estaba más pendiente de buscar a Zaira; pese a que su esfuerzo parecía en vano porque ella no aparecía por ninguno. A lo mejor no aparecía. Suspiró, decaído.

—Tu ángel aparecerá tarde o temprano, no te preocupes —le susurró Leo con una sonrisa cómplice.

El castaño ya había comenzado a sospechar lo que le pasaba al pelirrojo con la misteriosa y preciosa ángel de la que no dejaba de hablar desde que la había conocido.

Entonces, las luces se apagaron, el primer espectáculo estaba a punto de comenzar y las primeras exclamaciones ya se podían escuchar. Una silueta de una mujer se movía por el escenario hasta sentarse en un taburete en frente de un gran piano de cola, que se había colocado hacia tan solo unos minutos. No se podía ver quién era por la oscuridad, pero Fred juraría que aquella mujer tenía la misma figura que Zaira.

Y no se equivocaba. La morena estaba sentada delante del piano, pero sin mirar las teclas, pues estaba buscando alguien entre la multitud. Gracias a su vista de ángel, no tardó en encontrarlo, en encontrar a Fred mirando justamente en su dirección, como si a pesar de que no se veía, él la hubiera reconocido. Y eso le gustó. Le hizo sonreír.

Zaira se estaba dando cuenta de que de verdad había empezado a sentir algo por él. Su corazón iba a un ritmo diferente cuando pensaba en él, lo veía o hablaba con él. Al principio, Fred solo iba a ser un juego para ella, un lindo humano con el que divertirse. Iba a manipularlo y seducirlo hasta que cayera rendido a sus pies, como había hecho con tantos otros, pero las cosas con Fred no habían salido según lo previsto, según sus planes. Al final, ese atractivo pelirrojo había comenzado a llevarse su corazón en apenas dos semanas y esa era una nueva experiencia para ella. Le aterraba sí, pero también le agradaba.

Regresó su mirada hacia las teclas del piano, debía comenzar la actuación pronto, pero todavía no se le había ocurrido nada. Le había dicho a la mujer de antes que iba a cambiar la actuación en el último minuto, pero ahora no sabía muy bien qué hacer. Suspiró. No le quedaba otra opción, improvisaría. Cantaría y tocaría una canción con los nuevos sentimientos que estaban floreciendo en su interior. Aunque sabía que lo mejor era detenerlos, no lo haría porque no quería tener que alejarse de él. Incluso si sabía que él sólo estaba a su lado porque necesitaba su ayuda para regresarlo al mundo de los vivos; algo que ella terminaría haciendo, aunque eso la destrozase por tener que decirle adiós, pero mientras que él fuese feliz con los suyos, ella podría seguir adelante sin ningún problema. O eso esperaba.

Una nueva Zaira había nacido. O quizás la antigua Zaira estaba volviendo. Fred la había comenzado a cambiar.

Sus manos empezaron a moverse solas y con delicadeza por el teclado una vez que cerró los ojos. Poco a poco, comenzó a cantar una hermosa y sentimental canción que aunque nadie lo sabía ni lo sabría jamás iba dedicada a Fred y a lo que le hacía sentir.

Cuando las luces iluminaron de nuevo el escenario, una vez la música comenzó a sonar, Fred ya sabía perfectamente quien era la mujer que cantaba. Nunca olvidaría esa hermosa y sedosa voz, pues se clavaba en lo más profundo de su ser. Y ahora podría olvidarla mucho menos, pues su voz cantando era sumo deleite para sus oídos. Era tan maravillosa, su voz y ella. Se veía tan perfecta en aquel gran escenario, como si hubiese nacido para ello, como si hubiese nacido para interpretar la música.

Todo el mundo guardaba silencio mientras escuchaban encandilados y algunas mujeres incluso se veían desbordadas por las emociones y las lágrimas. Aquella canción se ancló en la mente de Fred, pero también en muchos de los presentes. Era hermosa. Simplemente hermosa y parecía estar cargada de unos sentimientos de amor fuertes y puros.

Cuando la última nota de piano se desvaneció en el aire, los presentes rompieron en aplausos y Fred se incluía en ellos. Zaira se levantó, se acercó al borde del escenario e hizo una reverencia elegante al público mientras sujetaba su largo vestido. Después, con una sonrisa se retiró de allí, pues pronto comenzaría la próxima actuación.

—Ese es mi ángel —indicó el pelirrojo en un susurro.

Sin embargo, Leo lo escuchó perfectamente y se quedó completamente congelado. Iba a decir algo, pero nada salió de sus labios, solo miró a su amigo pelirrojo con una extraña expresión en el rostro; expresión que Fred no supo descifrar y por alguna razón, le hizo preocupar.


Tras finalizar la sexta actuación de la noche, el pelirrojo se vio arrastrado por alguien que tiraba de su brazo con fuerza y sin delicadeza, fuera de la multitud. Intentó hacer parar a esa persona, pero no fue capaz, pues no lo escuchaba siquiera, así que simplemente se dejó llevar hasta que dicha persona se detuviera, se quitara la capucha que le impedía ver quien era y le pudiese preguntar que quería de él.

Un rato después, cuando se alejaron lo suficiente del ruido del festival y llegaron a un pequeño parque, la persona que lo arrastraba se detuvo y lo soltó. Fred fue a preguntarle quien era y que quería; sin embargo, antes de que palabra alguna saliese de sus labios, la persona se dio la vuelta y se quitó la capucha. Una sonrisa se dibujó inmediatamente ne los labios de Fred al ver a su hermoso ángel delante suya.

—Te dije que nos veríamos esta noche, ¿o no? —le recordó Zaira con una leve y coqueta sonrisa.

—Y te vi, en el escenario —indicó él, fijando sus ojos en los ajenos.

—¿Te gustó? —preguntó con cierto tono tímido, poco común en ella.

—Fue espectacular, tienes una voz realmente hermosa —le sonrió.

—Soy un ángel después de todo —murmuró, restándole importancia.

—Estoy seguro que superas al resto de los ángeles con diferencia.

—Bueno, sí, tienes razón, ninguno me llegan ni a la suela del zapato —admitió segundos después, orgullosa y egocéntrica como ella sola.

—Y seguro que tu belleza tampoco es superada... —comentó, mirándola de arriba abajo. Aquella noche estaba especialmente bella, el vestido que llevaba le sentaba de escándalo.

—Todo depende del criterio de cada persona.

—Pues, bajo mi criterio, creo que tú eres mejor que todos los demás —Zaira sonrió, dejando a Fred algo atontado—. ¿Por qué tanto misterio? —preguntó después, refiriéndose a la capucha que llevaba.

—Para escapar de la gente, sino habría sido descubierta —respondió, mirando al cielo nocturno—. Sé que te estoy causando algunos problemas... A los humanos no les agradamos, es un hecho.

—A mí me agradas y no me importa lo que digan los demás —aseguró y colocó una mano en su mejilla, acariciándola. Gesto que ella agradeció.

—¿Y si los demás comienzan a odiarte?

Fred tragó saliva al notar como sus hermosos ojos dorados se clavaban en los suyos, con intensidad, como si buscase la respuesta en ellos.

—Pues que les den, no merecen la pena —respondió él, sin dudar.

Se sentía tan condenadamente atraído por ella que no era capaz de alejarse. lo intentaba, pero no podía. Todo en ella lo atraía y lo hacía caer. Lo hacía caer en esa trampa llamada amor. El problema era el siguiente: ¿ella se sentiría igual?

«No, claro que no. ¿Cómo podría sentirse igual? Ella es un ángel, no desperdiciaría su tiempo con un simple humano», pensó Fred.

—Eres diferente a ellos, Fred —comentó Zaira con una leve sonrisa—. Eso me gusta, lo diferente siempre es bueno y además, haces que vea las cosas de otra manera.

Él sonrió y sin separarse ni un milímetro de ella y sin detener las caricias que ejercía sobre su mejilla, tarareó el ritmo de la canción que ella había cantado un rato antes.

—No creo que la olvide nunca —murmuró—. ¿La escribiste para alguien en especial? —fue formular la pregunta y que unos celos inesperados lo golpeasen ante el temor de que la respuesta fuera afirmativa.

—Puede que sí. O puede que no—contestó, dejando la duda en el aire. El pelirrojo se mordió el labio con fuerza al escucharla—. Te harás daño en esos seductores labios si sigues mordiéndote —indicó mientras los observaba y se humedecía los suyos.

Fred dejo de mordérselos, lo había hecho ruborizar. Por Merlín, se volvería loco si las cosas seguían así. Justo cuando ella había dicho eso y la había visto humedecerse los labios de aquella forma tan provocativa, había sentido un deseo irrefrenable de besarla. Pero no podía, tenía que contenerse. A penas se conocían.

Mientras, Zaira se sentía extraña de nuevo, siempre que estaba con él era así. Se sentía extraña y confundida, pero también muy bien. Notaba a su corazón acelerarse a cada segundo que pasaba. La mano que aún acariciaba su mejilla le producía una calidez tremenda, pero ella quería más. Quería tenerlo más cerca. Quería robarle un beso. Quería que él le hiciera sentir una calidez aun mayor.

—¿Cuándo estabas vivo había alguien en tu corazón? —quiso saber ella y él se puso nervioso ante la repentina pregunta.

—No —contestó en seguida, mirando detenidamente los ojos dorados de ella—. Nunca me enamoré mientras estaba vivo, no tuve ese placer —Zaira se sintió aliviada al escucharlo—. ¿Qué hay de ti? ¿Tienes a alguien en tu corazón? ¿O lo has tenido?

—¿Por qué no tratas de averiguarlo? —lo retó ella, divertida. No podía decirle la verdad directamente, no podía decirle que él le estaba robando el corazón.

—La verdad es que me preocupa hacerlo —murmuró, desviando la mirada. Se sentía decaído de pronto, de tan solo pensar que podría haber alguien en su corazón y que ese alguien podría no ser él—. Mejor olvidémoslo, no he preguntado nada.

Se separó de ella con un gran esfuerzo y llevó la vista al suelo, era incapaz de mirarla. Porque sabía que si averiguaba que ella sentía algo por alguien, le destrozaría. Zaira se deprimió al ver cómo se alejaba, como dejaba de acariciar su mejilla. Era como si hubiese sido rechazada sin ni siquiera declararse y ningún hombre la había rechazado antes.

Retrocedió un par de pasos y se dedicó a observar la luna y las estrellas, para calmarse. Tenía que despejar su mente de lo que él le provocaba, porque si seguía así terminaría lanzándose a sus brazos y eso era algo que acabaría lamentando.

—Mañana te daré un nuevo trabajo —informó al rato.

—¿De qué se trata? —preguntó él, elevando ligeramente la vista.

—Es un tema de mi casa, necesito que me ayudes a organizar unas cuantas cosas —explicó, pero no muy detalladamente.

—Espero poder hacerlo bien.

—Tú siempre lo haces todo bien, Fred —se escapó de sus labios en un suspiro; pero un suspiro sin emoción alguna.

Fred notaba que Zaira estaba actuando extraño de repente, aunque ella ya era particularmente extraña de por sí. Se había sentido alagado por su comentario, pero se había sentido frío, vacío. Se sentía como si algo los estuviese separando de golpe. Se sentía como si ella estaba poniendo una barrera entre los dos y eso le aterró.

La morena había cambiado de opinión en un abrir y cerrar de ojos, en tan solo unas horas. Debía alejar los sentimientos que tenía por el pelirrojo, porque si no lo hacía, jamás volvería a ser la misma y cuando él regresase al mundo de los vivos, dejándola allí sola, quedaría destrozada. No quería tener que pasar por eso. No quería experimentar ese dolor, ese tormento. No dejaría que su corazón se rompiese más.

Continue Reading

You'll Also Like

32.6K 2.1K 14
(Basada en Falcon and the winter soldier) ¿Un nuevo Capitán América? "Es un patético intento de Capitán America" Es lo que piensa _____ Romanoff ____...
52K 3.7K 28
La chica más linda de Hogwarts es contratada por unos Slytherin para enamorar a dos de los merodeadores, y acabar por fin con aquel grupito de bromis...
370K 27.1K 27
-𝘌𝘴𝘵𝘰𝘺 𝘮𝘢𝘭𝘥𝘪𝘵𝘢, 𝘚𝘪𝘳𝘪𝘶𝘴 - 𝘠 𝘦́𝘭 𝘭𝘰 𝘴𝘢𝘣𝘪́𝘢, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦𝘯 𝘴𝘢𝘣𝘪𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘪𝘣𝘢 𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢𝘳 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢...
5.8K 312 11
Desde lo ocurrido en Liyue y el despertar de Osial, muchas cosas han cambiado... Aparición de varios ships: es la historia del juego Genshin Impact...