—¿Es en serio?—pregunté incredula. Me crucé de brazos y lo miré a Cameron molesta—No hay nada... repito, nada—le puse enfasis a la palabra 'nada'—entre Matt y yo.
—Pues se veían muy cariñosos la otra vez...—dijo él.
—¿Qué otra vez?—exclamé molesta—¿Que con tu 'momentito' con esa Madison?
—Tu sabes bien lo que pasó—espetó Cameron molesto.
—Que acaso no puedo tener amigos varones por tus celos?—atajaste.
—Sabes cómo es Matt...
—¡Sí, lo sé! Pero eso no implica que no pueda hablarle, o ¿Qué? ¿Acaso no quieres que hable más con tus amigos? Que en cuestión son mis amigos también—. Cameron bajó la vista y tensó la mandibula. Negó con la cabeza—¿Acaso no me crees?
—Yo...
—¿Crees en mí?—pregunté nuevamente. Dolida por el silencio de Cameron, le di la espalda.
—Mejor me voy—dijo harto. Volteé a verlo. No quería que se vaya. Tomó su abrigo y abrió la puerta. Me miró—Adiós.
(...)
Desperté con el tono de llamada de mi telefono. Noté que estaba completamente oscuro ya. Tomé el telefono y lo primero que noté fue que era un whatsapp de Cameron. Lo segundo, la hora. Se había hecho practicamente de noche.
Abrí el WhatsApp de Cameron, el cual contenía un video:
Era Cameron, con una expresión de disculpa en su rostro. Suspiró un par de veces y comenzó a hablar.
"No sabes cuanto lamento lo de hoy a la tarde, princesa. No debí haber dudado de ti por un sólo segundo y debí haber creído tus palabras. Perdona si soy un celoso sin remedio, pero eres de las primeras personas que me preocupo. Y una de las pocas.
No te cambiaría por nada, nada del mundo. Haces que cada día de mi vida merezca la pena, con sólo ver tu sonrisa"
Sonreí estupidamente y unas lagrimas se me escaparon.
"Te amo, mi princesa y por favor, nunca olvides eso. Sí lo sé" Cameron rié y desvía la vista de la camara "Sueno muy cursi ahora" volvió la vista y sonrió "Te veré a las diez, si estás de acuerdo".
Respondiste el mensaje con un pulgar arriba y notaste que faltaban solo quince minutos para las diez.
(...)
El timbre de tu puerta sonó.
La abriste y Cameron se encontraba del otro lado de la puerta, con la misma cara de disculpa del vídeo.
—Nena, yo...—cortó el habla al abrazarlo. Hundiste tu rostro en su pecho y lo sujetaste con fuerza.
—Te perdono, Cam. Pero quiero que me perdones a mi también—dijiste.
—¿Por qué?
—Porque también quiero disculparme. Por discutir contigo. Odio hacerlo y no quiero que desconfiemos del uno al otro. Lo lamento...
—Oye—me tomó de los brazos e hizo que lo mirara a los ojos—Todo está olvidado. Ya está—suspiré—No te preocupes más, ¿sí?—tomó mi mentón—Te amo.
—Y yo a ti.
Pegó sus labios a los tuyos en un lento y dulce beso, acompañado de un abrazo.
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Ahora en un rato subo otro D: