34. Te da su camisa

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Fui la ultima en terminar el almuerzo, feliz de que el día estaba cerca de terminarse. La gran mayoría se había ido de la cafeteria, apurados por tomar sus cosas e irse. Arrojé el resto de mi comida al cesto más cercano. No tenía demasiada hambre. Justo cuando me me di la vuelta me encontré con la bandeja del almuerzo de alguien.

Mi nueva remera estaba completamente arruinada con lasaña. Maldije en voz alta, tomé un par de servilletas y comencé a frotar inutilmente sobre la  enorme mancha. Obviamente, no hubo progreso alguno y olvidé a la persona que estaba enfrente mío y por sobre todo, el causante de todo esto. Alcé la mirada y dejé de frotar la servilleta contra la tela de mi remera.

Cameron Dallas estaba delante mío.

Ahogué un suspiro al ver su cercanía hacia mí. Era uno de esos chicos que no era muy popular, pero tampoco un marginado o algo por el estilo. Era extremadamente guapo y cada vez que me lo cruzaba se me era casi imposible no mirarlo.

Este chico hacía que tuviera problemas para respirar. Lo juro.

—Demonios—dijo él, enarqueando las cejas—Lo lamento mucho—me quitó una servilleta de la mano y se aproximó aun más. Dejó su mano suspendida en el aire, dudoso de si limpiar mi remera o no. Ya saben...

—Está bien—dije evitando contacto visual.

—No, no lo está—dijo él. 

Alcé mi vista nuevamente para contemplar la octava maravilla del mundo. Cameron comenzó a quitarse la remera, dejandome ver parte de su tonificado torso. Ahogué un jadeo al ver el strip dance que me ofrecía (okno).

Cameron me sonrió y me tendió su camisa que tenía sobre la tank top que ahora mismo le quedaba. Negué con la cabeza levemente. No podía creer que este chico me estaba dando su remera.

—Tomala, por favor—dijo él, aun sonriendo—Es lo minimo que puedo hacer.

Vacilé un momento antes de tomarla. Me quité la mochila de encima y la dejé caer sobre mis pies. Sabía que debía quitarme la remera ahora si quería llegar a tomar el autobus de regreso a casa. Sentí la mirada de Cameron mientras bajaba las tiras de mi musculos, cuidando que no bajara más de lo debido. Deslicé su camisa sobre la sucia, teniendo problemas para abotonarla.

—Dejame... si—dijo él. Se acercó y comenzó a prender cada botón de la camisa de arriba a abajo, abotonando el ultimo más lentamente. Me congelé al sentir el roce de sus nudillos contra mi torso y la cercanía de nuestros cuerpos. Murmuré un casi mudo "gracias" y deslicé mi musculosa sucia por debajo de la camisa. La hice un bollo y la arrojé. 

La mancha seria imposible de quitar. 

Estaba arruinada.

Nos quedamos allí en silencio. Cameron retrocedió un paso, sin quitar sus ojos de encima mío. Sonrió levemente mientras subía y bajaba sus ojos, haciendome sentir que la situación era extrañamente excitante.

—¿Que miras, eh?— escupí.

Cameron lanzó una carcajada y alzó sus manos, a modo de disculpa.

—Estaba pensando lo bien que te ves con mi camisa—dijo sonriendome.

—¿En serio?—me agaché de cuclillas en busca de mi telefono. Estaba segura de que había perdido el autobus en este punto—No importa—dije negando con la cabeza y colgando mi mochila sobre mi hombro—Perdí mi autobus y mi madre de seguro se podrá histerica.

Él me miró apenado, se acercó nuevamente y tomó mis hombros, apretandolos ligeramente.

—Bueno, puedo pedirle a mi hermana que venga a recogernos y que te lleve a tu casa. Sería una especie de "lamento haberte manchado con lasaña" regalo de disculpa.

Traté de no sonreír, pero me fue imposible. Lancé una pequeña carcajada y miré hacia el cesto donde había arrojado mi remera.

—Suena bien para mi.

Cameron me guiñó el ojo y tomó mi mano.

—Si te hace sentir mejor, en serio te ves muy bien con mi camisa.


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♥ ♥ ♥ ♥ ♥ gracias por las dos mil leidas ♥ ♥ ♥ ♥ ♥


Cameron Dallas ImaginesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora