QUINCE DÍAS CON ÉL - sTaXx...

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Gustos Diferentes. Personalidades Diferentes. Vidas Diferentes... Solo tienen 15 días para aprender a lidiar... Meer

P R Ó L O G O
DÍA #1
DÍA #2
DÍA #3
DÍA #4
DÍA #5
DÍA #6
DÍA #7
DÍA #8
DÍA #9
DÍA #10
DÍA #12
DÍA #13
DÍA #14
DÍA #15
E P Í L O G O

DÍA #11

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DÍA 11: "Fiesta en la piscina"

—Sé sincera, ¿Crees que esto me hace ver el trasero más grande? —preguntó Paola, con evidente preocupación en el rostro, mostrándome como le quedaba un short de mezclilla que se estaba probando.

Levanté mi mirada del móvil para verla. Mi amiga no necesitaba nada que aumente sus tallas, ella era bastante guapa, pero ya conocía a Paola.

—Te queda muy bien, me gusta.

—_____, ¿Al menos podrías fingir sinceridad? —entrecerró los ojos.

—Lo dije enserio —contesté —, de todas formas no entiendo ni porque estamos discutiendo si a las finales escogerás el primer vestido que te probaste.

—Eso no es cierto —respondió indignada —, aún estoy  indecisa y tu deber como mi mejor amiga es ayudarme.

—Veamos —bufé —, es una fiesta en la piscina, ¿Lo más lógico no sería buscar primero algun traje de baño?

—Joder, olvidé mi bañador.

Mi amiga me miró con cara de pánico, al recordar aquel pequeñísimo detalle.

Hace un buen rato que estábamos en mi habitación escogiendo ropa, yo ya me había aburrido y preferí no prestarle demasiada atención a mi vestimenta,  pero Paola era una aficionada de la moda y no se rendiría tan fácil.

—Te presto el mío, yo no pensaba entrar a ninguna piscina igualmente, estoy algo agripada —le resté importancia.

—Si la situación fuera otra, te llamaría aburrida, pero ahora podría besarte por haberme salvado la vida —dijo aquello con un tono de voz tan serio que no pude evitar reír.

—Te amo amiga, pero creo que voy a pasar de ese beso por ahora —añadí y ella también rió.

Paola empezó a explicar las razones por las que rechazar un beso suyo fue una gran oportunidad que perdí, hasta que el sonido del claxon de un coche nos interrumpió.

—Son ellos —murmuró mi amiga, viendo a través del ventanal que tenía en mi recamara.

—Bien, vamos.

—Espera, _____, ¿En verdad estamos listas para esto?

—Eres la reina de las fiestas, tú naciste lista, cariño.

Paola sonrió y asintió. Ambas tomamos nuestras carteras y caminamos hacia la salida de mi casa, además, como dato curioso, Paola traía puesto el primer vestido que se había probado, tal y como lo predije.

Después de despedirme de mamá y cerrar la puerta tras de mí, pude ver al chico que me traía loca. Frank estaba recostado sobre un coche conversando con Rubén, tenía los gestos en su cara relajados, como de costumbre, se notaba feliz y yo automáticamente me sentí igual.

Él notó a los segundos que yo estaba ahí y fijó su vista sobre mí, sonreímos casi al instante y el corazón me dio un salto, él estaba guapísimo, llevaba los mismos lentes de sol que traía el primer día que lo conocí.

Con mis latidos a mil por segundo, reprimí mis ganas de lanzarme a él y besarlo apasionadamente, debido a que estábamos en un lugar público y a que sería incómodo tener que explicárselo luego a mi mamá, de por sí ella ya tenía muchas sospechas de que Frank no era solo un amigo que conocí casualmente mientras compraba el pan.

—Hola —me susurró cuando estuve frente a él

—Hola —repetí y no hizo falta decir nada más, nuestras sonrisas nos delataban, o al menos la mía, esto es lo que estaba esperando desde el último momento que lo vi, el volver a tenerlo a metros de mí y sentir su exquisito aroma. Frank Garnes se había convertido en un droga muy adictiva.

Los cuatro entramos al auto sin más demora. Frank ocupó el asiento de piloto y yo me senté a su lado, mientras Rubén y Paola eligieron los asientos traseros.

Al poco tiempo la música inundó nuestros oídos y no tardaron en escucharse cantos de mi amiga mientras los demás reíamos e intentábamos seguirle el ritmo.

El camino al hotel Holliday fue entretenido, sin embargo al llegar los de seguridad tuvieron que hacernos pasar como si fuéramos una especia de reliquia y ellos nuestro escudo humano, lo cual me hizo sentir bastante incómoda, ya que estaba viviendo las desventajas de ser una persona reconocida pero sin serlo, de todas maneras, si era lo tenía que pasar para tener un rato a solas con Frank, valía la pena, definitivamente.

Los chicos se tomaron un momento para firmar algunos autógrafos antes de entrar del todo al Holliday, mientras Paola y yo esperábamos en recepción, lejos de las cámaras y personas curiosas.

Al terminar, ellos nos dieron el encuentro y nos acompañaron hasta el piso tres, junto con la amable recepcionista de la vez pasada.

—¿Esto es una fiesta o un velorio? —preguntó Rubén cuando llegamos a la piscina, lo cual sirvió para llamar la atención de todos.

—No tenemos música, Alex dice que su ordenador se ha malogrado —informó un chico de gafas al que sinceramente no reconocía.

Habían como veinte personas en el lugar, y apostaba a que todos ellos tenían muchísimos seguidores, pero yo antes de conocer a Frank era inexperta en el mundo de YouTube, así que solo estaba familiarizada como con la mitad de ellos.

—Mangel, ve a por el mío, ¿Vale? —respondió Rubén y el nombrado asintió y se fue a ello.

—Las cervezas se han acabado —esta vez habló Alexby.

—Samuel y Willy, vayan y díganle al bueno de Pepe que nos pida algunas por favor, dile que el dinero no es problema —Pepe era uno de los tantos organizadores del evento, pero sinceramente parecía más una niñera personal, igualmente la pareja Wigetta hizo caso sin rechistar —. Lanita, confío en tu capacidad para tener este lugar decorado en pocos minutos —continuó —, y con eso solo me refiero a lo básico, algunos globos y ya estaría.

Of curse —respondió la nombrada —. Luzu, come on —ella le hizo una seña a su novio y este asintió y la acompañó.

—Y los demás, ¿Que esperáis?, es una fiesta en la piscina, si pensáis que no van a necesitar alguna ropa de baño entonces luego no quiero verles cabreados porque se les ha mojado la ropa.

Miré a Paola un poco asustada y ella le restó importancia al comentario haciendo un gesto con su mano.

—No te preocupes, sabes que siempre exagera —me susurró mi amiga por lo bajo.

Frank, quién escuchó el comentario, soltó una carcajada y murmuró hacia nosotras: "Creedme, no lo hace"

(...)

Como por arte de magia, Rubén había montado una gran fiesta en pocos minutos, la música estaba a tope, no faltaban las cervezas heladas y bocaditos muy apetitosos de todo tipo. Supongo que eran las ventajas de ser personas famosas.

Lanita se había lucido con las mesas, sillas y algunos globos de helio que podías ver flotando por el lugar, por su puesto también se le daban créditos a Luzu, quien había hecho el trabajo pesado.

La mayoría de chicas se paseaba por los alrededores en bikini o ropa de baño y en el caso de los chicos ninguno de ellos traía camiseta, todos disfrutaban de los rayos de sol y el ambiente alegre, mientras yo por otro lado, aún tenía toda la ropa encima y empezaba a morir de calor debido a los jeans que había traído, no sé cómo no se me ocurrió venir con algo más cómodo.

Había decidido sentarme en un asiento reclinable, bajo una sombrilla, tomando un zumo de naranja mientras veía a los demás saltar y chapotear en la piscina.

Frank me había dicho que dejaría subiendo un vídeo y por ahí se pondría la ropa de baño, que no iba a demorar, sin embargo habían pasado más de veinte minutos y aún no aparecía, así que mi paranoia empezó a hacerse presente, pero solo decidí ignorarla.

—¿Te la estás pasando bien?—Como si lo hubiese llamado telepáticamente, Frank tomó el sitio libre que estaba a mi lado y se sentó junto a mí —, ¿Quieres cambiarte en mi habitación?

—¿Qué? —cuestioné confundida e inmediatamente entendí que se refería al traje de baño —. Oh no, no voy a entrar a la piscina —afirmé mientras él me miró divertido.

—Yo no lo diría tan segura si fuera tú —canturreó.

—Frank —dije su nombre lo suficientemente serio como para que no se lo tomara a la broma, pero a la vez no podía hacer desaparecer la sonrisa boba de mi rostro —, ni siquiera lo pienses.

—Digamos que tienes cinco segundos para correr —avisó.

—Oh, vamos, no puedes estar diciéndome que...

—Uno —me interrumpió.

—No te atreverías —no soné convencida, y era porque realmente no lo estaba.

—Dos —continuó.

Me incorporé rápidamente de la silla, dándome cuenta que no estaba de coña, y empecé a sacarme las zapatillas y a visualizar el espacio que tenía para correr como si se me fuera la vida en ello, en realidad aquello me resultaba terroríficamente divertido.

—Tres.

—Voy a matarte después de esto —añadí en un susurro suave antes de echarme a correr.

—Cuatro.

Su voz se volvió inaudible para mí cuando me mezcle entre las personas con la esperanza de que Frank no me atrapará. Ni siquiera había oído el "Cinco" pero era consciente de que estaba detrás de mí, escuchaba sus pasos y risas mientras yo intentaba colarme en espacios reducidos para lograr que me pierda de vista, sin embargo no podía evitar reír y el lugar no era tan grande como para pasar desapercibida, así que eventualmente él termino dando conmigo.

Frank me tomó por la cintura con ambos brazos y elevó mis pies del piso. Comencé a patalear y darle manotazos suaves mientras gritaba repetidamente su nombre, ambos reíamos y todos comenzaron a hacerlo al darse cuenta de la situación, fuimos el centro de atención por algunos minutos, hasta que él decidió soltarme a escasos metros de la piscina y girarme para estar cara a cara conmigo.

Frank me sonrió y por algunos segundos pensé que la broma había terminado, hasta que vi como en un movimiento rápido se deshizo de su camiseta y, sin dejarme reaccionar, me abrazó atrapando mis brazos entre los suyos y tirándose a la piscina junto a mí.

Nos sumergimos por algunos segundos en los que sentí como liberó su agarre para poner sus dos manos sobre mí cintura y acercarse a mí para juntar nuestros labios en un gesto tierno, pero que para nada iba a evitar mi venganza.

—¡Cabrón! —grité cuando salí a la superficie y seguido a ello tomé una larga bocanada de aire.

Todos rieron teniendo aún su atención en nosotros dos, eso también incluía a Frank, quién se la estaba pasando de lo mejor viéndome completamente empapada.

—Ya me dirás tú cómo le voy a explicar esto a mi madre después de que le dije que iríamos a un almuerzo en casa de Paola —me quejé.

—Puedes quedarte conmigo y así no dar explicaciones —respondió, relajado.

—Definitivamente eres es un idiota —sonreí chapoteándole un poco de agua con mis manos.

—Vale, pero a que este idiota tiene razón —rodé los ojos y pase mis brazos alrededor de su cuello sintiéndome valiente en aquel momento e ignorando la mirada de cualquiera de sus amigos YouTubers.

—Frank —la voz temerosa de Samuel nos interrumpió cuando yo estaba bastante cerca a él, esperando el volver a besarlo.

—Dime —respondió un tanto borde.

—Es este, emh... Yo creo que deberías atender —Samuel estiró su brazo mostrándole el móvil a Frank, este vio algún nombre en la pantalla y sentí como sus músculos se tensaban. Asintió hacia Samu y salió de la piscina rápidamente, no sin antes murmurarme un: "ya vuelvo".

Empapada y confundida, salí de la piscina y volví hacia mi asiento anterior. Esperé pacientemente que Frank volviera a aparecer, pero a los diez minutos ya estaba congelándome con toda la ropa mojada a pesar del calor que hacía.

Un poco cansada de la situación decidí ir a buscarlo y ver si podía prestarme al menos una toalla, a las finales el estar mojada había sido consecuencia de su bromita. Recordaba el número de habitación de Frank, así que no me fue difícil llegar hasta ahí, cuando lo hice noté la puerta semi abierta y me acerqué con cautela esperando no interrumpirlo e incomodarlo en lo que sea que estuviese haciendo.

—Que sí, todo está muy bien por aquí —Oí su voz y rápidamente supe que hablaba con alguien por el móvil —, no exageres solo ha pasado un poco más de una semana. Yo ahora no puedo hablar Claudia. Sí ajá. Cuídate.

¿Quién era Claudia?

—¿Frank? —Como si mis labios hubiesen elegido hablar por si mismos, llamé su atención con aquella pregunta y él al notarme se giró hacia mí.

—_____, ¿Qué haces aquí? —contestó algo nervioso al verme y yo me sentí un poco extraña al escucharlo tan borde.

—Yo vine a buscarte, es que tenía frío y... Lo siento no quería incomodar.

—No lo haces, ven aquí —extendió una mano hacia mí y sus facciones se relajaron, quizás se había dado cuenta de lo mal que sonó su pregunta anterior. 

Tomé su mano y dejé que me guíe hacia él, cuando me tuvo cerca me sentó en su regazo mientras yo apoyé mi cabeza en uno de sus hombros.

—¿Con quién hablabas? —cuestioné tratando de no sonar tan entrometida.

—Umh, bueno —suspiró pesadamente —... Nadie importante, una amiga de España.

—Oh —suspiré y decidí dejar mi corto interrogatorio y conformarme con esa respuesta.

—¿Dijiste que tenías frío? —cambió el tema rápidamente, como si estuviese algo incómodo.

—Sí —admití.

—Quédate conmigo esta noche —propuso de la nada, y yo lo vi algo sorprendida —, no haremos nada que tú no quieras, lo único que quiero es pasar una noche a tu lado, así también podría prestarte algo de ropa y esta que tienes ahora estaría seca al amanecer.

—Bien —contesté sonando convencida, y sin necesitar ningún otro argumento de su parte —, llamaré a mamá para decirle que dormiré en casa de Paola.

—Vale, puedes ponerte una de mis camisetas, son lo suficientemente largas para cubrirte, también puedes estar en mi habitación y usar el secador o las toallas, están todas limpias las cambiaron hoy temprano.

—Eso estaría bien, gracias—sonreí.

Frank pasó su nariz por mi cuello, inhalando mi olor, y haciendo que me estremezca, acurrucó su cabeza ahí por algunos segundos y después se incorporó levantándome de sus piernas. Fue hacia donde tenía sus maletas y sacó un par de camisetas pidiéndome que elija la que quiera, seguido a eso salió de la habitación para darme un momento a solas mientras me secaba y vestía.

Me tomé unos minutos para ponerme la ropa de Frank, la tela de su camiseta era suave y olía bastante agradable, me sentía en las nubes invadida de su aroma. Después de secarme el cabello y peinarme un poco, llamé a Frank diciéndole que estaba lista y que ya podía pasar.

—Te queda mil veces mejor que a mí —afirmó él al verme con su ropa.

—¿Puedes dejar de burlarte?

Él rió y se acercó rodeándome con sus brazos.

—Iba enserio.

—Ya —sonreí y también lo abracé.

Estuvimos un rato más en su habitación dándonos mimos y disfrutando de la privacidad que al fin podíamos tener, hasta que decidimos ir de nuevo hacia la fiesta.

Él me dijo que iría un momento con sus amigos y yo acepté y me dirigí hacia Paola. Conversamos un poco acerca de cómo la íbamos pasando y le comenté mi plan de quedarme esa noche con Frank. Paola ni se inmutó y asintió aceptando cubrir mi mentira, incluso me susurró un "disfrútalo" que nos hizo romper a reír a las dos.

Un poco más tarde llamé a mamá y puse en marcha mi plan, el cual funcionó a la perfección, o al menos eso era lo que mi mamá me había hecho creer.

Mientras más iba a oscureciendo, más de los YouTubers se iban despidiendo y yéndose cada uno a su habitación. Paola y Rubén fueron los penúltimos, antes de irse se despidieron de nosotros y mi amiga me dijo que Rubius la llevaría a casa en su coche, por lo que no tenía nada de que preocuparme.

Por otro lado Frank y yo, al quedarnos solos, también decidimos ir hacia su habitación. Él me dio a escoger entre otro par de camisetas para dormir y algunos de sus pantalones en donde fácilmente podían caber dos yo, pero como hacía un poco de frío accedí sin más.

—Ven aquí —susurró él, haciéndome un espacio en su cama y yo no dude ni un segundo en hacerle caso —. Mañana es la segunda presentación del evento del Club Media Fest, irás, ¿cierto?

—Cierto —asentí —, voy a estar en primera fila gritando como una buena fan por mi YouTuber favorito.

—¿Y ese quién es? —preguntó con ironía.

—No creo que lo conozcas, se hace llamar sTaXx, es un poco tonto, pero se le quiere —me encogí de hombros.

—¿Ah sí? —él sonrió de lado —, menuda suerte la del tal sTaXx al traerte loquita.

—¿Perdona? —reí —, menuda suerte la suya por dejarlo creer que me trae loquita.

—¿Entonces no es verdad? —Preguntó divertido.

—Ni en tus mejores sueños, cariño.

Frank soltó una leve risa para luego besarme tiernamente. Minutos después pasó sus brazos alrededor de mi cintura y me acercó a su cuerpo.

—Tú si que me traes loco —susurró y noté como sus ojos poco a poco se iban cerrando.

—Descansa Frankie, te quiero—contesté, sumiéndome nuevamente en su aroma y en esa paz que solo sentía a su lado.

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