DÍA #10: ¿Cuál es el Plan?
Las clases habían terminado y el aire de libertad me recibía con una suave brisa sobre mi rostro al salir por la puerta principal.
Paola y yo caminábamos animadas y charlando, felices de haber terminado la tortura de hoy en clases de ciencias sociales.
—En dos días vuelve el Club Media Fest con la segunda presentación que deben hacer los chicos — me comentó mi amiga —, ¿Te mencionó algo tu novio?
—Que no es mi novio —rodé los ojos y Paola soltó una risita —, y no, Frank no me ha dicho nada.
—Supongo que lo hará pronto —aseguró ella —. Rubén me dijo ayer que quería que esté presente de nuevo, dice que lo vuelvo valiente, y así no tartamudea tanto en el escenario.
Paola dijo esto último con mucha emoción en la mirada, lo que me hizo sonreír, me sentía feliz de que ella sea feliz.
—Yo en realidad flipo —solté.
—¿A que te refieres?
—Estamos saliendo con dos de los Youtubers con más seguidores en España, ¿eres consciente de eso?, me apuesto la vida que ni en tus mejores sueños de fan obsesionada te imaginabas algo así.
—De hecho sí. Siempre me imaginé metiéndole la lengua a Rubius hasta la garganta.
—¡Paola! —chillé y ella rió —, eso fue demasiada información.
—No te hagas, estoy segura que no puedes esperar en hacerle lo mismo a Frank —encaré una ceja.
—¿Y quién dice que no lo he hecho ya?
Ambas nos soltamos a reír como subnormales mientras caminábamos por las afueras de la universidad, estos momentos eran los que más disfrutaba, cuando no pensaba en nada más que reír con mi mejor amiga.
Paola cambió el tema y comenzó a hablar del nuevo tratamiento para uñas que había comprado, pero mi interés en lo que decía acabó en el momento que fijé mi vista en un coche azul aparcado en toda una esquina.
—No me lo creo —susurré más para mí misma, pero mi amiga alcanzó a escucharme.
—¿El qué? —preguntó ella dirigiendo su mirada al mismo lugar que yo —... Oh.
—¿Que hace Frank aquí? —el corazón me dio un vuelco y comencé a sentir una especie de mezcla entre nervios y emoción.
—No lo sé, pero no creo que sea la mejor idea quedarse parada con la boca abierta —apreté los labios como por instinto —, mejor vamos a saludarlos — concluyó Paola, refiriéndose también a Rubén.
Yo, aún en trance, comencé a caminar hacia el coche siguiendo a mi amiga. Cada paso más cerca de él, era un latido más frenético de mi corazón. No me esperaba que Frank venga hasta aquí y me reciba con esa sonrisa tan encantandora de la que cada vez estaba más cerca.
—Hola —me saludó él cuando al fin estuvimos frente a frente.
—¿Cómo supiste...?, ¿Quién...?, ¿Qué haces aquí? — estaba siendo realmente patética. Ni siquiera podía formular bien una pregunta.
—Yo me esperaba más un: Te extrañé Frank, pero creo que con que me hayas dirigido la palabra puedo conformarme —exclamó con una voz aguda que según él se parecía a la mía.
—Te extrañé mucho, tonto —reí—, solo me sorprendió que estés aquí, ni siquiera conoces la ciudad, ¿Cómo es que llegaron?
—Paola le dio algunas indicaciones a Rubius hace unos días —explicó —, y con eso nos las apañamos... Aunque nos ha costado la vida, también hay que decirlo.
Sonreí mirándolo con ternura, que ganas de comermelo a besos ahora mismo, pero sabía muy bien que era uno de los limitantes de estar junto a Frank.
—Y bueno, ¿Cuál es el plan? —pregunté después de unos segundos.
—Eso no lo había pensado aún —Frank se acercó un poco —. En mi mente solo rondan las ganas de besarte, pero dado a que es un sitio público tengo que retenerme —susurró cerca a mi oído para después alejarse y tan solo esas palabras lograron que todos los bellos de mi nuca se ericen —. Así que pensaba invitarte a pasar la tarde en el hotel, ¿Qué dices?
—Frankie, normalmente estás cosas no se piden en la primera cita —respondí burlona.
—Lo dice la señorita que me escribió su número con labial en mi brazo, ¿Sabes? —le di un leve golpe en el brazo, Frank rió más —. No quise decir lo que tu mente pervertida piensa, pequeña —siguió él —. El hotel Holliday es muy guay, tiene de todo, desde piscina a sala de películas, además Rubius dijo algo sobre montar una fiesta.
—Oh, por favor, ya no hablemos de fiestas —reímos ante mi comentario.
—Venga, quiero pasar todo el tiempo posible contigo —fijé mi vista en él y le sonreí asintiendo.
—Vale, voy a llamar a mamá para avisarle.
—¿No sonará un poco extraño que le cuentes que pasarás la tarde en un hotel?
—¿Y quién dijo que le diría la verdad?
(...)
Paola y yo nos encontrábamos terminando de comer la deliciosa carne asada que tenía cada una en su plato. Habíamos aceptado la invitación de los chicos y ahora nos encontrábamos junto a ellos.
Al terminar de comer y luego de la insistencia de Frank por entrar a la piscina, decidimos que la mejor idea era charlar un poco, hacía mucho frío así que fue lo mejor que se nos ocurrió.
Minutos después Rubén y Paola se incorporaron y con un "ya volvemos" se alejaron de la mano y muy felices, todos nos quedamos callados por algunos segundos, y rompimos a reír cuando Luzu hizo una extraña cara de pervertido.
—En fin, Lanita y yo también tenemos cosas que hacer, vamos a grabar un vlog para actualizar el canal —avisó Luzu despidiéndose con una gran sonrisa junto a su novia.
—Frank, ¿Jugamos unas partidas de rocket league? —preguntó Willy, emocionado —, podríamos hacer teams y jugar los cuatro, pero ya todos saben como va a acabar eso —.
Samuel y yo nos miramos ante él comentario de Willy.
—¿Ah si?, ¿Y como es qué va a terminar, chiqui? —preguntó, Vegetta.
—Los vamos a humillar —afirmó convencido, chocando las palmas de las manos con Frank.
—Bien —dije encarando una ceja —, yo no estaría tan seguro si fuera tú.
—Créeme, no tienen oportunidad ante nosotros —añadió Frank, divertido.
—Eso lo veremos — guiñé un ojo.
—Me agrada — comentó Samuel, refiriéndose a mi —, demostrémosles quienes son los verdaderos ganadores aquí —posó uno de sus brazos encima de mis hombros, sonriendo.
—Samuel... —susurró Frank, con un tono de amenaza en la voz.
—Vale, ya entendí —Samu alzó ambas manos mientras Willy y yo soltábamos una leve risa.
(...)
—Pero Frank, tío, ¿Cómo se puede ser tan inútil? —se quejaba Willy.
—Si eres tú quien no sabe jugar, ya ves chaval.
—No es por molestarlos, pero acabamos de ganarles... Y dos veces —me burlé.
Frank y Willy bufaron haciendo que Samuel y yo riéramos, era tan divertido verlos enojados.
—No pensé que fueseis tan malos —agregó Samuel.
—Alguien se quedará sin compañía esta noche —susurró Willy, aunque más pareció como si hubiese pensado en voz alta.
Frank y yo lo miramos con una sonrisa burlona en la cara, mientras Samuel se sonrojó, era la primera vez que lo veía con las mejillas tan rojas, normalmente el que se ponía así era Willy.
—¿Así que compañía en las noches eh?, ahora veo porque no queríais grabar ningún gameplay conmigo a esas horas —dijo Frank, con un tono de burla en la voz y yo me mordí el labio para evitar reír.
—¿Qué dices tío?, Willy lo decía de coña —Vegetta se defendió después de quedarse un buen rato callado.
—Sí, sí, claro —le siguió Willy —, si vierais sus caras en estos momentos, parece que se lo hubierais creído —intentó desconcertarnos, pero claramente falló.
—Vale, sí, es cierto caímos —Frank alzó ambos brazos, fingiendo que la estrategia de esos dos había funcionado y nos habíamos creído que solo era una broma.
—Yo creo que también tengo que grabar algún vlog, mi canal está muy abandonado, nos vemos chicos —Samuel fue el primero en irse.
—Yo también... Iré a abrir regalos de fans —el nerviosismo de Willy se podía sentir a kilómetros.
—¿Eso no lo ibas a hacer en un vídeo conmigo? —preguntó sTaXx.
—Eh... Sí, sí, hostias es verdad... Entonces iré a postear algunas frases motivadoras para mis seguidores —Y dicho esto, salió de la habitación con una sonrisa tímida en el rostro.
Frank y yo nos miramos y, como si hablásemos con la mirada, ambos nos encogimos de hombros.
Inmediatamente él redujo el poco espacio que nos separaba poniendo una de sus manos en mi nuca y acercándome a sus labios. Me besó, y la corriente que invadió mi columna me hizo saber que todo en mí le agradecía ese gesto, extrañaba tanto el exquisito sabor de sus besos.
—He querido hacer esto tanto... —susurró aún sobre mi boca.
—Pues puedes besarme mucho ahora, tenemos el tiempo a nuestro favor —sentí su sonrisa al escuchar aquello.
—Es verdad —me dio otro beso corto —, pero también es cierto que estamos solos...
Me separé un poco y lo vi elevando una ceja, Frank soltó una carcajada.
—No iba a proponerte nada de lo que tu mente sucia este pensando —siguió él.
—¿Ah no? —susurré aún con la sonrisa de tonta en la cara.
—Iba a decirte para jugar otra partida del Rocket League tú y yo, pero si te apetece algo para reducir el frío pues no estoy en contra —añadió acercándose a mí.
Yo reí y le di un pequeño golpe en el brazo, él pasó sus brazos a través de mi cuerpo y volvimos a besarnos, esta vez de manera más apasionada. Frank me encantaba, lo quería, lo deseaba, pero efectivamente hoy no íbamos a hacer nada que requiera estar con menos ropa.
—Venga, juguemos con la consola los dos —me incorporé, ya que nos hallábamos prácticamente echados en la cama, y volví a sentarme a su lado como cuando aún estábamos con compañía.
—Pero... —Frank hizo un puchero, provocando que yo suelte una sonora carcajada. Negué con la cabeza divertida y le alcancé el mando — Vale, ya entendí.
Empezamos a jugar nuevamente, esta vez por fin él pudo ganarme, ¿he mencionado antes lo mucho que odio perder?, pues bueno: LO ODIO.
—Juguemos otra —insistí.
—Cariño, ya está, soy el mejor, el puto amo —se burló de mí.
—Entonces gáname una vez más —sonreí forzadamente.
—Que no, ya estuvo bien.
—¿Tienes miedo, Franki? —lo reté, necesitaba recuperar mi dignidad.
—Esa palabra no está definida en mi vocabulario, lo siento —me miró desafiante.
—Bien —le extendí mi mano con el mando y él lo tomó.
Frank empezó otra partida y comenzamos a jugar nuevamente, la diferencia fue que esta vez yo resulté ganadora.
—¡Sí!, ¡Por fin!, ¿Quién es la ama ahora, eh? —él rodó los ojos.
—Solo ha sido suerte —se excusó.
—Frank, por favor, te he humillado.
—Venga ya, me aburrí —botó el mando a quien sabe dónde y se abalanzó encima de mí.
Empezó a besarme de repente, mientras yo, algo desconcertada, intenté seguir su ritmo. No tarde mucho para quedar totalmente invadida por su sabor y la suavidad de sus labios. Me besaba de manera desesperada, era uno de esos besos que te dejan rápidamente sin aire en los pulmones y, efectivamente, nos separamos a los segundos para respirar, entonces Frank aprovechó para bajar hasta mi cuello y repartir pequeños besos allí y yo cerré los ojos instintivamente, como agradeciendo lo bien que se sentía aquello.
—Se te está yendo de las manos— Me susurró la fastidiosa voz de mi conciencia y con eso desperté de mi trance, incorporándome, rápidamente.
—¿Está todo bien? —preguntó Frank con un tono de preocupación en la voz.
—Sí, sólo que... Frank, yo no quiero apresurar las cosas, por irónico que suene —admití, mordiendo levemente mi labio inferior.
—No iba a hacer nada de lo que no quisieses pequeña, no lo haría, ni ahora, ni mañana, ni en los días que nos quedan juntos, ni nunca. —Se acercó a mi y besó mi frente.
Mi corazón se estremeció y asentí. Él rozó su nariz junto a la mía y luego me abrazó echándome a su lado. Nos quedamos en silencio por algunos segundos, viendo ambos hacia el blanco techo de su habitación.
—Espera —dijo Frank como recordando algo y rápidamente se dirigió a la pequeña cómoda que tenía, tomó su móvil y se volvió a acomodar a mi lado —, quiero una foto contigo.
Yo sonreí y le quité el celular de las manos, sentí que se tensó un poco, pero al ver que iba hacia la aplicación de la cámara, se volvió a relajar.
—Bien —hablé mientras nos enfocaba. Él me abrazó por la cintura y sonrió al igual que yo.
Tomé la foto y luego me quedé algun tiempo observándola en la pantalla del celular. Frank se veía tan guapo y encantador mirando hacia la cámara, era todo un experto en ello y se notaba. Definitivamente estaba loca por él.
No sé cuánto tiempo más nos quedamos sacándonos tomas, pero sé qué quedaron preciosas, por el simple hecho de que estábamos juntos.
(...)
—¿Mañana irás a clases? —Preguntó Frank, cuando llegamos a la puerta de mi casa.
Ya nos habíamos encargado de que Paola llegue sana y salva con la compañía de Rubén, así que no nos preocupábamos por ellos.
—No, es fin de semana —sonreí.
—Bien, quiero que pases el día conmigo, ¿se puede?
—Mi mamá me va a dar por muerta uno de estos días al ya no verme nunca en casa —bromeé.
Frank soltó una leve risa.
—Prometo traerte aquí temprano —alzó su mano derecha en señal de que era una promesa.
—Vale —asentí.
—Me gustaría poder salir contigo por la ciudad y eso, pero pasado mañana es nuestra segunda presentación y los coordinadores no nos dejan hacer nada.
—Entonces estaremos en el Holliday —fue más una afirmación que una pregunta.
—Sí, espero no te moleste —expresó cabizbajo.
—Hey Frank —llamé su atención poniendo una mano en su barbilla para poder fijar su mirada en mí —, me paso los mejores ratos a tu lado, sea en el aeropuerto, en la playa o tu cuarto de hotel.
Él sonrió y se acercó para darme un beso corto en los labios.
—Me encanta eso, por que yo siento lo mismo—sonrió con ternura —. Mañana Rubius quiere hacer una fiesta en la piscina —comentó —, va a estar guay, estarán allí muchos de nuestros colegas de Youtube.
—Entonces... — susurré esperando que termine la idea.
—Quiero que me acompañes, no vas a sentirte incómoda, conoces a la mayoría.
—Bien — asentí mirándole con ternura y acercándome para besarlo —. Descansa Franki, te quiero.
—Que descanses, pequeña.