—¡Misaki! –grito una vez más Usagi-san mientras lentamente se acercaba a mi.
—Takahashi-kun, estas a tiempo, dile a Usami-sensei que se marche ahora y no le enseño las fotos ¿Qué dices?
¿Como puedo tomar tan a la ligera una pregunta como esa? ¡Y en tan poco tiempo!
Siento que mi cabeza va a estallar de tanta presión y estrés.
—Yo... No sé –conteste con la cabeza agachada.
—Mmmm... Entonces, quiero que me hagas un favor. Levanta la cabeza Takahashi-kun.
Subi la mirada hacia el mangaka y nunca pensé que fuera a hacer algo así.
El viento soplo algo fuerte despeinandome en el acto. Fue como si el tiempo se parara por un instante. Mis ojos se abrieron completamente y viendo únicamente hacia al frente ya que no era capaz de ver mi alrededor.
Aun con la poca luz que había del día, Usagi-san pudo apreciar con claridad lo que menos hubieramos imaginado.
Ijuuin-sensei tomo fuertemente mis muñecas y me beso en ese momento, arriesgándose incluso a salir herido, porque era obvio, ileso de ahí no saldría. Intente safarme de él pero no pude hacerlo a tiempo, si no hasta que Usagi-san vino hacia nosotros y con una mirada penetrante, de odio, nos separo para enseguida darle un puñetazo en la cara al mangaka. De un solo golpe logro tirarlo en acera.
—¡Se lo advertí! vuelve a tocar a Misaki y no respondo.
—Vaya Usami-sensei, dio en el blanco. –rio un poco al ver la sangre que le había sacado de la nariz. No sé como puede reír en un momento así. —Takahashi-kun ¿No tienes algo que decir? Recuerda que lo que digas ahora puede tener grandes consecuencias.
Usagi-san me volteo a ver con la misma mirada que le dio a Ijuuin.
—Vámonos –me tomo de la mano y me llevo lejos de ahí. Incluso no pude agarrar la maleta que llevaba conmigo.
En eso, Ijuuin empezó a amenazarme en voz alta.
—¡Hiciste mal Takahashi-kun, vas a sufrir las consecuencias!
Mi corazón empezó a palpitar cada vez más. Usagi-san ignoro por completo las cosas que decía el mangaka, al fin y al cabo solo yo las lograba entender.
No podía ver con claridad el rostro de Usagi-san. Creo que esta enojado conmigo.
P-pero, yo no tengo la culpa de nada.
—Metete –me lanzo a la parte trasera del auto con mucha fuerza, seguido de un portazo.
Con rapidez se subió y enseguida el auto comenzó a moverse. La fría mirada de Usagi solo veia la carretera y a nada más.
Mi voz se entrecortaba pero aún así intentaba hablar con Usagi.
—Usagi-san, por favor dejame explicarte, no es lo que crees, enserio.
Él, solo se limitaba a manejar y de vez en cuando a verme por el retrovisor. Aumentaba cada vez más la velocidad, llegando a pasarse varias señales de tránsito.
En todo el camino no me hablo, si no hasta que llegamos a casa.
Entramos y nos dirigimos a la sala. Mi preocupación estaba al borde, no sabia que iba a pasar.
—Misaki ¿Por qué estabas con ese mangaka? Te he estado buscando todo el día, preocupado y tú, ¿Divirtiendote con él? –sobo su frente por un momento.
—Usagi-san ¡No es así!
—¡¿Entonces que es?! –levanto la voz —¿Qué es, Misaki...?
Su rostro reflejaba desilusión, tristeza, resentimiento. Todas esas emociones eran para mi.
Mi corazón se partía en dos al verlo así. Todo era mi culpa.
Si todo esto iba a pasar, creo que hubiera sido mejor que no llegara a su vida. Nunca haberlo conocido para así evitar su sufrimiento.
—N-no es así Usagi-san... Tú, piensas que me gusta estar con él pero no es cierto.
—¿No? –comento dudoso. Su mirada se concentró en mi. Nunca me había dedicado una mirada llena de odio. —Estabas en su casa Misaki ¡En su puta casa! –golpeo la mesa que estaba a su lado.
—T-Te vas a lastimar Usagi-san –tome su mano y la sobe.
—Misaki... Sueltame –quito su mano de las mías.
—Usagi... –nos vimos a los ojos con dificultad.
Eso me entristecio. Nunca antes había rechazado un cariño mio. Si hubiera sido en otro momento, sin duda, hubiera estado feliz de que lo tomara de la mano.
—¿Tú lo quieres a él?
Esa pregunta me dolió mucho.
—¡¿Q-qué?! ¡Por supuesto que no! Yo te quiero a ti.
—Entonces ¿Por qué huiste con él?
—¡Yo no huí con él! ¡Jamas lo haría! Él... Me encontró y me llevo a su casa, no pude quitarmelo de encima, porque él es mas fuerte que yo.
—¡¿Ese mangaka de mierda te hizo eso?! –señalo una pequeña marca en mi muñeca.
Esa marca era ocasionada por las tantas veces que me tomaba a la fuerza. La tape enseguida con mi suéter.
—Yo... Me pegue. –desvie la mirada. No podía verlo a los ojos.
—Eso no es cierto.
—E-es ciert...
—¡No mientas! –me interrumpió —Contestame con la verdad Misaki. ¿Él te ha tocado?
Esa pregunta era la que más me preocupaba y la que había estado ensayando desde hace mucho, para cuando llegara, tuviera lista una respuesta.
No tuve suerte ninguna vez ya que nunca llegue a encontrar la adecuada.
No pude soportar la mirada de Usagi-san. Lo único que hice fue agachar la cabeza y llorar en silencio.
—¡Misaki! –Usagi me tomo de los hombros y se agachó un poco para estar a mi nivel.
Lentamente levante mi cara. Mis ojos llorosos, las lágrimas que corrían por mis mejillas y mi voz entrecortada me delataron. Ya no era capaz de esconderme junto con mi secreto.
—U-Usa-Usagi-san... Él... Él me violo.
Su cara cambio a una mas sorprendida. Su boca se abrió ligeramente. Respiro con dificultad y parecía como si quisiera llorar. Hizo sus manos puño y su mirada cambio a una
más intimidante.
—¡Voy a matar a ese bastardo! –tomo de nuevo las llaves del coche y se dirigía a la salida enojado. Más enojado de lo normal.
Para ser sincero nunca lo había visto así. Esto iba mal y si no lo controlaba, la situación se me podía salir de las manos.
Lo tome del brazo y lo pegue a mi cuerpo para así impedir que se fuera. En vez de detenerlo, parecía que él me iba jalando a mi.
—Por favor ¡No Usagi-san! Solo quiero olvidar todo, quiero que te quedes conmigo.
—¡Ese bastardo tiene que pagar!
—¡Ya no quiero estar solo! –comence a llorar aún más —P-por favor, entiende eso Usagi-san.
—M-Misaki, no llores. –solto las llaves y se giro a verme. Con sus pulgares limpio mis lágrimas —Perdoname, me quedaré a tú lado desde hoy, hasta la eternidad.
Quería contarle todo pero a la vez no... Batalle mucho para que me salieran las palabras.
—Él... En la fiesta de Marukawa...
—Misaki, perdoname... No digas más.
Después de eso me abrazo lo más fuerte que pudo y no dijo nada. Sus manos recorrieron mi cabello, alborotandolo levemente, sus labios me dieron un tierno beso en la cabeza.
Me aferre a su camisa y llore escondiendo mi rostro en él, llore todo lo que pude empapando parte de su pecho.
Lentamente nos agachamos al suelo sentándonos por completo en el.
En medio de lágrimas termine confesándole todo a Usagi. Desde la vez de la fiesta en la editorial, las fotos, los días que había sido su esclavo y hasta el porqué había huido el día de hoy.
Fue muy difícil para mi contarle todo y por supuesto para Usagi-san también fue difícil escuchar. Era como una historia de terror, pero en cambio esta historia no era ficción.
Él me abrazaba cada vez más fuerte, sin decir nada, no había que decir algo, su apoyo se sentía en sus caricias.
Creo que fue mi imaginación o no se que era pero, juro que sentí como se mojaba mi hombro. No había sollozos por parte de él, así que no estoy muy seguro. Pero, de igual manera es un tonto.
Es un tonto porque me quiere hacer sentir mejor pero si él llora me hará llorar aún más.
Usagi-san repetía a cada momento las palabras "Perdón" "Perdoname Misaki" "Perdón"
Incluso se llego a echar la culpa de lo sucedido, diciendo que por estar embobado en el trabajo no pudo protegerme como se debía.
Usagi-san, si supieras, yo no tengo nada que perdonarte, al contrario, estoy tan feliz de que aún me sigas queriendo. A mi que estoy sucio. Tan sucio.
No se cuanto duramos así, hasta que por fin, me quede dormido en sus brazos.
Pero ahora, siento que me he quitado un peso de encima.
Estoy tan feliz de que me siga queriendo, de que no se avergüence de mi y de que no me tenga asco.
Usagi-san es mi tesoro más preciado.
Lo quiero mucho.