DÍA #7: Camino A La Playa
-Estamos perdidísimos, ¿cierto? -preguntó Vegetta desde el asiento trasero del auto que habían alquilado, donde iba junto a Frank.
Willy y yo íbamos en la parte de adelante, se suponía que yo era algo como la "Guía-copiloto", quien los guiaría con bien hacia la playa más cercana, pero vamos, debieron suponer que no iba mucho ya que estoy más blanca que la leche.
Era un poco tenso estar junto a Guillermo, ya que aún no sabía por qué yo le caía tan mal, o al menos eso aparentaba él. Hoy había visto una gran oportunidad en cambiar eso, al menos hablar con él, necesitaba saber qué es lo que no le gustaba de mí, quien sabe, quizá olía mal y él era el único que lo hace notar.
-Todo está controlado -mentí -, voy a la playa cada fin de semana -otra mentira más, no era muy fan de la playa.
-¿Y sí mejor preguntamos a alguien si vamos en la dirección correcta? -opinó, Frank.
-Pero que pesados, me sé muy bien el camino, confíen en mí.
5 minutos más tarde...
-Vale, entonces seguimos de frente y luego hacia la derecha, muchas gracias -Willy sonrió hacia la señora que nos había ayudado, amablemente, a encontrar el camino correcto.
-Me parece que hace unos minutos ____ había dicho que siguiésemos por la izquierda -Frank se burló y yo puse los ojos en blanco.
-Que te calles -respondí en coña.
Después de haber dado muchas, pero muchas vueltas, al fin pudimos llegar. Sentir la brisa en mi rostro y el sonido de las olas, fue lo más reconfortante del día, por un momento había pensado que terminaríamos en un lugar desconocido sin saber cómo volver.
-¡Por fin! -exclamó Samuel, mostrándose como un niño alegre viendo a través del cristal de la ventana del coche.
Le indiqué a Willy un buen lugar para aparcar, y él, siguiendo mis indicaciones, así lo hizo.
Todos bajamos intentando aún estar animados, y empezamos a tomar todo lo necesario.
Samuel colocó una sombrilla en el lugar que habíamos elegido, Frank bajó dos sillitas y Willy dos más, yo por mi parte, tomé el bloqueador y la gran botella con agua que habíamos traído.
Nos sentamos en forma casi lineal: Samuel y Guille a los dos extremos y Frank y yo al medio, yo al lado de Vegetta, quien fue el primero en sacar el móvil y grabar hacia la playa.
-¿Nos sacamos una foto? -preguntó Samuel, sorprendiéndome un poco. Asentí sonriente y miré hacia la cámara con la que él ya nos estaba apuntando -. Mmmm, no me gustan las fotos tan de cerca. Frank, ¿nos haces el favor, tío? -cuestionó, alcanzándole la cámara para que sea él quien tome la foto.
Frank se levantó de su lugar con pereza, haciéndome algo de gracia lo fastidiado que se veía sin razón aparente. Me peiné un poco y volví a posar hacia la cámara, mientras me ponía un poco nerviosa por el brazo que Samuel había pasado encima de hombros.
-Ya está -mencionó Frank y le devolvió la cámara a Samuel, quien sonrió satisfecho.
-¡Que guay! -dijo él más castaño y nos enseñó la foto a Willy y a mí.
-Muy guay -respondió, este último, algo borde.
-Iré a meterme un rato al mar -avisó Frank y se incorporó al instante, parecía algo tenso -. ¿Se vienen?
-¡Yo voy! -exclamó, Vegetta.
-Yo al rato -dijimos Willy y yo al unísono, mirándonos un poco incómodos.
-Vale -terminó por decir Frank y se alejó junto a Samuel.
Supuse que esta era la mejor oportunidad que tendría para charlar con Willy, así que decidí aprovechar.
Vi de reojo que estaba haciendo, y al notar que estaba distraído mirando hacia los chicos, intenté llamar su atención.
-Ejem -carraspeé -, ¿Willy?
-Dime -contestó con tono tranquilo.
-Yo... bueno... quería hablar contigo -me estaba poniendo nerviosa, y no sabía exactamente porqué.
-Sí claro, te escucho -respondió enderezándose un poco.
-Bueno, no sé cómo decirlo -me armé de valor y decidí ir directo al grano, si le daba muchas vueltas quizá lo aburría -. ¿Puedo saber por qué te caigo tan mal?
-¿Por qué piensas que me caes mal? -Guillermo frunció el ceño.
-Es que, en realidad, es demasiado evidente.
-Pues no lo creo, porque tú no me caes mal -exclamó y parecía bastante sincero.
-Entonces no lo entiendo. No sé, pareciera que te molestase que Frank y yo...
-¿Qué Frank y tú qué? -preguntó, sin dejarme siquiera acabar la frase, parecía sorprendido o asustado, no lo sé, era bastante raro.
-...Que Frank y yo seamos amigos -concluí y él suspiró.
-Es un poco complicado, ¿sabes? -admitió y una idea loca se me cruzó por la cabeza.
-¿Acaso te gusta Frank? -me sentí tonta al instante y me ruboricé por completo cuando él me miro encarando una ceja -. Digo... Oh Dios, no quise ser tan impertinente, es que había leído de vuestras seguidoras algo como Wittax y yo... Lo siento.
-Sabes bastante como para no seguir a los YouTubers -habló él riendo. ¡Estaba riendo!. El ambiente se relajó bastante, y al parecer se tomó de buena manera mi imprudencia.
-Digamos que últimamente paso algún tiempo con ellos -comenté en su mismo tono -. Entonces, si no te caigo mal, ¿Por qué a veces eres tan borde? -decidí volver al tema central, necesitaba respuestas.
-Puede ser que se me haya ido de las manos -admitió -, pero mi intención no era hacerte sentir mal.
-¿Qué se te pudo ir de las manos?
-¿Sientes algo por Frank? -preguntó de repente, sin contestar mi pregunta anterior y dejándome completamente congelada.
Él me miraba fijamente, como calculando todas mis expresiones para analizar mi respuesta, y yo simplemente no podía articular ni decir nada que tenga sentido.
Aquella pregunta no me la había respondido ni yo misma, mi cerebro no se había detenido a pensar en aquello, y aunque de la boca para afuera mi respuesta siempre era "NO", yo sabía que muy dentro de mí había más que eso.
-Me gusta -solté de repente, e instantáneamente agaché la cabeza, mi respuesta había sido totalmente sincera ya que había sido natural, simplemente lo había soltado sin pensarlo, sin darle vueltas, y había resultado que sí: Frank me gustaba más de lo que yo creía.
-Sabes -dijo él, después de algunos minutos de silencio -, a él también le gustas -levanté la cabeza rápidamente y lo miré con mi mayor cara de sorpresa, al parecer le hice gracia, ya que soltó una risita y yo lo acompañé relajándome un poco.
Pensé en aquella posibilidad, ¿Gustarle a Frank?, es cierto que él había sido muy majo, a veces hasta era tierno con sus comentarios egocéntricos, y si le sumamos a eso que el día de ayer casi nos besamos, entonces lo que dice Willy tiene un poco de sentido. La sola idea me hizo sonreír, pero no quería verme tan tonta, así que decidí aguantar mis ganas de dejar salir a las mariposas de mi estómago y asegurarme bien de lo que Guillermo me estaba contando.
-¿Cómo lo sabes? -cuestioné.
-No voy a mentirte, él no me lo ha dicho -y así mi emoción se esfumo tan pronto como había llegado -, pero no sé si eso sea necesario, lo conozco muy bien, y estuve seguro de su interés en ti desde que me pidió que te siguiese en Twitter para poder revisar tu perfil -recordé entonces aquel "Willyrex ha comenzado a seguirte" no había tenido ninguna razón para mí, hasta este momento -. El chaval es muy orgulloso, tanto que él no se atrevía a seguirte aunque se muriese de ganas. Supongo que le pareciste muy maja desde que te vio aquel día que casi te atropella, ¡vaya primer encuentro!, estuvo como ido toda la mañana, Samuel y yo le hablábamos y él a su bola -Willy sonrió un poco y siguió -, se pasaba observando tu colgante, y cuando Samuel y yo le hablábamos de ti, él nos decía que solo se sentía mal porque casi te hace daño con el coche y se llenaba la boca de excusas para no admitir que algo en ti le había llamado la atención, de todas formas Vegetta y yo no le cortábamos el rollo, en cambio se nos ocurrió que Frank publique un tweet en busca de "la chica misteriosa del colgante" como te decíamos, yo había recordado que dijiste que tenías una amiga obsesionada con nosotros, entonces supuse que ella vería sí o sí la publicación de Frank.
-Así que esa es la historia del tweet -reí -, tenías razón, mi mejor amiga no se tardó nada en ver esa publicación.
-Lo sé, soy un genio -alardeó y ambos reímos -. Cuando Frank me contó emocionado que tenía tú número, lo noté distinto, estaba nervioso, pero a la vez su mirada transmitía tranquilidad. Hace mucho que no veía a mi amigo así, es por eso que concluí lo que él no quiere aceptar: También le gustas -volvió a afirmar -, pero aún queda algo que él sabe muy bien que debe arreglar -susurró como para que solo yo lo escuchase, ya que Frank y Samuel regresaban de haberse dado un baño.
(...)
-De ti va a depender el plano de mi vídeo para el vlog -avisó Frank, por enésima vez. Willy y Vegetta habían ido a por bebidas hace un buen rato, dejándonos solos.
-Vale -repetí alargando la "a".
Frank me dio su cámara asintiendo, y comenzó a ver el mar dándome la espalda. Según él ese sería un plano muy guay, y bien, yo también estaba segura de ello, se le veía muy bien de perfil y con el sol a punto de ocultarse.
Empecé a enfocarle y noté como él, aún de perfil, me miraba de por el rabillo del ojo, y entonces sonrió y agradecí que me haya pedido grabarle, porque si no fuese así, estaba segura que lo quedaría mirando como una tonta.
-¿Ya? -preguntó, él.
-Síp, y me ha quedado genial.
-No lo dudo -respondió acercándose hacia mí, yo solo sonreí satisfecha.
-Ya estamos aquí -oímos la voz de Samuel detrás nuestra y nos giramos hacia él y Guille.
-¿Vosotros habeís ido a fabricar la bebida o qué? -dijo Frank con voz burlona.
-Digamos que encontrar una tienda en la playa es un lío, Frankie -respondió Samuel en el mismo tono.
-No creo que os quejéis, les hemos dado tiempo a solas -se burló por bajo Guille, su comentario me sorprendió un poco, pero al final me hizo gracia.
-O los que queríais tiempo a solas eran vosotros, pequeño Willy -contraatacó, Frank.
-Eh, que a mi chiqui no le hables con sarcasmo, es medio tontaco y después me pide que se lo explique -El comentario de Samuel no hizo reír a todos, a excepción de Guille, él solo entrecerró aún más sus ojos achinados.
(...)
Estábamos ya en la entrada de mi casa, los chicos habían insistido en traerme, y yo al final me rendí, no quería ser molestia, pero me convencieron.
Guille aparcó y yo me bajé despidiéndome de cada uno con la mano y una sonrisa, pero Frank, para mi sorpresa, se bajó también del coche y caminó conmigo hasta la puerta de mi casa.
-Gracias por venir hoy -me susurró.
-No tienes que agradecer, me la pasé muy bien -guiñé un ojo y él me brindó una de sus cálidas sonrisas, se acercó a mí y besó mi mejilla como despedida.
-Que descanses -terminó diciendo.
-Que descanses, Frank.
Y así, él se giró y se subió nuevamente al auto, lo último que vi fue como se despidió de mí con la mano, a través de la ventana del coche, y a esos tres grandiosos chicos alejarse.