Zayn
Tranquilízate, joder. No es para tanto. Respira hondo. Cuenta hasta diez. Uno... Dos... Tres...
Esto no funciona. Voy a llamar a Claudia, seguro que si hablo con ella consigo calmarme un poco. No, no puedo llamarla otra vez. Ya lo hice ayer por la noche. Tengo que aprender a controlarme yo solo, y no depender de Claudia. Vamos Zayn, tú puedes. Tú puedes.
Después de mil quinientas horas en el hotel (o eso me ha parecido a mí, teniendo en cuenta que no he conseguido dormir un solo minuto en toda la noche), suena móvil. Salto como un muelle de la silla en la que estoy sentado y me abalanzo sobre la mesa en la que está en aparato. Es Matt.
-Matt -intento disimular mis nervios.
-Zayn, ya están aquí. ¿Te parece bien venir ahora? -dice Matt en un tono que suena un poco animado.
-¡Sí! Sí, ya voy para allá -Dios, ¡por fin!-. Donde quedamos ayer, ¿verdad?
-Exacto. Ahora te veo.
Corto la llamada y salgo literalmente corriendo de la habitación, cerrando la puerta con llave a toda prisa.
Sigo corriendo (menos mal que estoy en forma) hacia el primer taxi que veo en la calle y me subo en él. Indico al conductor la misma dirección de ayer, la de la casa. La casa de mi familia. Mi casa.
En menos de diez minutos estoy ahí, de pie, frente a la casa y su enorme jardín, tal y como aprecía en mis sueños. Sin atreverme a entrar. No puedo. No sé cómo va a reaccionar mi madre. No la conozco, pero a cualquier madre se le partiría el alma si su hijo no la reconociera. Tampoco puedo fingir que la conozco, eso sería horrible.
Aunque es de día, hay poca luz en la calle, porque el cielo está muy nublado, y hay luces encendidas dentro de la casa. Son reales. Están ahí. Hubo un tiempo en el que pensé que nunca llegaría a encontrarlos.
Veo una cara en la ventana y siento una corriente eléctrica en mi estómago. Relájate, Zayn, solo es Matt. El hombre desaparece de la ventana y segundos después se abre la puerta principal de la casa. Matt sale por ella y se acerca a mí.
-Hola, hijo -me dice poniendo una mano en mi hombro.
-Hola -intento sonreír, pero creo que no lo estoy consiguiendo.
-Todavía no les he dicho que estás vivo. ¿Cómo lo hacemos?
Me encojo de hombros y niego con la cabeza. No tengo ni la menor idea de cómo se puede dar una noticia como esta.
-¿Y si entro, sin más? -sugiero. Si sigo dudando, terminaré volviendo por donde he venido, porque me faltará voluntad. Tengo que echarle huevos y hacerlo de una vez, cuanto más tarde en decidirme, más difícil será-. Después... ya explicamos todo lo que ha pasado, ¿vale?
Matt frunce el ceño y me da una palmada en la espalda.
-Vamos.
Entramos con paso decidido en la casa. No es muy grande, pero desde aquí veo unas escaleras, así que debe de tener dos plantas. Matt me hace un gesto para que espere en el pasillo.
-¡Alex! ¡Ven al salón, por favor! -oigo el chasquido de una puerta abriéndose y unos pasos rápidos en la escalera.
-¿Qué pasa? -oigo la voz del chico. De mi hermano.
-Alex, siéntate ahí con tu madre, por favor -pide Matt.
-Matt, me estás asustando -dice la voz de una mujer. Mi madre. Lo peor es que esa voz me parece totalmente familiar, pero no soy capaz de ubicarla. Dios, ¡odio esto!
-Patricia, Alex, tengo que deciros algo importante.
-Tío, ¿va todo bien? -pregunta Alex. Oigo respirar profundamente a Matt y sus pasos acercándose a donde yo estoy.
-Pasa -me dice. Me quedo paralizado un segundo. Mi corazón late tan rápido que va a explotar.
Matt entra en el salón de nuevo, y yo lo sigo unos segundos después. Es verde. Es la habitación con la que yo soñaba.
Veo a Patricia, la mujer de la foto que me enseñaron en comisaría, y Alex, el niño que ya no es un niño, y se parece mucho a mí. Me quedo de pie junto a Matt, sin decir nada.
No puedo dejar de mirarlos, y ellos a mí tampoco. Pierdo la noción del tiempo. Sus caras son de sorpresa absoluta. Veo empezar a llorar a mi madre. Intenta levantarse del sofá, pero le fallan las piernas, y habría caído al suelo de no ser porque Alex la ha sujetado en el último momento. Mi hermano se pone en pie y ayuda a Patricia a hacer lo mismo. Como un acto reflejo, me acerco a ellos sin pensarlo y los abrazo. Siento las lágrimas de mi madre mojarme el cuello, la presión de los brazos de mi hermano a mi alrededor y su cabeza enterrada con fuerza en mi pecho.
Y entonces, de repente, lo veo todo claro.
Los entrenamientos, los tiroteos, las persecuciones. Papá, Matt, Andy y yo, los cuatro en el coche. Un furgón blindado detrás, a toda velocidad, disparando contra nosotros. Mi padre herido, sangrando mucho. Andy abrazándome, Matt conduciendo. Mamá, Alex y Marie en la estación; se van al sur del país, nosotros nos quedamos. Matt, Andy y yo, escondidos entre las ruinas de un edificio antiguo. Me giro justo en el momento en el que una granada de mano estalla a los pies de Andy. Intento acercarme a él, pero Matt me sujeta y me lo impide. Ambos sabemos que está muerto. Matt me saca a rastras del edificio. Matt, mi madre y yo en un local abandonado, de noche. Ellos me gritan, yo no les escucho. Mi madre llora. Salgo corriendo.
Un tiroteo. Consigo disparar al tío que lanzó la granada a Andy, pero no lo mato. Huye con los demás en una furgoneta negra. Muchas habitaciones de hotel distintas, muchos documentos, archivos, fotos, mapas, llamadas de teléfono, mucho tiempo. Dos años, en realidad. Y por fin vuelvo a localizarlos, esta es mi oportunidad. Ataco por la noche, solo quiero matarlos a todos, no me importa el precio. Creen que trabajo para el gobierno, pero hago esto simplemente por venganza. Por mi padre y por Andy.
Disparo, disparo, disparo.
Algo me golpea la cabeza y caigo, pero antes de alcanzar el suelo ya estoy inconsciente.
Me despierto en un sitio oscuro, mis ojos tardan en acostumbrarse a la luz, pero cuando lo hacen, descubro que estoy en una furgoneta, desorientado. Salgo, cierro la puerta y doy unos pasos, intentando reconocer el lugar. Entonces una chica se acerca a mí. "Ey, ¿estás bien?" me pregunta. Claudia.
Abro los ojos de golpe, se me corta la respiración. Mi madre y mi hermano me sueltan y me miran preocupados.
-Máma -digo con la voz entrecortada-. Alex. Lo siento. De verdad, lo siento -Patricia vuelve a echarse a llorar y la abrazo con todas mis fuerzas.
Matt me pone una mano en el hombro y me mira extrañado.
-Matt -digo, y también lo abrazo. El hombre se queda un segundo parado, pero después reacciona.
-Zayn, ¿qué ha pasado? -susurra para que solo yo lo oiga-. Por un momento pensé que ibas a desmayarte.
-No lo sé -digo-. Pero sé quién eres. Me acuerdo. Me he acordado.
----------------------------
¡Hola!
Antes de nada ¡gracias por leer!
Esta novela se acaba ya, a pesar de la poca capacidad que tengo para terminar lo que empiezo, gracias a vuestro apoyo, ¡lo he hecho! xd
Ahora quería pediros un favor: ¿os importaría poner ahí, en los comentarios, vuestra opinión sobre la novela?
Puede ser sobre la historia en general, o sólo sobre este capítulo, o sobre algún personaje que os haya llamado la atención... ¡cualquier cosa!
Acepto todas las críticas, así que, por favor, ¡comentad!
Y bueno, si votáis, no podría pediros nada más.
Muchas gracias y un beso.♥