Lucy despertaba una vez más. Allí, atrapada en aquella mansión, su mente insistía en que no debía alejarse, siempre pensaba que las cosas cambiarían, que su padre cambiaría y las cosas se tornarían como eran antes. Que la felicidad tocaría a su puerta otra vez, sin embargo, ya hace mucho que no escucha ni su propia risa, ¿no era eso ya bastante malo? Siempre soñaba con aquellos días donde sus padres tocaban a su puerta cada mañana para que bajara a desayunar con ellos, pero esto ya no era así. Abrió sus ojos después de verse atrapada en aquel sueño otra vez, cuando alguien tocó a su puerta.
—Lucy-sama, el desayuno está servido. —Una señora de mediana edad, iba todos los días a decir lo mismo. Lucy casi repetía sus palabras cuando ella las decía. Y siempre le decía la misma respuesta.
—Estoy de camino. —Lucy respondía por cortesía. Era una buena mujer y no tenía la culpa de que ella pasara por tan horribles cosas.
Lucy se puso de pie, miró su rostro. Que pesada se sentía. Era una chica de 17 años, se supone que es la mejor etapa de su vida y ... no la estaba disfrutando en lo absoluto. Peinó su larga melena y se lavó los dientes. Bajó las escaleras hasta la larga mesa donde solo se encontraba un plato.
—Buenos días, Lucy-sama —Le sonrió como todos los días, la ama de casa, quien siempre la acompañaba a desayunar en caso de que necesitara algo.
—¿Tampoco hoy? —Lucy la miraba con tristeza y le hacía la misma pregunta todos los días. Su padre. Dejó de verlo hace años, raramente, el se encontraba en casa.
—El señor se encuentra de viaje...Otra vez. —La señora respondió con pena. Aquello que una vez fue una familia, se había desecho hace mucho.
—Ya veo... —Lucy tomó asiento y empezó a desayunar. Ella no hacía más preguntas. Simplemente, comía en silencio mientras observaba la mesa vacía.
—Lucy-sama... Feliz cumpleaños. —La señora de mediana edad, llegó con un pequeño pastel en las manos, mientras los empleados de la casa se dirigían a la mesa.
—¿Hoy es...mi cumpleaños? —Lucy parecía no recordarlo. Entonces, miró a su alrededor, la mesa seguía vacía y los pocos empleados que había en la mansión, quiénes habían estado haciendo el mejor esfuerzo por hacerla sentir mejor, sonreían hacia ella.
—¿No lo recuerda, Lucy-sama? Hoy cumple 18 años. —La ama de llaves le sonrió. mientras encendía las velas. —Ahora, por favor, pida un deseo. —La ama de llaves le sonrió otra vez.
—¿Un...deseo? —Lucy miró el pastel. Su mente se fue al recuerdo de su último cumpleaños feliz. Ella cumplía 10 años y sus padres estaban junto a ella. Entonces recordó '' — Pide un deseo, Lucy '' Su madre le sonreía.
—¿Lucy-sama, se encuentra bien? —La señora le llamaba, Lucy tenía la vista perdida mientras miraba al pastel.
—Y-Yo...Lo lamento. —Lucy empezó a llorar. Se paró de su asiento y corrió a su habitación.
—Otro año, ¿eh? —La ama de llaves miraba hacia el suelo. Y la señora recogía el pastel de la mesa.
—Ha de ser un infierno para ella. —La señora de mediana edad murmuró mientras recogía la mesa.
—Si tan solo el señor.. —La ama de llaves fue interrumpida cuando la puerta de la mansión abrió.
—Bienvenido, señor. —El mayordomo lo recibió.
—Jude-sama —Los empleados lo recibieron con reverencia. Mientras uno de ellos tomaba sus maletas.
—¿Dónde está Lucy? —Jude preguntó con seriedad.
—Ella se encuentra en su habitación. —La ama de llaves respondió.
—Dígale que quiero verla. —Jude le dijo serio a la mujer.
—Si me permite decirle.. —La señora fue interrumpida. —Ahora —Jude dijo con autoridad y se dirigió a su despacho.
—Como usted diga, señor. —La ama de casa, hizo reverencia y se dirigió a la habitación de Lucy.
Lucy se encontraba llorando en su habitación. Ya habían pasado ocho años desde la muerte de su madre, ¿cómo era posible que aún siguiese de esa forma? Acaso, ¿sólo ella se había quedado estancada? Cada momento que pasaba eran recuerdos de la familia feliz que una vez existió en aquella casa. De repente, alguien tocó la puerta por segunda vez.
—Lucy-sama, su padre ha regresado y quiere verla. —La ama de llaves dijo a través de la puerta. Su tono no era muy animado.
—¿Pa..pá? —Lucy limpió su rostro. —¡Enseguida voy! —Lucy se puso de pie. Y entró rápidamente a la bañera.
—Como diga señorita. —La ama de llaves respondió y se fue.
Mientras tomaba su ducha, se imaginaba las cosas que le diría a su padre, tal vez vino por su cumpleaños, ¿el lo recordó? su mente se hacía aquella extraña pregunta, pues su padre nunca lo recordaba. No importaba, si quiere verla debe ser por algo bueno, esto no pasaba a menudo, así que estaba dispuesta a hacerse esperanzas. Lucy se vistió y se peinó, lo más presentable para un hombre como su padre. Estaba nerviosa. Tocó la puerta tímidamente.
—Entre. —Su padre dijo sin quitar la vista de su mesa, donde tenía miles de papeles en ella. Su despacho era sobrio, lleno de libros y decorado con antigüedad. Supongo que esa decoración la mantuvo.
—P-Padre.. —Lucy miró hacia su padre. Parecía un poco más viejo, eso lo suponía ya que había pasado un tiempo.
—Lucy, tengo algo muy importante que decirte. —Su vista seguía en aquellos papeles. Sus manos se movían como si de una máquina se tratara.
—Yo también tengo algo qu.. —Lucy fue interrumpida por su padre.
—Te he comprometido con el hijo de uno de mis clientes. —Seguía con la mirada en sus papeles. — Es uno de los más ricos, así tendríamos una gran riqueza asegurada.
—.... —Lucy abrió sus ojos. No podía creer lo que estaba escuchando.
—En unas semanas se organizará la fiesta del compromiso, eso es todo. Puedes retirarte. —El padre de Lucy dijo serio y siguió con sus papeles.
—.... —Lagrimas empezaron a bajar por el rostro de Lucy.
—Dije que ya puedes retirar.. —Fue interrumpido por Lucy.
—¿Qué...demonios..? —Lucy subió su rostro. Estaba enojada.
—¿Qué te pasa? ¿qué es ese vocabulario hacia tu padre? —Jude por fin subió su vista.
—¿Padre? ¿eso eres? —Lucy rió.
—¿Haz perdido la cabeza? —Jude se puso de pie.
—¡Ocho malditos años, Jude! Y solo vienes a decirme que me haz comprometido con uno de tus malditos clientes. ¡No me jodas! —Las lagrimas de Lucy saltaban al suelo a medida que decía una palabra.
—He estado muy ocupado. Ya te dije, tendremos una rique.. —
—No puedo creer lo estúpida que fui al pensar que querrías verme, que habías recordado mi cumpleaños. Olvidaba que eras Jude Heartfilia. —Lucy secó sus lagrimas mientras reía.
—¿Hoy es tu cumpleaños? —Jude puso sus manos tranquilamente en el escritorio. —Es eso. ¿Quieres un auto? ¿un viaje? Está bien, pide lo que quieras. —Jude sacó su chequera.
—Eres despreciable. —Lucy se giró y caminó hacia la puerta.
—¡No hemos terminado! —Jude se puso de pie furioso. —¡Regresa aquí! —Jude le gritó.
—Te haz convertido en un monstruo, Jude. —Lucy cerró la puerta y subió a su habitación llena de rabia.
Lucy corrió a su habitación, sacó una mochila y entró varios cambios de ropa. Rompió una alcancía que tenía, probablemente no tenía mucho, pero la ayudaría a salir de la región. Tomó una fotografía de su madre y emprendió su viaje. Se escapó de casa. Tomó varios trenes hasta llegar a una ciudad llamada Magnolia, le tomó dos días llegar allí aunqueno muy lejos de su región pero probablemente su padre no la buscaría después de todo lo que le había dicho, así que estaría a salvo. Había pasado de tren en tren, alejándose de su casa que olvidó que no había comido, tampoco sabía la hora, pero era de noche.
Entró a una cafetería, tomaría un café para mantenerse despierta, a pesar de la hora, el lugar no estaba muy vació, había jóvenes sentados, con un gran bullicio. ¿En una cafetería? Se preguntó mientras miraba disimuladamente a las personas dentro. No había fila así que pudo tomar una orden desde el pasador.
—Bienvenida a Coffe late, ¿podemos ayudarte? —Una peli rubia se dirigió a ella con un gesto amable.
—Gracias, solo tomaré café. —Lucy hizo un esfuerzo por responder amigablemente. —La chica asintió.
—Serán 3 dólares. —La cajera sonrió. —Aquí tienes. —Lucy le tendió el dinero.
—Estará en unos minutos, ¿gustas esperarlo o prefieres sentarte? —La chica preguntó mientras pasaba la orden a otra compañera.
—Me gustaría saber donde está el baño. —Lucy preguntó directamente. —Está al final de este pasillo a la izquierda. —La chica le respondió.
—Muchas gracias. —Lucy sonrió y se dirigió hacia el baño, donde no tardó ni 5 minutos., pues sólo quería mojarse el rostro, se sentía cansada. Probablemente el café le ayudaría.
Mientras regresaba al pasador para recoger su café, caminaba a través de las mesas, donde varios grupos de adolescentes la miraban de arriba abajo y se preguntaba si su ropa estaría fuera de moda. Al otro lado, vio una pareja de ancianos tomándose un café juntos. Eso si era romántico. Cuando llegó al pasador, vio a dos chicos, uno peli azul y otro peli rosa, empujándose mutuamente.
—Gray, he dicho que lo dejes. —El peli rosa lo empujó otra vez. Mientras Lucy pasaba desapercibida, a recoger su orden.
—Aquí está tu café, linda. —La cajera sonrió.
—Muchas gracia.. —¡Oblígame! —El peli azul empujó al peli rosa hacia a Lucy, haciendo que esta se tire el presunto café encima.
—Demonios, mira lo que haz hecho. —El peli rosa se quejaba.
—Es tu culpa. —El peli azul le respondió.
—Disculpa, mi amigo tiene juegos bastante pesados. —El peli rosa, se giró y miró a Lucy. El café había caído sobre su playera rosada, manchando completamente la parte del pecho.
—E-Está bien. —Lucy sonrió sarcásticamente se giraba por una servilleta.
—Te compraré un café. ¿Está bien? —El peli rosa la buscaba otra vez.
—He dicho que está bien. —Lucy empezaba a pasar la servilleta sobre su playera. Empezaba a sentirse mareada.
—Insisto. —El peli rosa le insistió tomándola por los hombros.
—¡O-Oye! —Lucy dio un paso atrás. —¿Es normal tomar a un desconocido por los hombros así sin más? —Lucy preguntó sonrojada.
—¿D-De..dónde eres? —Peli rosa le preguntó confundido.
—E-Eso no importa...Solo mantente alejado, ¿está bien? —Lucy dijo poniendo una cerca de su pecho.
—Hombre, la estás asustando. —El peli azul le dio una palmada al peli rosa.
—Soy Natsu. —El chico le tendió la mano y Lucy empezó a ver borroso. —Oye, ¿te encuentras bien? Pareces un poco pálida. —Natsu la miro preocupado.
—E-Estoy bi.. —Lucy sintió ganas de caerse, se daba por vencida al cansancio, y sin más, se desplomó, cayendo en los brazos de Natsu, quien se encontraba a su frente.
—¡H-Hey! ¿qué te pasa? —Natsu empezó a moverla. —¡Gray, ayúdame! —Natsu le llamó a su amigo.
—Necesita ir a un hospital. —Gray dijo sacando su telefono.
—¿Qué demonios haces? —Natsu le preguntó mientras le sacaba la pesada mochila a Lucy de sus hombros.
—Pues llamo a una ambulancia, eso lo más normal. —Gray colocó su teléfono en su oído —¿Qué demonios haces? —Bajó su teléfono cuando vio a Natsu cargando la chica.
—La llevaré yo mismo. —Dijo mientras miraba el rostro de la rubia. —Toma su mochila —Natsu le pidió a Gray.
—No sé porque te ayudo en tus tonterías. —Gray dijo con reclamos y tomó el pesado bulto. —¿Qué demonios trae esta chica? —Gray se preguntó mientras se dirigían al hospital.
Gray condujo el auto, mientras Natsu llevaba a Lucy en sus piernas. En su mente vagaban preguntas, de porque esta chica estaría con aquella pesada mochila en Magnolia. No parecía de por aquí. Se percató de sus ojeras cuando observaba su rostro detenidamente. ¿Cuánto llevas sin dormir? Se preguntó en su mente. Cuando llegaron, la llevó rápidamente a emergencias, donde lo recibieron de inmediato. Pasó media hora cuando el doctor salió, luego de revisarla.
—¿Ella está bien? —Natsu fue el primero en ponerse de pie.
—Sus signos vitales están normales. Sin embargo, tiene días sin dormir. —El doctor siguió hablando —Está cansada, solo necesita dormir.
—Ya veo. —Natsu suspiró. —
—¿Son familiares de esta chica? —El doctor preguntó.
—No, se desmayó en una cafetería y decidimos traerla aquí. —Gray contestó.
—Ya veo. —El doctor dijo mirando su reloj. —Despertará en unos minutos, será mejor que investiguen sobre su familia, deben estar preocupados.
—Por supuesto. —Natsu asintió y entró a la habitación.
—Muchas gracias, doctor. —Gray se despidió.
—¿Qué vas a hacer, Natsu? —Gray le preguntó mientras se apoyaba de la puerta, Natsu se sentaba al lado de la cama y la observaba.
—No la podemos dejar aquí, ¿no es obvio? esperaré a que despierte. —Natsu respondió sin quitar la vista de su rostro.
—Para un chico con novia, estás bastante preocupado por la persona equivocada. —Gray miro divertido a Natsu.
—Guarda silencio Gray. Creo que va a despertar. —Natsu le reclamó mientras Lucy abría sus ojos.
—¿D-Dónde...estoy? —Lucy abría los ojos, cegada por la luz.
—Estamos en el hospital, te desmayaste en la cafetería. Todo está bien ahora. —Natsu le sonrió.
—¿Tu eres..? —Lucy recordaba. —Nas.. Hmmm
—Natsu, gusto en conocerte. —Natsu terminó la oración. — Mi amigo es Gray —
—Ustedes eran los que se empujaban entre sí, ¿no es así? —Lucy los miró.
—Sobre eso, perdona por el café. —Gray pidió disculpas.
—Está bien. Además ustedes me trajeron aquí, estamos a mano. —Lucy dijo sentándose.
—El doctor dijo que debías descansar. —Natsu le advirtió.
—No tengo tiempo para eso, necesito buscar un lugar donde dormir. —Lucy dijo mientras metía sus pies en sus tenis.
—¿Cuál es tu nombre? —Gray preguntó acercándose con las manos cruzadas.
—Lucy, Lucy Heartfilia. —Lucy ató los cordones de sus tenis. Y se arrepintió a ver dicho su apellido.
—Creo que he escuchado ese apellido antes.. —Gray respondió buscando en sus memorias.
—D-Debe ser una equivocación. No soy de aquí. —Lucy sonrió nerviosa.
—Por cierto, ¿donde viven tus padres? Deben estar preocupados. —Natsu se puso de pie.
—No te preocupes. No lo están. —Lucy se puso de pie en dirección a su mochila.
—Hey, al menos deberías llamarlos. —Gray se puso enfrente.
—Créeme, de verdad, están bien. —Lucy pasó a su lado, y tomó su mochila.
—Dices que estás buscando un lugar, ¿no es así? —Natsu le preguntó cuando Lucy estaba a punto de salir.
—¿Natsu? —Gray lo miró extrañado.
—¿Por qué no te quedas conmigo? —Natsu le propuso.