Miedo. [#Wattys2016]

By LibrosAdicta

16.4M 816K 191K

Alice es una chica, ¿cómo decirlo? muy insegura. Es la típica chica buena, con un trabajo (casi mediocre), a... More

Adelanto:
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 33. (Parte 2)
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
¡Booktrailer!
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Grupo WhatsApp:
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47 |Final|
¡Nueva novela!
Miedo.
Noah

Capítulo 38.

317K 14.3K 4.4K
By LibrosAdicta

*Nuestra Alice en multimedia*
- - - - -

-Creo que esto no puede estar pasando. -Pronuncio entrando a mi departamento.

-Y yo creo que te estás equivocando, está pasando. Bienvenida a la vida real, hogar dulce hogar.

Lo fulmino con la mirada empujando la maleta.

-¿Otra vez? ¿No se aburren? ¿Qué quieren de mí? -miro el desorden en el salón y resoplo sonoramente.

-Lo mismo que has dicho; a ti.

-Lo sé, me lo dijiste pero... ¿Por qué a mí?

-Hay cosas que son complicadas y no deberías meter las narices, niñata. Aunque te cueste estar alejada de un cotilleo, por primera vez, no te metas.

-Ya has dejado claro que piensas que soy una entrometida, no hace falta que des más detalles. -Aún sigo molesta con él y se lo hago saber con mi voz fría y carente de humor.

-No lo pienso, lo admito en voz alta.

Recojo unos libros del suelo y me estiro cansada.

-Creo que ya puedes irte. -Digo girandome para mirarlo.

-¿Estás enfadada? -pregunta acercándose.

Me alejo a zancadas para apoyarme en el sofá. Él se gira para dar a entender que no va a dejarme escapar.

-¡Para no estarlo! Me has llamado zorra en mis narices.

-En realidad... -se queda callado -. No lo pienso.

-Oh, me dejas mucho más tranquila -digo con la voz cargada de sarcasmo.

-Enserio -recalca -. No lo eres.

-Vale -ruedo los ojos -. No lo soy.

No tenía que decirmelo para que yo supiera que no lo soy.

-Pero es que -se acerca a mí hasta ponerse en frente -, me pones de los nervios. Son las ganas de matarte y follarte a la vez.

Arqueo las cejas y abro la boca sorprendida. Es tan directo.

-¿Para eso me quieres? ¿Para acostarte conmigo?

Levanto el dedo índice para continuar.

-Me lo has dejado muy claro. Tú solo piensas con lo de abajo en vez de con la cabeza.

Se echa a reír en mis narices haciéndome apretar los puños enfadada.

-Inocente... -murmura por lo bajo.

-Vete -es lo único que le digo.

Pongo mis manos abiertas en su espalda y apenas consigo moverlo.

-¿Recogerás esto tú sola? -se da la vuelta.

-¿Con quién sino? -suspiro.

-Te ayudo -dice y yo gruño.

-Eres un... un... ¡me agotas! ¿Te ríes de mí o eres mi amigo del alma? ¡Aclarate!

-Eres tú la que no me entiende. ¿Y si vienen otra vez? ¿No tienes miedo?

Abro la boca sorprendida.

-No lo había pensado.

-Pues piénsalo y creetelo. Vendrán.

Me cruzo de brazos y vacilo.

-¿Cómo estás tan seguro? -me cruzo de brazos.

-Sólo lo estoy -pasa las manos por su cara.

Pongo las manos en mi cadera mirándolo altanera.

-¿Cuándo acabará esto? ¿Puedes solo responderme a esa pregunta?

-Me temo que no -coloca las manos en su cabello y comienza a jugar con él distraído.

Me gustaría estar enfadada con él mucho tiempo, pero si vuelve a mostrarse tan sincero y a mirarme con esa cara, tiraré todo por la borda. Tengo que ser fuerte.

-Mira, haz lo que te dé la gana pero a mí dejame en paz. No me hables ni me toques -espeto caminado hacía la cocina.

Muerdo mi labio, repasando mentalmente mis palabras. No me pegan nada.

Cojo una escoba y un recogedor y vuelvo al salón. Lo que me sorprende es encontrarme la habitación vacía. Miro a todos lados y hundo los hombros. En realidad no quería que se fuera, pero al menos tenía que mantener la postura de enfado.

Me tenso al sentir una mano en mi estómago, luego un cuerpo tras de mí. Pero me relajo, sabiendo de quién se trata.
Ni siquiera puedo decirle algo, pues me tapa la boca con su mano y me arrastra hasta llevarme a la cocina, me coloca entre su cuerpo y la pared.

Murmuro bajo su mano mientras él continúa y continúa pegándose. Por poco llega a aplastarme. Se acerca a mi oído y sopla en él antes de hablar.

-Han entrado. -Susurra y me indica con su dedo índice que me calle.

Tiemblo por puro miedo, mientras me abrazo a Stephen por los costados. Lo aprieto tan fuerte que puedo sentir sus abdominales bajo mi mejilla. Se sacude riéndose y apoyo mi mentón en su pecho. Frunzo el ceño, cuando su risa se va intensificando y poco a poco se convierte en una escandalosa.

Totalmente confusa me deshago del agarre mirándolo.

-Te van a oír.

-¡No hay nadie! -exclama doblandose por la risa.

Nunca lo había visto reírse tanto y lo hubiera disfrutado si no fuera porque se está riendo de mí.

-Idiota -escupo pisando su pie.

Él solo ríe más.

-Cagada, eres una cagada -canturrea -. ¿Qué es eso que huelo? ¿Te lo has hecho encima, Al?

-¿No sabes hacer otra cosa que fastidiarme? -chillo de mal humor.

-No, me encanta. Me encanta como se te pone la cara roja, tus ojos parecen fuego y alzas los brazos exageradamente. Me encanta como se menea tu cadera sugerentemente.

Un escalofrío me recorre los brazos al escucharlo. Pero me indigno, me indigno a caer por unas sucias e indecentes palabras.

-Ahórrate tus palabras.

-¿No querías qué fuera sincero? Pues lo estoy siendo -Abro la boca para decir algo pero él me detiene colocando un dedo en mis labios -. Admito que me pones mucho, tu cuerpo no es el mejor que he visto, pero tienes algo... esa inocencia... me enerva y como te he dicho antes me encantaría hacerte muchas cosas.

-Stephen por favor... -Lo interrumpo exasperada.

Si sigue diciendo esas cosas acabará conmigo.

-No Alice. ¿Estoy expresandome no? -asiento -. Cuando me dejaste tocarte y te vi en mis brazos sentí algo. No sé que fue, ni siquiera sé si lo sentí de verdad, se esfumó rápidamente dejándome aturdido. Tus gemidos solo me decían que querías y que tenía que hacerte disfrutar, pero no pude. Hay demasiadas cosas que me lo impiden.

-¿Cuáles? -no puedo evitar preguntar, porque todo esto que está diciendo cambia las cosas. No mucho, pero las cambia.

Se queda callado y yo ruedo los ojos.

-¿No puedes decirlas verdad?

Asiente y yo ladeo la cabeza.

-Siempre habrá esta mierda: Secretos y peleas entre nosotros.
No puedo, simplemente no puedo soportarlo. Mi propia familia me miente, lo sé y tú también. Es horrible.

Se apoya en la pared frente a mí y levanta la pierna, para ponerla flexionada y el pie pisando la pared.

-Créeme que es por tu bien. Si no lo fuera ya lo sabrías. Si tu familia te miente es porque quiere alejarte de todo esta mierda, como tú has dicho. Y sé que pensarás que estando conmigo las cosas se vuelven peores pero ¿sabes? Soy el único que quiere y puede salvarte.

-¿Salvarme? -lo miro sin entender.

-Salvarte.

Cómo se que no me contará, vuelvo al salón y comienzo a barrer. Además de haber desorden y marcos de fotos rotos, que por suerte las fotos no lo están, la suciedad es visible en el suelo.

Creo que la pequeña broma por parte de él, me ha servido para algo. Además de para charlar un poco con Stephen, que lo necesitaba, para darme cuenta de que la realidad es mucho más dura de lo que pensaba. No me había tomado muy enserio hasta ahora el tema de los secretos que llevaban entre manos mi familia pero, a partir de ahora intentaré averiguar algo. Aún tengo una conversación pendiente con Thomas, el misterioso hombre que asegura que mis padres están vivos y el que me dijo que debía alejarme del mundo del narcotrafico. Lo que no entiendo es a que se refería... ¿o acaso estaba diciendo que mis padres pertenecían a él?

No puede ser.

Ellos no es que tuvieran mucho dinero, de hecho pasamos por una racha en la que nos faltaba un pelin. Justo un mes después murieron.

Y otra cosa peor, si Stephen es lo bastante bueno para querer salvarme es que la cosa es realmente peligrosa.

¿Estará todo unido y al final todos buscan lo mismo? ¿Todos me buscan a mí? No quiero parecer arrogante, pero hay demasiadas cosas que afirman mi teoría. Según Stephen esos hombre me querían a mí y luego la extraña aparición de Thomas; raramente un amigo de mis padres.

¿Por qué justo ahora aparece?

Es un lío demasiado enrevesado del que quizá no quiera formar parte y del que quizá no saldré viva. Pero al menos tengo que descubrir el porqué de todo esto y no quedarme de brazos cruzados.

La entrada del chico de tatuajes en el salón me alarma, ya que su cara es totalmente de preocupación.

-¿Qué ocurre? -pregunto.

-Tengo que irme. -Asiento mientras lo sigo hasta la puerta.

-Avísame si ves algo extraño. Creo que tienes mi número y si no lo tienes te lo he dejado escrito en una hoja en la cocina.

-Estaré bien -digo aunque por dentro de mí dudo de ello.

-Claro. Puede que mañana me pase a verte -me guiña un ojo y se acerca para que no cierre la puerta -. No me eches mucho de menos.

Bufo por su arrogancia y me da un rápido beso en la mejilla, antes de irse. Dejando un gran vacío en su marcha.

Como llegamos en plena tarde (no me acuerdo si exactamente eran las cuatro de la tarde), acabo temprano de recoger las cosas. Por suerte solo el salón y mi habitación están desordenadas. Pero nada grave. Nada roto.

Hago unas cuantas llamadas, primero a Nora. La cual me indica que tengo que contarle todos los detalles del viaje y yo respondo que ella igual; se encuentra en casa de sus abuelos, en Manhattan. Reímos unos minutos en los que me olvido de todos los problemas que me rodean. Luego llamo a James. Que me responde eufórico.

-¿A qué se debe? -pregunto -. Ya sé que me amas pero ¿para tanto?

-Te amo -asegura riendo -. Pero, ¿te puedo confiar algo? -ni siquiera me deja responder; continua -. Un amigo mío ha venido a la ciudad y puede que quizá lo conozca por primera vez.

-¿Cómo es eso?

-Porque llevamos meses hablando por chat. Es un ciberamigo.

-¿Cómo se llama?

-Tyler -escucho un ronroneo y después su ronca risa.

-Espero que me lo presentes.

-¿Y tú qué tal las vacaciones con tu amigo el macarra?

-No lo llames así -digo sonriendo.

-Vale vale, niñata -imita malamente la voz de Stephen.

-No sabes imitarlo bien -río.

-Apuesto a que ya os habéis enrollado.

Muerdo mi labio. Incluso más.

-Mejor hablamos de otra cosa -declaro colocandome boca arriba en el sofá.

Y así hacemos; pasamos como una hora hablando. Es tan agradable conversar con él que ni me percato de la hora.

-Tengo que dejarte -dice -. Espero que nos podamos ver pronto.

Me despido de él para volver a marcar otro número.

-¿Cariño?

-Hola tía Claire.

-¿Estás ya en casa? -pregunta.

-Sí, hace unas horas he llegado.

-¿No deberías estar durmiendo? El viaje te deja agotada.

-He tenido que hacer unas cosas antes.

-¿Con él? -ignoro su tono, no sé si es molesto o esperanzado. Pero desde luego es extraño.

-No. -Respondo simplemente.

-¿Quieres qué vayamos a verte? No quiero que estés sola y además te hemos echado de menos.

Sonrío.

-Claro, puedo preparar la cena.

-Dentro de una hora vamos. Te quiero, cariño.

-Te quiero -suspiro.

Al menos esto empieza a sentirse como la vuelta a casa; aunque esté llena de problemas, se siente un hogar.

Abro la mesa del salón haciéndola más grande y luego regreso a la cocina.

Se me da fatal cocinar, como ya sabréis, pero es algo que no puedo remediar decir de nuevo.

Cuando la tortilla se me queda pegada en la sarten tres veces, desisto lanzando al fregadero los utensilios que he utilizado.

Al final, cojo el teléfono y pido una pizza. Es lo mejor y más recomendable para la salud, que dejarme preparar algo de comer.

° ° °

-¿Qué tal por España? -pregunta Emily metiéndose un trozo de pizza en la boca.

Miro con disgusto disimulado a Ann, que se encuentra frente a mí y come de su plato. Mientras que Emily y yo, la cogemos directamente de la caja. Cómo en los viejos tiempos.
Ann es la típica británica pija y joder, puede que ella esté exagerando las cosas. Es pizza, no un experimento. Sólo le falta utilizar tenedor y cuchillo.

-Bien, lo pasamos muy bien. -Me ahorro de contar detalles de la noche en la discoteca.

-No me cabe duda -las cejas de Emily se mueven sugerentemente.

La miro mal, mientras cojo otro trozo.

-¿Entonces, todo bien? -Roger me mira con la frente arrugada.

-Claro, Stephen me sabe cuidar.

-Tienes mucha fe en él, ¿no? -esta vez es Claire.

Me pone de mal humor que juzguen a Stephen sin conocerlo; ah no, si yo hice lo mismo. Y ahora me doy cuenta de lo tonta que fui. Tiene sus defectos y lo sé mejor que nadie pero, yo también tengo, somos humanos.

-Parece como si supierais algo que yo no sé. Él es un chico raramente normal, pero bueno. Tampoco quiero formar una montaña de un grano de arena.

Todos en la mesa guardan silencio y yo engullo la pizza rápidamente.

Poco tiempo después, discutimos sobre Emily. Ella quiere salir en Nochevieja pero mis tíos se oponen a ello.

-No jovencita, esa noche es para pasarla en familia. -Dice Roger.

-Papá... he quedado y encima hay una fiesta.

-No lo repitas más Emily, tu madre y yo hemos decidido que no.

-Joder, no es justo.

-Emily haz caso a tus padres. -Pronuncio mirándola.

-Tú mejor métete en tus asuntos. -La respuesta de mi prima me deja muda. Nunca me había contestado de esa manera.

Puedo ver como Ann la abraza y suspiro. Ya se le pasará.

En ese momento suena el timbre; me levanto de mi sitio y dejo a mi familia casi peleando. Emily y yo nos parecemos en lo de cabezonas.

Cuando abro la puerta, mi sorpresa es enorme, además de porque no esperaba su visita, su aspecto es horrible.

-Alice, para ya esto -es lo único que dice.

No parece fatigado o dolido, Thomas se mantiene recto mientras me deja observar su rostro magullado y sangriento.

Apenas puedo pronunciar palabra.

-¿Qué te ha pasado? -digo acercándome a él.

-Me han dado una paliza, ¿o es qué no lo ves? -suelta tensando la mandíbula.

-Vale vale -digo extendiendo mis palmas -. ¿Quién te lo ha hecho?

-Quizá deberías preguntar a tu amiguito el macarra con tatuajes.

«Otro con lo de macarra; no lo es, o al menos para mí no»

-¿Él te ha hecho eso? -pregunto sorprendida abriendo la boca y apretando los puños.

-Sí, estaba furioso o más bien irritado. Me dijo que tenía que dejar de meterme en todo y alejarme de ti. Sobre todo alejarme de ti.

A pesar de que creo que no lo hace con mala intención, su protección o lo que sea que esté intentando hacer, me molesta. Me molesta de una manera que hace que esté saliendo por la puerta y caminando hasta la casa del chico de tatuajes. Me da igual que tenga a mi familia en el salón, que tenga a un medio extraño en el recibidor o que pueda arrepentirme de esto más tarde. Tengo que dejarle las cosas claras a éste chico de una vez por todas.

Para cuando estoy llegando a casa de él, mis dientes castañean del frío, no hace falta decir que con las prisas olvidé el abrigo.

Aporreo la puerta con desesperación mientras gruño en mi foro interno.

Ahora me va a oír.

La puerta se abre pero tras ella aparece Alex, del cual tampoco he sabido mucho en estos días.

-Supongo que estarás aquí por la pelea de tu amigo y Stephen. Si te sirve de algo, él también está hecho mierda.

No contesto, pero lo sigo hasta el salón. Aunque hubiera podido llegar sin dificultad sola, ya que me sé el camino.

Cuando cierra la puerta de la habitación, simplemente me quedo mirando de manera muy fea al chico de tatuajes.

-Ahórrate todo, niñata. No necesito tus putas palabras diciendo lo cabrón que soy y todo eso. Ah bueno, tú no dirías eso. -Sonríe cínicamente y me acerco a él.

Bajo la cabeza para mirarlo mejor y el chico de tatuajes se acomoda en el sofá. Miro su ojo derecho inflamado y morado; también las contusiones en sus brazos descubiertos, y aunque esté lleno de heridas lo veo igual de idiota que siempre.

-Veo que tu idiotez sigue estando bien puesta. Tal vez necesito llamar a Thomas y que te la quite de un puñetazo.

Vale, creo que nunca le había dicho palabras más duras a alguien. Enserio, creo que después de todo... me he pasado con él.

-Eres una... una...

-¿Qué? -Grito y yo misma me sorprendo -. ¿Qué soy? -me tranquilizo contando hasta cinco mentalmente.

-¡Eres la tía más insoportable que he conocido en mi vida!

-¿Yo? Tú eres el mayor imbécil que existe. Enserio, ¿por qué lo haces? ¿Es una especie de prueba o algo parecido?

-No, déjate de teorías o pruebas. No me va ese rollo.

-Vale -miro a la puerta -.No sé para que he venido. -Bufo molesta.

-Querías ver como me encontraba.

-No, quería ver si Thomas te había dado tu merecido.

Sus ojos se entrecierran provocando una sensación de miedo en mi cuerpo. Una mirada vale más que mil palabras, dicen; cuánta razón.

-O dejas de nombrarlo, o...

-¿O qué? -Digo con fingida valentía.

-O te sorprendería lo que soy capaz de hacerte.

Tomo aire.

-¿Te crees que te tengo miedo? ¿Crees qué voy a agachar la cabeza y a obedecerte? -hago una pausa -. Puede que esté harta de ser pisoteada o dar la impresión de que por ser insegura se me pueda ningunear, pero ya no puedo más. ¡Quiero dejar de ser pisoteada por ti!

Su boca se frunce y suelta un sonido ronco de su garganta.

-¿Te das cuenta que soy el único que hace que te sientas tan tonta y perdida?

Gruño.

-¿Y eso a qué viene?

-A esto.

Su brazo atrapa mi espalda baja y tira hacía delante, haciéndome caer en su pecho desnudo. Se queja un poco, pero luego se calla y se queda mirándome.

-Estoy incómoda, Stephen.

-Cómo si yo estuviera cómodo, Alice.

-No te pega que me digas «Alice».

-Ya sabía yo que te gustaba mi niñata.

Suspiro y niego.

-¿Por qué haces que me sienta enfadada y luego tranquila? Es confuso... -murmuro apoyando mi frente bajo su mentón.

-No sé, tú también me lo provocas a mí. Así que, no te quejes. -Sus manos comienzan a acariciar mi cabello.

-¿No tenemos remedio, verdad? -bostezo.

-No, no lo tenemos. -Sus manos acunan mi trasero, pero en vez de alarmarme, me acurruco más en su pecho y cierro los ojos.

-No hagas caso a lo que he dicho... creo que me he paso -mascullo casi cayendo en un profundo sueño.

-Y yo -silencio -, y yo niñata. Creo que me he pasado -eso es lo último que escucho antes de que las caricias de Stephen me lleven al mismo cielo.

* * *

¡Hola!

¿Un poco tarde hoy no?

Aquí en España son las once y es raro en mí subir a estas horas.

Quiero deciros que muchas gracias a las personas que me han escrito cosas tan bonitas durante todo el trayecto en el que llevo escribiendo. Creo que nunca podré agradeceros, por cumplir mi sueño.

¡Gracias por los comentarios y los votos!♥

Espero que les guste.

Atte: Lucy.

Continue Reading

You'll Also Like

51.6K 3K 18
Un izuku con la gomu gomu
2.6K 317 32
¿Que pasaría si mueres y te dan una segunda oportunidad para regresar a la vida? Eso es exactamente lo que le pasa Bambi; la chica ha muerto pero por...
6.4M 334K 47
Sydney: Una chica invisible ante los ojos de todos. Estudiosa y aplicada con una vida casi perfecta. Alex: ¿Típico mujeriego? No. Más bien es un chic...
567K 22K 93
Hace algunos años los chicos descubrieron una maravillosa clase de Biología, que cuando metia cierta parte de su cuerpo en la nuestra le daba cierto...