Después de ese incidente en el que salimos huyendo, Tōdō se fue muy rápido a su casa y no fui capaz de preguntarle algo.
"¿Qué fue lo que pasó con esa actitud?"
Como sea, le agradezco, ya que me sacó del aprieto de toparme con Ijuuin-sensei. Realmente no deseaba verlo, no después de lo último que pasó entre nosotros.
Tras verlo irse, me fui muy rápido a casa, no quería volver a toparme al mangaka y menos estando solo. Al entrar a ella, estaba Usagi-san sentado en el sillón de la sala.
-Ah, Estoy en casa -avisé y Usagi-san dirigió su mirada a mi.
-Bienvenido -contestó y siguió leyendo un libro que tenía en manos. Lo empecé a analizar y estaba muy bien vestido, con un traje oscuro. Parecía tener alguna junta o algo así.
-¿Vas a salir? -pregunté.
-Sí -contestó dejando de lado el libro entre sus manos.
-¿Eh? ¿Cuándo? o ¿con quién?
-En este mismo momento y por supuesto que contigo; te estaba esperando.
-¿Eh? ¿Por qué? -repliqué un poco extrañado tras esa invitación.
Se levantó del sillon y fue hacía donde me encontraba. Su brazo rodeó mi cabeza.
-Tonto, es obvio, había estado muy ocupado con mi trabajo y casi no tenía tiempo para ti, así que pensé en una cita para recompensar todo el tiempo perdido ¿qué te parece?
"Qué se preocupe por mi y hasta piense en tener citas conmigo es muy lindo de su parte. Pero... ¿eso sería correcto?"
-Está bien... -acepté, pero de igual manera estaba preocupado. Realmente no sé si eso esté bien.
-Entonces vamonos.
Usagi-san se veía muy feliz. No quería que su estado de ánimo se viera oscurecido por rechazarlo. Quizá fue lo mejor.
"Yo también estoy feliz".
¡Hicimos tantas cosas juntos! Tuvimos una cena deliciosa en un restaurante muy elegante, al principio me sentí incómodo por el ambiente pero me di cuenta de algo, si Usagi-san esta a mi lado todos esos problemas insignificantes se desaparecen en segundos.
Después fuimos de compras, como siempre Usagi-san compra cosas a gran escala y sigue derrochando dinero. Por más que lo regañe sigue haciendo lo mismo.
Usagi-san quería seguir haciendo cosas pero ya era muy tarde aun así hizo una propuesta que no pude rechazar.
-Regresaremos después de ir a caminar a la playa ¿Qué te parece?
-Esta bien, pero sólo eso, Usagi-san -lo sentencié. Si por él fuera seguiríamos paseando, pero ya era casi de noche.
Llegamos a la playa y mientras tomábamos un largo paseo hablábamos de muchas cosas, las estrellas iluminaban el cielo.
"¡Se veían tan hermosas!"
Nos brindaban un escenario único, sólo para nosotros pues para nuestra suerte no había nadie. Ambos estábamos felices, incluso yo me sentía de la misma forma. Parecía que había pasado tanto desde la ultima vez que sonreí de felicidad, no falsamente.
La mano de Usagi-san rozó la mía para después tomarla con fuerza.
-¿Q-qué... pasa? -tartamudeando y con los nervios encima sentí como me ponia rojo.
-No sé si es el ambiente, las estrellas, o que, pero hoy te noto muy lindo.
Me miró. Esa mirada que me congela, me inquieta y tomó ventaja para besarme. Me gusta cuando muerde dulcemente mis labios y susurra a mi oído las palabras "te amo" me hacen sentir muy incómodo pero tan amado. Abrí sólo un poco mis ojos y me parecía ver una sombra. Aleje rápido a Usagi-san de mi.
"¿Qué pasaría si nos vieran? No, no, no lo quiero ni imaginar".
-¿Qué pasa? -preguntó extrañado Usagi-san.
-Oí ruidos que venían de allá -cuando giré a apuntar la dirección, un hombre con la mirada baja venía a lo lejos, no lo reconocí al momento pero mientras mas avanzaba me daba cuenta que era Ijuuin-sensei.
"¡¿Que mierda?! Ni siquiera vive por aquí ¿Nos estaba siguiendo?"
Quise huir al momento pero era demasiado tarde; levantó la vista y nos vio algo sorprendido y enojado. No sé si se dio cuenta Usagi-san de sus miradas y espero que no, sólo yo sé porque se enoja, porque estoy con Usagi-san.
"Ojala Ijuuin no vaya a decir nada."
-¿Otra vez ese mangaka? -me dijo en tono bajo para que no lo escuchara sensei.
Se acercó a donde estábamos y nos saludó.
-Buenas noches Usami-sensei y Takahashi-kun ¿Qué hacen por aquí? -sonrió, pero su sonrisa ocultaba algo y me incomodó. No podía ni verlo sólo pensaba e salir huyendo de ahí, de verdad que no aguantaba su presencia. Sentía que me hacía pequeño a su lado y el aire me empezó a faltar, como si de un ataque de pánico se tratase. Usagi-san contestó su pregunta.
-Dando un paseo solamente ¿y usted sensei? No recuerdo que viva por aquí.
-Oh no se preocupe, también estoy en las mismas así que no les quito mas su tiempo, adiós. Y adiós Takahashi -remarcó mi apellido con cierto tono de reproche. Al despedirse de mi me lanzó una mirada muy amarga y atemorizante. Finalmente vi como se iba apretando su puño, enojado.
-Vámonos Misaki, el ambiente a sido arruinado -mencionó Usagi un poco molesto por toparse con él. Y tenía razón, la poca paz que logré conseguir por un rato, fue rota desde el momento que me topé con él. Fue como si la vida me recordara una vez más que no puedo sentirme bien ni un momento, por lo que últimamente he pasado.
"¿Qué puedo hacer? No quiero alejarme de Usagi-san, pero tampoco puedo con esto".
Últimamente me siento inseguro con respecto a estar a su lado cuando le escondo algo así.
Se enojará y me odiará, es lo primero que se me viene a la mente. He estado aguantando todo esto para evitar que eso suceda. Supongo que es más doloroso para mi que Usagi-san me odiara.
Cuando llegamos a casa estaba muy cansado y nervioso, claramente vi como Ijuuin se enojó al verme con Usagi-san pero él ya sabia que era mi pareja.
Quería irme a dormir en ese instante para olvidar ese mal momento, olvidarme de todo lo que pasaba en mis cabeza. Al menos en sueños podía tener paz.
Subi las escaleras para ir a mi habitación, pero Usagi-san me tomó de la mano y me frenó sólo para que lo viera directamente.
-Hey Usagi-sa... -me calló con un beso. Sus frías manos sostenían mi rostro colorado mientras él hacia de las suyas con su lengua una breve pausa interrumpió su tan apasionado beso.
-Me falta Misaki -dijo mientras una sonrisa coqueta se escapaba de sus labios.
Me llevó de la mano a su cuarto y me acostó en su cama, ya ahí empezó a besarme. Mientras levantaba mi playera, su boca iba besando mi cuello, recorriendo mi cuerpo como siempre lo hacía, avergonzandome a más no poder. Sus labios rozaban mi piel, quemaba donde me había tocado y éstos se dirigieron a mis pezones los cuales succionaba y mordía suavemente, esos besos que me hacían perder la cordura y me estremecían.
Lo necesitaba, necesitaba de él y que reafirmara lo mucho que me quería. Yo quería revivir los días que eran sólo de nosotros dos.
Me bajó el pantalón un poco brusco pero no me importó yo realmente quería hacerlo aunque no aguantara la vergüenza al día siguiente. Sentí como su lengua pasaba por mi miembro y lo succionaba sin parar.
-A-ah -solo gemidos salían de mi boca.
-¿Misaki, se siente bien? -preguntaba Usagi-san sin la mas mínima gota de nerviosismo.
La vergüenza y la pasión me carcomían lentamente, algo que me gustaba y a la vez no.
-Misaki, abre mas las piernas para mi.
Seguí sus ordenes sin decir una palabra y empezó a embestirme muy rápido por mas que decía que mas lento no me hacia caso.
Cuando llegamos al final se aferró a mi y no me soltaba.
-Usagi-san, dejame -lo movía de un lado a otro pero no me hacía caso, ya se había dormido.
Lo vi una vez más y acaricié su cabello, con cuidado, sin despertalo.
"¿De verdad está bien seguir a tu lado? No me siento agusto engañándote, pero con tal de que no te desilusiones de mi, seguiré con esta mentira".
De manera indirecta y sin él estar consiente de aquello, al pasar las noches con él, borra a Ijuuin de mi cuerpo.
De verdad no quiero alejarme de Usagi-san, pero tampoco soporto el cargo de conciencia que me invade.
"Solo por hoy" -pensé y me acomodé mejor en su cama.
Finalmente los dos nos quedamos dormidos, abrazados el uno del otro.
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-Me voy a la Universidad Usagi-san -levanté la voz para que escuchara mi aviso.
-Espera -interrumpió Usagi-. Yo te llevo.
-No es necesario -insistí-. Además, hoy pasaré por Tōdō quedamos en ir juntos.
Claramente era una mentira, no quedamos en nada pero, quería saber como seguía porque las actitudes de ayer no eran para nada normales.
-Bueno ahora si me voy -abrí la puerta de salida y me dirigí a la casa de Tōdō.
La mañana era calurosa. El sol estaba en su máximo esplendor y el cielo estaba totalmente despejado, parecía un día perfecto e incluso se podía escuchar los pájaros cantar.
Mientras iba caminando, observaba a todas las personas que iban pasando a mi alrededor. De alguna manera las sentí mas felices que de costumbre.
"No se si es mi imaginación pero este día pinta para ser un día perfecto. ¿Sera que así será?"
Iba tan distraido pensando que sin querer me equivoqué de calle.
"Mierda por aquí no vive Tōdō".
En eso, vi un callejón que daba a la otra avenida y además acortaba el camino así que opté por ir por ahí para llegar más rápido. Me apresuré al caminar, en cierto modo era un poco intimidante pasar por ahi, había botes de basura con ratas alrededor y el olor que salía era repugnante, empecé a caminar mas rápido pero... cuando ya casi llegaba al otro extremo algo... No, alguien me tapó la boca e hizo lo mismo con mis ojos. Me resistí y luché contra esa persona pero no fue suficiente. Lo único que sentí es que me aventaron a un coche y éste mismo arrancó.
"¿Por qué me pasan tantas cosas malas a mi?"