1. Pide un deseo
Cerré los ojos e inhalé fuerte el olor de la tierra mojada. Me encantaba el aroma, era como si la tierra mostrara con él, su parte bella y escondida. Levanté la cabeza para mirar el cielo lleno de estrellas, un cachito de luna pálida se asomaba entre ellas. Miré en esa dirección unos minutos, deleitándome con el paisaje celeste, inmenso e inalcanzable.
Bajé la vista y vi el destello de luz reflejado en el agua del lago. Tomé el pequeño barquillo de papel sobre el que había colocado la vela y tras encenderla, lo puse en la corriente serena.
La primera de cien velas para ti.
¿Mi deseo?
Verte otra vez al partir.