La hija del General

Av JanetBeMont

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Después de siete años Jade Asher regresa a Prince George Virginia a pasar el verano con su padre deseando que... Mer

Sinopsis y Booktrailer
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Mi agradecimiento
"Capítulo especial"

Capítulo 12

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Av JanetBeMont

Pasaron dos días.

El General Asher regresó de viaje y Jade tenía en mente lo que Greta le aconsejó, acercarse a su padre y ganarse su confianza. Aunque le era difícil por los tiempos de trabajo del General procuraba estar cerca de él siempre que coincidían en la casa, comían juntos y hablaban, todo parecía avanzar entre ellos a pasos lentos pero tanto Robert como Jade lo estaban intentando y eso la hacía feliz,  amaba a su padre y quería restablecer el vínculo fracturado.

Los padres de Rayder, el Coronel Philip Hunter y su esposa Teresa también habían regresado de sus vacaciones en Florida antes de la fecha acordada, eso y el trabajo pendiente de Rayder impidieron que pasaran tiempo juntos, los dos estaban ocupados pero pensándose a cada instante, eso era inevitable.

*****


—Esta noche iremos a cenar a casa de los Hunter— le informó Robert a su hija, ambos estaban en la sala, ella leyendo un libro y él observando las noticias en la t.v.

—Por favor no— se le salió a Jade —quiero decir, ¿tengo que ir yo también?

Asintió serio —Nos han invitado y ya he confirmado. Espero no interfiera con tus planes.

Jade suspiró con resignación, no quería enfadar a su padre, habían avanzado a paso de tortuga en su relación y no quería ir de revés solo por negarse a ir, su padre consideraba a Philip casi como un hermano.

—Voy a preparar una ensalada dulce para llevarla a la cena ¿te parece?

—Como quieras— se levantó del sillón de cuero café —voy a estar en mi despacho— dio un par de pasos y antes de dejarla dijo —nos esperan a las mil novecientas treinta horas en punto.

Asintió —Señor.

Jade fue a la cocina, sacó del refrigerador zanahorias, manzanas, leche condensada, crema y nueces, buscó la tabla para picar, un bowl y se puso a hacer la ensalada. Sus pensamientos se dividían: tenía ganas de asistir a la cena, la única razón: Rayder. Tenía ansias por verlo.

Pero por otro lado estaban los padres de él, Philip y en especial Teresa, eso alteraba sus nervios como nunca antes.

Teresa Hunter: mujer de estatura menuda, ojos azules, voz angelical y carácter de los mil demonios.

Cuando Madeline murió, Philip apoyó a Robert mudando a su familia a la casa de al lado, no podía dejarlo solo en una situación tan dolorosa pues sabía perfectamente cuanto había sufrido su mejor amigo, primero con penosa enfermedad de su esposa para luego quedar viudo y con una hija pequeña.

Jade era una niñita de siete años que había perdido a su madre y todos pensaron, incluso su padre que por su temprana edad no tenía completo conocimiento de lo que pasaba, no pudieron estar más equivocados. Estaba triste y enojada, había perdido a su madre y desde ese momento cambió: no hacía caso a nadie, se escapaba de la escuela para ir al bosque a jugar entre otras cosas mas y todos creyeron que se había convertido en una rebelde. 

Jade conoció a Teresa en esa época, fue de una manera desafortunada y lamentablemente para mal.

Eso aunado al comportamiento hostil que Jade mostró al hijo de ella marcó la relación.

Teresa la despreciaba.

Y era consciente, sabía que era bien ganado el rechazo pues no era para menos, aun así esperaba fervientemente que después de tanto tiempo los pecados del pasado hayan quedado justamente ahí, en el pasado.

De verdad que lo esperaba.

Terminó la ensalada y fue a su habitación a arreglarse, quería causar una buena impresión, buscó entre su ropa algo sobrio, un vestido negro sin mangas recto y largo hasta las rodillas, se peinó y maquilló.

A las siete treinta en punto Robert y ella estaban de pie en la casa de los Hunter.

La puerta se abrió recibiéndolos Teresa, vio al General y sonrió.

—Robert— le saludó dándole un abrazo y un beso en la mejilla —qué gusto verte. Te noto más esbelto ¿acaso Greta te tiene a dieta?

—Teresa buenas noches, Greta es magnifica cocinera y no me tiene a dieta, debe ser por el trabajo.

—Debe ser eso. Por favor pasa a la sala, Philip te está esperando— dijo al General.

—Gracias— le sonrió.

Teresa se giró a mirar a Jade, que sonreía con la esperanza de que no notara cuan nerviosa estaba por volver a verla.

—¡Hola señora Hunter!— saludó con desmesurada alegría apretando el bowl que traía en las manos.

La miró con desconfianza pero le respondió con cortesía —Jade tanto tiempo sin verte— ¡gracias a Dios!  dijo en su mente —adelante.

—Preparé una ensalada dulce para el postre— le comentó mientras caminaban a la sala —espero que les guste.

Teresa la miró de reojo —No te hubieras molestado, hazme un favor y llévala a la cocina.

—Ok.

Después de saludar a Philip, un hombre alto de tez blanca, fornido, de cabellos castaños y ojos grises fue a la cocina a dejar la ensalada, iba de regreso a la sala rogando en sus adentros porque la cena resultara bien, cuando de repente sintió un par de brazos fuertes rodearla por la cintura desde atrás halándola hacia un cuerpo fuerte y musculoso. 

Rayder acercó la boca al oído de Jade y le susurró:    

—Te ves tan hermosa.

Al sentir el aliento de él su cuerpo entero se estremeció.

—¡Rayder!— se giró para tenerlo de frente —tu madre podría entrar a la cocina en cualquier momento y vernos— su voz era ahogada.

—No lo hará, está ocupada en la sala— la arrinconó contra la encimera y pegó sus caderas a las de ella —quiero estar contigo, la última vez que nos vimos estábamos en medio de algo interesante— comenzó a besarle el cuello.

Jade lo tomó de la cintura y lo pegó más a ella, también estaba deseosa de tocarlo, besarlo, hasta olerlo pero también tenía los nervios de punta así que después de un momento se separó de él a regañadientes, su cuerpo quería sin duda otra cosa.

—Aquí no, si alguien nos ve...— su mirada se dividía entre los ojos de él y la puerta que separaba la cocina de la sala.

—No sabes cuanto te he echado de menos pecosa— acarició su rostro, ella le sonrió.

—Y yo, pero este no es el momento—  se alisó el vestido con las manos, no porque estuviera arrugado, sino por nervios —voy a la sala, espera un rato antes de entrar ¿vale?

*****


En el comedor Teresa sirvió la cena, pasta al ajillo acompañado con un filete de salmón y verduras, de beber vino blanco y una jarra de agua fresca de piña y lima. Todos se sentaron a la mesa y la cena dio inicio.

Philip y Teresa hablaban de sus vacaciones en Florida, Robert de su viaje a Quántico y Rayder a ratos miraba a Jade, esa noche se veía hermosa, con ese vestido negro entallado dejando ver sus curvas, su cabello suelto y esos labios carnosos pintados color rosa le quitaban el aliento, tenía ganas y no solo de ellos, la deseaba justo en ese momento. Pero Jade lo ignoraba, sabía bien que era a propósito y eso lo hacía sentir inseguro. Le era difícil poder adivinar sus pensamientos, en la cocina lo había rechazado y  la reacción de ella si lo sorprendió.

¿Por qué se comporta así? ¿Le da pena? No creo. ¿Está enojada? ¿Por qué me rechazó?  Pensaba él.

En la cena Rayder y Jade estaban sentados uno frente al otro, ella permaneciendo callada la mayor parte del tiempo, no mostraba emoción alguna, comía sin levantar la mirada y tenía los ojos clavados en el plato, bebió el último trago de su bebida y estiró la mano para coger la jarra y servirse más agua, Rayder hizo lo mismo y sus manos se encontraron tocándose por un momento, Jade dirigió hacia arriba su mirada y se encontró con los ojos azules de él, por fin tenía su atención, una sonrisa se asomó por la comisura de la boca de Rayder y ella le correspondió.

—Lo siento, tu primero— le dijo ella con voz tenue.

—No por favor, déjame servirte, pasame tu vaso— extendió la mano y ella entregó el vaso, sus dedos volvieron a rozarse, Rayder lo llenó y se lo entregó.

—Gracias— dijo ella con una sonrisa.

—De nada— le respondió de igual manera.

En las miradas de Philip, Teresa y Robert  había sorpresa, tenían las cejas juntas por lo extraño que les pareció el trato entre ellos, amigable. Jade se obligó a no ponerse nerviosa frente a todos pero como siempre la verborrea nervuda hizo acto de presencia.

—Señora Hunter, el atún está riquísimo, le quedó perfecto.

—Que bien que te haya gustado, el salmón— la corrigió con énfasis.

—Si, por eso digo que es salmón, está delicioso y más con las verduras primavera, crocantes como los chefs profesionales, debería de poner un restaurante ya que usted no trabaja— Teresa la miró irritada —n-no quiero decir que no tenga nada que hacer, yo solo...decía— se metió un trozo grande de salmón a la boca con el único fin de callarse.

—Jade— dijo Philip —Robert nos ha contado que estudiaste nutrición.

Asintió —Tengo planeado abrir mi propio consultorio, no tengo nada en concreto pero es un hecho que lo haré.

—Qué interesante— respondió Teresa con ironía, luego prosiguió —Rayder está a unas semanas de ser promovido de rango— miró a su hijo con brillo en sus ojos —pronto serás capitán, eso llena de orgullo a la familia, felicidades hijo.

—Gracias madre— tenia una comisura de sus labios arriba.

—Capitán Hunter— le dijo Philip —detrás de los pasos de su padre.

Rayder casi sonrió pero no lo hizo.

La cena prosiguió, a Jade le había costado trabajo no mirar a Rayder, tenía nervios de que los demás notaran que algo pasaba entre ellos, pero no aguantó demasiado y lo miró discretamente: se veía tan guapo con una camisa gris de lino y pantalón gris oscuro, mocasines negros, la barba le comenzaba a crecer en el mentón, lucía sexy a mas no poder y recordó cuando hace dos noches estaba semi desnudo en la cama con las manos recorriéndole la piel, al mirar directo a los ojos de él se dio cuenta que la estaba mirando, sostuvieron la mirada por un momento y supo que también estaba igual que ella, los ojos azules de él se notaban oscuros, se mordió el labio y una leve sonrisa apenas perceptible se asomó por su boca.

En ese momento se le ocurrió una idea de lo más loca y como siempre, no lo pensó demasiado.

Sin hacer movimientos bruscos se quitó la zapatilla, lentamente estiró la pierna hasta que tocó el pie de Rayder, él la sintió justo cuando se llevaba el tenedor a la boca y sin querer se le cayó bocado pero los demás no lo notaron, se miraron por un segundo y Jade continuó, su pie fue subiendo lentamente por la rodilla acariciándolo de manera suave, subió y bajó sobre el pantalón un par de veces, luego siguió el recorrido por su muslo grande, sólido, las respiraciones de ambos trataban de ser controladas por la excitación de los dos y cuando llegó a la entrepierna y sintió el miembro de él notó que estaba duro.

¡Ay Madre Santa!

No estaba segura de que hacer, esto era algo que no había hecho antes, lo había visto en alguna película pero otra cosa era hacerlo en la vida real, y no solo eso, lo estaba haciendo enfrente de sus padres. Era una tremenda imprudencia lo que hacía, una locura total, pensaba ella. 

Se estaba arrepintiendo y se detuvo, empezó a retirar el pie lentamente pero Rayder con un movimiento imperceptible a los demás se lo atrapó negándole la retirada, con la mirada le pidió que no se detuviera. Tenía nervios pero estaba dispuesta a seguir si él lo quería, así que regresó a la entrepierna de él y comenzó a tocarlo. 

Subía y bajaba el pie, intercalando movimientos rotatorios, al principio lento, luego aumentando la intensidad, Jade podía notar como con cada roce la erección se hacía más grande, tragó saliva con la respiración profunda.

Lo único que miraba era a él, a sus ojos oscuros y penetrantes regresando la mirada llena de deseo, a su rostro, a la manera que apretaba la mandíbula y sus manos estrujando el borde de la mesa tratando de ahogar un gemido y por un momento se olvidó de que no estaban solos, era la primera vez que daba placer a un hombre y era excitante, estaba tan concentrada en lo que estaba haciendo que sin querer su garganta emitió un leve sonido y se mordió el labio.

Apenas llevaban solo minutos en este juego peligroso e incitante cuando Jade creyó escuchar que pronunciaban su nombre.

Jade

Alcanzó a escuchar a lo lejos.

¿Ah?

—Jade.

Escuchó fuerte y claro.

¡Mierda! ¡Y doble mierda!

Al girar la cabeza Jade notó que las miradas de todos estaban concentradas en ella, parpadeó un par de veces y maldijo en sus adentros, se quedó quieta con el pie en la entrepierna de él y luego lo fue retirando lentamente hasta que llegó a su zapato y se lo colocó de nuevo.

—Yo...lo siento no he escuchado— tragó saliva —¿Alguien me preguntó algo?

—Si, yo te he preguntado por cuanto tiempo piensas quedarte en Fort Lee— le volvió a repetir Teresa con voz seca —te has puesto colorada ¿te sientes bien?

—Este...si, solo tengo calor— le respondió sin verla a la cara —estaré hasta el final del verano— tomó el vaso y le dio varios tragos. 

—Robert, lo siento pero no puedo quedarme callada— dijo Teresa —ya se lo que está pasando aquí— miró a Jade y luego a Rayder, ellos agrandaron los ojos —me enteré que has pedido a mi hijo que cuide de Jade y no estoy de acuerdo con esto— se volteó a su marido —se que había dicho no hablaría pero no puedo, solo mírala, tal parece quiere saltar  encima de mi hijo.

Jade arqueó una ceja, no está del todo equivocada pero ¡quiero saltarle encima con otros propósitos! aunque en ambos le daría un derrame cerebral señora Hunter  pensaba ella.

Rayder se recompuso de las sensaciones que hasta hace un momento le impedían hablar, ni siquiera Jade notó cuan extasiado y excitado estaba a causa de su roce, simplemente lo volvía loco. Sabía que estaban cometiendo una locura pero no le importó, el deseo por ella le nublaba el juicio pero se contuvo haciendo uso de su aplomo. Se sentó erguido en la silla y contestó a Teresa.

—Madre, que disparate estás diciendo— le recriminó —te lo he dicho antes y lo hago ahora, basta.

—Pero hijo, tu debes tener cosas más importantes que hacer que estar cuidando...

—Teresa por favor— pidió Philip.

—Tenía que decirlo— miró al General —Robert, espero entiendas.

Él no dijo nada, ya conocía el carácter de Teresa y sabía que esto pasaría.

—Estoy de acuerdo— le respondió Jade —yo no quería que fuera mi escolta.

—Jade...—respondió su padre apoyando las manos cerradas en puño sobre la mesa —¿Y se puede saber porque hasta este momento se te ocurre hablar?

¡Ay maldición ya la cagué!

—Yo, lo siento papá, no quería pelear contigo porque apenas acababa de llegar. ¡Pero Rayder lo sabía!— dijo apuntando con el dedo a su dirección.

Ahora las miradas estaban en él.

—¡Tu padre lo pidió y yo obedecí!

—No tenías que hacerlo— contestaron Teresa y Jade al mismo tiempo.

—Paremos ya con esto— dijo Philip con voz fuerte —yo estaba enterado desde el inicio y yo fui quien le aconsejó a Robert que Rayder la escoltara, el Teniente hizo lo que se le ordenó, punto final. Ahora cambiemos el tema.

Silencio.

Jade seguía con la mirada enterrada en la mesa, Rayder miraba a Jade sin entenderla, ¿Por que rayos dijo eso y justo ahora? pensó; Robert con los puños cerrados, Teresa con una mueca y Philip avergonzado al no poder controlar lo que sucedía en su propia mesa. La cena se venía abajo a cada segundo que pasaba.

Jade estaba arrepentida de haber abierto la boca, pero no fue mentira, al principio no estaba de acuerdo que Rayder la escoltara, lo que pasó después entre ellos era otra cosa, no se lo esperaba. Alzó la vista y pudo ver en él la incomodidad y ni hablar de su padre, que otra vez estaba enojado con ella. 

Y pensó en enmendar la situación.

—Al principio no estaba de acuerdo, que me acompañara en la Base pero al pasar el tiempo juntos la verdad es que nos hemos vuelto buenos amigos.

Rayder soltó una carcajada, Jade agrandó los ojos y frunció el ceño.

—¿Amigos?— repitió él entrecerrando los ojos —Si, somos amigos ahora— en los ojos de sus padres había escepticismo.

—Si, amigos— reafirmó Jade — los dos somos personas adultas, gracias a papá hemos hablado y ahora podemos llevarnos de manera civilizada. 

—Eso es cierto— respondió Rayder — mirando a los ojos a su madre —ahora nos llevamos bien.

—Y ahora que todo está aclarado por favor continuemos con la cena— pidió Philip con la poca tolerancia que le quedaba.

La cena prosiguió, en los rostros de todos se notaba el disgusto, la reunión había sido un fracaso, Jade lo sabía desde un principio, la relación que tenía con los Hunter no era la mejor y aunque estaba preparada para cualquier cosa, la situación era desastrosa. Quería salir de ahí lo mas rápido posible pero no podía, no dejaría solo a su padre. Pero sentía que se estaba ahogando, necesitaba aire.

—Teresa ¿podría usar su baño?

—Segundo piso, tercera puerta a la izquierda— le señaló.

—Con permiso— se excusó y se levantó de la silla.

—Yo te acompaño— se ofreció Rayder.

Subieron la escalera en silencio y la llevó hasta la puerta— Gracias— dijo ella y entró.

En el tocador se miró al espejo, se lavó las manos y se las pasó por el rostro para refrescarse, ¿podrían las cosas empeorar? pensó.  

Por el reflejo vio la puerta abrirse y entrar a Rayder cerrándola pasando el pestillo y se recargó en ella cruzado de brazos.

—¿¡Qué haces!? ¡Pude haber estado sentada en el retrete!— le reprochó en voz baja.

—No me incomodaría verte.

—¡A ti no pero a mi sí! Sal antes de que alguien...

—¿A qué estas jugando Jade?

Frunció el entrecejo —¿Yo? ¿De que hablas? No estoy jugando a nada.

—¿Ah no? Primero quiero estar contigo y me rechazas, luego comienzas a excitarme para después decirle a todos que no querías que fuera tu escolta y para acabar dices que ahora somos buenos amigos.

Se apartó el cabello del rostro —¡Y que querías que dijera! Si, me puse nerviosa, yo no quería venir a tu casa en primer lugar, sabia que esto sería un desastre porque tu madre me odia.

—No te odia.

—Si lo hace.

—No. Solo no olvida como eras de pequeña, eso y la cicatriz que le has dejado en la espinilla cuando le diste la patada aquella vez— empezó a reírse.

—¡No tenía memoria de eso! Ahora me siento mucho peor. Gracias por  recordármelo Hunter— él rió más —¿Y a ti que te resulta tan gracioso?

—Tu.

—Ah ya. Explícame para reírme contigo porque estoy a un pelo de salir huyendo por esa ventana.

—Con que ahora somos "buenos amigos" ¿no? Explícame eso.

—Bueno— alzó los hombros  —no es que seamos los mejores amigos pero creo hemos avanzado— frunció el entrecejo —¿Tu no piensas lo mismo?

—¡Y vaya que si hemos avanzado! Lo que me estabas haciendo por debajo de la mesa ¿es de amigos? Porque entonces déjame decirte tienes un pie muy, muy amigable.

—¡Cállate, que pena!— se llevó las manos al rostro —tu madre me vio cuando yo...¡oh por Dios!

—No se dio cuenta— se acercó a ella y le acarició el hombro donde tiene el lunar —estaba hablando de la cena de gala que se celebrará en un par de semanas y ella como es miembro de la sociedad de esposas de los militares la está organizando, cuando empieza a hablar de eso pierde noción de lo que pasa alrededor.

—De todas maneras, fue una tontería lo que hice— negó con la cabeza.

—A mi me gustó— la rodeó de la cintura.

Se empezó a reír —cuando dijo "ya se lo que está pasando aquí" casi me da un infarto.

—Eres una mujer peligrosa Jade Asher— le dijo entre risas —me sorprendes a cada momento.

—Oye— se puso seria —acerca de que estaré solo durante el verano...

Ninguno había pensado en cuanto tiempo tenían, en los planes de Jade eran estar en Fort Lee solo unas semanas mas, luego se marcharía a Carolina del Norte y a Rayder antes no le importaba. Pero ahora todo era diferente para los dos.

—No pensemos en eso ahora— le dijo ella.

Él no dijo nada, solo asintió. Luego pasó sus dedos por la piel suave del rostro de Jade —Me gustaría tenerte en mi cama ahora mismo, terminar lo que empezamos desde hace días.

—Si, hablando de eso...quería decirte algo desde la otra vez ¿recuerdas?— se mordió el labio nerviosa y posó sus brazos en el pecho de él.

—Afirmativo— con delicadeza pasó los dedos por sus labios para que no se lo siguiera mordiendo.

Había ensayado las palabras frente al espejo durante los dos días que no se vieron, aun así le costaba un poco de trabajo decirlas, no era por vergüenza, más que nada la inquietaba como lo tomaría él, pero ya que había salido el tema y era algo que no podía esperar simplemente soltó las palabras.

—Nunca me he acostado con nadie ¡SOY VIRGEN! Listo ya está, lo dije— resopló aliviada.

Rayder frunció el entrecejo y arrugas se formaron en su frente, se separó de ella y le respondió.

—¿Qué tu qué?

—¡Ajá!  Ahora regresemos al comedor que yo traje el postre y me quedó rico— le dio un par de golpecitos en el pecho con la palma de la mano y salió casi corriendo dejándolo solo.

*****

¡Hola! ♥

¡Por fin viernes!

Nuevo capítulo, nueva aventura con Jade y Rayder. 

Un poco nerviosa aquí, espero les haya gustado un poco :P 

Feliz viernes y excelente fin de semana a todas!! Muack!!

Pd. Te sigo amando ♥H.C.♥

Janet.



Fortsett å les

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