Bailando con lobos ©

By BelWysocki

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Una reina encuentra a una salvaje niña en medio de una jauría de lobos. Decide "rescatarla" y criarla como si... More

Capítulo 1 "A lo lejos"
Capítulo 2 "Familia"
Capítulo 3 "Noches"
Capítulo 4 "Día en el parque"
Capítulo 5 "Hermanito"/Maratón 1/3
Capítulo 6 "La chica del bosque"/Maratón 2/3
Capítulo 7 "Molestias"/Maratón 3/3
Capítulo 8 "Fuertes vientos"
Capítulo 9 "A salvo"/Maratón 1/3
Capítulo 10 "Visitando"/Maratón 2/3
Capítulo 11 "Día movido"/Maratón 3/3
Capítulo 12 "Curiosa"
Capítulo 14 "Pistas"
Capítulo 15 "Dramas"
Capítulo 15 "Ideas"
Capítulo 16 "Halagos"
Capítulo 17 "¡Tonta!
Capítulo 18 "La chica de los lobos"
Capítulo 19 "Los niños llegaron"
Capítulo 20 "Una larga historia"
Capítulo 21 "Oh, no"
Capítulo 22 "Confundido"
Curiosidades de "Bailando con lobos"
Capítulo 23 "A la luz"
Capítulo 24 "Pasado"
Capítulo 25 "Humillado"
Capítulo 26 "Él"
Capítulo 27 "Un día"
Capítulo 28 "¿Qué sucedió?"
Capítulo 29 "Por favor"
Epílogo
Yo te ordeno
Mi querido Mark
Correcciones
Líneas raciales

Capítulo 13 "Historia"

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By BelWysocki

Catherine estaba un poco nerviosa y asustada por la decisión que había tomado. Temía que los guardias despertaran antes de que ella llegara. Pero, también se preocupaba por lo que el hombre quería mostrarle. No lo conocía, apenas lo había visto una vez y ya confiaba en él. Su aspecto no era "peligroso", pero tampoco parecía estar mucho en sus cabales.

-¿Es lejos de aquí?

-No, mas bien, es difícil de llegar.

Y él tenía razón. Se estaban metiendo muy en el bosque y entre la cantidad de arboles, parecía ser un laberinto. Arthur caminaba ágilmente, para ser un hombre de edad avanzada. Levantaba sus delgadas piernas, para evitar los obstáculos.

Habrán tardado, aproximadamente, media hora en llegar. La casa, era pequeña, y se situaba frente a un pantano verde y asqueroso. El ambiente era húmedo, mosquitos le zumbaban en los oídos. El viejo abrió la puerta y entró, dejándosela abierta para que ella pasara.

Cat miró a su alrededor y frunció el ceño. El sujeto estaba loco de remate. Había mapas colgados en las paredes, más cuernos parecidos al que Cat tenía, dibujos de lobos blancos y pardos, así como extraños objetos y collares de estos animales.

-¿Es un coleccionista o algo parecido?-preguntó la chica.

-Los lobos no son una diversión, son vida-le respondió tajante.

Su respuesta, la dejó un poco sorprendida. No se imaginó que una persona podía "adorar" a sus amigos de esta forma. Había leído en muchos libros de historia, antiguas civilizaciones que tenían dioses de ellos, pero no creía que aún existía gente así.

-Me has dicho que los lobos no huyen, no temen ni atacan, ¿no es así?-Arthur tomó asiento en una silla frente a una vieja mesa de madera pequeña.

-Si...

-¿Puedes probarlo?-cuestionó.

La joven rió ante esa pregunta. ¿Cómo le iba a probar eso a él? No había ningún miembro de la manada.

-Claro, pero ellos no están aquí-volvió a reír.

-Bueno, según mis cálculos, la manada de lobos pardos, de este territorio, tendría que estar a...-paseó su mirada por mapas y una brújula que estaba adherida a la pared-Sólo cincuenta metros de esta casa.

El viejo, no creía que ella se decidiría a hacerlo. Más se sorprendió, cuando caminó hasta la puerta, y junto con él , se dirigieron a donde estaban los animales. No le preocupaba que pudiera ser peligroso para una supuesta simple chica, sólo quería ver con sus propios ojos, que eso era cierto.

-Te esperaré aquí-dijo Arthur escondiendose atrás de un árbol, a cierta distancia de donde la manada descansaba.

Cat, como si fuera lo mas normal del mundo, caminó hasta ellos, y sonrió al ver que Todd corría a su encuentro. La habían extrañado, y se alegraron al verla de nuevo. Eran muy similares a perros que se emocionaban con la llegada de su amo.

Catherine, tomó al cachorro en brazos, y se sentó en medio de ellos, mezclándose. Todos seguían durmiendo y jugueteando. Faltaban algunos machos, que seguramente, se hallaban cazando.

El viejo no lo podía creer. Su boca casi se desencaja al ver como acariciaba sus cabezas, como sostenía a los cachorros. ¡Ellos no le hacían nada! ¿Cómo era eso posible? Se desesperó por que la chica volviera y poder examinarla como salía ilesa de tal locura.

Cat, salió sonriente y se acercó al viejo. Arthur palpó su rostro como si estuviera ciego y apretujó sus cachetes. Se apresuró a tomarla del brazo, y arrastrarla hasta donde estaba su casa.

-¡Esto es increíble!-gritó-No puedo creer lo que acabo de ver. ¿Acaso los has entrenado?-le preguntó.

-No, nunca-negó ella con la cabeza.

Un silencio se apoderó del anciano. Ambos se sentaron, sin hablar. Catherine no sabía que le pasaba, sólo lo veía mirando un par de dibujos que tenía en un libro de hojas amarillas. Arthur paseaba su mirada por uno en especial, y sonreía como si fuera una buena broma.

-Oiga, no quiero apresurarlo, pero no tengo mucho tiempo más. Mi familia se preocuparía si no llego antes del amanecer-la joven intentó hacerlo volver en razón.

-Es que no lo entiendo-murmuró-Todo lo que estoy pensando en totalmente ridículo.

-¿Qué piensa?-preguntó.

-No lo sé, es un conjunto de cosas, niña, no las entenderías.

-Quisiera saber a que se refiere...

El hombre puso el libro sobre la mesa, dejando una polvareda. Catherine frunció el ceño, al ver lo bien que dibujaba aquel hombre.

-Si te cuento una historia, ¿prometes no reírte ni juzgarme?

-Claro-asintió ella.

Él tomó aire y suspiró, preparándose .

-Cuando tenía unos cincuenta años...

Arthur y su esposa estaban preocupados. Hace varios meses que su mujer tenía un retraso, y seguía sin llegar. Siempre se habían negado a ir a un medico del pueblo, pero eso ya era demasiado. No podía seguir así.

El matrimonio, asistió a el hombre que los ayudaría con su problema. Los dos entraron juntos y se sorprendieron al escuchar que la mujer estaba embarazada. Pensaban que eso ya no era posible, y no estaba para nada en sus planes. Aun así, nunca habían tenido hijos, y la idea les dio ilusiones y felicidad.

-Sera nuestro, y lo cuidaremos dándole lo mejor-dijo Arthur, acariciando donde se hallaba su futuro bebé.

El tiempo pasó, y el doctor les advertía que el embarazo era sumamente riesgoso. Ella ya estaba muy mayor para tener niños y casi que debía permanecer en continuo reposo. El marido le decía que lo hiciera, pero la mujer insistía en que debía ayudarlo con algunas cosas mínimas.

Nueve meses después, el medico estuvo para acompañar a los padres en este importante día. Aunque no todo iba bien. Su querida esposa estaba perdiendo mucha sangre. Desesperación invadía aquella habitación de la cabaña.

-Salvela-gritó Arthur.

No había mucho que hacer. Él no hacía magia y la mujer estaba muriendo desangrada. El medico, supo que era mejor salvar una vida, que no tener a ninguno de los dos. Asi que se esforzó por que el bebé llegara sano y salvo.

Su madre no tuvo esa suerte.

Arthur no quiso tomar a la bebé, hasta que hubo terminado de enterrar a su esposa. El medico dijo que tenía que cuidarla, porque él era su padre, así que se la entregó.

Aquel hombre, comenzó a sentir desprecio por su hija, y también, según dicen, comenzó a volverse loco. Siempre había amado a los nobles y salvajes lobos que habitaban el territorio en que vivía. Así que un día, tomó valor y metió a la niña en una cesta que solía tener manzanas. La llevó al bosque, adentrándose, y esperó a que la manada de lobos que se hallaba a unos metros, viniera y se la comiera. No quiso ver, sólo se alejó y dejó que su conciencia lo atormentara por años.

-...nunca se lo conté a nadie-el anciano se había conmocionado y su voz se había quebrado a lo último de su relato.

-Debo irme-dijo la chica levantándose lentamente de la silla con la mirada perdida en la nada.

-Espera, niña, no te vayas...-quiso detenerla inútilmente, pero no pudo.

-Adiós.

Salió de esa casa como si su vida dependíera de ello. El anciano solo se quedó sollozando, con la cabeza apoyada entre sus brazos. Recordar eso que había hecho, lo hacía sentir una persona despreciable.

Catherine sintió como las lágrimas comenzaban a mojar sus mejillas, sin saber porque lloraba. No tenía sentido, pero estaba confundida. Muchas cosas nunca le habían cerrado y esto parecía...

Parecía mezclar aún más sus ideas.

Odiaba pensar de esa manera respecto a la historia, pero no podía evitarlo.

...

Pobre u.u viejo que casi la vuelve loca :c
Nos leemos después♥ Muchas gracias :3

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