Capítulo 6 "La chica del bosque"/Maratón 2/3

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El rocío había cubierto los cristales del invernadero. Catherine se desperezo, estirando cada una de sus extremidades. Volteó a ver hacia donde dormía su hermano, pero el pequeño no estaba. Paseó su mirada y se percató de que estaba sola.

-¿Tim?-preguntó llamándolo.

Pero no, el rubiecito se había ido, dejándola sola. Supuso que tal vez la tutora había venido por él, asi que se levantó de donde estaba y caminó hasta la puerta para salir al exterior. Había cierta brisa fresca, que sólo perduraba en las mañanas, luego el calor aparecía nuevamente.

-Buen día-saludó la chica a un jardinero que daba forma a un arbusto-¿No vio a Timothy? Estaba conmigo...

-Buen día, alteza-respondió-¿No es ese que viene corriendo por allá?

Cat volteó y vio como el pequeño príncipe corría hacia ella. Ya estaba vestido, peinado y arreglado como siempre. Sonrió hacia su hermana y rodó los ojos para darle una molesta noticia.

-Dijo el tonto de tu novio que te espera para un paseo a no se donde. No lo escuché porque salí corriendo-Tim rió cuando su hermana le daba un leve golpecito en la cabeza al escuchar eso.

-¿No te dijo para qué?-cuestionó.

-Supongo que querrá besuquearte-respondió encogiendose de hombros.

-No digas eso, Tim, que asco-la castaña rió y notó que aún seguía en pijama-Debería cambiarme. Dile que voy en un rato.

-No, que le diga él-el jardinero y su hermana se quedaron viendo como corría y se alejaba por el caminito de piedras.

Su hermanito detestaba a Richard. Desde la primera vez que lo había visto, Timothy le hacia burla, travesuras y lo ignoraba cuando le hablaba. El novio de su hermana, había querido sobornarlo con regalos caros, aunque eso ni lo movía. Aveces Tim se aprovechaba para lograr que Richard robara galletas con chispas, ya que el chocolate lo tenía prohibido, y fingía ser bueno con él. Cuando el pequeño conseguía lo que quería, volvía a su misma actitud descortés.

Catherine se fue a cambiar y fue hacia donde se suponía estaba su novio. Él la recibió con un beso, al que ella respondió monotonamente. Le dijo que irían a dar un paseo y que debía cambiarse.

-Pero si ya estoy cambiada-dijo Cat con el ceño fruncido mirando su vestido.

-Te dije que no me gustaba ese vestido, no parece perteneciente a una princesa, ve a cambiarte.

La indignación le llenó la sangre y la molestia amenazó con reflejarse en su rostro. De todas formas, como siempre hacía, se fue a cambiar el vestido a uno más elegante. No quería que Richard se enojara con ella.

-Ahí está mejor-el joven asintió y aprobó su nuevo atuendo, extendió su mano para que Catherine la tomara y se fueron al carruaje.

...

El paseo había sido desagradable para ella. Había estado incomoda con ese corset apretandole su cuerpo más de lo normal. Lo peor de todo, no fue eso, sino que al llegar a un lago con cisnes blancos, Richard le había pedido matrimonio.

¿Qué podía ella responder? Siempre le hacía caso en todo, hasta en un mínimo vestido. ¿No aceptaría su propuesta? Ese día, oficialmente, la princesa estaba comprometida.

Todos en el castillo se alegraron por la nueva noticia. Su padre estuvo dudoso al principio, pero luego, cuando vio el futuro que le esperaba a su hija, lo aprobó sin dudarlo. El único que estaba molesto, era el niñito de la familia. Apenas había escuchado a su madre decir "¡Se casa tu hermana!", y corrió lejos de todos, yéndose a su pequeño escondite. Su hermana sabía bien donde era.

-¿Puedo pasar?-pregunto Cat atrás de la puerta.

Tim no respondió, sólo se escuchó que sorbió su nariz. La chica, abrió la pequeña puerta de madera, y entro gateando hasta donde el niñito rubiecito lloraba mirando por la ventana. Se sentó al lado de él y acarició sus cabellos, logrando que la rechazara y apartara su cabeza.

-Supongo que no querías que me case-habló rompiendo el silencio.

Por primera vez, él volteó y la miró con sus ojos fríos y rojos por las lágrimas acumuladas.

-¿Tú creés que yo puedo estar contento con que te cases con ese papanata?-la princesa rió ante la forma para llamar a su novio-Te creía más inteligente Catherine.

El silencio se apoderó del pequeño espacio en esa casa del árbol. Tim nunca le decía por su nombre entero y parecía realmente molesto. No creía que le molestaría tanto su compromiso.

-Eres como todas las demás, se dejan manejar por ese estúpido protocolo y se arruinan la vida.

-Lo siento, Tim-dijo ella avergonzada ante sus palabras.

-No me pidas perdón, al menos soy el único que ni te exige nada.

El niño se fue dejándola sola. Su cabeza estaba por estallar y eso que había dicho, le había dolido. Su hermano era una de las personas que mas amaba. Parecía ser un niño como todos los demás, pero Tim era sumamente maduro.

Sin apenas dudarlo, la chica se apresuró a bajar y comenzó a correr por el jardín. Pasó por diferentes lugares, sin importar que sus piernas ardieran por el cansancio. Recordó que en las murallas que separaban las tierras reales, había un agujero, así que se agachó y paso por allí abajo. No le importó que su vestido se arruinara, sólo quería llegar a su familia.

Hizo lo mismo que siempre hacía para encontrarlos. Vio al pequeño Todd salir del bosque con otros cachorros y al verla, corrieron hacia ella con sus cortas patitas. Catherine tomó a su lobito favorito en brazos y caminó hasta donde los demás corrían. Encontró a la manada tranquila entre medio de los arboles. Se sintió relajada y, acercándose a ellos, se recostó en la hierva con Todd acostado encima de ella.

No le importó demostrar que era humana y comenzó a cantar bajito.

Amigo mio, fiel compañero
Recorres la hierva sin temor
Dejando tu rastro con esplendor
¿Adónde vas? Ven aquí.
No te vallas, quédate junto a mí...

La nieve se va con prisa
Las hojas se caen del árbol que las vio nacer
¿Tu también lo harás? Ven aquí.
No me hagas sufrir...

Sintió como los pequeños ojos se clavaban en ella, curiosos por escuchar tan hermoso sonido. Ella, por su parte, se sintió halagada por haber conseguido su atención y aumentó el volumen, haciendo que el eco le diera un aspecto mágico a la canción.

No te alejes, por favor
Sabes bien,como estoy
No podre, la luna ver
Si te vas, la oscuridad me abrazara.

No sólo los lobos se sentían atraidos por su canto. Como si el destino quisiera jugar, aquel príncipe que cabalgaba junto a su caballo blanco, escuchó de nuevo el cantar de la joven, sonriendo.

-Es ella de nuevo-susurró a su corcel en la oreja.

Esta vez, Catherine seguía cantando alegre, no quería detenerse. La potencia de su voz la ayudaba a descargar la molestia que tenía por todas las situaciones anteriores. Se animaba mas aún, al saber que sus amigos disfrutaban oyendola y ladeando sus cabezitas al mirarla.

¿Quién diría que la historia al fin se contaría? Se podía saber muy bien que sería interesante ver que salía de ese encuentro.

El joven llego a la princesa de donde provenía la voz. No podía creer lo que veía. Parecía salida de un cuento. Una muchacha de largos cabellos castaños, vestida tan solo con un vestido interior blanco, cantaba de una manera dulce y armoniosa. Pero eso no fue solo lo que lo sorprendió. Ella estaba rodeaba de lobos, y parecían hipnotizados al mirarla.

-Mira eso-dijo como si a su amigo le importara la chica.

Temió acercarse a ella, las fieras que la rodeaban eran peligrosas. Asi que sólo se limitó a verla desde donde estaba. No se aburriria por nada en la tierra.

...

God *u* QUE INTEREZANTE ZUCULEMTO *U* ah jaja
Segundo capitulo de la maraton :3 Gracias por leer♥

Bailando con lobos ©Where stories live. Discover now