Capítulo 2 "Familia"

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Muchas cosas pasaban por la cabeza de la joven. Por fuera parecía ser tranquila, correcta, una princesa realmente perfecta. En cambio, por dentro, tenía una revolución de sensaciones que muchas noches no la dejaban dormir. Cuando lograba conciliar el sueño, pesadillas la perseguían.

Nunca se lo había dicho a nadie. Aveces se sentía fuera de lugar, como si todos ellos fueran personas desconocidas para ella. Había muchas cosas de su infancia que no le cerraban. Como que no hubiera ni una sola pintura de cuando era bebé. Su madre había dicho que no tenía pintor que le agradase, y que todos le hacían defectos, cosa que no le pareció del todo convincente.

Luego estaba su aspecto físico.  ¿Por qué ella tenía el cabello castaño y todo su arbol genealógico lo tenía rubio casi polaco? Sus ojos estaban muy lejos de ser azules, sólo eran cafe, dependiendo de la luz solar.

Muchas veces había preguntado si ella era adoptada de algún orfanato, pero siempre lo negaban. Catherine dejó de preocuparse por eso, y decidió olvidar sus locas ocurrencias. Hasta que comenzó a salir fuera de la fortaleza sola.

Esos animales la hacían sentir comoda. Nadie lo sabía. Seguramente la tomarían por demente, ya que ellos suelen huir o por el contrario, en casos de escasez y agresividad atacar. Con la muchacha todo cambiaba. Su presencia no les importaba. Jugaban con ella como si fueran perros.

-¿Catherine? ¡¿Catherine?!

Escuchó a su padre llamarla a lo lejos. Seguramente debía ir a clases de piano, aunque hoy tampoco tenía muchas ganas de eso. Obviamente, la chica nunca era rebelde, asi que asistió con paso derecho y espalda erguida hacia donde la llamaban.

-¿Qué haces ahí?-cuestionó el joven rey montado a caballo.

-Sentada-respondió tras un encogimiento de hombros.

-Tienes tus clases-sonrió hacia su hija-Vamos, toma a Bob, yo tengo que caminar un poco.

Su padre tenía cuarenta años. Era bastante joven para tener una hija de la edad de Catherine, pero tambien era posible, ya que los matrimonios se realizaban a temprana edad. Se trataba de un hombre joven y en buen estado físico. Su vida no era sedentaria, a diferencia de todos los reyes, él se ejercitaba y realizaba algunas tareas, que lo apasionaban, por él mismo.

-Yo también tengo que caminar-no mentía. El día estaba hermoso y no merecía ser desperdiciado.

El rubio se alejó a trote rápido, haciendo que el pura sangre relinchara.

...

-Do, re, mi, alteza, do, re, mi.

Catherine asintió y tocó las notas que el profesor le decira.

-Ahora de corrido, recuerde alargar el do.

Por quinta vez en el día, hacía lo que la melodía decía. Intentaba seguir el ritmo rápido, siguiendo a la perfección cada nota...

-Do, re, mi-repitió-Déjeme a mí.

El hombre tenía demasiada paciencia. La princesa siempre era una de sus mejores alumnas, pero hoy no estaba en un buen día. Se perdía, se desconcentraba y no podía seguir el Do re mi que le faltaba. Le mostró estupendamente como era, y luego volvió a cesar, para que ella repitiera.

Cat se molestó mucho al ver que otra vez había fallado. Pero insistió en tocar nuevamente.

-¡No me sale!-gruño-¡Es imposible!

Las mejillas de la castaña se pusieron rojas debido a que había gritado como una loca. No solía ponerse así, su profesor lo había notado y estaba sorprendido. Catherine tragó en seco y suspiró cerrando los ojos.

-Lo siento, no volveré a gritar-habló en voz baja-Volvamos a intentarlo.

-Está bien, alteza. No se preocupe, continuaremos en la próxima, parece estresada-le dijo levantándose del banco y tomando sus cosas-Hasta pronto-hizo una reverencia hacia ella y se fue caminando lentamente.

》Soy una tonta《 pensó》No se que me pasa《

Cansada de estar desconcentrada, la chica tomó su libro más aburrido de historia y comenzó a leerlo, intentando poner su mente a trabajar. Intentaba no pensar en lo divertido que podía ser irse a pasar tiempo con los peludos de ojos pardos. De lo interesante que era verlos cuidar a sus crías y jugar con los pequeñines. Quería irse a tan sólo sentarse y verlos, aullar imitandolos y hasta acariciar sus cabezas.

Pero no.

¡Debía pensar en la historia de su país! No podía seguir así.

-Su alteza-el delgado mayordomo informó su llegada con dos leves golpes-Me han informado que su profesor sufrió un retraso. No podrá asistir hoy, pidió disculpas de mil maneras.

La princesa intentó no demostrar una enorme sonrisa, pero al momento de escuchar aquéllo, dio rápidos pasitos para llegar a la puerta.

-Gracias Evan-le dijo mientras se alejaba por el pasillo.

Normalmente, para salir a pasear, iría a buscar su caballo, pero cada vez que iba visitar a sus amigos, no podía. Sólo se limitaba a caminar en dirección a las praderas o el bosque.

A medida que se alejaba y se acercaba a destino, comenzaba a quitarse las muchas capas de ropa. Primero se quitaba el vestido y luego la armazón de metal, quedándose sólo con el vestido blanco interior. Seguía por su peinado, quedándose con los cabellos libres de accesorios.

La joven, luego de cesiorarse que nadie la halla seguido, aullaba para así poder saber dónde se hallaba la jauría. A la primera rara vez respondían, con la segunda aullaban a lo lejos, y a la tercera se acercaban buscando al miembro 'perdido' de la família.

Catherine se limitaba a sentarse entre la hierva. Esperaba silenciosamente, dejando que la brisa la relajara.

Había leído muchos libros del comportamiento de los lobos. Evitaba ponerse perfumes, para no confundirlos. También sabía muy bien como comportarse frente al macho Alfa. Tenía que mostrarle respeto y bajar la mirada cada vez que pasaba.

-Allí están-susurró.

Venían caminando y camuflandose con el verde oscuro del bosque. Los más pequeños estaban al lado de la hembra que ese día los cuidaba. Al verla, corrieron hacia ella, tropezandose con sus cortas patitas.

Ella no hablaba, aunque aveces se veía tentada a tratarlos como si fueran perritos. Prefería no emitir sonidos humanos. Se limitaba a acariciarlos y darles empujoncitos. Aveces le mordian los dedos, creyendo que podían practicar sus técnicas de caza.

Todos escucharon el sonido de balas, provenientes del bosque. Como sabiendo claramente que pasaba si escuchaban eso, todos comenzaron a alejarse de allí. La chica no podía evitar asustarse cada vez que pasaba eso, así que tomó a Todd en sus brazos y lo ayudó a ir más rápido. Temía que alguna vez no llegara a ser tan rápido como los demas.

Se metieron nuevamente en el bosque y se pusieron todos juntos, dándose apoyo. Catherine se sentó en el suelo y arrullo al cachorro.

Desde que había nacido, pensaba que era la cosa más tierna de todas. Como en todas las camadas, a Todd le había tocado ser el más débil y el más pequeño. Por suerte, con más cuidados que los normales, ella lo había ayudado a sobrevivir.

Todos hicieron un silencio mas intenso al escuchar pasos entre las malezas. Sólo el lider se puso en posición defensiva por delante de todos...

Esperando para atacar.

...

Ay OnO que miedo :B ¿Que les va pareciendo? Gracias gente :3 Nos leemos♥

Bailando con lobos ©Where stories live. Discover now