Tocó la sirena para anunciar que la clase había terminado. Y yo aún seguía cogido a la mano de Tae. Él soltó mi mano y se puso a recoger sus cosas y yo hice lo mismo. Tae abandonó la sala corriendo, supongo que para que nadie viera sus ojos, y yo que no puedo estarme quieto ni un momento, lo seguí.
Llegó al baño y se metió en él cerrando con pestillo. Yo simplemente podía ponerme a escuchar, porque aunque quería llamarle, las palabras no salían de mi boca.
Cuando habían pasado unos minutos mi corazón pareció romperse en pedazos cuando ví el objeto que acababa de salir por debajo de la puerta. Rápidamente me lancé a cogerlo, por si acaso a Tae se le ocurría volver a cogerlo.
-¿Qué haces aquí?
-¿Acaso no puedo mear?
-Sí, pero devuélveme lo que llevas en la mano.
-Primero enséñame tú la tuya.
Tae extendió su mano y la abrió en frente de mí. Debido a que llevaba manga larga no puede ver sus muñecas, pero si el líquido que vertían éstas.
-¿Por qué lo haces? Pensaba que eras el chico al que le importaba una mierda todo.
-Y lo soy.
-No, solo lo aparentas. Mira puede que no seamos mejores amigos..
-No, ni siquiera somos amigos.- Me interrumpió.
-De acuerdo, no somos amigos, pero... puedes contarme lo que te pasa, y si puedo hacer algo por tí créeme que lo haré.
-No me pasa nada.
-Oh venga ya, que no nací ayer joder.
-¿Para que coño quieres que te lo cuente? No te va a importar. A nadie le va a importar que mis padres se acaben de separar.
Después de pronunciar estas palabras, las rodillas de Tae se doblaron, produciendo que este cayera. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y los míos le hicieron compañía.
-Lo siento muchísimo, no se como ayudarte.
-Yo sí.
Dijo estas palabras acercándose a mí, se acercó más y más hasta que nuestras bocas casi se rozaban. Finalmente lo que yo había estado esperando tanto tiempo se cumplió y nuestras bocas se juntaron.
Al principio me quedé parado, pero enseguida continué el beso. Los labios de Tae eran mucho mejor de lo que yo pensaba, se notaba la experiencia que tenía. Normal, se había besado con todas las zorras del instituto... Al pensar en eso, me empecé a cabrear. Y me separé de él.
-Menos mal que ni siquiera éramos amigos.
-Yo...Cállate y aprovecha ahora que puedes.
-No creas que soy tú juguete con el que te puedes desahogar cuando no tienes una zorra a la que tirarte.
Diciendo estas palabras y olvidándome del divorcio de sus padres, salí con mi cabreo al patio, para reunirme con J-Hope. Él estaba sentado en uno de los bancos del patio, mi sorpresa fue que con él también estaba Jimin. Demasiado juntos diría yo.
-Vale gracias, nos vemos que ya viene tu amigo.
-Nos vemos Jiminie.
-Eso espero Hobbie
Jimin se fue pasando por mi lado, haciendo que nuestros hombros se chocaran. ¿Cómo podía J-Hope juntarse con ese gilipollas?
-¿Jiminie? ¿Ahora sois amigos o que?
-No es eso, Jimin solo ha venido a pedirme consejo, nada más.
-¿Consejo?
-Sí, no es mío así que no puedo contártelo.
-Me parece genial porque no me importa una mierda.
-¿Oye a tí que te pasa?
-Nada...solo estoy confundido. Porque acabo de besar a Tae...-Estas últimas palabras las dije muy bajito ya que no quería que me oyera, pero tenía que soltarlo. Pero resultó que J-Hope tenía más oído de lo que yo pensaba.
-¿¿Qué te has qué con quién??
-¡¡Shh!! Nos pueden escuchar.
-Vale vale vale, bajo la voz. Pero tú te sientas a mi lado y me cuentas.
Y así lo hice. Le conté todo y después las horas en las clases se me pasaron muy rápido, ya que no presté atención en ninguna. Tenía cosas más importantes que pensar.