Cuando llegó la hora de gimnasia, los chicos estaban un poco rabiosos por no poder correr como locos por la pista alzando las faldas de las chicas, mientras que algunas chicas estaban de mal humor porque no podían criticar a las demás en los vestidores y otras, como Irene, eran las más felices del mundo al no tener que compartir vestuario con aquellas indeseables. El profesor les reunió en el gimnasio del instituto:
-Bueno, como hoy está lloviendo a cántaros, empezaremos las sesiones de baile que os dije que haríamos a principio de curso.
-¿¡Qué?!-se quejaron todos los chicos.
Carlos se puso las manos en la cabeza; Marcel rodó los ojos indignado; Alex golpeó el suelo rabioso; Luis miró a su novia pidiéndole con la mirada que fuera con ella a bailar; Andrei se quedó estupefacto.
-¿Bailar? Dime que no es verdad. Se me da fatal.-susurró preocupado a Irene.
-Sí, Andrei, es verdad. Bailaremos. Lo dijo en principio de curso.
-Las parejas deben de estar formadas por un chico y una chica, nada de dos chicas o dos chicos.-soltó el profesor. -Si no hay más remedio, entonces sí, pero va a subir puntos si...
No pudo terminar, todo el mundo se juntó sin pensarlo dos veces. Ciertamente, en las clases de educación física una vez al curso, normalmente siempre en el segundo trimestre, hacían clases de expresión corporal, teatro, relajación o incluso baile.
-¿Puedo...?-comenzó a decir Andrei pero Irene lo entendió rápidamente.
Si no iba a con ella, iba a morirse. No tenía mucha relación con las demás chicas del grupo, y mucho menos con las hipócritas de la clase. Si le tocaba hacer el ridículo por su nulo talento para bailar, por lo menos quería que fuera con alguien de confianza.
-Sí, Andrei, puedes ir conmigo.
-Hoy empezaremos con el pasodoble. Poneos en parejas, venga.
Marcel fue rápidamente en busca de Chantal, Luis y Emily iban cogidos de la mano preparados para triunfar y Nicole buscaba a Alex. Andrei e Irene vieron cómo Cristina esperaba que Carlos fuera a pedírselo, pero él estaba allí, quieto, sin decir nada. Asqueada, la chica fue a buscarlo. Pero lo peor fue cuando empezaron a bailar. Carlos no sabía bailar y bailaba fatal, pisando todo el rato a la pobre Cris; Alex y Marcel no estaban muy motivados para bailar; Luis y Emily bailaban como si nadie más estuviera en el mundo. Andrei estaba quieto, un poco cortado. El profesor dijo que tenía que coger a su pareja por la cintura.
-Andrei, sé que no te gusta, pero tenemos que hacer algo, no quiero que me ponga mala nota.
-Sí, sí. Pero no bailo bien...
-Mira, tienes que cogerme así.-dijo y puso la mano del chico en su cintura.
Andrei se ruborizó, le daba miedo tocarle el trasero sin darse cuenta. Ella le cogió el hombro e intentaron hacer lo que el profesor les dijo.
-Irene, por favor, no sé...
-Andrei, no te preocupes. Sólo va a ser hoy. Creo. Además, no nos mira nadie, así que no te preocupes. Yo tampoco bailo bien. Alguna vez mi abuela me intentó enseñar a bailar, y me decía que parecía el palo de una escoba de lo recta y quieta que iba.
-Uf... -él consiguió reírse.
Andrei soportó la tortura de bailar. No le gustaba nada, se sentía un poco ridículo y además siempre pisaba la pobre Irene, quien no decía nada pero se quejaba por dentro. Cuando terminaron, los chicos se fueron inmediatamente de la clase. Cristina estaba cojeando:
-¡Me ha dado toda clase de pisotones! ¡No noto la sensibilidad de mis pies!
-¿Y te ha propuesto de quedar o qué?
-Pues yo, harta, le solté que teníamos que quedar para hacer el trabajo, y me dijo que podíamos ir a su casa cuando me apeteciera. Entonces, de la emoción, fui yo quién le pisó...
Irene no hacía caso. Como no habían sudado, no hacía falta que se cambiara o se duchara, así que simplemente se cambió la camiseta para no ir con chándal.
De repente, alguien chilló. Varias chicas soltaban gritos ensordecedores. ¡Algunos chicos se habían colado en el vestidor femenino! Irene se terminó de vestir rápido y se quedó allí encerrada hasta que pudo oír al profesor, muy enfadado, echar a los chicos con un parte. Entonces salió y todas estaban conmocionadas:
-¡Marcel me ha visto en ropa interior!-soltó Chantal indignada.
-¡A mí Alex me ha visto sin nada! -exclamó Nicole.
-Es indignante lo que han hecho.-comentó Emily mientras guardaba su ropa de deporte en la bolsa:-Pero eso es para que os deis cuenta de que tenéis que vigilar con eso de que os vestís tan cerca de la puerta.
-¡Me van a oír! ¡Malditos chicos pervertidos!-gritó Cris enfurecida y salió echando humo, ya vestida. Irene la siguió. Se encontró a Andrei hablando con el profesor:
-Andrei, ¿vamos a clase?
-Sí. ¿Los chicos han entrado en vuestro vestidor?
-¡Sí! ¡Son unos pervertidos!
-¿Te han visto sin ropa?
-No, yo siempre me cambio escondida en el lavabo. No me gusta que me vean con poca ropa, las de clase se las pasan criticando y molestando a las demás por su físico, y ya he tenido algún que otro problema con ellas, así que paso de soportar semejante humillación e incitación a sacar mi lado asesino.
-Mejor, como me entere de que te han visto sin ropa los mataré. Odio eso, a mí también me pasaba, es horrible eso de los vestidores. Deberían prohibirlo, o hacerlo voluntario.
-Gracias, Andrei.-dijo ella sonrojada. -Y sí, tienes toda la razón.
El resto del día fue tranquilo, aunque la lluvia no cesaba. Cuando por fin terminaron las clases del día, Anny se encontró con Andrei e Irene a la salida, sin paraguas.
-Bueno, sólo hay un paraguas para tres personas.-comentó Andrei preocupado (no quería compartir paraguas con su hermana pudiéndolo compartir con Irene).
-Pues me parece que alguien se tendrá que mojar...-Andrei pensó rápido.-Y creo que seré yo. Mi hermanito prefiere compartir paraguas con su querida Irene.
-Cállate, Anny. ¿Quieres que Toby se entere de lo mucho que le quieres? Puedo gritarlo. -le amenazó él.
Irene estaba incómoda, no quería ser una molestia para los dos hermanos, ya que él tendría que desviarse hacia su casa, y para colmo ella estaba sin paraguas. Vio cómo Toby salía con un paraguas enorme y solo, con cara de pocos amigos.
-¡Toby!-él se acercó a saludar.
-Qué lluvia tan fuerte, ¿no?
-¿Quieres ir con nosotros? Necesitamos que alguien comparta paraguas. -preguntó Irene.
-Como quieras, Irene. Mi paraguas es grande.-dijo seductor.
Irene esquivó su mirada y empujó a Anny:
-Anny necesita alguien apuesto que la acompañe en casa bajo la lluvia.-ayudó Andrei, ganándose una mirada asesina por parte de su hermana.
Ella y Toby se adelantaron hablando de las clases mientras Andrei abría su paraguas. Había sido una feliz coincidencia haber visto a Toby, ya que así todos salían beneficiados: Anny tendría paraguas y podría ir con Toby, mientras que Irene también, y Andrei no tendría que soportar a su hermana chinchándolo.
-Bueno, ¿vamos?
-Sí. -ella cogió su brazo y siguieron a Anny y Toby.
-Bueno, Irene, ¿qué planes tienes para este fin de semana?
-Nada interesante... Supongo que me pasaré el día encerrada en mi habitación comiendo, escribiendo o leyendo. O hablando contigo.
-¿No me dijiste que tenías una vecina muy simpática?
-Sí, normalmente la veo los domingos por la tarde, me ayuda a hacer los deberes. Tiene un novio muy apuesto, pero están muy enamorados y no hay quien les separe. Ella se llama Sandra.
-Mejor. -susurró Andrei para mismo.
-Y tú... ¿Has salido con alguien alguna vez? -le preguntó Irene, deseosa de saber la respuesta.
-Más o menos.
Él no quería responder. No le agradaba hablar de ello, y mucho menos con ella. No quería que con eso ella pensara que era un fracasado, o si contándole detalles ella iba a sentirse amenazada.
-¿Más o menos? ¿Sí o no?
-Sí, salí con una chica en Rusia. -respondió incómodo.
-¿La has besado alguna vez?-él asintió nervioso:- ¡Oh! ¿Y cómo es? Debe ser maravilloso. ¿Y la has besado bajo la lluvia?
-Sí, la besé bajo la lluvia. Allí llueve mucho. Y está bien, supongo.
-Ah, ya.-dijo ella, un poco enfadada porque él estaba siendo un tanto borde.
-Y tú, ¿has besado alguna vez a alguien?
-No... Nunca he tenido pretendientes. Tengo una vida amorosa muy penosa. En 1º, el chico que me gustaba era homosexual; en 2º, el que me gustaba me dio plantón en a fiesta de fin de curso; y el año pasado, pensaba que tenía algo con un chico pero se fue a vivir a Londres. Por no hablar de dos personas a quienes no quiero nombrar. Así que, resumiendo, no he tenido nunca novio ni algo por el estilo.
-Pues hay que decir que son bastante estúpidos. No saben lo que se pierden. No tienen ojos en la cara.-dijo indignado pero a la vez triunfante.
-Oh, Andrei... No hace falta que digas eso. Ya sé que no voy a salir con nadie. Yo no gusto a los chicos.-comentó ella deprimida.
-Eso no es verdad.-soltó Andrei cogiéndole la barbilla con cuidado haciendo que se miraran a los ojos.-Eres preciosa, y si no has salido con nadie es porque no se lo merecían, porque te mereces alguien mejor que todos los energúmenos que hay por aquí.
Ella estaba sorprendida, realmente sorprendida. Nadie le había dicho eso nunca. Andrei se acercó más a su rostro. Estaba nerviosa. Él apartó el paraguas. Sus labios estaban a punto de tocarse cuando:
-¡Marcel! ¡Quita esa mano de ahí!-Andrei e Irene se separaron rápidamente, asustados. Vieron a Chantal y Marcel muy juntitos en un balcón.
-Esa es la casa de Tal.
-¿Se están besando?
-Sí.-estuvieron mirándolos con los ojos abiertos hasta que entraron en la casa.
-Esos dos esconden algo. Andrei el detective lo va a descubrir.
-Yo te ayudo. Me encantan los cotilleos.
-Sí, eso es muy interesante... Por cierto, ¿dónde se han metido Anny y su amado?
-Creo que se los ha llevado la lluvia.-respondió ella y rieron.
Andrei la acompañó hasta su casa. Se despidieron con un cálido y cariñoso abrazo y él volvió a su casa emocionadísimo. No se podía creer lo que había pasado. Bendijo la lluvia y se bendijo a sí mismo por haberse atrevido a dar semejante paso. ¿Qué pensaría ella de eso?