NARRA THOMAS
—¿Listos para seguir con el recorrido?—Alby presionó mi hombro, dándome un pequeño susto.
—Deja de asustarnos así, shank. No es divertido.—____ lo miró molesta.
—Tienes mucho valor para decirme shank a mi, novata.—
—... SHANK.—Alby soltó una carcajada.
—Mira, solo porque me caes bien te lo voy a dejar pasar. Siéntete afortunada, eres la segunda que puede salvarse de un puño en la cara por insultarme.—
¿Quién será la otra persona?
—En fin, síganme... terminemos con el recorrido.—el moreno caminó hacia la puerta.
____ y yo lo seguimos en silencio.
°•°
La primer parada fue el ascensor en el que llegamos.
—Esta es la caja. Una vez al mes llegan novatos como ustedes, sin falta. Además, una vez por semana también nos llegan suministros de todo tipo: ropa, comida, herramientas... no necesitamos mucho, prácticamente nos abastecemos nosotros mismos.—
—¿No intentaron volver en la caja?–pregunté con un alto grado de curiosidad.
—... no hay preguntas hasta el final del recorrido, novato... Pero no... eso no funcionó. Ya lo intentamos y la miertera caja no se movió hasta que salimos de ella.—dijo seriamente el moreno. Bajé la mirada arrepintiéndome de haber hablado—. Si no hay más interrupciones... El Área está dividida en cuatro sectores: jardines, matadero, finca y lápidas.—
Alby siguió explicando cada lugar del Área pero yo sentía que iba a explotar. Tenía muchas preguntas para hacerle.
En cambio ____ se encontraba a mi lado concentrada en cada palabra que Alby decía. En cierto punto volteó hacia mi y al notar que la estaba mirando me dedicó una sonrisa. Volví la vista rápidamente al frente.
—¿eso es todo?—preguntó la chica mientras rompía en pedacitos un pasto.
—De hecho no, dejé lo más interesante para el final. Síganme.—
Caminamos hasta uno de los muros, donde se podían observar palabras talladas en el concreto. Eran nombres.
—Lo llamamos el muro de los nombres, valga la redundancia... Aquí todos escribimos nuestros nombres apenas llegamos al Área. Les daré un momento para que tallen los suyos ¿ok?—
____ y yo asentimos.
Alby nos entregó un cuchillo a cada uno y se retiró.
—Hey, Tommy. Hagamos una apuesta.—
Tommy...
Ese apodo me causó un cosquilleo en el cuerpo.
—¿qué... tipo de apuesta?—
—Tenemos que tallar nuestros nombres y luego correremos hasta el muro sur. El primero que llegue ganará el postre del otro.—rió emocionada—. Te recomiendo que corras, porque el postre de hoy son 2 manzanas ¿Listo?—asentí—. Bien, a la cuenta de tres...—