Mi adorado tormento- (Termin...

By AngyGrullon

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Melisa es como un grano en el culo: odiosa, malvada y capaz de todo por lo que quiere. Es chantajista y le... More

capitulo 1
capitulo 2
capitulo 3
capitulo 4
capitulo 5
capitulo 6
capitulo 7
capitulo 9
capítulo 10
capítulo 11
capitulo 12
capitulo 13
capitulo 14
capitulo 15
capitulo 16
capitulo 17
capitulo 18
epílogo

capitulo 8

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By AngyGrullon

Antony llevó a Melissa a su casa, y se despidieron con normalidad, quedaron de mantenerse en comunicación. Trás Melissa entrar a su casa, su gran sonrisa se esfumó, Samantha se encontraba en la sala junto a su madre.

—Al fin llegó mi querida hermana — murmuró Samantha con una sonrisa fingida.

—Eh, estaré en mi habitación —dijo ignorando la presencia de samantha.

—¡Hija, no seas descortés! —exclamó su madre,  aún asi Meli subió a su cuarto, se Quito toda su ropa mojada y se entró a la ducha.

Salió del baño, pensaba en que planes tendría para el fin de semana, se puso un short azul y un polo negro.  Ni tenía mucho por hacer, así que tomó su diario decidida a crear nuevos deseos o mejor dicho: nuevos objetivos.

-molestar a James cuando esté junto a otra chica. 

-besar a Antony frente a James. 

-hacer que James me bese sin tener que provocarlo. 

Al terminar de colocar todos sus objetivos y deseos, sintió que la puerta se abría, miró hacias atrás y era Carmen, su sirvienta quién entraba.

—Carmen, te he dicho que toque la puerta antes de entrar, a ver ¿que quieres?  —preguntó y Carmen bajó la mirada, es una señora regordeta y de baja estatura, y una cuantas canas cubren sus corto cabello. Además de ser de nacionalidad mexicana.

—Disculpeme señorita, es que su madre solicita su presencia en la sala, es que usted tiene visita —respondió y se marchó, Melissa no esperaba visita, y pensó que quizás eran familiares, o sus amigos quienes la buscaban.

Se puso sus sandalias y bajó hacía la sala,  allí vió a  un hombre de espalda pero no prestó atención. 

—¿Quién me busca? —preguntó en voz alta.

—Oh Meli, tu profesor has venido — dijo María y a Meli se le  paralizó el corazón por un segundo al mirar a   James quién  se levantó del sofá y se volteó a ella con una sonrisa, mientras que Samantha lo observaba desde arriba hasta abajo sin descaro alguno. 

—¿Qué hace aquí profesor Parker? — preguntó con seriedad.

Odiaba su visita,  no quería que fuese tan imprudente.  ¿Qué hacía ahí?  ¿Por qué había ido?  Y...  ¿Por qué carajo Samantha lo mira con deseo? 

—No seas maleducada, te he dicho varias veces. Primero se saluda, te he enseñado los buenos modales desde que naciste y no cambias. El profesor me estuvo diciendo de lo que hiciste hoy en clases —exclamó su madre, Melissa abrió puso sus ojos más grande de la cuenta,  no podia creer que James le hubiese dicho todo lo que hizo a su madre, se enojó y se acercó hasta él dispuesta a enfrentarlo. 

—A ver, ¿que le dijiste a mi madre?

James sonrió por causar esa impresión de terror en la adorable cara de su estudiante. 

—Como siempre Melissa, tan adorable, yo sólo vine a decirle a tu madre que  hoy te has destacado, con decir que te has ganado una A, te expresaste muy bien en las clases, y vine a solicitar el permiso para poder seguir instruyendote en el ámbito de historia. —James mintió, de hecho estaba ahí para confirmar que Melissa había llegado a casa ya que ella no le contestaba las llamadas. 

—Oh sí, que bien, muchas gracias — respondió desanimada. 

—Me alegra tanto de que Melissa se destaque, su padre estará muy feliz, y no se preocupe, en siendo que sea para que ella aprenda más,  usted tiene mi permiso de instruirla — murmuró María con una  gran sonrisa, hacía tanto que no recibía una buena reseña de su pequeña.

  Mientras que  Samantha observaba a James, melissa se dió cuenta de ello y por eso quería sacarlo rápidamente de su casa. No quería que esa arpía  se lo quitara. 

—Que bueno que Melissa ya esté cambiando, porque era muy malcriada, sigue como vas o papá te mandará a un internado muy lejos —advirtió Samantha y Melissa la miró furiosa.

—Hermanita, recuerdas que tengo un video en mi celular ¿verdad? —advirtió indirectamentey ella guardó compostura, tenía miedo de que le enseñaran ese vídeo a su madre.

— ¿De que vídeo hablas, Meli? — preguntó María,  y Meli miró con una sonrisa a Sam. Ésta le hacía señas con una  mirada de que no dijera nada.

—No es nada mamá, es Melissa con sus locuras, seguro me habrá hecho un video montaje, o algo así — respondió Sam,  y James miró a Melissa frunciendo el ceño, pero luego observó a Samantha y pudo ver lo bella que es, pero el respeta a su amigo y sabe que ellos tienen una relación íntima.

—Si, un montaje, claro, bueno profesor ya es tarde, creo que debería irse, porque yo me iré a dormir —mencionó  la chiquilla  y James se levantó del sofá para irse.

—Melissa, no lo estés echando —se quejó su madre.

—Si, es cierto, debo irme, que tengan buenas noches, ya luego les hago la visita —respondió caminando hacía la salida.

—Buenas noche, gracias por todo — respondió María.

—Yo lo acompaño a la puerta —dijo Samantha, y Meli impidió sus pasos.

—No, yo lo haré, debo preguntarle algo sobre una tarea que me dejaron. 

Melissa fue detrás de su profesor fuera se su casa y   ya James estaba a punto de subirse al auto hasta que ella lo detuvo. 

—Profe —exclamó, él la miró y se acercó hasta ella.

—¿Que sucede? —preguntó.

—Que sea la ultimas vez que usted viene a mi casa, no me gustaría verlo aquí, eso  es invadir mi vida privada — se quejó ella cruzada de brazos y James estalló de risa. 

—Oh sí, ¿acasos tu no has invadido mi vida privada? tu has entrado sin permiso a mi apartamento, te he  encontrado en mi cama, luego en el sofá, después te baña en mi baño y para rematar usa mi cocina —dijo irónico. 

—Es diferente porque yo lo hago por cumplir deseos, y por que soy su amiga —respondió arqueando una ceja.

—Sin pensar que esos deseos me afectan a mi, pues bueno, ya que somos tan amigos me tomé la libertad de venir a tu casa para saber si estabas en ella, es que no me contestabas, y me preocupé por ti.

Aquellas palabras fueron suficiente para que Melissa se sintiera bien, pero sólo mostró un gesto serio, bastante neutro. 

—Yo sabía que usted había venido comprobar si yo estaba en casa, ¿qué? ¿tanto le afectó que me fuera con Antony para un río?  —cuestionó y  luego se tapó la boca, fingió que dijo eso sin haberlo pensado.

—¿Río? ¿andabas para un río con ese niñito? —preguntó enojado. No podia explicar cómo le molestaba eso. 

—Sí, pero eso a usted no debe de importarle, por cierto ¿que hará hoy? —preguntó sonriendo como si no pasara nada. 

—Eso a ti no te incumbe, y por si piensas ir a mi casa, ni se te ocurra, hoy tengo mi noche de chicos, estaré con mis amigos, y niñas como tú no son permitida, adiós —contestó enojado abriendo la puerta de su auto,  luego entró en él.

—Adiós —dijo Melissa sonriendo, ya tenía una maldad para él.

James llegó a su casa,  su amigo Antony y Michael quedaron de llegar dentro de una hora, hoy era su día de chicos, pero no era un día de chicos normales, asi como ver fútbol o contar estupideces, no, de hecho ellos lo celebran hablando de chicas, tomando whisky y contratando  strippers para que le bailen.

James  se dirigió hacía su cuarto, se quitó su ropa y se duchó, luego salió con su diminuta toalla.

Entre buscar en su armario tomó un sweater negro y un jeans, luego uno tenis adidas negro con rayitas blancas.

Se admiró  así mismo peinando su cabello y colocándose un poco de loción.  Miró su teléfono, ya sus amigos les avisaban que estaban a unos minutos de llegar. 

Salió y se preparó un whisky, se sentó tranquilamente sobre su sofá y al instante el timbre sonó y supuso que ya sus amigos habían llegado,  así qué caminó hasta la puerta.

—¡Al fin llegan, yo...! —se quedó en silencio al ver a Melissa ante él.

¿Qué carajo hacía en su casa?  ¿Es qué no se cansaba de molestar? 

—¿Que demonios haces aquí? — preguntó furioso, ella bajó la mirada y se puso a llorar, y sin él esperarlo lo abrazó.

—¡Ay profe! He discutido con mi hermana, nadie me quiere, vine aquí porque recuerdo que hicimos un pacto de amistad, usted es el único que puede ayudarme —mintió Melissa llorando sobre su pecho, porque en realidad estaba fingiendo.

—Entiendo, ven pasa, pero te vas de una vez, no quiero que mis amigo te vean —advirtió y ella pasó. 

James echó un ojo fuera del apartamento para saber si sus amigos no estaban por ahí,  y enseguida cerró la puerta. 

—¿Que sucedió ahora? —preguntó sentándose nuevamente en el sofá.

—Es que... Mi hermana me odia, ella no me quiere, me siento tan mal — respondió y se acercó a él llorando.

—Ya, tranquila, no digas eso, ella te ama, es tu familia —consoló  de la mejor forma posible.

—No lo creo, ¿Estás esperando a tus amigos verdad? —preguntó  limpiando sus falsas lágrimas.

Que muchachita más mentirosa. 

—Si, por eso debes irte, me puedes meter en graves problemas — respondió.

—No creo que yo lo meta en problemas, puedes decirles que desde hoy me esta dando clases en privado, como sea se darían cuenta más adelantes —murmuró,  él lo pensó y sabía que de todas manera sus amigos lo sabrían, aún asi no quería a Meli presente ya que unas chicas irían al apartamento.

—Como seas debes irte, hoy tengo mi noche exclusivamente para mí, ¿crees que es facil soportar casi una semana sin sexo? para mi no lo es, por eso unas chicas vendrán, así que vete, hablamos mañana. 

A ella le dolió sus palabras, sintió como si un cuchillo atravesara su corazón, pero no le dejaría el camino fácil.

—Si usted desea yo lo puedo ayudar — bromeó y el la miró molesto.

—¡Melissa,  por Dios! prometiste no provocarme, si así vamos, mejor termi...

Meli le interrumpió:

—Sólo bromeaba, usted a mi no me interesa, ya Tony lo superó. 

Ella se levantó del sofá y él lo hizo por igual, le enojaba que ella le hablara de Tony. 

—Pues si es así me alegro, ahora vete.

Ella iba en camino hacia la puerta, pero el timbre sonó, James la haló por su brazo enseguida. 

—Oh rayos, ya ellos han llegado, ¿qué haré contigo aquí? —preguntó llevando una mano hasta la cabeza.

—Pues dígale que por orden del director usted me esta dando clases, es lo mejor.

Él lo pensó y no le quedó de otra que aceptar.

—Espera.

Fue en busca de dos libros y se lo dio en manos. 

—Ahora siéntate en el sofá, espero que sepas actuar.

El timbre sonó varias veces y  Melissa sonrió fingiendo  leer el libro. Mientras que James abrió la puerta. 

—Hey amigo, te tardaste en abrir —dijo Michael saludandolo.

—¿Qué hacías, eh?- preguntó Antony y  James le hizo una  seña de ojos  y ellos miraron a Melissa.

—¿No es quién yo creo? —susurró Antony, y James asintió.

—Les presentó a mi estudiante Melissa Taylor, por orden del director le tengo que dar clases en privado para mejorar su conducta —exclamó James, ellos rieron y la miraron fijamente.  Michael la observaba de pies a cabeza,  no se le hacía fea

-Hola Melissa, soy Michael, un placer — fue hasta ella dandole la mano, Melissa lo saludó sonriendo, pero al mirar a Antony dejo de sonreír.

—Espera... yo a ti te conozco —exclamó m dejando el libro a un lado.

—Eh sí, soy Antony, y por cierto nos vimos en el apartamento de tu hermana —respondió  riendo.

—Ah, entonces eres mi cuñado — murmuró pasándole la mano.

Él la correspondió. 

—Eh no, ella y yo no somos novios. 

Melissa comprendió que Antony también pertenecía al clan de los mujeriegos, y que él no tomara a su hermana en serio, le enfureció.

—Entiendo, tienes el nombre de un chico que conozco, ¿y cuál es sus planes ésta noche? ¿beber y traer chicas? O ¿ver fútbol? —preguntó irónica.

—Melissa, sigamos las clases el lunes, nos vemos —despidió James bastante incómodo y  ella fingió estar triste  cuando  justo suena el teléfono de James.

Jessica lo llamaba.

—Anda vete, chicos iré a tomar esta llamada.

Se fue al cuarto, y duró varios minutos hablando con ella, luego escuchó un ruido de música en su sala.

—Adios, besitos —le dijo a Jessica, luego colgó.

—Estos estúpidos ya han puesto musica, si son rápidos —dijo abriendo la puerta de su cuarto, pero al salir a la sala, quedó boquiabierto,  Melissa estaba tomándose una botella entera de whisky, mientras le bailaba a sus amigos en la mesa.

—Pero que rayos... ¿Que está pasando? —pregunto bajando el volumen de la música.

—No sea aburrido profe, le... Le estoy ahorrando esos quinientos dolares que le darán a las strippers —exclamó Melissa algo tonta.

—Bueno James, ella fue la que propuso la idea, insistió y aceptamos, culpala, ella nos obligó —murmuró Michael tomando de su whisky, James sintió su enojo arder.

¿Es que Melissa nunca va a cambiar?  ¿Poe qué es qué hace todo para molestarlo y arruinarle la vida? 

—Melissa bájate de la mesa ahora mismo y dame esa botella.

Él la bajó a la fuerza y ella se reía, se había tomado la mitad de la botella a propósito para arruinarle la noche y  su cabeza ahora le daba vuelta una y otra vez.

—Ya no... No sea tan aburrido pro-fe — y se desmayó en sus brazos. 

Él la cargó y la llevó a su cama, sabía que cada vez que ella tomaba se desmayaba. Ya era una costumbre. 

—Ustedes son los culpables, ¿como se atreven a dejarla tomar así? —les gritó  a sus amigos dando vuelta en su cuarto, ellos bajaron la cabeza,  porque James tenía razón. 

—Lo siento hermano, no fue intencional, esa chica es muy insistente, tratamos por todo los medios de decirle que se fuera, pero ella puso la música y comenzó a bailar —respondió Antony, y  James sabía que melissa era la culpable, pero aún se sentía mal por todo eso.

—Déjenme solo, esperenme afuera, trataré de despertarla y convencerla de que se vaya.

Ellos asintieron y salieron fuera del cuarto,  mientras qué James se acercó a ella, la miraba detenidamente.

—¿Por qué eres tan terca?

Se levantó y fue hasta su baño, buscó un poco de alcohol y regresó a ella, le colocó el alcohol sobre su nariz con un algodón y ella reaccionó enseguida. 

—Profe, que... ¿Qué me pasó? — preguntó en voz baja.

—Tomaste demasiado, estás ebria, y te has desmayado —respondió él cansado de lidiar con ella. 

—Lo siento por... Por arruinar su fiesta, ¡auch! Me duele la cabeza —se quejó tocando su frente, y él bajó la mirada, ya no sabía que hacer con ella, pero Melissa realmente se sentía mal.

—Tengo frío —susurró arropandose con las sábanas.

James se preocupó más  y puso su mano en el cuello de ella, estaba prendida en fiebre.

—Tienes fiebre, ¡oh Dios! ¿Qué hago?  no puedo llevarte al médico ebria — chilló con desespero.

—Sea usted mi médico —le susurró con sus ojos adormilados quedando dormida nuevamente.

—Oh cielo, ¿qué hago?.

James no sabía que hacer pero estaba preocupado, estaba dispuesto a cuidarla, por eso salió dispuesto a decirle algo a  sus amigos.

—Creo que no podremos hacer nada, lo siento, ella está muy enferma, tiene mucha fiebre y dolor de cabeza, no se que hacer, no puedo llevarla al médico, no me quedará de otra que esperar a que se sane —dijo  preocupado, sus amigos estaba en el sofá y se levantaron mutuamente.

—Bueno amigo, de verdad disculpanos, es lo mejor, debe cuidarla tú, porque si la llevas en ese estado al hospital habrá más problemas y caerán sobre ti —advirtió Antony tocando el hombro de James.

—Si deseas yo la cuido por ti, tú puedes irte con Antony —bromeó Michael, y  James quería matarlo con su mirada.

—No, no soy tan tonto para dejarla en tu cuidado, tu eres muy perverso, ella es una niña —aclaró molesto. 

—Por su cuerpo y su manera de ser apostaria que es virgen —murmuró Antony.

—Si lo es o no, es su problema, nos debemos interesarnos en ella, es mi estudiante, luego les cuento todas las travesuras que me siguió haciendo a mi y a Jessica, con decirle que no me quedo de otra que aceptar ser su amigo, yo hasta miedo le tengo.

sus amigos rieron a carcajadas.

—Bueno, tranquiliza esa fiera, nos vemos, nosotros nos iremos a un club y tú te lo pierdes por ser niñero, adiós —exclamó Michael caminando hacía la puerta, James se enojó más pero no estaba dispuesto irse y dejar sola a Melissa, aunque ganas no le faltaban.

—Si burlense, andan vayan a disfrutar mientras yo me preocupo, adiós.

Les cerró la puerta y fue hasta la cocina y sirvió agua en un vaso, luego busco un calmante, se dirigió hacia el cuarto pero no vió a Melissa, tampoco vió ropas en el piso,  asi qué colocó el vaso sobre la mesita, y entró al baño,  ella estaba dentro de la bañera, tenía su ropa empapada, sus ojos cerrados y el agua recorriendo su cuerpo.

—Melissa por Dios, ¿que has hecho? — pregunto cerrando la llave, luego entró en el baño y la tomó en su regazo,  y buscando fuerzas logró sacarla caminando  despacio.

—Espere profe —dijo ella bajándose de sus brazos y  se agachó en el piso  vomitando justo en lo pies de James, él hizo un gesto de asco y se echó hacía atrás.

—Dios, me siento mal —dijo  arrastrándose hasta la ducha.

—Oh Dios melissa, no vuelvas a tomar así —le reclamó.

—Ayudeme profe, no puedo ver bien. 

Él la ayudó y la guió nuevamente a la bañera, colocandola dentro de ella.

—Meli pero estás empapada, tienes puesto tu converse y están mojados — le dijo mientras ella acomodaba su cabeza en la bañera.

—Quitemelo, necesito sentirme libre de ropa, ayudeme —le suplicó Meli pero él no sabía que hacer.

Miró su vómito y luego la miró a ella.

—Solo te quitaré tus Converse.

Tomó sus pies sacándolo a traves del agua y le quitó sus tenis, luego hizo lo mismo con el otro pie.

—Ayudeme a quitarme este polo,  abajo tengo sostén.

El miró hacía arriba y pidió paciencia, le ayudó a quitar el polo quedando Meli en sostén, pero James no tenía ningunas intenciones malas con ella, para él Melissa sería la ultima chica con quien se acostaría, y en ese justo momento solo la ve como una hermana que había que cuidar.

—Tome mi pantalón, ¿se quedará mirando como me quito el sostén? — preguntó irónica, él entendió y tomó su ropa, luego la llevó hasta la lavadora.

Regresó al cuarto y a través de la puerta la escuchaba cantar.

—¿Ya te sientes mejor? —le preguntó dudoso.

—Un poquito, ya casi saldré.

Justo en ese momento el timbre sonó, él no esperaba a nadie, pero fue hasta la puerta y observó por el pequeño agujero, y su corazón se aceleró, ahí estaba Jessica detrás de esa puerta.  Dio vuelta sin saber que hacer, y por ello fue hasta el cuarto hablar con Melissa. 

—Meli aqui está... —se quedó en silencio al ver a Melissa desnuda, su cabello empapado rozando su piel,  su delgado cuerpo pero con una cintura pequeña y llamativa.  Y su pequeño trasero qué aunque no tuviese mucho,  se le veía hermoso para su pequeño cuerpo.   Así que Meli sólo estaba de espalda  y secando su cuerpo. 

Tras escuchar a James se ocultó enseguida. 

—Por Dios,  aprenda a tocar —le gritó, él aun estaba sorprendido, su cuerpo era muy hermoso para él. 

—Lo siento, es que ahí esta jessica tocando, no salgas de este cuarto, te lo ruego, trataré de que ella se vaya rápido —respondió  con desespero.

—Y si ella desea hacer el amor aqui ¿que hará?  —preguntó molesta sentándose sobre la cama.

—No creo que eso suceda, hablamos luego, debo abrir —dijo cerrando la puerta, Melissa sintió un dolor inexplicable, estaba en casa del hombre que quiere, y estando tan cerca lo sentía tan lejos, pero aún sintiéndose enferma no se daría por vencida.

Para no preocupar a su madre le habia dicho que dormiría donde Ámbar, y eso era lo que iba hacer, pero en su mente se cruzo dormir nuevamente con James.

Buscaba entre la ropa de James, tomó una camiseta blanca y entre buscar en sus boxer anchos, pudo encontrar uno negro que al menos le quedaba bien.

Ya tenía varios minutos en espera de James y el aún no entraba, se levantó de la cama y abrió lentamente la puerta para poder vigilar, pero escuchaba el sonido de sus besos, y pequeños gemidos.

—Por Dios, el lo hará con ella en el sofá, no, no puedo permitirlo, le está faltando el respeto a mi presencia, pero ya verá —dijo detenidamente mientras logró ver a James sentado en el sofá besándose con Jessica.

—Extrañaba esos labios, me gusta tanto —le susurró Jessica, James siguió besandola y ella se subió encima de él, mientras tocaba su cabellos con sus manos.

Pero la radio se encendió con un gran volumen, ellos se asustaron y dejaron de besarse.

—¿Que fue eso? —preguntó ella asustada.

—No sé, creo que estaba encendida — dijo sin aún entender que Melissa estaba detrás de eso,  y miro hacía la puerta de su cuarto,  estaba cerrada, así que  apagó la radio y sonrió.

—Tranquila amor, aquí no hay nada que temer —murmuró pero luego escucho la televisión y  miraron hacía atras, estaba encendida.

—¡Por Dios! ¿que sucede? ¿hay fantasmas en esta casa? —preguntó Jessica abrazandose así misma, estaba muy asustada, y ya a  James le parecía extraño todo eso, así que miró hacía todos lados para ver si veía a Melissa.

—Tranquila cariño, aqui no hay fantasmas, es que el control debe estar descompuesto, y pone todo automáticamente —respondió   tomando  su mano, no estaba dispuesto a seguirle los pasos a Melissa, por ello la besó y la guió al sofá dejando caer su cuerpo en el y subiendose encima de ella. 

Melissa estaba riendo pero al ver esa escena su dolor aumentó más, dejó de reír, quiso llorar pero tomó fuerzas, y  sostuvo su celular para hacer su siguiente broma.

—James te están llamando —le dijo Jessica, él miró su celular, vió el numero de melissa y colgó la llamada.

—¿Quien era? ¿Por que cuelgas? — preguntó dudosa. 

—Es mi amigo, él quería que saliéramos a pasear pero no quiero, solo deseo estar contigo —mintió besandola, y nuevamente el celular suena.

—Anda, coge la llamada, amor.

James respiró profundo y la cogió.

—Antony ¿que quieres? ¿No ves que es estado ocupado? 

James aún sabia que era Melissa quien llamaba pero debía fingir ante Jessica.

—Profe, sien... Siento que muero, ayúdame, lo necesito —fingió dolor   en voz baja, él se asustó y Melissa colgó.

—Yo iré ahora mismo, no sabía que el problema era tan grave, hablamos ahora.

«¿Que hago? Melissa está muy enferma, y justo aquí está jessica, debo tener una buena excusa» pensó rápidamente.

—¿Que sucede amor? —preguntó ella con el ceño fruncido.

—Ay preciosa, creo que es mejor vernos mañana, mi amigo me necesita con urgencia, el tiene un problema ahora y debo ayudarlo, espero que me entiendas.

James la miró preocupado y bajó su mirada.

—Entiendo amor, no hay problemas, nos vemos mañana si deseas, de paso podemos cenar y ver una pelicula.

El sonrió y la besó, luego ella se dirigió hacia la puerta.

—¿Tu no vas a salir para donde tu amigo ahora? —pregunto dudosa ya que la intención de James parecía de quedarse en casa. 

—Oh si, es que debo buscar unos papeles que el necesita, bueno preciosa no vemos, cuidate.

Se despidieron con otro beso y cerró la puerta. Al entrar al cuarto todo estaba apagado, encendió la luz y la vió dormida, se acercó hasta ella y colocó sus manos en su cuello, pero ya la fiebre había bajado un poco más.

—Ay Melissa, ¿qué es lo que tienes?  ¿por que eres tan loca? —preguntó en voz baja, ella abrió sus ojos y sonrió.

—No soy loca, usted es quien se esta volviendo loco  —le susurró.

—Por que tu me estás volviendo loco, ¿quien no estaría loco con tus travesuras? —preguntó, y ella rió levemente.

—Me siento mal, usted debería prepararme una sopa —musitó,  y James la miró molesto, sabía que ella se aprovecharía de la situación.

—Ni creas que me pondrás como tu sirviente, creo que estás fingiendo —le dijo, ella bajó su cabeza, y se levantó de la cama.

—Entiendo, perdón por ser una molestia, me iré para que pueda seguir su fiesta —respondió caminando hasta la puerta, James la tomó por su mano impidiendo que se fuera.  No podía dejarla ir así. 

—No irás para ningún lado, no dejaré que te vayas en esa condición, anda, duérmete, yo te prepararé un caldo de pollo.

Melissa asintió y se acostó en la cama.
...

James tranquilamente fue hasta la cocina,  y para no alargar más el tiempo tomó una sopa de pollo instantánea. Puso el agua a calentar y luego disolvió la sopa en ella.

—Mira, aquí esta tu sopa —murmuró con su bandeja en mano, Melissa abrió sus ojos y sonrió al verlo.

—Gracias profe, usted es el mejor de todos.

—Bueno, cena tranquila, yo debo ponerme mi pijama, hablamos en un momento.

Ella asintió y el tomó su pijama en mano entrando directamente al baño. Melissa al terminar de su sopa fue a llevar la bandeja a la cocina y al regresar miro detenidamente a James, el tenía su pijama azul, pero no tenia puesto ninguna camisa,  haciendo notar su saludable cuerpo.

—Si desea, no se ponga camiseta, asi está perfecto —elogió Meli acercándose a él.

James sonrió, y negó con su cabeza.

—Es que después me viola —bromeó y se echaron a reir.

—Ya quisiera usted —respondió  mientras se acostaba en la cama.

—No yo no deseo nada de eso, recuerdalo hermanita.

Ella sonrió fingidamente y quedó pensativa hasta que su celular sonó y lo tomó dudando un poco. 

—Hola ¿quien es? —pregunto sin ver la pantalla del telefono.

—Tu verdadero amor —respondió.

—¿Mi verdadero amor? oh esa voz la conozco, ¿como estás Tony?

James la miró con seriedad al escuchar ese nombre, se acostó cerca de ella y cruzó sus brazos.

—Estoy bien amor, ¿donde estás?

Melissa miró a James y sonrió. —En mi casa, es que he estado muy cansada.

—Bueno, pues te dejaré dormir princesa, mañana quiero que salgamos, ¿vale?

—Está bien Tony, mañana nos vemos — dijo y sin esperar colgó.

—¿Entonces te verás con el niñito malcriado? —preguntó molesto.

—¿Algun problema?, a usted todo le molesta, no será que está celoso, yo lo entiendo, es que Tony es grandioso, no dudaria en perder mi virginidad con él

James la miró enojado y la tomó por el brazo.

—¿Estás loca? ¿no piensas bien? ¿Como crees entregar algo tan apreciado a un niño inmaduro? — preguntó y  Meli sonrió  bajando la mirada...

—Ya le dije, me enseña usted o lo hace Tony —respondió, James negaba con su cabeza.

—No, eso para mi es una responsabilidad muy grande, quizás si hubiese tenido un mínimo de 23 años, tal vez así te hago caso —respondió dándole la espalda, Melissa quitó su sonrisa, pero seguiría su juego.

Encontró una película porno y subió el volumen, una chica gemir sin parar mientras él chico la embiste, James se giró a ella molesto.

—Apaga eso, no verás esas cosas, si deseas saber algo preguntamelo pero apagalo, no puedes aprender nada de eso, te conozco.

Ella se echó a reir ante las palabras de James, obviamente ella no era inexperta, ya había visto varias veces películas como esas, pero no la había puesto en practica.

—No lo apagaré, de la forma que quiero que me ilustre usted, no lo acepta —respondió sonriendo.

—¡Dámelo!

James se levantó e intentó quitarle el control, pero ella se echó hacía atrás cayendo acostada en la cama y el cayó encima de su cuerpo, se miraron a los ojos, ella respiraba agitada, y el nuevamente tuvo el deseo de besarla, miró esos labios provocadores que sin dudas esos labios lo llevaban al pecado, pero le gustaba, por ello la besó, y  ella apagó la tv  soltando el control.

Lo tomó por su nuca y separó sus piernas lentamentes para luego rodear la espalda espalda de James.  Sus manos fueron acariciando su espalda, ella lo deseaba como nunca. Los labios de Melissa era una tentación super grande para James, esos labios eran únicos y se alejaron por falta de aire.

—Siga basándome —le pidió ella y él la miró detenidamente, estaba naciendo una atracción hacía ella, pero lo ignoraba.

—No puedo seguir Meli — le dijo alejándose de ella.

—¿Por qué? —preguntó sorprendida.

—Por qué tu eres virgen, yo no puedo hacerte el amor sabiendo que eres virgen —respondió llevando una mano hasta su frente.

—¿Cúal es el problema? —indagó dudosa.

—Es mucho el problema, uno, tu debes tener tu primera vez con alguien que tu ame y te ame, dos, tu virginidad debe ser algo valioso para ti, y tres, yo no soy el hombre indicado para ti —respondió mientras contaba con sus dedos.

-Entiendo, ¿el problema es que sea virgen?, si yo no lo fuera ¿me harías el amor? —preguntó mirándolo fijamente, el no podía negar que el deseo sexual le estaba ganando, y si ella no lo fuera quizás hubiese una pequeña probabilidad.

—No sé melissa, eres una niña para mi, debe entender que no podemos jamas vernos con otros ojos, prometimos ser amigos —respondió negando con su cabeza.

—Entiendo profe, entonces responda mis dudas, o veré película porno.

James respiró profundo no podía con ella, pero asintió.

—Anda pregunta.

Se acostó en la cama y ella hizo lo mismo.

—¿Perder la virginidad duele? — preguntó pero obviamente ella sabía la respuesta solo quería molestarlo.

—Eh, pues me han dicho que sí, que a la mujeres le duelen pero también depende de si están tensa o no.

—¿Usted no ha estado con una mujer virgen?

James carraspeó su garganta. 

—Pues no, de hecho eso tipos de cosas la he evitado, siempre me han gustado las mujeres maduras, que tengan experiencias, no me gusta estar enseñando en el sexo, prefiero que sea al contrario —respondió y Melissa sonrió, ya había descubierto algo importante de él.

—¿Que le hace pensar a usted que yo soy inexperta? Aún no me ha probado para que piense así.

Melissa se levantó de la cama y fue hasta él, lo miró fijamente. 

—Lo eres, lo sé, no debo probarte para saberlo.

Ella olvidó su tonta promesa de no provocarlo y se subió lentamente encima de él, James la miraba, estaba muy hermosa con la naturalidad de su belleza, y  ella lo miraba con lentitud porque estaba controlando todo.  Así que se acercó a su oído. 

—¿Está seguro?, yo podría demostrarle que a pesar de ser virgen puedo saber mas que una mujer de 30 años  —susurró suavemente, y el deseo recorrió el cuerpo de James en cuestión de segundos.  Pero negaba con su cabeza, no quería tener relaciones con Melissa porque no la amaba, y no deseaba que ella perdiera algo tan sagrado sin haber amor de por medio.

—No deseo esto melissa.

Pero ella sin esperar más, lo besó con sutileza, pegada a su cuerpo y  James con sus besos perdía fuerzas. Esos labios carnosos lo dominaban,  y dejandose llevar de la pasión, rodeó sus grandes brazos por la espalda baja de Melissa.  Metiendo sus manos por dentro de su camisa. 
Ella saboreó su mejilla y labios,  y se frotó lentamente sobre su pantalón buscando una posible erección que le diga cuanto la desea y  le dió una leve mordida sobre su labio inferior pero luego detuvo sus besos mirándolo a los ojos.

—Usted me desea, lo sé, pero me doy cuenta de que tiene la razón, no debo perder mi virginidad con un hombre que no me ama, no puedo fallar a mi deseo, en él está escrito tener mi primera vez con el hombre que amo y que me ama, pero usted nunca sentiría eso y lo comprendo —le dijo acostándose del otro lado y James la miró confuso, él no podría entender lo que ocurría, su corazón pedía quererla, pero su mente se nagaba, y como siempre le haría caso a su mente.

—Lo siento de verdad, pero es la verdad, no te amo y creo que no te amaré, y se que tu menos sientes eso, lo tuyo son puros juegos ¿o me equivoco?

Melissa le dió la espalda y dejó caer unas lagrimas que salieron sin avisar, lentamente la limpiaba,  porque si,  le dolía como no tenía idea,  le dolía haberse enamorado a primera vista y sentirse tan miserable. 

—Así es, yo no tengo corazón, yo no se amar —respondió en voz baja, James frunció el ceño, escucharla hablar así lo desconcertaba.

—Mejor deberíamos dormir, que tengas buenas noches.

James tomó la otra sabana para no arroparse con la de ella,  y Melissa se giró a el y lo miró a los ojos.

—Aunque sea ¿podrías abrazarme? tengo mucho frío, por favor — le suplicó, James suspiró profundo, luego la miró a los ojos, sabía que ella insistiría.

—Pero solo hasta que te duermas, luego de que lo hagas duermo apartado de ti, te conozco —respondió arropandose junto a ella, Melissa sonrió y le dio la espalda, él tenía miedo de abrazarla pero ella tomó su mano y la puso en su vientre.

—¿Satisfecha?

—Si, pero antes de dormir, una pregunta para usted. 

—¿Cual?

—Si yo muriera mañana ¿que me dirías hoy? —preguntó en voz baja, el quedó extrañado ante esa pregunta, pero sonrió levemente.

—Te diría que por favor luche, que no te vayas, que primero debes tener un titulos universitario, una familia, un esposo que ames y los hijos que tengan, claro si estás en tus manos luchar —respondió, Melissa se sonrojó y sus ojos se aguaron.

—¿Y si no esta en mis manos luchar? — pregunto nuevamente.

—Pues te diría que gracias por haberme dado la oportunidad de conocer a alguien tan terca, traviesa, a alguien que vive su vida diferente a todos —respondió, Melissa se entristeció porque no esperaba esa respuesta, aun ella esperaba que él le hablara de amor, y comprendió que la lucha por su amor seria difícil.

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